Ocupaciones y preocupaciones de un papá primerizo
Hace ya 2 años (justo un 11 de mayo) recibí la noticia de que sería papá por primera vez, y la verdad es que a la par de la emoción y la inmensa felicidad vinieron también algunas preocupaciones y dudas sobre la forma en como enfrentaríamos mi leona y yo esta hermosa etapa, y advertí que de ese momento en adelante este tipo de ideas no dejarían de rondar mi melenuda cabeza, y no me equivoqué. Hoy día nuestro leoncito ya tiene 1 año y 4 meses y aun cuando he aprendido y domino varias cosas respecto al cuidado de él, no he dejado de ser un papá primerizo y como es de esperarse al estar en constante crecimiento y evolución siempre hay nuevos retos, nuevas dudas y nuevas ocupaciones y preocupaciones, a continuación les comparto algunas. (quizá aplican también para aquellos que no son primerizos)
Ocupaciones y preocupaciones de un papá primerizo
Hace ya 2 años (justo un 11 de mayo) recibí la noticia de que sería papá por primera vez, y la verdad es que a la par de la emoción y la inmensa felicidad vinieron también algunas preocupaciones y dudas sobre la forma en como enfrentaríamos mi leona y yo esta hermosa etapa, y advertí que de ese momento en adelante este tipo de ideas no dejarían de rondar mi melenuda cabeza, y no me equivoqué. Hoy día nuestro leoncito ya tiene 1 año y 4 meses y aun cuando he aprendido y domino varias cosas respecto al cuidado de él, no he dejado de ser un papá primerizo y como es de esperarse al estar en constante crecimiento y evolución siempre hay nuevos retos, nuevas dudas y nuevas ocupaciones y preocupaciones, a continuación les comparto algunas. (quizá aplican también para aquellos que no son primerizos)
Nuestro bebé aún no camina, ¡y no nos urge que lo haga!
Hace algunas semanas, mi leona me platicó algo que le ocurrió mientras jugaba con nuestro cachorrito: un conocido de ella el cual tiene un hijo de la misma edad que el nuestro, (1 año y 3 meses) le había preguntado si aún no caminaba y como Jackie le contestara que no, éste no tardó en presumir de algún modo que el suyo ya lo hacía, y bueno, en aquella ocasión el asunto no pasó de ahí hasta hace unos días cuando al encontrarlo nuevamente (y sin más saludo) lo primero que hizo fue insistir y lanzar nuevamente la pregunta…“¿Todavía no camina?”.
Nuestro bebé aún no camina, ¡y no nos urge que lo haga!
Hace algunas semanas, mi leona me platicó algo que le ocurrió mientras jugaba con nuestro cachorrito: un conocido de ella el cual tiene un hijo de la misma edad que el nuestro, (1 año y 3 meses) le había preguntado si aún no caminaba y como Jackie le contestara que no, éste no tardó en presumir de algún modo que el suyo ya lo hacía, y bueno, en aquella ocasión el asunto no pasó de ahí hasta hace unos días cuando al encontrarlo nuevamente (y sin más saludo) lo primero que hizo fue insistir y lanzar nuevamente la pregunta…“¿Todavía no camina?”.
Privacidad antes, durante y después del parto
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Un año más de sonrisas
Parece mentira, pero ha pasado ya un año (venga, comencemos con un topicazo), tres desde que llegaste a nuestras vidas y creo que no ha pasado un solo día sin que hayamos visto una de tus sonrisas, te hayamos oído reír y hayamos podido comprobar lo difícil que es ponerse serio cuando comienzas a poner esas caras de gato de Srek. Incluso es difícil aguantar la pose de adulto serio y responsable cuando pones esa pose de mafioso o pandillero del Bronx (ya veremos si no nos pasa esto factura en unos años).
Sigues siendo el mismo niño mimoso que a los diez minutos sabe ya cómo hacerte caer, para ti un NO sólo es un «repítelo de nuevo» y la relación con tu hermano ha llegado a tal punto de no saber estar el uno sin el otro, pero en tu caso es que te has vuelto un clon de él, en pequeño eso si. Si tu hermano no come, tu tampoco, si tu hermano no sale tu no sales, si tu hermano dibuja tu pides las pinturas. Llevas desde el día que te lo dijimos, saltando de alegría porque el año que viene irás al mismo cole que tu hermano, hasta tal punto llega tu copy&paste que para hacer que hagas algo basta con conseguir que lo haga tu hermano (y espero que para cuando tengas capacidad para leer y entender esto hayas desarrollado una voluntad propia. Con cariño, papá).
Prueba de a donde llevamos lo de hacer lo que hace nuestro hermano |
Llegabas el segundo y con un hermano que había destacado en casi todo lo que era posible destacar, aún así te lo tomaste con calma y dejaste que siguiera siendo él el de las demostraciones, tu observabas y callabas. Así comenzaste a correr directamente y a hablar con frases completas; para ti los puntos intermedios son meras anécdotas y prefieres las sorpresas, así nos has dejado maravillados con tu capacidad de memorizarlo todo y a mí especialmente, con tu oído para la música (definitivamente ese gen no es mío).
Sigues siendo el que busca siempre compañía, el que a pesar de haberse quemado ya varias veces sigue corriendo a por su taburete cada vez que me ve en la cocina, el que sigue creyéndose que todo es suyo, el que es un pequeño saquito lleno de cosquillas, el que me sigue despertando de madrugada para que le acompañe al baño y luego le lleve en brazos de vuelta a la cama, el que sigue comiendo con las manos y limpiándose al pijama (aunque tenga delante una servilleta del tamaño de una manta), el fan número uno de Luz Casal, el niño de las mil voces y los 10000 cabreos, el niño de «mamá, ni contigo ni sin ti», el que prefiere una ensalada a una hamburguesa, el que se ríe a carcajada limpia de lo que sea, el que siempre está feliz.
PequeñoJ, alias «el sonrisas», espero seguir estando aquí día a día para ver esa sonrisa en tu cara. Te queremos con locura.
Un año más de sonrisas
Parece mentira, pero ha pasado ya un año (venga, comencemos con un topicazo), tres desde que llegaste a nuestras vidas y creo que no ha pasado un solo día sin que hayamos visto una de tus sonrisas, te hayamos oído reír y hayamos podido comprobar lo difícil que es ponerse serio cuando comienzas a poner esas caras de gato de Srek. Incluso es difícil aguantar la pose de adulto serio y responsable cuando pones esa pose de mafioso o pandillero del Bronx (ya veremos si no nos pasa esto factura en unos años).
Sigues siendo el mismo niño mimoso que a los diez minutos sabe ya cómo hacerte caer, para ti un NO sólo es un «repítelo de nuevo» y la relación con tu hermano ha llegado a tal punto de no saber estar el uno sin el otro, pero en tu caso es que te has vuelto un clon de él, en pequeño eso si. Si tu hermano no come, tu tampoco, si tu hermano no sale tu no sales, si tu hermano dibuja tu pides las pinturas. Llevas desde el día que te lo dijimos, saltando de alegría porque el año que viene irás al mismo cole que tu hermano, hasta tal punto llega tu copy&paste que para hacer que hagas algo basta con conseguir que lo haga tu hermano (y espero que para cuando tengas capacidad para leer y entender esto hayas desarrollado una voluntad propia. Con cariño, papá).
Prueba de a donde llevamos lo de hacer lo que hace nuestro hermano |
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PequeñoJ, alias «el sonrisas», espero seguir estando aquí día a día para ver esa sonrisa en tu cara. Te queremos con locura.
Porque también hay cielos rojos y árboles azules
Cuando escuché sobre el concepto de homeschooling o “educación en el hogar” por primera vez, me vino a la mente Clarita (Klara Seseman) del libro Heidi de la escritora suiza Johanna Spyri y también Gohan, hijo de Goku en el animé Dragon Ball Z de Akira Toriyama.
Que cite a estos personajes de caricaturas dice mucho de cómo es que yo tenía un mal enfoque de este concepto que era nuevo para mí y sentía que era algo que únicamente familias marginadas, en áreas rurales, en comunidades religiosas cerradas como los Amish (que de hecho creo que no llevan a cabo homeschooling) o que vivían fuera de la sociedad moderna, practicaban.
No es que haga menos la educación que recibí desde la pre-primaria y el kinder o el inglés que aprendí en una institución desde que tenía alrededor de 6 años, ni el esfuerzo de mis padres por ofrecerme todo esto; sino que lo que viví después, eso fue lo que cambió mi forma de pensar.
Hace poco vi un video de una plática TED de Sir Ken Robinson, un experto en creatividad y escritor de varios best-sellers que comenzó a hablar locuras sobre cómo habíamos creado y establecido un modelo educativo y académico basado en crear personas que impulsaran la economía, incuestionable e inmutable y que estaba matando una de las cualidades más interesantes del hombre, la creatividad.
La plática “Cómo la escuela está matando la creatividad” en boca de Robinson, es una de las más exitosas y aplaudidas que ha tenido TED desde 1984, donde varios expertos comenzaron a reunirse en Monterey, California, para exponer sus ideas y sueños, avances científicos y pensamientos revolucionarios.
Al momento que había terminado de ver el vídeo, me di cuenta de que todas las ideas expuestas por éste hombre no me parecían tan nuevas, en los últimos 8 años las había vivido en carne propia, la diferencia es que nunca las había organizado de una forma en la que viera un propósito y una dirección positiva hacia donde dirigirlas.
Como próximo licenciado de la carrera de Ciencias de la Computación (espero… ), “cuento” con un enfoque e intereses “más bien” analíticos, matemáticos y tecnológicos que me hacen tender a buscar una solución a cualquier problema y no sólo eso, sino la mejor y la más rápida.
Sin embargo, en estos últimos años viví de todo y la vida me colocó en situaciones poco convencionales que fueron desde vender fruta picada y sushi recorriendo a pie la Ciudad Universitaria de la UNAM, hasta viajar a Nueva York y negociar en un idioma diferente al mío, convenios de publicidad digital y servicios B2B con compañías como Reuters, Bloomberg, BNP Paribas, la división MBA de Harvard Business School y los casinos y hoteles de MGM.
Mi vida tomó un rumbo totalmente diferente al que un computólogo regular normalmente seguiría y por medio de esto y otras disciplinas, oficios y experiencias como la carpintería, la fotografía, el diseño, las ventas y llamadas telefónicas conocidas como cold-calls, la administración de anuncios digitales, el periodismo y la escritura de artículos informativos, el estudio de la Biblia y el evangelismo, aprender a tocar la guitarra, aprender a conducir “a la brava”, constituir una empresa, comenzar a experimentar el ser vegano (que no soy y no lo he logrado aún por completo), hablar con todo tipo de personas y escuchar sus problemas, y hasta hacerme pasar por lo que no era de una forma casi ilícita (nótese que dije “casi” jajaja), la paternidad y la crianza con apego, un parto inducido y otro en casa ambos en el extranjero, casi convertirme en “homeless” en el extranjero; por medio de todo esto y otras cosas, me di cuenta que apenas había comenzado a vivir y a pensar, nada de eso estaba en los libros ni en lo que la escuela me había dado.
Lloré y lloré mucho, me angustié y sentí tanto estrés como el que nunca pensé que tendría, me metí en problemas de los que no fue fácil salir con tal de alcanzar metas mayores; pero me gustaba, me sentía vivo y me di cuenta que eso era lo que le daba sabor y sentido a cada despertar.
En ese momento fue cuando me percaté que podía dedicarme a cualquier cosa que me apasionara, y con eso, llegarían naturalmente el resto de las cosas sin necesidad de buscarlas con tanto afán. Me di cuenta que podía modificar cada aspecto de mi vida para mejorarla con nuevas ideas, hábitos e ideologías, todos estos no convencionales.
Mi cabeza estaba llena de posibilidades y mi corazón latía por cada una de ellas. No sabía que podía vivirse de esa manera y conectar tantas experiencias y disciplinas de una forma tan inusual y poco “ortodoxa” y obtener un resultado tan fuera de lo común y ser feliz despertando con incertidumbre respecto a lo que me esperaría cada nuevo día.
Tantas ideas que no han sido pensadas ni llevadas a cabo, tanta oportunidad de desarrollo, de crear algo que necesita ser creado urgentemente porque miles de personas que están padeciendo necesitan una solución real a su problema y en otros casos, porque la vida es bella y divertida y necesita que alguien lo experimente y demuestre de vez en vez.
Pero todo ésto ha sido oscurecido por el gobierno, hasta nosotros mismos y el sistema educativo por medio del cual nos formamos y que nos dice qué debemos aprender y quiénes serán exitosos y quiénes no dependiendo de lo que aprendamos y a lo que nos dediquemos.
Al final, hasta hace unos años ¿quién necesitaba un artista? Ellos no ganaban dinero ni eran básicos en nuestra sociedad, hasta hoy.
En un dibujo de kinder, el cielo es azul, el sol brilla en una esquina, el pasto es verde y hay un árbol con manzanas a un lado de la casa junto a la cual debo dibujar a mi familia empezando desde mi papá (el más alto), hasta el hijo más joven (y así, también el más pequeño en tamaño). Pero esto no tenía que ser así.
Esa es la caja en la que nos encerraron y a partir de la cual comenzamos a pensar. Morimos por dentro, víctimas del sistema y así, victimarios de nuestros hijos a quienes no les permitimos nada.
El astro físico Neil deGrass Tyson dijo algo que siento es muy exacto y oportuno al respecto del tema:
“Pasamos el primer año de la vida de un niño enseñándole a caminar y a hablar y el resto de su vida enseñándole que debe callarse y sentarse. Hay algo aquí que estamos haciendo mal”
Suprimimos cualquier posibilidad de que ellos se desarrollen y sean los próximos creadores de lo que este mundo necesita, diciéndoles que se paren bien, digan “hola” y den “beso” al llegar, no griten, no hagan caras, no corran, no jueguen con eso o con aquello, no se mojen, no se ensucien, no anden desnudos corriendo por toda la casa, no tiren las cosas al piso, no coman con las manos, no bostecen, no demuestren sus sentimientos (siempre deben de ser alegres y con una sonrisa, así son los niños “guapos” y “agradables”) y la lista sigue.
Recuerdo una ocasión que entré a una tienda de abarrotes y la mujer que la atendía comenzó a saludar a mi hija de 2 años mientras yo elegía qué comprar.
Mi hija estaba algo molesta no recuerdo por qué, pero puso una cara de molestia mientras se negaba a saludar de vuelta a esta mujer, quien le dijo:
“¿No me saludas? Ay, no pongas esa cara que te ves muy fea.”
Inmediatamente me hirvió la cabeza y me di vuelta y le dije:
“No le diga eso. No importa que cara ponga o que humor tenga, eso no tiene que ver con su apariencia, ella no es fea. Sólo está enojada.”
Tal vez no fue la mejor manera, pero sentí que estaba mal enfocado el problema que la mujer planteaba o la respuesta que esperaba que mi hija tuviera hacia ella. Y así nosotros, también esperamos. Y así, también los críamos.
Cuando nosotros los adultos estamos molestos, es válido poner la cara y decir cuanta cosa queremos, o dejar de hablar con las personas y cambiar nuestra forma de ser y semblante. Podemos tener deseos e ideas y no son estúpidas ni fuera de lugar. Pero para un niño, como se trata de un niño, entonces son estúpidas y fuera de lugar, caprichos solamente que deben ser suprimidos y corregidos.
Simplemente imaginen qué harían si estuvieran (como adultos) haciendo algo en su computadora y de repente llegara su mamá y los cargara por las axilas y les dijera que les va a lavar las manos porque es hora de comer o cambiar su atuendo porque van a salir a visitar a la tía “fulanita”.
Se molestarían ¿no? Pues lo mismo pasa para un niño. No es agradable estar azotando sus muñecos de peluche favoritos unos contra otros y que de repente te interrumpan y te carguen a la fuerza para cambiarte el pañal u otra cosa.
En fin, no me malinterpreten, creo en la disciplina y en los límites “sanos” que un niño y una persona deben tener pero nada de eso me persuade de que hoy, ya piense seriamente en la educación en casa o el “homeschooling” para mis hijos.
Les dejo el video de la plática esperando que sea más ilustrativa que lo que arriba escribí, agregando la recomendación de que vean una película que siento que expone muy claramente el punto: Lego The movie.
Sigue leyendo ->Individualismo y competitividad
Considero que una de las mayores lacras de nuestro tiempo es el individualismo, seguramente, la causa principal de la deshumanización y la corrupción de nuestra sociedad, de la incomunicación y del aislamiento que tenemos, aún en plena era de la información, con el mundo que nos rodea (especialmente, del que sufre y no tiene un horizonte de prosperidad) e incluso del progresivo deterioro de nuestras relaciones con la naturaleza. Y es que, como dice el refrán, «el peor ciego es el que no quiere ver». Vivimos sumidos en nuestras vanidades y expectativas, muchas de ellas materialistas y hedonistas, encerrados en nosotros/as mismos y en la permanente búsqueda de nuestras satisfacciones individuales, algo que puede ser comprensible si esta parte egoísta no sepultase por completo nuestras capacidades para ser solidarios, generosos y cooperativos.
Individualismo y competitividad
Considero que una de las mayores lacras de nuestro tiempo es el individualismo, seguramente, la causa principal de la deshumanización y la corrupción de nuestra sociedad, de la incomunicación y del aislamiento que tenemos, aún en plena era de la información, con el mundo que nos rodea (especialmente, del que sufre y no tiene un horizonte de prosperidad) e incluso del progresivo deterioro de nuestras relaciones con la naturaleza. Y es que, como dice el refrán, «el peor ciego es el que no quiere ver». Vivimos sumidos en nuestras vanidades y expectativas, muchas de ellas materialistas y hedonistas, encerrados en nosotros/as mismos y en la permanente búsqueda de nuestras satisfacciones individuales, algo que puede ser comprensible si esta parte egoísta no sepultase por completo nuestras capacidades para ser solidarios, generosos y cooperativos.
Por fin en casa
Lo que importa no es cómo se entra en un hospital, sino cómo se sale. En nuestro caso, salimos siendo una familia de tres personas sanas. Agotados pero felices. En lo que a mí respecta, el día del parto terminó en ese momento. Fue un día largo, como ocho de los oficiales, porque el niño […]
Sigue leyendo ->Gestionando ilusiones
Decía mi admirado Paulo Coelho que «la posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que la vida sea interesante».
Gestionando ilusiones
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Mentiras piadosas
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Educación en Finlandia
Me encuentro en la web con esta infografía que incluyo debajo sobre la educación en Finlandia. De ella podemos sacar algunos datos interesantes. Seguramente el que mas interese a nuestros hijos es el título. “No hay tarea para casa en Finlandia” sin embargo hay otros datos que creo que son mucho mas interesantes. Pocos alumnos […]
Sigue leyendo ->Asi nos divertiamos nosotros
Varios de nosotros empezamos con computadoras sin disco rigido y discos de 5 y 1/4 no? En mi caso la primera fue una Commodore 64, (aunque tuve primero una Texas Instrument pero solo jugaba al Parsec con un cartucho) donde poniemos los juegos en su gran diskettera y esperabamos un buen rato que cargaran luego […]
Sigue leyendo ->En la educación está la diferencia
En la educación está la diferencia
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Peripecias de un papá – Aprendiendo un nuevo idioma.
Por si alguien tenía alguna duda acerca del título, aclararé de primeras que el que está aprendiendo un nuevo idioma soy yo. Y, sí, tratándose de este contexto, me refiero al nuevo lenguaje, en su mayoría de palabras bisilábicas, que habla mi hijo. Y es que el segundo año de la facultad de paternidad incluye […]
La entrada Peripecias de un papá – Aprendiendo un nuevo idioma. se publicó primero en decabo.com.
Sigue leyendo ->Nuestro parto en casa
Cuando escuché sobre los partos en casa, pensé que era una locura y que era algo que simplemente ya no sucedía porque estaba demostrado que los hospitales son más seguros, están mejor preparados para atender un parto y cuentan con el personal capacitado. Estaba equivocado, aquí les cuento la historia de nuestro parto en casa:
Laura: Calculamos con los ultrasonidos el nacimiento para el 26 de diciembre o el 30 de diciembre, pero el 18 de diciembre por la mañana salió Rodrigo (mi esposo) a llevar a nuestro cuñado al trabajo, yo había escuchado eso de empoderarse y había leído bastante sobre eso, practicando maneras de respirar (en las que no creía mucho) pero igual un ejercicio en donde el sostener con una mano un hielo y distraerse parecía hacer sobre llevadero el dolor.
Cuando salió mi esposo, yo estaba tratando de dormir, Olivia (nuestra hija de dos años) había estado enferma por 3 días de gripe y en la noche no nos había dejado dormir. Apenas esa mañana, comenzamos a intercambiar cuartos con mi hermana, para que pudiéramos contar con el cuarto grande para el parto, planes que habíamos estado intentando concluir semanas antes y que sin otra opción, tuvimos que hacer esa mañana moviendo camas, colchones, y todas nuestras pertenencias.
Comencé a sentir contracciones Braxton con un ligero dolor, que mi doula me dijo no llamara “dolor” si no que me refiriera a ellas como “olas de sensación”. Así que fue una y seguí tratando de dormir, luego vino otra unos 15 minutos después y seguí tratando de dormir, luego vino otra y pensé: “Creo que no debo cenar como puerco”. Y me levanté al baño pero en la puerta sentí otra y comencé a decirle a mi padre que saliera ya mismo del baño, entre y solamente oriné, regresé a la cama y me recosté de nuevo, pero vino otra ola y en esta ocasión, esta sí me dolió un poco más.
En eso llego Rodrigo, como a las 7:30 am y le dije: “He tenido como 4 contracciones con dolor, yo creo que ya viene”. A lo que respondió: “Uf ya se me aflojó el mastique”. Jajajaja. Entonces seguí recostada y cuando se levantó mi niña de la cama como a las 9 am me levanté con ella y para ese momento, sentía más olas, me sostenía de la puerta del baño soplando y moviéndome y ciertamente eran mucho más llevaderas.
Curiosamente la partera iba a venir a revisión ese día. Rodrigo le llamó esa mañana poco antes de la cita y sólo le aviso que tenía contracciones aparentemente reales, ella agradeció y dijo: “Llegaré a las 10 como acordamos”. Decidí bañarme, lo cual fue bien relajante porque aunque no nos alcanzó ni el tiempo ni el dinero para rentar la tina en la que pensábamos tener el parto, tenía la regadera bien caliente que me hizo sobreponerme, ahí note que el tapón mucoso estaba ya afuera y fue cuando comencé a sentir que todo era más real.
Rápidamente dieron las 10 am y yo me había puesto un vestidito negro que había pensado para el día del parto y casualmente era lo único limpio que tenía para ponerme ese día. Cuando llego la partera, venía con su ayudante y aprendiz Lauren como cada cita y venía también con la partera de apoyo y varias bolsas con muchas cosas. Rodrigo y yo no habíamos completado la lista de compras y utensilios que nos había dado nuestra partera Sue para el parto, por lo que en cuanto llegaron, salió disparado a comprar lo que hacia falta. Y así la ayudante de partera, me dijo: Llegó la hora y será muy rápido.
Rodrigo: Salí rapidísimo a comprar lo que faltaba, ya que había ido a dejar a mi cuñado a su trabajo a las 7 am, me quedé con su camioneta y la aproveché para ir a la farmacia a comprar muchas de las cosas que hicieron falta y que no habíamos comprado pensando que Alejandro llegaría una semana o dos más tarde. Me apuré lo más que pude pero tenía mucho miedo de que cuando yo llegara, mi bebé ya hubiera nacido y yo no pudiera ser testigo de todo el milagro. Me sentía muy mal pensando que por no haber comprado algunas cosas con tiempo, me perdería el nacimiento. Me tardé alrededor de 45 minutos, y cuando finalmente regresé, me metí directo al cuarto y lo primero que vi, fue a Laura arrodillada en el piso con los codos y la cara recargados en el filo de la cama. Cuando la vi, pensé: “Llegó la hora, esto es real, vamos a tener nuestro bebé en casa, aquí y ahora”. Algo que habíamos planeado pero que hasta ese momento sinceramente no sentía que estaba pasando. De inmediato, dejé las cosas en el piso y me acomodé junto a Alma y seguí a nuestra doula Alli en sus recomendaciones y en la misma forma que estaba apoyando a Laura.
Laura: Cada que pasaba más tiempo las olas se hacían más grandes y duraderas. Sue mi partera, Lauren la aprendiz y Laura la partera de apoyo, me decían que no cerrará las piernas y respirara profundamente en cada ola.
Pasamos a la habitación y yo seguía sosteniéndome de los marcos de las puertas mientras ellas acomodaban todos los utensilios para el parto, respiraba y sentía que era llevadero, y de pronto comenzaron a ser muy constantes y grandes, las olas eran grandes casi insoportables y en eso entró Rodrigo con lo que faltaba, escuché su voz en mi oído durante una gran ola y sentí que estaba completa, así que nos metimos juntos de nuevo a la ducha y me dijeron si sientes ganas de pujar nos avisas para que salgas de inmediato y justo cuando entré y me vino otra ola, sentí esas “ ganas de pujar” que es como una sensación inminente de empujar algo hacia afuera, distinto de pujar completamente distinto pero más fuerte.
Rodrigo: Cuando Laura me dijo que quería meterse a la ducha conmigo, me quité rápidamente toda la ropa menos la ropa interior, que por un minuto pensé en quitarme olvidando que había 4 personas más observando todo. Laura no aguantó mucho dentro, ya que llegó de nueva cuenta una ola grande y tuvimos que salirnos de inmediato, ella desnuda y yo con la ropa interior empapada, mismo estado en el que me volví a acomodar a su lado para continuar con el parto en la cama.
El parto
Laura: Pasaron unos minutos y durante otra ola, escuché la voz de mi doula Allí Cuentos, quien lo primero que me dijo fue: “Estoy aquí”. Y sentí aún más fuerza. Lo primero que me dijo fue: “Cuando venga la siguiente ola, no chilles, no lo hagas agudo, saca un ‘Ooooh’ profundo, lo más grave que puedas y no huyas, esto te esta acercando, son olas no es dolor”.
Vino la siguiente contracción y escuche a Rodrigo haciendo un “oooohh” grave, mi doula alguna vez me había dicho que es bueno pensar que no sólo somos mujeres si no que somos más como animales y pensé justo eso: “No soy una princesa, soy un animal”. Así que vino la siguiente ola muy fuerte y con ella el empujar con fuerza, sin que fuera mi decisión, sin hacer ese conteo que en el hospital me hicieron hacer, sin preocuparme por respirar y por pujar con todo mi corazón, simplemente deje que mi animal saliera y rugiera.
Rodrigo: Después de la ducha, y tras varios minutos en los que Alma estuvo respirando esperando que ella y el bebé trabajaran en equipo para el nacimiento, Sue me dijo que si quería podía cambiar mi ropa y vestirme con algo seco. Le dije que sí, y salí corriendo al otro cuarto para buscar algo seco.
Laura: Para la siguiente ola, me sentía llena de coraje, de furia me imaginé como un animal entre más animales haciendo un rugido y sentía la ola, insoportable ola y salía de mi mucha energía pero yo no pujaba, sacaba la fuerza que venía dentro de mi.
Para la siguiente ola, Rodrigo me dijo: “Le vi la cabeza completa, ya esta por salir”. Y de pronto sentí en medio de la ola y el inevitable empujar y empujar y el recuerdo de mi pasado desgarre de 3er grado, que la sensación de ardor y estiramiento se acercaban, pero de nuevo mi doula me dijo: “Tú querías sentir, no tengas miedo, no va a ser como la otra vez”. y le dije con mi voz aguda y chillando: “Es que tengo miedo ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ya! ¡Ya! ¡Ya!…” Jajaja. De inmediato me dijo: “¿Ya? ¿Ya que? No no no no huyas, ¿a dónde vas? Enfócate y confía…”así que vino la siguiente ola y yo de nuevo con mi “oooohh” agudo, Rodrigo y Alli de nuevo me hicieron en el oído un “ooohhhhh” muy grave y volví a enfocarme… Así empujó mi cuerpo y sentí su cabeza, no me dolió ni me ardió y escuché un: “¡espera un poco!” Y después un “wooowwww…” de todos en coro, pero yo ya no podía controlar el empujar y sentí finalmente como salió mi chiquito completo y también agua.
Rodrigo: En un instante, comencé a ver la cabeza de Alejandro, entraba y salía, entraba y salía de nuevo con cada intento de ambos. Cada vez salía más y más. En una ocasión, el cordón comenzó a salir a un lado de Alejandro, por lo que tuvieron que hacer que Ale regresara un poco para darle espacio al cordón de regresar y no estorbar. De repente, Laura dio todo y de golpe, salió la cabeza completa de Alejandro y me di cuenta de que aún estaba dentro de la bolsa, plácidamente envuelto y protegido, la bolsa estaba tan pegada a su cabeza que era difícil distinguirla. Alejandro se quedó un instante en esa posición, con la cabeza y un hombro fuera. El problema fue que uno de sus brazos lo tenía muy pegado al pecho y obstaculizaba su salida, lo cual ocasionó que Laura se rasgara ligeramente al momento en el que su codo se sumó al volumen del resto de su cuerpo y saliera por completo. Sin embargo, con un último intento de Laura, la bolsa se rompió cuando Alejandro salió por completo, mojándonos a todos y a la cama. Fue como cuando un globo de agua se te revienta en las manos y te empapa todo. Finalmente, lo sacamos y no hacía ruido alguno en ese momento, parecía que aún dormía.
Laura: Miré a un lado y me dijeron: “Recuéstate”. Así vi acercarse a mi bebecito tranquilito moviendo sus bracitos temblorosos, cayó sobre mi pecho y haciendo chilliditos lo miré, era mi Olivia otra vez, idéntico, jaja, pero muy en paz.
Me dijo Rodrigo más tarde que había salido su cabeza dentro de la bolsa pero que al salir los hombros se reventó. En efecto, me había razgado un poco pues el niño venía con una mano sobre su corazón, pero esta vez no me dolió eso y lo que siguió fue expulsar mi placenta, para lo cual sí puje, después las puntadas y cortar el cordón.
Rodrigo: Cuando salió Alejandro, Sue y Lauren lo colocaron en el pecho de Alma esperando que “escalara” hasta uno de los pezones. Recuerdo que no creía que un bebé fuera capaz de hacer eso, pero Alejandro comenzó a hacerlo con un poco de ayuda y apoyo que le dieron las manos de Lauren quien las colocó bajo los pies de Ale como si fueran un escalón. Poco a poco, se acercó más y más y llegó un momento en el que parecía que ya se había pasado de su objetivo, casi llegaba al cuello de Laura y a su barbilla, y yo estaba pensando que Alejandro no sabía bien lo que hacía y que estaba perdido. Pero de repente, levantó su cabeza, como si fuera un niño grande gateando y como de latigazo la balanceó de izquierda derecha y giro de tal forma que su cabeza cayó justo sobre el pezón. Me impresioné de tanta sabiduría y perfección. Alejandro se prendió al pecho y comió un poco, después lo cargué unos 30 minutos mientras le ponían puntos a Laura en el perineo, pero esta vez ella no sufría, estaba con anestesia local y no gritaba ni lloraba, como la vez pasada.
Pasada una hora, me dijeron si quería cortar el cordón y lo hice. Con Ale en mis brazos con su carita tranquila y ligeramente manchada de sangre, me sentí completo.
Después de que todo terminó, nos dejaron solos un momento. Me acosté junto a Laura en la cama mientras ella abrazaba a Ale. En ese momento pensé que a diferencia del nacimiento de Olivia, ahora no estaba en medio del cuarto preocupado tanto por Laura que estaba desmayada ni por Oli que había ingerido meconio y había necesitado un poco de reanimación. Esta vez, cuatro ángeles habían cuidado a mi esposa y a mi hijo, y Laura y yo descansábamos ya pensando que todo estaba hecho, lo habíamos logrado.
Laura: Seguí bebiendo infusiones después del parto, también tuve la presión baja toda la noche y ganas de desmayarme cada que me incorporaba pero una sensación de satisfacción, de paz… algo similar a cuando duermes la primera vez con el hombre que amas y mucho agradecimiento por que me había quedado en el corazón, saber realmente la mujer que soy.
Quiero agradecer enormemente a Sue, a Lauren, a Laura y a Alli, quienes no sólo atendieron nuestro parto, sino que se convirtieron en nuestra familia. Escucharon nuestros problemas meses antes del parto, lloraron con nosotros, y sin esperar nada a cambio, prometieron acompañarnos en nuestra empresa hasta ver a Mateo, nuestro hijo, sano y feliz en nuestros brazos.
Nosotros llegamos a San Francisco sin idea de lo que era un parto en casa ni sus bondades, no sabía siquiera que como padre y esposo también tenía un rol tan importante a lado de mi esposa incluso en la lactancia y otras actividades que hoy en día, parecen ser exclusivamente de las mujeres. Tras caminar largas horas buscando ayuda, tocando puertas y preguntando por opciones financieramente viables, dimos con una partera y de ahí se nos abrieron los ojos e investigamos aún más en esta dirección.
Como referencia debo decir que el documental “The Business of Being Born” (El Negocio de Nacer), nos dio un panorama claro de cómo son las cosas actualmente en esto de los partos, hospitales y médicos.
Wow, aprendí tanto. ¿Sabían que cualquier mujer, con la estimulación adecuada puede comenzar a lactar súbitamente y alimentarlo sin haber estado embarazada o tenido hijos? ¿Y que hasta un hombre puede lactar con el tratamiento de hormonas adecuado?.
Como padre de dos niños, recomiendo el parto en casa absolutamente bajo la supervisión de una persona calificada como una partera licenciada (Licensed Midwife) o una partera certificada en enfermería Certified Nurse-Midwife), un equipo de parteras y doula que respalden a la partera principal y a la madre, un plan de parto así como un plan de emergencia por si cualquier cosa pudiera salirse de control y creo que lo más importante, que se tenga un gran deseo por vivir esta hermosa experiencia conociendo que existen riesgos, riesgos que se dan de la misma manera que se presentan en un hospital y que los médicos simplemente mantienen en silencio, los solucionan con pitocina y el retiro del bebé en cuanto nace para colocarlo en la Unidad de Cuidados Intensivos (ICU) sin mencionar la razón y situaciones que disfrazan de “cordones enredados en cuellos”, “bebés en posición de nalgas (breech presentation)” y otras excusas con el fin de acelerar el trabajo de parto y llegar a una inducción o cesárea que permita “terminar, cobrar y pasar al siguiente niño” sin darle la atención adecuada a la madre, darle la oportunidad de crear un vínculo con su bebé en calma y privacidad, ni permitirle al bebé comenzar a nutrirse del alimento perfecto, la leche materna, no la “mentada” fórmula que parece que hace milagros a pesar de que hay estudios que incluso la han comenzado a asociar con casos de cáncer en niños.
Créanme cuando les digo que a mujeres como las que estuvieron en nuestro parto, no les importa el dinero ni la fama, ni nada más que permitirle a otra mujer sentirse fuerte y consciente de que es capaz de traer a un bebé a este mundo sin necesidad de otra cosa más que el amor, les interesa traer a un niño a este mundo sano y así también, regresar un poquito de lo tanto que ellas también recibieron en su momento de otras parteras y mujeres.
En México es raro ver este tipo de corazón. Para nosotros, es una invitación a replicar lo que vivimos ofreciéndolo a otra familia en la misma situación.
En fin, esperemos que esta cultura de ayudar a otros y de regresar a nuestros orígenes con la sabiduría de la experiencia y ciencia con la que hoy ya contamos, nos permita volver a tener en cuenta que necesitamos amor en nuestra vida, desde el primer segundo en el que la comenzamos.
Mateo Alejandro nació el 18 de diciembre en Daly City, California, pesando 3.65 kg y midiendo 49.5 cm, en día de luna llena a las 11:45am tras un trabajo de parto activo de una hora aproximadamente.
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Los días son intensos y pasan muy rápido. Tú como si supiese que has llegado a tu casa comienzas a dormir del tirón toda la noche, y al despertar te acurrucamos entre nosotros para seguir entre sueños. El invierno en … Sigue leyendo →
Sigue leyendo ->La mirada que nos devuelve el espejo de la paternidad
James-Hetherington |
No hay mejor cosa para conocerse a uno mismo que perderse en el desierto o a falta de arena bien puede valer, ser padre.
Nada mejor para poner a prueba tus cualidades como ser humano, como ser humano responsable queremos decir ( y medianamente cuerdo debería añadir), que la paternidad o maternidad (dependiendo del lado donde les pille).
Porque eso es otra de las miles de cosas que tus padres no te cuentan cuando eres adulto y tienes algo de capacidad para escucharles, que ya sabemos que de pequeño el canal por el que emitía tu madre pasaba directo a través de tus oídos, es decir, entraba por uno y salía por el otro, igualico que con los rubios en este momento y con la diferencia de que quien está al otro lado del dial es un servidor.
Decía que nadie te cuenta que es muy recomendable llegar a esta etapa del desarrollo, educación y doma de bichos de metro a metro y medio con cierta dosis mínima de cordura. Y no se confíen porque ese mínimo tiene que ser bastante alto (por su bien), ya que en el proceso se va a perder gran parte de ella, junto con los pelos, los pectorales y las ganas de levantarse otro día.
Todo en su conjunto nos devuelve una imagen de nosotros difícil de reconocer y asociar a aquello que un buen día fuimos y desde luego, nada que ver con aquello que un día allá cuando decidimos eso de dejar de ser dos para ser más, nos imaginábamos ser.
Malos tiempos para los superpadres
No esta siendo una buena temporada, muchas cosas en la lobocueva han cambiado, los peques crecen (por desgracia) y con ellos la complejidad de los problemas. Llevamos ya tiempo, quizás demasiado, perdidos intentando encontrar nuestro lugar de nuevo, ese sitio desde donde veíamos pasar los días y saludábamos a los demás. Ahora, los días simplemente pasan, uno detrás del otro, sin siquiera detenerse a saludar o preguntar cómo ha ido. Si hace tiempo mi capacidad de planificación se reducía a una semana como
mucho, a día de hoy puedo decir que empieza ya a ser preocupante las horas a las que comienzo a preparar la cena o las horas que, en general, se duermen en esta casa.
Hace tiempo ya que no hay capitán en el barco, que hemos soltado velas y nos dejamos llevar por la corriente del sur, si sopla, y quizás mañana sea vendaval del noroeste, quien sabe. Es posible incluso que hayamos naufragado hace tiempo y que cada uno viajemos a la deriva en nuestro propio resto del naufragio.
Nunca, en toda mi vida, he estado tan cerca de sentir en mis propias carnes aquellas frases de nuestra infancia que tanto le oía a mi madre: «cuando seas padre me entenderás», «me vais a volver loca», «yo ya no se que hacer con vosotros». Si, por desgracia a sido «por las malas» como he aprendido lo que es intentar criar a dos, por las malas he visto como mi cordura se va reduciendo día a día. Me he mirado en el mismo espejo que mis padres y no me ha gustado lo que este me ha devuelto, no me ha gustado esa sombra que he visto entre el tipo del espejo y yo. Porque he mirado y me ha devuelto ese lado oscuro que nunca nos gusto, ese «nosotros» que sabemos está ahí, vigilando, esperando su oportunidad para salir.
Hoy no me gustó lo que he visto, no sé si porque había idealizado mi imagen en el espejo y esperaba ver algo muy diferente o porque lo que veo se parece mucho a lo que ya viví en otra época, en otro papel. La misma obra caótica sin director ni guionista, en un teatro que huele a rancio y que necesita un lavado a fondo.
Hoy he comprendido esa parte de quienes son mis padres, esa parte que sólo se entiende cuando eres padre y llegas a ciertos límites, esa parte que no quiero ser. Hoy sé que llevo un equipaje que creía haber dejado atrás hace tiempo, hace mucho tiempo. Un equipaje que no necesito pero del que nunca podré deshacerme.
Debo hacer algo con esa imagen que veo en el espejo, pero sinceramente ya no sé que era lo que tenía que cambiar y como se hacía, tan solo sigo remando de espaldas.
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