Viaje a Noruega: Conociendo Stavanger

Llegando a Stavanger
Tras nuestra llegada al aeropuerto de Bergen, lo primero que hicimos al recoger el coche fue tomar camino hasta la ciudad de Stavanger. Es un recorrido habitual si se hace una ruta circular y el punto de inicio es una de estas dos ciudades; además, por el paisaje bien merece dedicar las cuatro horas y pico de trayecto en él. El trayecto incluye dos ferries (el primero de 40 minutos de duración, entre Halhjem y Sandvikvag, y el segundo de 25, entre Arsvagen Mortavika) y uno de los túneles submarinos más profundos del mundo, el de Rennfast, que llega a estar 223 metros bajo el mar y tiene una longitud de más de 5 kilómetros.

Como era de esperar, llegamos tarde a nuestro hotel (el único hotel que visitamos durante nuestro viaje) y nos fuimos a descansar para empezar el día siguiente a conocer la ciudad; teníamos previsto dedicarle un día completo.

El puerto de Stavanger

Conociendo la ciudad

Stavanger es la cuarta ciudad de Noruega con aproximadamente 130.000 habitantes y es la capital de la provincia de Rogaland. Esta ciudad portuaria es conocida como la capital noruega del petróleo y de ahí que tenga un museo dedicado a ello: El Museo noruego del petróleo (Norsk Oljemuseum), del que os hablé aquí.

El casco antiguo es idílico
Para conocer Stavanger lo mejor es perderse por ella… Nosotros, tras nuestro habitual paso por la oficina de turismo para recoger el mapa de rigor y recibir algunas indicaciones, nos dirigimos hacia el casco antiguo, una de las zonas más bellas de la ciudad.

Callejuelas peatonales adoquinadas con sus casas de madera adornadas con flores invitan a pasear sin rumbo fijo disfrutando de los detalles. Es fácil olvidar que se está en una ciudad relativamente grande teniendo en cuenta la tranquilidad que se respira en estas calles.

Tras un paseo algo pasado por agua (dichosa lluvia!) nos bajamos a la zona del puerto, donde los peques alucinaban con los cruceros allí atracados. Tranquilamente fuimos paseando hacia la zona del Museo del Petróleo, del que ya os hablé aquí, pasando por las fantásticas casas de colores del centro de la ciudad; a diferencia del casco antiguo, que es meramente residencial, aquí abundan las cafeterías y las tiendas con un ambiente animado y agradable. Antes de visitar el museo acabamos comiendo justo delante del Geopark en un restaurante chino. 
Nuestro paseo por el centro acabó después de visitar el museo. Continuamos callejeando hasta que llegamos a la Catedral de Stavanger y el fantástico lago que hay detrás. Finalmente, nos dirigimos hacia el hotel, parando a comprar algo de cenar en un kebab a medio camino.
La Catedral de Stavanger
Un fantástico lago en el centro
Nuestro paso por la ciudad fue tranquilo y agradable; conocimos su esencia y visitamos los lugares más importantes de ella. Al día siguiente íbamos a visitar el que hacía que muchos la visitaran (incluidos los cruceros): Preikestolen (El Púlpito).
Fue, sin duda, un buen comienzo del viaje.

Puedes consultar más información de nuestro viaje:

Diario de viaje a Noruega: Inicio

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Viaje a Noruega: Conociendo Stavanger

Llegando a Stavanger
Tras nuestra llegada al aeropuerto de Bergen, lo primero que hicimos al recoger el coche fue tomar camino hasta la ciudad de Stavanger. Es un recorrido habitual si se hace una ruta circular y el punto de inicio es una de estas dos ciudades; además, por el paisaje bien merece dedicar las cuatro horas y pico de trayecto en él. El trayecto incluye dos ferries (el primero de 40 minutos de duración, entre Halhjem y Sandvikvag, y el segundo de 25, entre Arsvagen Mortavika) y uno de los túneles submarinos más profundos del mundo, el de Rennfast, que llega a estar 223 metros bajo el mar y tiene una longitud de más de 5 kilómetros.

Como era de esperar, llegamos tarde a nuestro hotel (el único hotel que visitamos durante nuestro viaje) y nos fuimos a descansar para empezar el día siguiente a conocer la ciudad; teníamos previsto dedicarle un día completo.

El puerto de Stavanger

Conociendo la ciudad

Stavanger es la cuarta ciudad de Noruega con aproximadamente 130.000 habitantes y es la capital de la provincia de Rogaland. Esta ciudad portuaria es conocida como la capital noruega del petróleo y de ahí que tenga un museo dedicado a ello: El Museo noruego del petróleo (Norsk Oljemuseum), del que os hablé aquí.

El casco antiguo es idílico
Para conocer Stavanger lo mejor es perderse por ella… Nosotros, tras nuestro habitual paso por la oficina de turismo para recoger el mapa de rigor y recibir algunas indicaciones, nos dirigimos hacia el casco antiguo, una de las zonas más bellas de la ciudad.

Callejuelas peatonales adoquinadas con sus casas de madera adornadas con flores invitan a pasear sin rumbo fijo disfrutando de los detalles. Es fácil olvidar que se está en una ciudad relativamente grande teniendo en cuenta la tranquilidad que se respira en estas calles.

Tras un paseo algo pasado por agua (dichosa lluvia!) nos bajamos a la zona del puerto, donde los peques alucinaban con los cruceros allí atracados. Tranquilamente fuimos paseando hacia la zona del Museo del Petróleo, del que ya os hablé aquí, pasando por las fantásticas casas de colores del centro de la ciudad; a diferencia del casco antiguo, que es meramente residencial, aquí abundan las cafeterías y las tiendas con un ambiente animado y agradable. Antes de visitar el museo acabamos comiendo justo delante del Geopark en un restaurante chino. 
Nuestro paseo por el centro acabó después de visitar el museo. Continuamos callejeando hasta que llegamos a la Catedral de Stavanger y el fantástico lago que hay detrás. Finalmente, nos dirigimos hacia el hotel, parando a comprar algo de cenar en un kebab a medio camino.
La Catedral de Stavanger
Un fantástico lago en el centro
Nuestro paso por la ciudad fue tranquilo y agradable; conocimos su esencia y visitamos los lugares más importantes de ella. Al día siguiente íbamos a visitar el que hacía que muchos la visitaran (incluidos los cruceros): Preikestolen (El Púlpito).
Fue, sin duda, un buen comienzo del viaje.

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Viejas fábulas, coches clasicos y libros nuevos

Si bien hace tiempo que no leo ni las rutas de los camiones que me llevan de la casa al trabajo, (he llegado casi sin ver a la oficina, inmerso en pensamientos e ideas de “¿Y ahora qué hago?”) puedo decir que me encanta leer, no hablo necesariamente de lecturas educativas o de conocimiento general, me gusta leer historias, artículos, novelas y cosillas así que para los buenos lectores bien podrían ser pérdida de tiempo, pero qué más da si es o era una de mis actividades favoritas.

Por su puesto que aunque estoy un poco en contra de hacer de nuestros hijos lo que nosotros quisimos ser, también estoy a favor de mostrarles aquellas cosas que nos encantan, de forma que quizá puedan interesarse en ellas, tomarlas y hacerlas suyas, por ejemplo: estoy en contra de tratar de hacer de tu hijo un jugador profesional estrella de futbol, pero a favor de darle su primer balón, y mostrarte emocionado cuando hay un partido cargado de goles, digo, que tal si el niño se emociona con esto, le agarra cariño al deporte y ¡pum! el siguiente (inserte aquí su jugador favorito ¿Cristiano? ¿Messi? ¿Quién crees que es mejor?)

Así pues el fin de semana le compre a Matías un libro (Ya había hecho lo del balón de futbol desde el primer día que llego a casa) resulta que es un libro de fábulas de animales que estaba seguro que sería de lo más divertido y de paso cada historia dejaría una historia de aprendizaje… ERROR

¿Qué les pasa chingaos?, ¡Que alguien me explique cómo es posible que aquellas fabulas de nuestra infancia que jamás pudimos entender siguen publicándose sin ediciones actualmente! Editores, Confíe en que estaba siendo exagerado, le di el voto de confianza y le dije a Mi Matt que le leería un poco de esto, “El camello y el dromedario” vamos, sé que pueden ser mejor que eso; “la tortuga y la liebre” pasado de moda; “Pedro y el lobo” ¿Acaso aun vivimos en la taiga, o en las praderas, acaso voy a leerle un cuento a mi hijo en el que un lobo iba a llegar devorarse sanguinariamente a unas cuantas pequeñas ovejas que para empezar son el sustento de su familia?

Llámennos exagerados y hasta ridículos pero Matías dos renglones después de “el borrico y la flauta” decidió bajarse y dedicarse a otra cosa, y yo, bueno, yo en verdad no pretendía seguir leyendo las mismas historias de mi infancia, que por cierto jamás entendí. En verdad me gustaría que a mi hijo le guste mucho leer, que su imaginación pueda desarrollarse con los libros, que deje de necesitar la televisión para distraerse.

Me puse a pensar que les cuesta a los editores o a los creativos un pequeñita modificación a sus escritos, no sé, que tal agregarle un poquito de motor a cada fábula, que tal una engrasadita a los engranes de cada historia, en verdad que no les vendría mal. Matt ama los coches, si, ya lo había dicho muchas veces, estaba pensando… que tal si en lugar de “la tortuga y la liebre” hacen una carrera un VW del 68 vs un Challenger 2017” bueno, ya se nos ocurrirá un amanera de hacer que el vochito gane, no sé,  al Challenger se le quemó el aceite debido a una falla en el sistema de ventilación del Carter, PCV (Gracias Yahoo Respuestas por el dato) o algo así, que tal si en lugar de pedro y el lobo un “Papá y el Aston Martin 1963” ya nos inventaremos porque Matt engañaba a papá diciendo que venía el Aston en una exhibición de coches hasta que cuando realmente pasó frente a papá no pudo verlo porque esta vez no le creyó.

Pienso que es importante hacer que los niños lean, y leerles cosas que realmente les interesen y que puedan dejar una enseñanza en ellos, pienso que es difícil saber que les pueda gustar, sobre todo cuando no estamos del todo presentes por el momento pero es posible crear historias que llamen bastante su atención, tal vez creare este par de historias a ver si puedo llamar su atención automovilística y hacer de la hora de la lectura un momento entretenido con un poquito de enseñanza en cada texto, ¡aaarrancan!

PapáDe1ra
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Viejas fábulas, coches clasicos y libros nuevos

Si bien hace tiempo que no leo ni las rutas de los camiones que me llevan de la casa al trabajo, (he llegado casi sin ver a la oficina, inmerso en pensamientos e ideas de “¿Y ahora qué hago?”) puedo decir que me encanta leer, no hablo necesariamente de lecturas educativas o de conocimiento general, me gusta leer historias, artículos, novelas y cosillas así que para los buenos lectores bien podrían ser pérdida de tiempo, pero qué más da si es o era una de mis actividades favoritas.

Por su puesto que aunque estoy un poco en contra de hacer de nuestros hijos lo que nosotros quisimos ser, también estoy a favor de mostrarles aquellas cosas que nos encantan, de forma que quizá puedan interesarse en ellas, tomarlas y hacerlas suyas, por ejemplo: estoy en contra de tratar de hacer de tu hijo un jugador profesional estrella de futbol, pero a favor de darle su primer balón, y mostrarte emocionado cuando hay un partido cargado de goles, digo, que tal si el niño se emociona con esto, le agarra cariño al deporte y ¡pum! el siguiente (inserte aquí su jugador favorito ¿Cristiano? ¿Messi? ¿Quién crees que es mejor?)

Así pues el fin de semana le compre a Matías un libro (Ya había hecho lo del balón de futbol desde el primer día que llego a casa) resulta que es un libro de fábulas de animales que estaba seguro que sería de lo más divertido y de paso cada historia dejaría una historia de aprendizaje… ERROR

¿Qué les pasa chingaos?, ¡Que alguien me explique cómo es posible que aquellas fabulas de nuestra infancia que jamás pudimos entender siguen publicándose sin ediciones actualmente! Editores, Confíe en que estaba siendo exagerado, le di el voto de confianza y le dije a Mi Matt que le leería un poco de esto, “El camello y el dromedario” vamos, sé que pueden ser mejor que eso; “la tortuga y la liebre” pasado de moda; “Pedro y el lobo” ¿Acaso aun vivimos en la taiga, o en las praderas, acaso voy a leerle un cuento a mi hijo en el que un lobo iba a llegar devorarse sanguinariamente a unas cuantas pequeñas ovejas que para empezar son el sustento de su familia?

Llámennos exagerados y hasta ridículos pero Matías dos renglones después de “el borrico y la flauta” decidió bajarse y dedicarse a otra cosa, y yo, bueno, yo en verdad no pretendía seguir leyendo las mismas historias de mi infancia, que por cierto jamás entendí. En verdad me gustaría que a mi hijo le guste mucho leer, que su imaginación pueda desarrollarse con los libros, que deje de necesitar la televisión para distraerse.

Me puse a pensar que les cuesta a los editores o a los creativos un pequeñita modificación a sus escritos, no sé, que tal agregarle un poquito de motor a cada fábula, que tal una engrasadita a los engranes de cada historia, en verdad que no les vendría mal. Matt ama los coches, si, ya lo había dicho muchas veces, estaba pensando… que tal si en lugar de “la tortuga y la liebre” hacen una carrera un VW del 68 vs un Challenger 2017” bueno, ya se nos ocurrirá un amanera de hacer que el vochito gane, no sé,  al Challenger se le quemó el aceite debido a una falla en el sistema de ventilación del Carter, PCV (Gracias Yahoo Respuestas por el dato) o algo así, que tal si en lugar de pedro y el lobo un “Papá y el Aston Martin 1963” ya nos inventaremos porque Matt engañaba a papá diciendo que venía el Aston en una exhibición de coches hasta que cuando realmente pasó frente a papá no pudo verlo porque esta vez no le creyó.

Pienso que es importante hacer que los niños lean, y leerles cosas que realmente les interesen y que puedan dejar una enseñanza en ellos, pienso que es difícil saber que les pueda gustar, sobre todo cuando no estamos del todo presentes por el momento pero es posible crear historias que llamen bastante su atención, tal vez creare este par de historias a ver si puedo llamar su atención automovilística y hacer de la hora de la lectura un momento entretenido con un poquito de enseñanza en cada texto, ¡aaarrancan!

PapáDe1ra
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Los Reyes Magos SÍ existen

Soy un mentiroso. Y mamá también lo es. Hemos mentido, mentimos, y mentiremos a nuestra hija. Y mentiremos también a los mellizos. Y, además, llegará el momento en el que le pidamos a su hermana mayor que nos ayude a que la mentira cuele. Mintiendo ella también, por supuesto.  Así que todos mentirosos. Familia de…

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Educar para internet, formación continua en el uso de las redes sociales. Portal para padres

La red social Facebook ha creado un nuevo portal para padres. Son recomendaciones generales que podemos aplicar a cualquier red social, tanto para aquellos cuyos hijos empiezan a iniciarse en las redes sociales, como para aquellos otros cuyos hijos están completamente enganchados a su Instagram o a su Snapchat. Siempre es conveniente hacer un esfuerzo […]

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El Tema de la Semana #36: ¿Qué quiero que sean de mayores?

El Tema de la Semana ha nacido como propuesta para compartir: experiencias, curiosidades, ideas,… poder conocer, comprender y poder aprender. Para conocernos mejor y para que os conozcamos mejor. Esta es la idea que hay detrás de este ejercicio semanal: #ElTemaDeLaSemana. Tomando como base el sistema por el que se comparten y difunden otras accionesLeer más sobre El Tema de la Semana #36: ¿Qué quiero que sean de mayores?[…]

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JUGANDO A SER EL MEJOR

Los hombres estamos obligados a demostrar de manera permanente nuestra masculinidad, es decir, que cumplimos fielmente las expectativas de género y que somos por tanto reconocibles como sujetos viriles por nosotros mismos y por nuestros semejantes. En este sentido, la masculinidad se convierte en una prueba constante, en un desafío que nos obliga a ajustarnos a patrones y a medirnos, por tanto, de acuerdo con las reglas hegemónicas del patriarcado. Eso nos convierte en sujetos no solo enjaulados sino también permanente mente insatisfechos, en cuanto que hemos de actuar cada día para demostrarnos a nosotros mismos y a los demás que no hemos bajado la guardia. Ese juego interminable que supone la hombría es el que nos muestra la película Chevalier (2015), en la que la directora griega  encierra en un yate de lujo a seis hombres que, en mitad del Egeo, se plantean el reto de jugar a ver quién es el mejor de entre ellos. El que gane podrá lucir al final el anillo de la victoria y será coronado como el «mejor hombre».

A través de unos diálogos inspirados, y que en ocasiones rozan el absurdo que no es otro que ese en el que con mucha frecuencia se instala la masculinidad hegemónica, vamos comprobando cómo los seis protagonistas se enfrascan en una ardua batalla por demostrar quién vale más y en la que todo es digno de ser medido. Desde el tipo de calzoncillos que llevan a la forma en que duermen, pasando por cómo se desenvuelven en sus relaciones de pareja. El cruce de miradas que juzgan y de diálogos que poco a poco van provocando heridas le sirve a la directora para mostrarnos cómo sus personajes son, entre cosas, incapaces de asumir sus vulnerabilidades o de establecer entre ellos lazos emocionales que vayan más allá de las relaciones competitivas y poco empáticas que viven. Es curioso analizar cómo es muy complicado que dialoguen entre ellos, salvo para justificarse o para encontrar motivos de atacar al contrario, y cómo carecen de la intimidad suficiente para reconocerse en las heridas, en las dudas o en las debilidades. Entre ellos hay muchos silencios y mucho músculo.

En la película comprobamos como todo es medido por estos seis hombres que, de repente, ponen en duda su propia autoestima. Por supuesto, se mide el tamaño de las erecciones, tal y como vemos en una de las escenas más amargas de la película, pero también cómo cumplen con determinadas tareas o hasta qué punto satisfacen la potencia, en todos los sentidos, que se espera de un hombre de verdad. En esta línea comprobamos cómo discuten sobre la probable impotencia sexual de uno de los seis o cómo el «menos masculino» de todos ellos evidencia que con sus palabras y acciones que está bordeando peligrosamente la frontera que separa lo masculino de lo femenino.


A través de los distintos caracteres, la directora nos enseña la hombría como posesión del saber y la autoridad, como línea de privilegios que se trasmiten a través de acuerdos entre iguales e, inevitablemente, como espacio de conflicto en el que acaban apareciendo distintas formas de violencia. Estos hombres, poco habituados a mirarse en el espejo más allá de lo que muestra la imagen de sus kilos de más o de sus músculos atrofiados, se ven obligados a desentrarñas sus miserias y areafirmare en sus logros. «Yo el año pasado vendí 170 pólizas», dice el corredor de seguros, al tiempo que reclama que uno de sus contricantes le haga por fin un hijo a su esposa.

«Soy el mejor, soy el mejor, soy el mejor…», no deja de repetirse en otra escena uno de los hombres aparentemente más exitoso, Christos, pero del que vamos descubriendo todas sus grietas. Un hombre que frente al espejo intenta recomponer su virilidad puesta en entredicho y que cada mañana hace ejercicio para ser la máquina perfecta que está dejando de ser tal. Un reto que no admite pausa y que los sitúa a todos al borde del precipicio, del que tal vez solo se salven firmando, una vez mas, el pacto entre caballeros que permitirá que continúen al frente de todas las batallas. De ahí que no nos debiera resultar extraño que, casi al final de la cinta, uno de los hombres proponga hacer un pacto de sangre para que así todos sellen su vínculo fraternal. De esta manera la fratría viril se recompondrá y se mantendrá fuerte frente a cualquier vendaval que pretenda derribarla. Paradójicamente, el más débil, el menos masculino, el más torpe, el que se atreve una noche a cantar con voz de mujer, es el único que se atreve a hacerse un corte y se lo hace justo en el culo. Ese lugar que es como la cueva en la que la virilidad esconde la llave de acceso a lo más recóndito de su poder. 

Al final cada uno de estos seis hombres vuelve a su entorno, a su vida cotidiana, al ejercicio renovado de su rol de proveedores y protagonistas. Los vimos al principio de la película luciendo los peces que habían pescado, luego midiéndose las pollas y hasta rebuscando músculos bajo los michelines. Tan absurdos a veces y tan patéticos casi siempre. Solos y aburridos, a pesar de que nos parezcan encantados de haberse conocido. En una crisis que solo será una oportunidad cuando ellos mismos empiecen a mirarse en el espejo sin la obsesión de ser los mejores. 


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Y el Espiritu Navideño, ¿donde quedo?

Estamos a puertas de una de las fechas más importantes para los niños, La Navidad, una fecha muy esperada por ellos, sobre todo si son pequeños, y si aún creen en Papá Noel mucho mejor, sin embargo, en estos últimos días nos hemos dado cuenta que el espíritu navideño se ha perdido bastante y ahora todo está más orientado hacia el lado comercial, de repente siempre ha sido así, pero ahora que estoy del otro lado de la ecuación lo noto mucho más. Las tiendas hacen su agosto, setiembre y hasta octubre y los clientes, o sea nosotros, gastamos nuestra gratificación y tal vez algo más de lo que debemos y que no tenemos presupuestado, el uso del plástico está en su más alto nivel y las compras se hacen más por cumplir que por otra cosa.

Antes la navidad era una sorpresa para los niños, dependiendo de la costumbre de cada familia, algunos son despertados pasada la media noche y otros esperan al 25 en la mañana, como era conmigo, para bajar corriendo las escaleras y encontrar el árbol repleto de cajas y paquetes, no todos con mi nombre, pero al menos había algunos, y a esa hora de la madrugada me ponía a separarlos, pero sin abrirlos, solo para asegurarme que los tuviera más cerca. Luego de eso tenía que esperar a que alguien más bajara para poder recibir mis regalos, y muchas de esas veces me quedaba dormido en el sillón de la sala esperando. En aquellos años nunca me despertaba tan temprano, solo el 25 madrugaba como nunca.

Esta es nuestra cuarta navidad de a tres, nosotros acostumbramos recibir las 12 en la casa de los papás de Mary y el 25 almorzamos con mi familia. El tema de los regalos solo se aplica para los pequeños, así no hay mucho gasto, aunque en sentido figurado claro porque al final igual gastamos, la cosa es que nosotros compramos todo lo necesario el fin de semana luego del 15 para evitar la pelotera de gente y aprovechar la disponibilidad de efectivo, aunque desde que empieza diciembre ya se ve que el tráfico humano empieza a crecer radicalmente. Nosotros vamos a comprar las cosas juntos, incluyendo a la Bubu, ella se pasea por los anaqueles y escaparates sacando cosas y metiéndolas en el carrito de compra, obviamente no se le compra todo, pero por ahí que le liga algo. Como ella aun s pequeña, la idea de Papá Noel está en un estado de pausa, le decimos que los regalos nos los deja el en el departamento y los que les dan en las otras casas también los deja, pero es difícil que no relacione un regalo con la persona que se lo da físicamente, si tú le preguntas quien le regalo algo ella te contesta con Papi, Abu, Tata o algún otro nombre familiar pero nunca dice papá Noel. 

No sé si para el siguiente año ella nos deba acompañar a comprar las cosas, decirle que tiene que hacer su carta a Santa Claus y decirle que si ha sido una niña buena va a recibir regalos, o dejar que nos acompañe y que vea lo que realmente sucede en estas fechas festivas, que los regalos los compran personas como cualquiera de nosotros y que no existe un hombre de traje rojo y barba blanca que maneja un trineo volador guiado por renos. Sera bueno hacer que pise el suelo y sepa la verdad o que tenga esa parte de fantasía asociada con la Navidad hasta que tenga cierta edad, como sucedió conmigo cuando era niño. El problema es que la televisión y las tiendas no ayudan mucho, como todo es marketing al 1000% es muy difícil explicarle a una niña pequeña que realmente Papá Noel se encarga de todo y que los papás como nosotros solo paseamos por las tiendas y miramos las cosas sin comprar nada, ¿qué difícil dilema no creen?

PD: Este artículo no tiene ninguna intención de malograrle las fiestas a nadie en lo absoluto, solo es mi punto de vista sobre estas fechas que tanto incremento comercial tienen últimamente.
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Y el Espiritu Navideño, ¿donde quedo?

Estamos a puertas de una de las fechas más importantes para los niños, La Navidad, una fecha muy esperada por ellos, sobre todo si son pequeños, y si aún creen en Papá Noel mucho mejor, sin embargo, en estos últimos días nos hemos dado cuenta que el espíritu navideño se ha perdido bastante y ahora todo está más orientado hacia el lado comercial, de repente siempre ha sido así, pero ahora que estoy del otro lado de la ecuación lo noto mucho más. Las tiendas hacen su agosto, setiembre y hasta octubre y los clientes, o sea nosotros, gastamos nuestra gratificación y tal vez algo más de lo que debemos y que no tenemos presupuestado, el uso del plástico está en su más alto nivel y las compras se hacen más por cumplir que por otra cosa.

Antes la navidad era una sorpresa para los niños, dependiendo de la costumbre de cada familia, algunos son despertados pasada la media noche y otros esperan al 25 en la mañana, como era conmigo, para bajar corriendo las escaleras y encontrar el árbol repleto de cajas y paquetes, no todos con mi nombre, pero al menos había algunos, y a esa hora de la madrugada me ponía a separarlos, pero sin abrirlos, solo para asegurarme que los tuviera más cerca. Luego de eso tenía que esperar a que alguien más bajara para poder recibir mis regalos, y muchas de esas veces me quedaba dormido en el sillón de la sala esperando. En aquellos años nunca me despertaba tan temprano, solo el 25 madrugaba como nunca.

Esta es nuestra cuarta navidad de a tres, nosotros acostumbramos recibir las 12 en la casa de los papás de Mary y el 25 almorzamos con mi familia. El tema de los regalos solo se aplica para los pequeños, así no hay mucho gasto, aunque en sentido figurado claro porque al final igual gastamos, la cosa es que nosotros compramos todo lo necesario el fin de semana luego del 15 para evitar la pelotera de gente y aprovechar la disponibilidad de efectivo, aunque desde que empieza diciembre ya se ve que el tráfico humano empieza a crecer radicalmente. Nosotros vamos a comprar las cosas juntos, incluyendo a la Bubu, ella se pasea por los anaqueles y escaparates sacando cosas y metiéndolas en el carrito de compra, obviamente no se le compra todo, pero por ahí que le liga algo. Como ella aun s pequeña, la idea de Papá Noel está en un estado de pausa, le decimos que los regalos nos los deja el en el departamento y los que les dan en las otras casas también los deja, pero es difícil que no relacione un regalo con la persona que se lo da físicamente, si tú le preguntas quien le regalo algo ella te contesta con Papi, Abu, Tata o algún otro nombre familiar pero nunca dice papá Noel. 

No sé si para el siguiente año ella nos deba acompañar a comprar las cosas, decirle que tiene que hacer su carta a Santa Claus y decirle que si ha sido una niña buena va a recibir regalos, o dejar que nos acompañe y que vea lo que realmente sucede en estas fechas festivas, que los regalos los compran personas como cualquiera de nosotros y que no existe un hombre de traje rojo y barba blanca que maneja un trineo volador guiado por renos. Sera bueno hacer que pise el suelo y sepa la verdad o que tenga esa parte de fantasía asociada con la Navidad hasta que tenga cierta edad, como sucedió conmigo cuando era niño. El problema es que la televisión y las tiendas no ayudan mucho, como todo es marketing al 1000% es muy difícil explicarle a una niña pequeña que realmente Papá Noel se encarga de todo y que los papás como nosotros solo paseamos por las tiendas y miramos las cosas sin comprar nada, ¿qué difícil dilema no creen?

PD: Este artículo no tiene ninguna intención de malograrle las fiestas a nadie en lo absoluto, solo es mi punto de vista sobre estas fechas que tanto incremento comercial tienen últimamente.
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LAS BELLAS ARTES DE MAGÜI MIRA

Siempre me la imagino como un personaje escapado de un libro de Virginia Woolf. Tal vez una Mrs. Dalloway que se rebela contra las fiestas y las flores, o como un Orlando que cambia de sexo como de peinado, o incluso como la hermana mayor de Shakespeare que un día reveló que ella fue la autora de “El rey Lear”. Hay en ella algo de amazona que se resiste a abandonar la batalla, de aventurera que prefiere llevar botas a tacones, de irresistible mujer fatal cuya fatalidad quizás siempre haya sido sentirse digna heredera de las “sin sombrero”. Fue mi admirada y soñada Ana Belén la que me descubrió hace apenas tres años, de la mano de la mejor Kathie que podría haber imaginado Vargas Llosa, su pulso firme y su mirada: la de una mujer que trata siempre de arañar la superficie del mundo que vivimos para extraer, con arte y con palabras, las sutiles enredaderas de las relaciones emocionales – y, por tanto, políticas – que nos definen como seres humanos. Magüi Mira, que desde entonces ha pasado a ser mi hermana adoptiva, la sister del cuento que me empeño en escribir con la complicidad de mis afinidades electivas, no ha dejado de crecer en los últimos tiempos. Un triunfo ciertamente sorprendente en una época en la que ser mujer, y sobre todo tras haber pasado la frontera de la juventud que cotiza en el mercado, es un lastre no solo para ser reconocida como igual sino incluso para ser simplemente visible.  Ella, siempre contracorriente, está sin embargo dando lo mejor de sí justo ahora, cuando hace ya años que dejó atrás el pelo rojo y se sintió más grande que nunca en su piel de cómica republicana y feminista.


Tras haber desentrañado los misterios de las mujeres siempre condenadas a ser las “señoras de”, y las traiciones que han dejado sin alma a buena parte de las revoluciones, en su espléndido montaje de Kathie y el hipopótamo, tuvo la valentía de darle la vuelta a El discurso del reyy hacer de ella una obra sobre las masculinidades heridas y sobre las mujeres como víctimas del patriarcado, además de todo una tesis sobre los disfraces del poder. Se ha atrevido también con mujeres poderosas, aunque finalmente presas del amor como narcótico del patriarca como lo fue Cleopatray con aquellas, como la que interpreta Lola Herrera en La velocidad del otoño, que se resisten a ser engullidas por un sistema en el que el sexo/género continúa siendo una mochila más pesada para ellas que para nosotros. En su cabeza de duende nervioso, me consta, no dejan de bullir las ideas, los personajes, las lecturas, los escenarios en los que esta mujer, que fue Fedra y también la señorita Julia y hasta una anarquista, sigue soñando con que el arte, la Cultura, pueden transformar el mundo.


Yo que no soy de brindar mucho en estas fiestas navideñas, no he podido resistirme a hacerlo por ella  y con ella al enterarme de que el Consejo de Ministros le ha concedido la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes. Y lo hago por ella, pero también por todas las mujeres que en el ámbito del teatro, de la cultura en general, continúan sufriendo discriminaciones horizonales y verticales, por todas las que luchan por ser reconocidas como iguales y por ofrecer una mirada que rompa de una vez por toda con el monopolio androcéntrico, por las miles que se empeñan en demostrarnos que la auténtica belleza reside en la luz que desprenden los ojos y las arrugas y no en el disimulo de los pliegues vividos. Magui Mira, con la que un día compartí té y risas junto a la Puerta de Alcalá, representa esa lucha y ese compromiso: la entrega de quien sabe que como mujer siempre ha tenido que demostrar el doble sus méritos y capacidades. Y a la que todavía hoy, cuando la entrevistan, tiene que sufrir que tengan más relevancia sus maridos que su propio trabajo.


Siempre he pensado que una actriz es, al fin, todos los personajes que ha sido sobre las tablas. En ella habitan los que ha encarnado e incluso los que sueña. En el caso de Magüi, que además es directora, viven también en su cabeza/corazón/vientre de hada inquieta todos los que algún día le gustaría ver moviéndose al dictado de su batuta. La Mira es pues también la Molly Bloom que se rebela contra un Joyce que debería haber leído más a Virginia, o la Julia que se da cuenta que las servidumbres interseccionan en el caso de las mujeres, o la señora casada que un día se da cuenta que, como bien escribiera García Márquez, “nada se parece más al infierno que un matrimonio feliz”. Yo quiero pensar que Magüi es hoy, además de una artista feliz con su reconocimiento, todo lo que le queda por hacer. Las historias que esperan en baúles a que ella las dote de alma violeta y presencia transformadora. Porque el arte, como la vida, solo se entiende desde el permanente tránsito. Y desde la magia que, si ustedes miran con las gafas adecuadas, pueden descubrir entre la nieve que hace fértil la cabeza de mi sister valenciana.

Publicado en THE HUFFINGTON POST, 29 de diciembre de 2016:
http://www.huffingtonpost.es/octavio-salazar/las-bellas-artes-de-mague_b_13870592.html
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HOT WHEELS CIRCUITO DE CARRERAS I.A.

Recuerdo que de pequeño nunca tuve un circuito de carreras. Bueno, sí, tuve uno, pero de circuito solo tenía que era circular y, de carreras, pues, los coches corrían más bien poco. Así que esa es una de mis asignaturas pendientes que arrastro desde mi niñez.

Asignatura, que no he podido superar porque a mis peques nunca les ha llamado mucho el mundo de las carreras de coches y eso que alguna vez les he intentado llevar por ese «circuito», pero nada. Pero eso podría cambiar (o no) de la mano de Hot Wheels y su circuito de carreras que utiliza la inteligencia artificial. En este vídeo podéis comprobar si es verdad eso que anuncian de LAS CARRERAS DEL FUTURO YA ESTÁN AQUÍ

La novedad que nos ofrece Hot Wheels es que los coches llevan sensores para no salirse de la pista, alcanzar una velocidad de unos 180 metros por hora y que (como si de un videojuego se tratase) poder lanzar objetos virtuales a tu contrincante.

Otro punto a su favor es la pista. Es fácil de montar y desmontar (hubiera estado genial que aquel circuito que tuve de pequeño fuera así y no que costaba muchísimo que encajaran las distintas partes) e incluye veinte tramos para formar hasta cuarenta pistas distintas.

Hay tres opciones de carrera: Radio control o Libre (estás al mando y puedes hacer carreras fuera de la pista), Práctica (te pones a prueba conduciendo los coches inteligentes de Hot Wheels por distintos circuitos o intentando batir tu propio récord de vuelta más rápida) y Campeonato (puedes competir contra tus amigos o desafiar a la propia máquina).

A priori tiene muy buena pinta, ¿no?.Eso sí, hay dos cosas que me gustan menos. Primero, que en el anuncio (por lo menos en el que he visto) no salen chicas jugando / disfrutando del producto. Creo que casi  todos entendemos que no hay juguetes exclusivos de niños o de niñas y para que al final todo se normalice, deberíamos incluir tanto a niños como niñas en los juegos.
Y segundo, lo ideal para quitarme el trauma de mi niñez con los circuitos de carreras y para hablar con todo el conocimiento de causa del producto (y no como un post patrocinado), los amigos de Hot Wheels me tendrían que haber mandado el circuito para probarlo. Yo por si acaso, lo voy a incluir en mi carta de los RRMM de este año.
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HOT WHEELS CIRCUITO DE CARRERAS I.A.

Recuerdo que de pequeño nunca tuve un circuito de carreras. Bueno, sí, tuve uno, pero de circuito solo tenía que era circular y, de carreras, pues, los coches corrían más bien poco. Así que esa es una de mis asignaturas pendientes que arrastro desde mi niñez.

Asignatura, que no he podido superar porque a mis peques nunca les ha llamado mucho el mundo de las carreras de coches y eso que alguna vez les he intentado llevar por ese «circuito», pero nada. Pero eso podría cambiar (o no) de la mano de Hot Wheels y su circuito de carreras que utiliza la inteligencia artificial. En este vídeo podéis comprobar si es verdad eso que anuncian de LAS CARRERAS DEL FUTURO YA ESTÁN AQUÍ

La novedad que nos ofrece Hot Wheels es que los coches llevan sensores para no salirse de la pista, alcanzar una velocidad de unos 180 metros por hora y que (como si de un videojuego se tratase) poder lanzar objetos virtuales a tu contrincante.

Otro punto a su favor es la pista. Es fácil de montar y desmontar (hubiera estado genial que aquel circuito que tuve de pequeño fuera así y no que costaba muchísimo que encajaran las distintas partes) e incluye veinte tramos para formar hasta cuarenta pistas distintas.

Hay tres opciones de carrera: Radio control o Libre (estás al mando y puedes hacer carreras fuera de la pista), Práctica (te pones a prueba conduciendo los coches inteligentes de Hot Wheels por distintos circuitos o intentando batir tu propio récord de vuelta más rápida) y Campeonato (puedes competir contra tus amigos o desafiar a la propia máquina).

A priori tiene muy buena pinta, ¿no?.Eso sí, hay dos cosas que me gustan menos. Primero, que en el anuncio (por lo menos en el que he visto) no salen chicas jugando / disfrutando del producto. Creo que casi  todos entendemos que no hay juguetes exclusivos de niños o de niñas y para que al final todo se normalice, deberíamos incluir tanto a niños como niñas en los juegos.
Y segundo, lo ideal para quitarme el trauma de mi niñez con los circuitos de carreras y para hablar con todo el conocimiento de causa del producto (y no como un post patrocinado), los amigos de Hot Wheels me tendrían que haber mandado el circuito para probarlo. Yo por si acaso, lo voy a incluir en mi carta de los RRMM de este año.
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Feliz Navidad MiLeidis y PapásDe1ra

Santa Claus llegó a la ciudad, y aunque realmente este lugar ni siquiera llega a ciudad, también aquí llegaron los villancicos de Tatiana, esos que tanto odio; pero que debo disfrutar porque de esto se tratan estos días en que todos sonríen por cualquier motivo, y yo no soy la excepción.

En casa decidí comprar un pino pequeño, por que digo –En donde dejaría Santa Claus los regalos si no en un pino, por que son los Reyes Magos los que meten sus regalos bajo las camas y para nada santa Claus puede verse copión, así pues compre y puse el pino ya solo esperamos la llegada del barrigón, hemos acordado que la navidad la pase con mamá, y parte del 25 conmigo, pareciera que puedo conformarme con poco pero en realidad recién nos estamos ajustando y soy feliz con los planes del domingo, para la cena quizá un asado, bailecito y no dormir tan tarde porque en navidad se debe madrugar.

Llegaron las fiestas, y aprovecho el espacio para brindarles un agradecimiento y los deseos de una noche llena de paz y alegría, no olviden abrazar a sus hijos, platicar con la familia y sobre todo no olviden darle suficiente alcohol a ese tío que hace de estas reuniones noches de anécdotas inolvidables, felices fiestas lectores…

Papáde1ra

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Feliz Navidad MiLeidis y PapásDe1ra

Santa Claus llegó a la ciudad, y aunque realmente este lugar ni siquiera llega a ciudad, también aquí llegaron los villancicos de Tatiana, esos que tanto odio; pero que debo disfrutar porque de esto se tratan estos días en que todos sonríen por cualquier motivo, y yo no soy la excepción.

En casa decidí comprar un pino pequeño, por que digo –En donde dejaría Santa Claus los regalos si no en un pino, por que son los Reyes Magos los que meten sus regalos bajo las camas y para nada santa Claus puede verse copión, así pues compre y puse el pino ya solo esperamos la llegada del barrigón, hemos acordado que la navidad la pase con mamá, y parte del 25 conmigo, pareciera que puedo conformarme con poco pero en realidad recién nos estamos ajustando y soy feliz con los planes del domingo, para la cena quizá un asado, bailecito y no dormir tan tarde porque en navidad se debe madrugar.

Llegaron las fiestas, y aprovecho el espacio para brindarles un agradecimiento y los deseos de una noche llena de paz y alegría, no olviden abrazar a sus hijos, platicar con la familia y sobre todo no olviden darle suficiente alcohol a ese tío que hace de estas reuniones noches de anécdotas inolvidables, felices fiestas lectores…

Papáde1ra

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Ampliación del permiso de paternidad

  Vaya, por fin. Se amplía el permiso de paternidad a cuatro semanas. Ya era hora. Desde 2009 que llevaban con ello… Ya está bien. Supongo que era una ley (o lo que sea, me da igual), muy difícil de modificar. Tanto, que han estado 8 años cambiándola. A partir del uno de enero, todos…

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