Viernes dando la nota 11: No rompas más (mi pobre corazón)

Después del puente que tuvimos hace dos semanas, aquí los madrileños volvemos a repetir. Así que yo estoy así … Total que hoy toca canción fiestera. Poneos todos los unos junto a los otros que vamos a bailar. En el año 2001, el cantante mejicano Coyote Dax interpretó esta canción y fue un éxito en … Sigue leyendo Viernes dando la nota 11: No rompas más (mi pobre corazón)

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Mi pareja, mi coach para ser padre.

Nosotros, como padres inexpertos, que cuando niños nos
entreteníamos con carritos, figuras de acción o una pelota de fut, beis, básquet,
que jugábamos luchitas o de correr o policías y ladrones, etc., nunca nos
imaginamos que en algún momento íbamos a necesitar algunas clases para cuidar
de nuestro hijo, que necesitaríamos cierto “finess” para manipular la cabellera
de nuestra hija, o que lo que significa “comida caliente” para el nosotros
puede ser “hirviendo” para nuestro niño. A comparación de nuestras parejas, que
parece que lo traen en la sangre, a nosotros nos hacen falta esas destrezas y
mucha práctica, nuestro consuelo es que tenemos a esos seres de luz que,
mientras crían a sus hijos nos van educando a nosotros. Ellas saben lo torpes y
toscos que podemos ser y a pesar de eso nos permiten cuidarlos, cargarlos y darles
de comer, saben de la insensibilidad que podemos padecer y aun así nos permiten
que veamos si la leche de la pacha y el agua del baño están a una temperatura
adecuada, saben que somos escandalosos y eso no evita que nos permitan arrullar
a la criaturita y velar su sueño. Entonces, si conocen todas nuestras deficiencias,
¿por qué nos contemplan tan tranquilamente mientras nos desarrollamos en
nuestro rol de padres? Pues en primer lugar hay que aclarar que no están tan
tranquilas, en segundo lugar lo hacen porque ellas están ahí para ayudarnos y
explicarnos cómo hacerlo, ellas son nuestras maestras en esos menesteres en los
que nosotros tenemos la habilidad igual a cero. Podríamos decir que son
nuestras “coaches” que nos están entrenando y es así, gracias a ellas, como
podremos llegar a tomar total confianza de nosotros mismos en el cuidado de
nuestros hijos, ya más adelante podremos ir experimentando con nosotros mismos
como padres y con nuestra interacción con nuestros hijos pero son estos
lineamientos básicos lo que debemos dominar.

En fin, dejémonos llevar de la mano por el camino de la
paternidad, escuchemos lo que nuestras parejas tienen que decirnos porque, la
verdad de las cosas, es que es la madre la persona que más conoce a su hijo.
Seguramente se nos hará más fácil salir bien librados si lo hacemos así.

Y no olviden que hoy es un buen día para acuchuchar a esa
mamá que tienen en la casa.

¡Feliz paternidad y feliz día, mamás!

EscritorDeEscritorio

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Mi pareja, mi coach para ser padre.

Nosotros, como padres inexpertos, que cuando niños nos
entreteníamos con carritos, figuras de acción o una pelota de fut, beis, básquet,
que jugábamos luchitas o de correr o policías y ladrones, etc., nunca nos
imaginamos que en algún momento íbamos a necesitar algunas clases para cuidar
de nuestro hijo, que necesitaríamos cierto “finess” para manipular la cabellera
de nuestra hija, o que lo que significa “comida caliente” para el nosotros
puede ser “hirviendo” para nuestro niño. A comparación de nuestras parejas, que
parece que lo traen en la sangre, a nosotros nos hacen falta esas destrezas y
mucha práctica, nuestro consuelo es que tenemos a esos seres de luz que,
mientras crían a sus hijos nos van educando a nosotros. Ellas saben lo torpes y
toscos que podemos ser y a pesar de eso nos permiten cuidarlos, cargarlos y darles
de comer, saben de la insensibilidad que podemos padecer y aun así nos permiten
que veamos si la leche de la pacha y el agua del baño están a una temperatura
adecuada, saben que somos escandalosos y eso no evita que nos permitan arrullar
a la criaturita y velar su sueño. Entonces, si conocen todas nuestras deficiencias,
¿por qué nos contemplan tan tranquilamente mientras nos desarrollamos en
nuestro rol de padres? Pues en primer lugar hay que aclarar que no están tan
tranquilas, en segundo lugar lo hacen porque ellas están ahí para ayudarnos y
explicarnos cómo hacerlo, ellas son nuestras maestras en esos menesteres en los
que nosotros tenemos la habilidad igual a cero. Podríamos decir que son
nuestras “coaches” que nos están entrenando y es así, gracias a ellas, como
podremos llegar a tomar total confianza de nosotros mismos en el cuidado de
nuestros hijos, ya más adelante podremos ir experimentando con nosotros mismos
como padres y con nuestra interacción con nuestros hijos pero son estos
lineamientos básicos lo que debemos dominar.

En fin, dejémonos llevar de la mano por el camino de la
paternidad, escuchemos lo que nuestras parejas tienen que decirnos porque, la
verdad de las cosas, es que es la madre la persona que más conoce a su hijo.
Seguramente se nos hará más fácil salir bien librados si lo hacemos así.

Y no olviden que hoy es un buen día para acuchuchar a esa
mamá que tienen en la casa.

¡Feliz paternidad y feliz día, mamás!

EscritorDeEscritorio

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#ElTemaDeLaSemana: Figuras inspiradoras en tu vida

Tercera semana de #ElTemaDeLaSemana de los @PapásBlogueros. Esta semana, uno de esos temas que te tocan la patata de cerca. Y esta vez, como no podría ser de otra forma, va a ser algo más largo que un micropost.
El tema de la semana es: Figuras inspiradoras en tu vida.

E inmediatamente y sin dudarlo ni un segundo, respondo con facilidad: Mis padres. Tanto mi madre como mi padre han sido y son las dos figuras que más me han inspirado. Son buenos, amables, cariñosos y comprometidos. Son dos de las personas a las que más quiero en el mundo, y estaba claro que un post como este iba a ser dedicado a ellos sí o sí.

De mi padre hay una anécdota que siempre me gusta recordar, creo que resume a la perfección su forma de ser y el cariño con el que me crió. Retrospectiva, imagen en sepia. Entro por la puerta llorando, un pequeño yo de nueve o diez años llegando a casa con un par de lagrimones rodándole por las mejillas.

Mi padre, preocupado, me pregunta qué me sucede, y yo se lo cuento. Durante los últimos días en el patio del colegio un grupo de chicos habíamos formado un club en el que corríamos nuestras aventuras imaginarias jugando y brincando de un lado para otro. Éramos los Halcones Negros. Yo estaba especialmente orgulloso porque la idea y el nombre habían sido míos. No siendo el tipo de chico que solía ser el líder de la clase, que media docena de compañeros se hubiesen subido al carro me parecía un logro sin precedentes. Todo iba sobre ruedas hasta que un día, vaya usted a saber cómo o por qué, los otros chicos decidieron echarme. ¡De mi propio club! Y yo, bobo de mí, lloré desconsoladamente.

 Al momento mi padre me dio la solución: Si me habían expulsado de los Halcones Negros, lo que tenía que hacer era formar un nuevo club. Uno más grande, más imponente. Las Águilas de Acero. Los halcones son unas aves de presa imponentes, pero las águilas son más grandes, más fuertes, vuelan más alto y en una pelea un halcón, por muy negro que fuese, nunca podría ganar a un águila con garras de acero. Esos fueron los argumentos que me dio. Y me parecieron tan convincentes que la tristeza se me pasó del todo. Incluso cogimos papel y pinturas y me ayudó a dibujar un logo para mi nuevo club.

Al día siguiente aparecí en el patio con mi emblema de las Águilas de Acero. Los chicos de los Halcones Negros se rieron de mí y me dijeron una y otra vez que era una mala copia de los Halcones Negros, algo que había hecho solo porque ya no me dejaban ser de su club. Pero me dio completamente igual. Era mi club. Y mi padre me había ayudado a fundarlo con todo su cariño y buena intención.

A mi madre tengo que agradecerle también no solo su cariño y cuidado, sino la fuerza y tenacidad con la que cuidó de mí y de mi hermano, como siempre estuvo ahí para lo que hiciese falta. Lo fácil que es tratar con ella, y la ilusión con la que se vuelca siempre en aquello que tiene que hacer.

Ella nació en Bilbao y pasó allí toda su infancia y juventud. Dos años después de que yo naciese, mis padres se mudaron a Madrid. Cinco años después de eso nació mi hermano. Y más o menos sobre aquellas fechas mi padre tuvo que irse a trabajar a Santander. Se plantearon mudarse para allá, pero mis alergias lo hicieron inviable, así que durante unos cuantos años (hasta que mi padre consiguió un traslado de vuelta a Madrid), mi padre pasaba los días de diario allí y venía a casa los fines de semana. Durante varios años, fue mi madre la que durante cinco días a la semana se hizo cargo en solitario de mí y de mi hermano recién nacido. Ahora que somos mi mujer y yo los que vivimos lejos de los abuelos (y de cualquier otro miembro de la familia, en realidad), no puedo sino maravillarme de la fuerza de voluntad de mi madre, y de su capacidad para organizar y salir adelante en el día a día con dos niños pequeños ella sola. Nosotros aquí somos dos adultos, un solo bebé, y a veces nos vemos desbordados por los acontecimientos.

Y así, por cosas como estas que menciono aquí, es por lo que definitivamente mis padres son las figuras influyentes a las que va dedicado este post. Papá, mamá, os quiero.

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#ElTemaDeLaSemana: Figuras inspiradoras en tu vida

Tercera semana de #ElTemaDeLaSemana de los @PapásBlogueros. Esta semana, uno de esos temas que te tocan la patata de cerca. Y esta vez, como no podría ser de otra forma, va a ser algo más largo que un micropost.
El tema de la semana es: Figuras inspiradoras en tu vida.

E inmediatamente y sin dudarlo ni un segundo, respondo con facilidad: Mis padres. Tanto mi madre como mi padre han sido y son las dos figuras que más me han inspirado. Son buenos, amables, cariñosos y comprometidos. Son dos de las personas a las que más quiero en el mundo, y estaba claro que un post como este iba a ser dedicado a ellos sí o sí.

De mi padre hay una anécdota que siempre me gusta recordar, creo que resume a la perfección su forma de ser y el cariño con el que me crió. Retrospectiva, imagen en sepia. Entro por la puerta llorando, un pequeño yo de nueve o diez años llegando a casa con un par de lagrimones rodándole por las mejillas.

Mi padre, preocupado, me pregunta qué me sucede, y yo se lo cuento. Durante los últimos días en el patio del colegio un grupo de chicos habíamos formado un club en el que corríamos nuestras aventuras imaginarias jugando y brincando de un lado para otro. Éramos los Halcones Negros. Yo estaba especialmente orgulloso porque la idea y el nombre habían sido míos. No siendo el tipo de chico que solía ser el líder de la clase, que media docena de compañeros se hubiesen subido al carro me parecía un logro sin precedentes. Todo iba sobre ruedas hasta que un día, vaya usted a saber cómo o por qué, los otros chicos decidieron echarme. ¡De mi propio club! Y yo, bobo de mí, lloré desconsoladamente.

 Al momento mi padre me dio la solución: Si me habían expulsado de los Halcones Negros, lo que tenía que hacer era formar un nuevo club. Uno más grande, más imponente. Las Águilas de Acero. Los halcones son unas aves de presa imponentes, pero las águilas son más grandes, más fuertes, vuelan más alto y en una pelea un halcón, por muy negro que fuese, nunca podría ganar a un águila con garras de acero. Esos fueron los argumentos que me dio. Y me parecieron tan convincentes que la tristeza se me pasó del todo. Incluso cogimos papel y pinturas y me ayudó a dibujar un logo para mi nuevo club.

Al día siguiente aparecí en el patio con mi emblema de las Águilas de Acero. Los chicos de los Halcones Negros se rieron de mí y me dijeron una y otra vez que era una mala copia de los Halcones Negros, algo que había hecho solo porque ya no me dejaban ser de su club. Pero me dio completamente igual. Era mi club. Y mi padre me había ayudado a fundarlo con todo su cariño y buena intención.

A mi madre tengo que agradecerle también no solo su cariño y cuidado, sino la fuerza y tenacidad con la que cuidó de mí y de mi hermano, como siempre estuvo ahí para lo que hiciese falta. Lo fácil que es tratar con ella, y la ilusión con la que se vuelca siempre en aquello que tiene que hacer.

Ella nació en Bilbao y pasó allí toda su infancia y juventud. Dos años después de que yo naciese, mis padres se mudaron a Madrid. Cinco años después de eso nació mi hermano. Y más o menos sobre aquellas fechas mi padre tuvo que irse a trabajar a Santander. Se plantearon mudarse para allá, pero mis alergias lo hicieron inviable, así que durante unos cuantos años (hasta que mi padre consiguió un traslado de vuelta a Madrid), mi padre pasaba los días de diario allí y venía a casa los fines de semana. Durante varios años, fue mi madre la que durante cinco días a la semana se hizo cargo en solitario de mí y de mi hermano recién nacido. Ahora que somos mi mujer y yo los que vivimos lejos de los abuelos (y de cualquier otro miembro de la familia, en realidad), no puedo sino maravillarme de la fuerza de voluntad de mi madre, y de su capacidad para organizar y salir adelante en el día a día con dos niños pequeños ella sola. Nosotros aquí somos dos adultos, un solo bebé, y a veces nos vemos desbordados por los acontecimientos.

Y así, por cosas como estas que menciono aquí, es por lo que definitivamente mis padres son las figuras influyentes a las que va dedicado este post. Papá, mamá, os quiero.

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Noventa: Elogio de la Tarea

Hay cosas que ya no me sorprenden del mundo organizacional. Existen características del mundo laboral chileno que son comunes, estemos donde estemos, que pueden aparecer antes o después, pero que van señalando una manera general que tenemos para hacer …

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Nombres

El sábado pasado, junto con los cuatro pequeños, fuimos A. y yo a la Primera Comunión de la hija de unos amigos. Allí, durante la celebración posterior a la ceremonia, mi amigo R. me dio una idea para una entrada del blog. No, no creáis que dijo cualquier cosa y eso me dio una idea. No, sino que directamente me dijo «¿Has visto la evolución de los nombres en España? Podrías escribir una entrada sobre eso«.

Lo cierto es que estar tarde me he conectado a la página web del INE (Instituto Nacional de Estadística … «u organismo que lo sustituya«, lo siento, no lo he podido evitar, es una deformación profesional) y he visto algunos datos que me han llamado la atención. Existe la posibilidad de realizar multitud de consultas de datos, pero yo, que soy un poco primario, he ido al grano y he buscado mi nombre y de algunos amigotes. ¿Resultado? Pues que Paterfamilias, Naranjito, Modestino y tomae hay tan pocos, que no aparecen datos. Hay 37 Matt en toda España, siendo la media de edad de 11,1 años (sí, ya sé, es nombre de hombre, pero si lo buscaba como nombre de mujer no aparecía y tenía miedo de darle un disgusto a la que todos conocemos). Seguimos con los nombres de amiguetes. En España hay 423.452 mujeres que se llaman Carmen y la media de edad de este nombre es de 60 años.

(…)

Antes de seguir, quisiera hacer una advertencia: Si alguno/a, ya sea porque no se fía de los datos que transcribo o por el motivo que sea, se conectara a la página web del INE y comprueba que, por ejemplo, en lugar de 423.452 personas que llevan el nombre de Carmen hay 423.451, no es un error, sino que simplemente se ha actualizado esta página web. Seguimos.

¿Y Sara? ¿Cuántas Saras hay en España? Pues son 158.423, siendo la media de edad de las mujeres que llevan este nombre de 22,6 años. Y en cuanto a provincias (también vienen estos -y muchos otros- datos), sabed que si cogemos un a al azar … no sé … hummm …. Jaén, por ejemplo, hay allí 1.437 Saras.

¿Y si cogemos nombres propios -o más propios- de un lugar qué pasa? Pues, pasar, pasar, no pasa nada, aparecen datos, como siempre. He probado con Montserrat y la mayor concentración de Montserrats se da en Lleida, donde hay 5.177, que representan un 23,955 del total. En cambio, Macarenas solo hay 11 en Lleida y 3.372 en Sevilla.

Pero vamos a lo que a todos nos interesa y buscamos nombres más … más … ¿raros?, ¿inusuales?. Venga, va. ¿Qué pasa si ponemos Kevin? Pues que vemos que no es tan raro porque en España hay 14.817 y la media de edad de éstos es de 14,9 años. Ya sabéis, si vais por la calle y os cruzáis con un adolescente, llamadle Kevin y tenéis un número elevado de posibilidades de acertar con su nombre. Por cierto, en el ránking de Kevins por metro cuadrado gana Santa Cruz de Tenerife, que cuenta con 1.005 individuos con este nombre, lo que representa el 2,025 del total. ¿Probamos con Jonathan? ¡Sorpresa!, también gana Santa Cruz de Tenerife con 1.550 tipos a los que así llaman (3,124 ), seguida de Asturias, que cuenta con 998 (1,965 ). Por cierto, dato curioso con los Jonathas (o al menos así me lo ha parecido a mí), la edad media de los que así se llaman es de 23 años. Vamos que llevamos ya unos cuantos años desde que empezó la ¿moda?

Uno de los veranos que pasamos en un pueblo de la comarca del Priorat, estando en la piscina, me sobresalté al oír a una madre llamando a su hijo. Gritaba algo así como Izaaaaan. Al poco, la vi hablando con A. y averigüé que el niño se llamaba Izan (no Ethan, aunque éste fuera el origen), por lo que no he podido resistirme y lo he buscado. Hay 17.904 niños que se llaman como aquél de la piscina y la media de edad de éstos es de 5,3 años. Si tenemos en cuenta de que aquel encuentro en la piscina fue en 2008, compruebo que aquella madre era una pionera y a tenor de la cantidad de Izans, una visionaria.

Como tampoco quisiera resultar pesado (no quisiera dice, cuando llevamos un rato leyendo este tostón), acabaré con algunos nombres (masculinos) que se están perdiendo y que, desde aquí, hago un llamamiento a aquellas madres en estado de buena esperanza a que los pongan a sus retoños y evitar que se pierdan definitivamente. Veréis que son nombres «de toda la vida»:

Onofre: Pobricos, solo quedan 1.496 en toda España y su edad media es de 54,5 años.

Marciano: También son 1.496 los que quedan (empiezo a sospechar que el encargado del mantenimiento de la página web del INE ha hecho un copy/paste con los Onofre). Miedo tengo yo a una actualización de la web porque la media de edad es de 66,4 años.

Eustaquio: Este nombre tan sonoro -probad y decid Eus ta quio- aparece en el DNI de 2.358 españoles.

Policarpo (no confundir con Policarpio): Solo nos quedan 869 y su media de edad está en 64,6 años

Bueno, pues eso, madres del mundo, no seáis egoístas y poned estos nombres a vuestros hijos. Alguien os lo agradecerá.
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Nombres

El sábado pasado, junto con los cuatro pequeños, fuimos A. y yo a la Primera Comunión de la hija de unos amigos. Allí, durante la celebración posterior a la ceremonia, mi amigo R. me dio una idea para una entrada del blog. No, no creáis que dijo cualquier cosa y eso me dio una idea. No, sino que directamente me dijo «¿Has visto la evolución de los nombres en España? Podrías escribir una entrada sobre eso«.

Lo cierto es que estar tarde me he conectado a la página web del INE (Instituto Nacional de Estadística … «u organismo que lo sustituya«, lo siento, no lo he podido evitar, es una deformación profesional) y he visto algunos datos que me han llamado la atención. Existe la posibilidad de realizar multitud de consultas de datos, pero yo, que soy un poco primario, he ido al grano y he buscado mi nombre y de algunos amigotes. ¿Resultado? Pues que Paterfamilias, Naranjito, Modestino y tomae hay tan pocos, que no aparecen datos. Hay 37 Matt en toda España, siendo la media de edad de 11,1 años (sí, ya sé, es nombre de hombre, pero si lo buscaba como nombre de mujer no aparecía y tenía miedo de darle un disgusto a la que todos conocemos). Seguimos con los nombres de amiguetes. En España hay 423.452 mujeres que se llaman Carmen y la media de edad de este nombre es de 60 años.

(…)

Antes de seguir, quisiera hacer una advertencia: Si alguno/a, ya sea porque no se fía de los datos que transcribo o por el motivo que sea, se conectara a la página web del INE y comprueba que, por ejemplo, en lugar de 423.452 personas que llevan el nombre de Carmen hay 423.451, no es un error, sino que simplemente se ha actualizado esta página web. Seguimos.

¿Y Sara? ¿Cuántas Saras hay en España? Pues son 158.423, siendo la media de edad de las mujeres que llevan este nombre de 22,6 años. Y en cuanto a provincias (también vienen estos -y muchos otros- datos), sabed que si cogemos un a al azar … no sé … hummm …. Jaén, por ejemplo, hay allí 1.437 Saras.

¿Y si cogemos nombres propios -o más propios- de un lugar qué pasa? Pues, pasar, pasar, no pasa nada, aparecen datos, como siempre. He probado con Montserrat y la mayor concentración de Montserrats se da en Lleida, donde hay 5.177, que representan un 23,955 del total. En cambio, Macarenas solo hay 11 en Lleida y 3.372 en Sevilla.

Pero vamos a lo que a todos nos interesa y buscamos nombres más … más … ¿raros?, ¿inusuales?. Venga, va. ¿Qué pasa si ponemos Kevin? Pues que vemos que no es tan raro porque en España hay 14.817 y la media de edad de éstos es de 14,9 años. Ya sabéis, si vais por la calle y os cruzáis con un adolescente, llamadle Kevin y tenéis un número elevado de posibilidades de acertar con su nombre. Por cierto, en el ránking de Kevins por metro cuadrado gana Santa Cruz de Tenerife, que cuenta con 1.005 individuos con este nombre, lo que representa el 2,025 del total. ¿Probamos con Jonathan? ¡Sorpresa!, también gana Santa Cruz de Tenerife con 1.550 tipos a los que así llaman (3,124 ), seguida de Asturias, que cuenta con 998 (1,965 ). Por cierto, dato curioso con los Jonathas (o al menos así me lo ha parecido a mí), la edad media de los que así se llaman es de 23 años. Vamos que llevamos ya unos cuantos años desde que empezó la ¿moda?

Uno de los veranos que pasamos en un pueblo de la comarca del Priorat, estando en la piscina, me sobresalté al oír a una madre llamando a su hijo. Gritaba algo así como Izaaaaan. Al poco, la vi hablando con A. y averigüé que el niño se llamaba Izan (no Ethan, aunque éste fuera el origen), por lo que no he podido resistirme y lo he buscado. Hay 17.904 niños que se llaman como aquél de la piscina y la media de edad de éstos es de 5,3 años. Si tenemos en cuenta de que aquel encuentro en la piscina fue en 2008, compruebo que aquella madre era una pionera y a tenor de la cantidad de Izans, una visionaria.

Como tampoco quisiera resultar pesado (no quisiera dice, cuando llevamos un rato leyendo este tostón), acabaré con algunos nombres (masculinos) que se están perdiendo y que, desde aquí, hago un llamamiento a aquellas madres en estado de buena esperanza a que los pongan a sus retoños y evitar que se pierdan definitivamente. Veréis que son nombres «de toda la vida»:

Onofre: Pobricos, solo quedan 1.496 en toda España y su edad media es de 54,5 años.

Marciano: También son 1.496 los que quedan (empiezo a sospechar que el encargado del mantenimiento de la página web del INE ha hecho un copy/paste con los Onofre). Miedo tengo yo a una actualización de la web porque la media de edad es de 66,4 años.

Eustaquio: Este nombre tan sonoro -probad y decid Eus ta quio- aparece en el DNI de 2.358 españoles.

Policarpo (no confundir con Policarpio): Solo nos quedan 869 y su media de edad está en 64,6 años

Bueno, pues eso, madres del mundo, no seáis egoístas y poned estos nombres a vuestros hijos. Alguien os lo agradecerá.
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Bolsitas Nestlé Naturnes (2ª parte): Información nutricional

  Después de mi post de la semana pasada sobre las Bolsitas Nestlé Naturnes, en el que valoraba dicho producto en cuanto a sabor, textura y facilidad de uso, he recibido algunos comentarios tanto a través de mi blog como a través de Twitter.     En alguno de esos comentarios se indicaba con mucho … Sigue leyendo Bolsitas Nestlé Naturnes (2ª parte): Información nutricional

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Lo que no se dice

Siempre me he preguntado por qué, cuando tienes tu primer hijo, nadie te cuenta lo difíciles que pueden llegar a ser las primeras semanas. Incluso los primeros meses. Nada sobre la falta de sueño, el agotamiento, los miedos, la desorientación… Ni siquiera el hecho de contar con ayuda de la familia alivia esa sensación inicial de desamparo, de desconexión con la realidad.

Y no ocurre solamente con los inicios. En general, se evita hablar de lo duro que puede llegar a ser convertirse en padre/madre. Hemos inventado, eso sí, todo tipo de métodos, sostenidos sobre (dudosas) argumentaciones científicas, para eludir lo más exigente de la experiencia: que si método Estivill, que si destete temprano, que si guarderías públicas… Ideas que reflejan la esencia invidualista de nuestra sociedad, poniendo al progenitor por delante del niño. Sin embargo, quizá porque somos todos conscientes de lo que tienen detrás, no se reconoce jamás a qué responden. Ni qué es lo que intentan compensar.
De la misma manera, no suele hablarse de la cantidad de gente que, cuando llega un niño a tu vida, empieza a quedarse atrás. Esos amigos a los cuales la paternidad todavía les pilla lejos –a algunos, de hecho, se diría que les da miedo que sea contagiosa–, y a los que les cuesta aceptar que no puedas quedar a (o hasta) determinadas horas, que necesites planificar tus pasos con antelación, que hables (quizás más de lo debido) sobre tu hijo…
Tampoco se menciona que, al menos durante un buen puñado de años, hay que olvidarse de los grandes viajes, de las vacaciones interminables y relajantes. Porque, a partir de ahora, vas a tener a tu lado a un niño con unas necesidades básicas que hay que cubrir en el momento en que surgen, y al que por más que lo intentes, no puedes (ni debes) imponerle el ritmo de un adulto…
Igual que nadie te dice que se acabó lo de comer y/o cenar fuera de forma relajada, íntima. Ni que, al menos durante los primeros años, te va a resultar imposible compartir mesa con tu pareja –ni siquiera con amigos, si es que os decidís/atrevéis a salir en grupo–, sino que os vais a ver obligados a hacer turnos, porque los niños, por regla general, no se quedan sentados tranquilamente a la mesa, observando cómo hablan los adultos…
Por no hablar de ese detalle, que tanto cuenta asumir a los hombres que no están dispuestos a volcarse ni lo más mínimo por su papel como padres –esos que afirman, cargados de razón, que los demás somos esclavos de nuestros hijos–, de que la vida de pareja se convierte en un esfuerzo. Que el ritmo del día a día se hace tan vertiginoso, tan hiperestructurado, que se pierde la capacidad de improvisación, y hay que hacer auténtico encaje de bolillos para sacar unas cuantas horas –eso, si no estáis demasiado cansados– en las que poder miraros a los ojos, hablar y ser algo más que los “padres de”…
Lo que no significa que me arrepienta de ser padre. Ni que me pesen las renuncias. No cambiaría por nada la experiencia de tener a M.: cada vez estoy más convencido de que es lo más importante que he hecho, y que seguramente haga jamás, a lo largo de mi existencia… Sí, mucho más que cualquier carrera profesional.
Pero eso no quita que, a veces, sobre todo cuando estoy más cansado, o quizás más nostálgico –como cuando uno mira viejos álbumes de fotos y se redescubre a sí mismo en un rostro más joven–, mire hacia atrás, hacia quién fui y lo que hice a lo largo de mi vida, y no eche un poco en falta determinadas cosas.
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Lo que no se dice

Siempre me he preguntado por qué, cuando tienes tu primer hijo, nadie te cuenta lo difíciles que pueden llegar a ser las primeras semanas. Incluso los primeros meses. Nada sobre la falta de sueño, el agotamiento, los miedos, la desorientación… Ni siquiera el hecho de contar con ayuda de la familia alivia esa sensación inicial de desamparo, de desconexión con la realidad.

Y no ocurre solamente con los inicios. En general, se evita hablar de lo duro que puede llegar a ser convertirse en padre/madre. Hemos inventado, eso sí, todo tipo de métodos, sostenidos sobre (dudosas) argumentaciones científicas, para eludir lo más exigente de la experiencia: que si método Estivill, que si destete temprano, que si guarderías públicas… Ideas que reflejan la esencia invidualista de nuestra sociedad, poniendo al progenitor por delante del niño. Sin embargo, quizá porque somos todos conscientes de lo que tienen detrás, no se reconoce jamás a qué responden. Ni qué es lo que intentan compensar.
De la misma manera, no suele hablarse de la cantidad de gente que, cuando llega un niño a tu vida, empieza a quedarse atrás. Esos amigos a los cuales la paternidad todavía les pilla lejos –a algunos, de hecho, se diría que les da miedo que sea contagiosa–, y a los que les cuesta aceptar que no puedas quedar a (o hasta) determinadas horas, que necesites planificar tus pasos con antelación, que hables (quizás más de lo debido) sobre tu hijo…
Tampoco se menciona que, al menos durante un buen puñado de años, hay que olvidarse de los grandes viajes, de las vacaciones interminables y relajantes. Porque, a partir de ahora, vas a tener a tu lado a un niño con unas necesidades básicas que hay que cubrir en el momento en que surgen, y al que por más que lo intentes, no puedes (ni debes) imponerle el ritmo de un adulto…
Igual que nadie te dice que se acabó lo de comer y/o cenar fuera de forma relajada, íntima. Ni que, al menos durante los primeros años, te va a resultar imposible compartir mesa con tu pareja –ni siquiera con amigos, si es que os decidís/atrevéis a salir en grupo–, sino que os vais a ver obligados a hacer turnos, porque los niños, por regla general, no se quedan sentados tranquilamente a la mesa, observando cómo hablan los adultos…
Por no hablar de ese detalle, que tanto cuenta asumir a los hombres que no están dispuestos a volcarse ni lo más mínimo por su papel como padres –esos que afirman, cargados de razón, que los demás somos esclavos de nuestros hijos–, de que la vida de pareja se convierte en un esfuerzo. Que el ritmo del día a día se hace tan vertiginoso, tan hiperestructurado, que se pierde la capacidad de improvisación, y hay que hacer auténtico encaje de bolillos para sacar unas cuantas horas –eso, si no estáis demasiado cansados– en las que poder miraros a los ojos, hablar y ser algo más que los “padres de”…
Lo que no significa que me arrepienta de ser padre. Ni que me pesen las renuncias. No cambiaría por nada la experiencia de tener a M.: cada vez estoy más convencido de que es lo más importante que he hecho, y que seguramente haga jamás, a lo largo de mi existencia… Sí, mucho más que cualquier carrera profesional.
Pero eso no quita que, a veces, sobre todo cuando estoy más cansado, o quizás más nostálgico –como cuando uno mira viejos álbumes de fotos y se redescubre a sí mismo en un rostro más joven–, mire hacia atrás, hacia quién fui y lo que hice a lo largo de mi vida, y no eche un poco en falta determinadas cosas.
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Madre hay solo Una

El termino Mamá no es sólo se aplica de manera simple a la persona que me trajo al mundo, significa mucho más que eso, no solo es un trabajo de medio tiempo porque el resto del día está en la oficina, no solo se aplica por el simple hecho de tener un niño en el vientre por poco menos de nueve meses, no es porque tienes uno, dos, tres o más hijos que vienen a cualquier hora del día o de la noche y con solo decir «mamá» consiguen lo que sea. No señores, es mucho muchísimo más que solo eso.

Una madre forma parte de nuestras vidas desde que llegamos a este planeta, nos acompaña siempre, en las buenas y en las malas, es un apoyo eterno para nuestros problemas, es un oído atento a cualquier problema que queramos contarle, es el hombro perfecto para llorar nuestras penas y es la primera en alegrarse de nuestros logros. Es quien nos empuja siempre para que logremos ser mejores y que cumplamos nuestros logros, es quien se desvela esperándonos en las noches cuando no llegamos, es quien nos deja un plato de comida lista y caliente sin importar la hora en que lo necesitemos. Es quien nos jala las orejas cuando la fregamos, es quien nos enseña a tomar decisiones complicadas, es quien nos lleva cuestas y nos hace dormir, es quien se preocupa todo el tiempo por nosotros, aun estando casados y con hijos propios. Es la cuenta bancaria con más fondo en el mundo, con una tasa de interés de cero y que no cobra moras ni te penaliza por demorarte, es quien te lleva de compras y te llena de regalos si es que están a su alcance, es quien te dice que «SI» o que «NO» cuando pides permiso para salir, ella sabe mucho más de la vida que nosotros, porque ya le ha tocado vivirla mucho antes, tiene más tiempo que nosotros en este mundo y por más de que nosotros digamos que no sabe nada, pues sabe mucho más de lo que creemos. Es quien nos abriga, nos cobija, nos carga y nos hace dormir en sus brazos, aunque tengas 40 y ella 60, nunca te va a negar nada.

Tiene el poder de leer la mente, sabe cuándo estamos enamorados, alegres o tristes con solo mirarnos a la cara, sabe cuándo tenemos un problema, aunque le digamos que no pasa nada, no la podemos engañar. Tiene el poder del sabor, nunca probaras algo horrible de sus manos, tiene el poder del orden y de la limpieza, sabe cómo sacar todas las manchas inimaginables de la ropa, es dibujante, matemática, literaria, historiadora y educadora física, psicóloga, economista, experta en logística y en compras, siempre tiene un as en la manga cuando menos te lo esperas.

Ahora, para mí, de manera personal y con el perdón del resto de madres del planeta, mi mamá es la mejor en el mundo, ha sido, es y será mi mayor orgullo, ella es madre y padre para mí, así que con ella es doble la celebración, ella sola me ha sacado adelante y ella celebra conmigo y con mi familia de mis logros. Pero ya no solo existe ella en mi mundo, tengo mi esposa que ahora también es madre, por eso, mamá es quien trajo al mundo a mi hija, es quien vela por ella cuando yo no estoy, es quien sufrió durante el embarazo, es quien llena de besos, abrazos y cariños a mi pequeña, es quien tiene todo listo y nunca le falta nada. Pero no puedo dejar de mencionar a mi suegra, ya que sin ella no tendría a la mujer que completa mi vida.

En resumen, con alegría y emoción puedo decir que tengo mi vida completa, no necesito decir más.
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Madre hay solo Una

El termino Mamá no es sólo se aplica de manera simple a la persona que me trajo al mundo, significa mucho más que eso, no solo es un trabajo de medio tiempo porque el resto del día está en la oficina, no solo se aplica por el simple hecho de tener un niño en el vientre por poco menos de nueve meses, no es porque tienes uno, dos, tres o más hijos que vienen a cualquier hora del día o de la noche y con solo decir «mamá» consiguen lo que sea. No señores, es mucho muchísimo más que solo eso.

Una madre forma parte de nuestras vidas desde que llegamos a este planeta, nos acompaña siempre, en las buenas y en las malas, es un apoyo eterno para nuestros problemas, es un oído atento a cualquier problema que queramos contarle, es el hombro perfecto para llorar nuestras penas y es la primera en alegrarse de nuestros logros. Es quien nos empuja siempre para que logremos ser mejores y que cumplamos nuestros logros, es quien se desvela esperándonos en las noches cuando no llegamos, es quien nos deja un plato de comida lista y caliente sin importar la hora en que lo necesitemos. Es quien nos jala las orejas cuando la fregamos, es quien nos enseña a tomar decisiones complicadas, es quien nos lleva cuestas y nos hace dormir, es quien se preocupa todo el tiempo por nosotros, aun estando casados y con hijos propios. Es la cuenta bancaria con más fondo en el mundo, con una tasa de interés de cero y que no cobra moras ni te penaliza por demorarte, es quien te lleva de compras y te llena de regalos si es que están a su alcance, es quien te dice que «SI» o que «NO» cuando pides permiso para salir, ella sabe mucho más de la vida que nosotros, porque ya le ha tocado vivirla mucho antes, tiene más tiempo que nosotros en este mundo y por más de que nosotros digamos que no sabe nada, pues sabe mucho más de lo que creemos. Es quien nos abriga, nos cobija, nos carga y nos hace dormir en sus brazos, aunque tengas 40 y ella 60, nunca te va a negar nada.

Tiene el poder de leer la mente, sabe cuándo estamos enamorados, alegres o tristes con solo mirarnos a la cara, sabe cuándo tenemos un problema, aunque le digamos que no pasa nada, no la podemos engañar. Tiene el poder del sabor, nunca probaras algo horrible de sus manos, tiene el poder del orden y de la limpieza, sabe cómo sacar todas las manchas inimaginables de la ropa, es dibujante, matemática, literaria, historiadora y educadora física, psicóloga, economista, experta en logística y en compras, siempre tiene un as en la manga cuando menos te lo esperas.

Ahora, para mí, de manera personal y con el perdón del resto de madres del planeta, mi mamá es la mejor en el mundo, ha sido, es y será mi mayor orgullo, ella es madre y padre para mí, así que con ella es doble la celebración, ella sola me ha sacado adelante y ella celebra conmigo y con mi familia de mis logros. Pero ya no solo existe ella en mi mundo, tengo mi esposa que ahora también es madre, por eso, mamá es quien trajo al mundo a mi hija, es quien vela por ella cuando yo no estoy, es quien sufrió durante el embarazo, es quien llena de besos, abrazos y cariños a mi pequeña, es quien tiene todo listo y nunca le falta nada. Pero no puedo dejar de mencionar a mi suegra, ya que sin ella no tendría a la mujer que completa mi vida.

En resumen, con alegría y emoción puedo decir que tengo mi vida completa, no necesito decir más.
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#SábadoDeYouTube: Educar con humor

Repasando mi TL en Twitter leo con envidia que estos días se celebra en Madrid la jornadas de Gestionando Hijos. Y se me ponen los dientes más largos aún al leer que Carles Capdevila estaba esta mañana allí, sobre el escenario, arrancándole una sonrisa a los asistentes.

Hoy aprovecho para empezar una nueva colección de posts, #SábadoDeYouTube, donde semanalmente enlazaré vídeos que me hayan gustado especialmente. Y la arranco con una de las charlas que más me han gustado sobre lo que significa ser padres, de la mano de Carles en las jornadas de Gestionando Hijos del año pasado. ¡Espero que lo disfrutéis!

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