La metamorfosis

*Al despertar Goyo Samsánez una mañana, tras un sueño intranquilo, se encontró en su cama convertido en un monstruoso insecto.* —¡Ñiiiii….Ñiiiiiii…ÑÍ! —Paquito, ve a ver qué quiere tu padre. —Jooooo, mamá pero si estoy siendo aleccionado por un youtuber para matar a todos los adultos y que los menores de 14 años conquistemos el mundo. […]

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El flow

Me gusta salir a correr por el campo al atardecer. La luz tamizada le da a todo un aire impresionista. El aire frío me espolea y el silencio, roto tan solo por la cadencia de mis pisadas y el compás de mi respiración, compone la música perfecta que me acompaña. Cuando llevas un rato corriendo […]

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Recuperando aún de la vorágine del día del padre

Portada #YoSoyDeRecuperando aún de la vorágine del día del padre andamos Hola! Por aquí andamos aún recuperando el resuello tras el pasado #19M, ya sabes: #diadelpadre, #padreigualitario,… Aunque ya te lo hemos ido contando durante los últimos días desde el muro de papás blogueros en facebook queríamos hacer un poco de memoria y recuperar las aparicionesLeer más sobre Recuperando aún de la vorágine del día del padre[…]

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Viernes dando la nota #194: Mejor espero…

Cortito y al pie. A veces el chip cambia de un día para otro. Esto no quiere decir que vaya a mejor, o que se arruine todo en un momento. Siempre hay muchas posiciones intermedias, retrocesos, intentos fallidos y hasta cabezonería por apagar, encender y reiniciar. Pero hasta la monotonía y el hastío termina por morderte los tobillos, y más arriba. Esta semana me han dicho de todo, y me han

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Viernes dando la nota #194: Mejor espero…

Cortito y al pie. A veces el chip cambia de un día para otro. Esto no quiere decir que vaya a mejor, o que se arruine todo en un momento. Siempre hay muchas posiciones intermedias, retrocesos, intentos fallidos y hasta cabezonería por apagar, encender y reiniciar. Pero hasta la monotonía y el hastío termina por morderte los tobillos, y más arriba. Esta semana me han dicho de todo, y me han llamado casi de todo. Pero ni siquiera eso importa, y tampoco tengo tiempo para eso. Es como esa lona que restalla con el viento. Ruido. Cuando una de tus vendas en la cara es el estrés, al final es el goteo que ya ni recuerdas cuándo comenzó lo que acaba por empaparte. Para lo bueno y para lo malo.

Nunca conocí a un hombre sabio. Y si lo hice, era una mujer. Una cosa es tener buena actitud, y otra bien distinta –y al alcance de tan poca gente– tener talento. Y a veces a mí me faltan de las dos. Demasiadas veces. Cuesta darse cuenta de que lo único que puedes intentar cambiar es tu disposición. Porque lo que te haya tocado de capacidad o aptitudes es como el helado derretido chorreando por el barquillo. Y solo te queda esperar a que no se te note demasiado. Y aprender de la mujer sabia. A seguir esperando.

A cambiar el paso. Sigo teniendo ganas, necesidad, de subirme a un avión, y de hoteles. Pero eso tendrá que esperar. No es tan raro, ¿verdad? La semana que viene, más. Sed libres.

¡Feliz #VDLN! ¡Y que la Fuerza os acompañe!
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Boadilla del Monte ya cuenta con su centro para niños con Altas Capacidades

El alumnado que presenta altas capacidades intelectuales es considerado por Ley Orgánica 2/2006 como alumnado con necesidad específica de apoyo educativo. Según especifica el propio Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, “La atención integral a este alumnado se iniciará desde el mismo momento en que dicha necesidad sea identificada y se regirá por los principios […]

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Parques para gente mayor

Vive Dios que hoy he visto a una señora de unos 70 años largos utilizar una de estas máquinas. No era un niño, ni un gamberro, ni un adolescente desfaenado… ¡Una anciana! ¡El público al que van dirigidas!¿Podéis creerlo? Las máquinas tampoco.

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Lucarius: Breath of the Wild

Ha llegado el día. El título de “Mejor juego de la historia” ha encontrado un nuevo dueño. Tranquilos que no ha muerto nadie para ocupar el Trono de Hierro. Ha sido una transición suave que se ha ido forjando a lo largo de 19 largos años. Al final ha sido un salto de generación, una evolución natural, […]

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Pequeños lectores: “¿Qué le pasa a Uma?”, de Raquel Díaz Reguera

En ‘¿Qué le pasa a Uma?’ Raquel Díaz Reguera se acerca a un tipo de acoso escolar mucho menos visible que el que utiliza la violencia, pero igual de duro en sus consecuencias: el acoso que se vale de la exclusión para marginar al diferente, al que no se une al «todos los demás».

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LOS RÍOS DE ALBERTO

La política española se ha enfangado tanto en los últimos tiempos que es normal que las personas mínimamente sensatas, y sobre todo con un trabajo que les permita ganarse la vida decentemente, no estén por la labor de implicarse en unas dinámicas que, controladas por unas élites oligárquicas, les restan autonomía. Ello no quiere decir que no haya muchas personas honestas, inteligentes y comprometidas en la vida pública. Por supuesto que las hay, aunque me temo que con demasiada frecuencia en un segundo plano o a punto siempre de abandonar el barco. Ahora bien, las que manejan el timón, marcan estrategias y se reparten cuotas de poder suelen ser profesionales de la política para los que la disciplina y la sumisión al jerarca de turno es un mínimo precio que gustosos pagan con tal de mantenerse en el púlpito y, en muchos casos, mantener un nivel de vida y de reconocimiento que por otras vías serían impensables. Estos males se multiplican en la política local, donde la cercanía hace más fáciles las redes clientelares, las servidumbres y las tácticas sicilianas, y donde además el nivel de dedicación es tan extremo para quien se lo toma en serio que es habitual que la «vitae» acabe siendo engullida por el «curriculum».
En un escenario como este es lógico que encajen mal los seres disidentes, las mentes que se interrogan y los individuos que suelen buscar los cientos de matices que hay entre el blanco y el negro. Con este panorama, que tampoco la «nueva política» ha conseguido transformar, sino que más bien lo ha subrayado con estrategias más sibilinas, a nadie de los que lo conocemos bien nos ha cogido por sorpresa que Alberto de los Ríos haya decidido abandonar el Ayuntamiento. Además de ser un hombre que tiene un puesto de trabajo al que volver, cosa que me temo no pueden decir buena parte de sus colegas de Pleno, Alberto es un tipo que asumió hace años que la curiosidad permanente es el mejor estado del alma, que conquistó en una ciudad tan armarizada como esta su irrenunciable derecho a amar a quien le dé la gana y que siempre entendió que la política o transforma la injusta realidad o es solo una escenificación en beneficio de los privilegiados. Su voz pública, además, nunca fue guerrera ni altiva, lo cual no quiere decir que no haya tenido ni tenga convicciones hondas, pero siempre la usó recordando que la ternura, como bien nos enseñó Petra Kelly, también puede ser un arma de lucha.
Con todos estos mimbres, y otros muchos que hacen del profesor De los Ríos un soñador que un día quiso probar la efervescencia de la res publica, es evidente que Capitulares haya acabado siendo un cauce demasiado estrecho y limitado para quien alberga un caudal de utopías en su cerebro de niño grande. Ello no quiere decir, estoy seguro, que se retire a la comodidad de sus habitaciones. Lo imagino curtiéndose en otras batallas, militando en sus múltiples luchas contra la desigualdad, aprendiendo y haciendo ecofeminismo, confiando en las potencialidades del cuidado y en la savia renovadora de lo horizontal. Esta ciudad, por tanto, seguirá disfrutando de su coraje y de su ternura. Solo pierde con su marcha una política que, tan vieja como la más vieja, continúa mirándose el ombligo y desilusionando a quienes un día pensamos que cabían alternativas frente al neoliberalismo salvaje y la democracia formal. Menos mal que seguiremos encontrándonos con Alberto en «la república de las letras» mientras que recordamos lo que la sabia Adrienne Rich un día nos enseñó: «Un movimiento por el cambio vive en los sentimientos, las acciones y las palabras. Cualquier cosa que limite o mutile nuestros sentimientos dificulta más nuestra actuación, hace que nuestros actos sean reactivos, repetitivos: el pensamiento abstracto, las estrechas lealtades tribales, cualquier tipo de superioridad, la arrogancia de creernos en el centro».
LAS FRONTERAS INDECISAS, Diario Córdoba, 22 de marzo de 2017:
http://www.diariocordoba.com/noticias/opinion/rios-alberto_1133358.html
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LOS RÍOS DE ALBERTO

La política española se ha enfangado tanto en los últimos tiempos que es normal que las personas mínimamente sensatas, y sobre todo con un trabajo que les permita ganarse la vida decentemente, no estén por la labor de implicarse en unas dinámicas que, controladas por unas élites oligárquicas, les restan autonomía. Ello no quiere decir que no haya muchas personas honestas, inteligentes y comprometidas en la vida pública. Por supuesto que las hay, aunque me temo que con demasiada frecuencia en un segundo plano o a punto siempre de abandonar el barco. Ahora bien, las que manejan el timón, marcan estrategias y se reparten cuotas de poder suelen ser profesionales de la política para los que la disciplina y la sumisión al jerarca de turno es un mínimo precio que gustosos pagan con tal de mantenerse en el púlpito y, en muchos casos, mantener un nivel de vida y de reconocimiento que por otras vías serían impensables. Estos males se multiplican en la política local, donde la cercanía hace más fáciles las redes clientelares, las servidumbres y las tácticas sicilianas, y donde además el nivel de dedicación es tan extremo para quien se lo toma en serio que es habitual que la «vitae» acabe siendo engullida por el «curriculum».
En un escenario como este es lógico que encajen mal los seres disidentes, las mentes que se interrogan y los individuos que suelen buscar los cientos de matices que hay entre el blanco y el negro. Con este panorama, que tampoco la «nueva política» ha conseguido transformar, sino que más bien lo ha subrayado con estrategias más sibilinas, a nadie de los que lo conocemos bien nos ha cogido por sorpresa que Alberto de los Ríos haya decidido abandonar el Ayuntamiento. Además de ser un hombre que tiene un puesto de trabajo al que volver, cosa que me temo no pueden decir buena parte de sus colegas de Pleno, Alberto es un tipo que asumió hace años que la curiosidad permanente es el mejor estado del alma, que conquistó en una ciudad tan armarizada como esta su irrenunciable derecho a amar a quien le dé la gana y que siempre entendió que la política o transforma la injusta realidad o es solo una escenificación en beneficio de los privilegiados. Su voz pública, además, nunca fue guerrera ni altiva, lo cual no quiere decir que no haya tenido ni tenga convicciones hondas, pero siempre la usó recordando que la ternura, como bien nos enseñó Petra Kelly, también puede ser un arma de lucha.
Con todos estos mimbres, y otros muchos que hacen del profesor De los Ríos un soñador que un día quiso probar la efervescencia de la res publica, es evidente que Capitulares haya acabado siendo un cauce demasiado estrecho y limitado para quien alberga un caudal de utopías en su cerebro de niño grande. Ello no quiere decir, estoy seguro, que se retire a la comodidad de sus habitaciones. Lo imagino curtiéndose en otras batallas, militando en sus múltiples luchas contra la desigualdad, aprendiendo y haciendo ecofeminismo, confiando en las potencialidades del cuidado y en la savia renovadora de lo horizontal. Esta ciudad, por tanto, seguirá disfrutando de su coraje y de su ternura. Solo pierde con su marcha una política que, tan vieja como la más vieja, continúa mirándose el ombligo y desilusionando a quienes un día pensamos que cabían alternativas frente al neoliberalismo salvaje y la democracia formal. Menos mal que seguiremos encontrándonos con Alberto en «la república de las letras» mientras que recordamos lo que la sabia Adrienne Rich un día nos enseñó: «Un movimiento por el cambio vive en los sentimientos, las acciones y las palabras. Cualquier cosa que limite o mutile nuestros sentimientos dificulta más nuestra actuación, hace que nuestros actos sean reactivos, repetitivos: el pensamiento abstracto, las estrechas lealtades tribales, cualquier tipo de superioridad, la arrogancia de creernos en el centro».
LAS FRONTERAS INDECISAS, Diario Córdoba, 22 de marzo de 2017:
http://www.diariocordoba.com/noticias/opinion/rios-alberto_1133358.html
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