Espectacular Mundialito de fútbol base en Cambrils

Se acerca la Semana Santa, época de procesiones religiosas, de vacaciones escolares y de torneos deportivos varios. Esta año en nuestra población, Cambrils, se celebra el Mundialito de Futbol Base, en su 24a edición. Un acontecimiento multitudinario que se ha celebrado en diversas sedes, la última en portugal, y que este año traerá a la provincia de Tarragona, miles de niños para participar en un torneo espectacular.  
Espectacular por lo que mueve, con la presencia de 4000 jugadores de 200 equipos de 50 países diferentes. A ello hay que sumar familiares y técnicos.

Espectacular por el montaje, sobre todo a nivel de infraestructuras. Transformarán el campo de atletismo de Cambrils en un estadio con capacidad para 10.000 personas, pasando a ser el segundo estadio más grande de la provincia después del campo del Nástic y por encima del del Reus Deportiu. Además contará con un museo del fútbol, fun zone, plató TV con programas en directo, zona de restauración entre otros muchos servicios. 

Espectacular por los equipos que vienen. Sólo hace falta de ver el cartel. A parte de los equipos españoles de primera línea, visitarán Cambrils equipos de las mejores ligas europeas y hasta equipos de otros continentes. 

Espectaculares por la organización con una gran ceremonia inaugural y una de clausura con premios para todos los chicos.
Y lo mejor de todo es que lo podremos disfrutar con nuestro pequeño. Pau compite en la categoría benjamín con su equipo. Jugarán contra el Fenerbahçe Turco, un equipo de Brasil, uno de USA y uno de Polonia. 

De todo sólo me fastidia una cosa, sólo una. Que sólo podré ver uno de los partidos de la fase de grupos, porque el resto se juegan entre semana y el trabajo no perdona. Así que espero que Pau como sus compañeros disfruten del torneo, por encima de si ganan o no, y que todos aquellos que vengáis de fuera os sintáis bien acogidos en nuestro pueblo. 
Nos vemos por el mundialito 😉
Web con toda la información del mundialito: http://mundialito.org/
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El 100

Hace unas semanas fue el día 100 del curso en el cole de los pequeños padawanes. No sé qué hicieron en clase o en el patio, o qué inventó la Seño para que los peques disfrutaran de ese día. Pero sí sé que fue un día redondo, una cifra redonda.

Meses atrás, un año atrás, ver salir del cole a Luke con las manos cargadas de regalos y globos, la mochila llena de caramelos, manualidades y monigotes

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El 100

Hace unas semanas fue el día 100 del curso en el cole de los pequeños padawanes. No sé qué hicieron en clase o en el patio, o qué inventó la Seño para que los peques disfrutaran de ese día. Pero sí sé que fue un día redondo, una cifra redonda.

Meses atrás, un año atrás, ver salir del cole a Luke con las manos cargadas de regalos y globos, la mochila llena de caramelos, manualidades y monigotes de goma eva, y sobre todo, un gorro rosa en la cabeza con un ‘100’ enorme, para mí era inimaginable. Meses atrás, un año atrás, solo pensaba en el cambio de casa, cambio de cole, de Seño, de amigos… cambio de vida. Pero los padawanes me borran la mente y me pintan una sonrisa. Salimos del cole, los tres de la mano, y a Luke se le acumulan las historias y las anécdotas en la boca. Nos vamos a casa cargados de cosas y de risas, felices, riendo en el coche, hiperactivos. Mientras termino de preparar la comida, Leia lee un libro sentada en la encimera. Está leyendo a todas horas. Y el pequeño sigue riendo y bailando alrededor mía, sigue acelerado, como cuando le toca el turno de ser el encargado de la clase.

Meses atrás, un año atrás, no podía imaginar un día como ese. El día 100 fue un gran día en la Academia-Jedi. Ha habido más, pero ese fue especial. De esto hace ya unas semanas, como os dije al principio. Ayer le tocó de nuevo ser el encargado de clase, y Luna ha pasado la noche en casa. Y ahora el que se pasa el día leyendo sus fichas y libros de dinosaurios es él.

Da la casualidad de que por esas fechas descubrí en The Blue Monster, otro de los blogs que sigo, el poema del pedagogo italiano Loris Malaguzzi, ‘Los cien lenguajes del niño‘.

El niño está hecho de cien.
El niño tiene cien lenguas, cien manos, cien pensamientos,
cien maneras de pensar, de jugar y de hablar.
Cien.
Siempre cien, maneras de escuchar, de sorprenderse, de amar,
cien alegrías para cantar y entender, cien mundos que descubrir,
cien mundos que inventar, cien mundos que soñar.
El niño tiene cien lenguas (y además de cien, cien más),
pero le roban noventa y nueve.
La escuela y la cultura le separan la cabeza del cuerpo.
Le dicen:
Que debe pensar sin manos, actuar sin cabeza, escuchar y no hablar,
entender sin alegría, amar y sorprenderse sólo en Pascua y Navidad.
Le dicen:
Que descubra el mundo que ya existe y de cien le roban noventa y nueve.
Le dicen:
Que el juego y el trabajo, la realidad y la fantasía, la ciencia y la imaginación,
el cielo y la tierra, la razón y el sueño, son cosas que no van juntas.
Y le dicen:
Que el cien no existe.
El niño dice:
«¡EL CIEN EXISTE!»

(Los cien lenguajes del niño – Loris Malaguzzi)

Desde que yo soy padre, alguno de esos 100 los he ido recuperando. Pocos, muy pocos, pero lo suficiente como para disfrutar del Día 100 del cole. Para mí un día redondo.

¡Que la Fuerza os acompañe!
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Disney on Ice: Frozen – La crónica

Son las 08.00 y la HermanaMayor acaba de aparecer en nuestra habitación. Llevamos una semana con la cuenta atrás y, por fin, ha llegado el día. Casi 3 meses después de haber abierto el sobre que nos dejó Papá Noel en el árbol, hoy podremos disfrutar de nuestro regalo todos juntos. Esta tarde vamos a Disney on ice: Frozen!!

Tenemos el día planificado desde hace unas semanas: después de arreglarnos haremos unos bocatas y nos iremos a Barcelona (la sesión empieza a las 16.00). El HermanoMenor también está emocionado por el acontecimiento y no pierde la ocasión: de buena mañana ya lleva su disfraz de Mickey Mouse.
Salimos de casa pasadas las 13.00 y a eso de las 14.00 ya estamos por los alrededores del Palau Sant Jordi, justo en el momento en el que los espectadores de la sesión anterior (la de las 12.00) se están yendo… Gracias a esto conseguimos aparcar a pocos pasos de la entrada al Palau.
Comemos por la zona y una vez estamos listos la HermanaMayor se pone su fantástico disfraz de Elsa… Todas las niñas van emocionadas imitando a sus princesas preferidas; sin embargo para mi, mi niña es la más guapa, con esos grandes ojos que me miran expectantes mientras le voy contando que en poco rato estaremos viendo a Elsa y a Anna.
Entramos en el recinto y se nos ponen los pelos de punta: el merchandising nos deja sin sentido; todo es atractivo y llamativo para esas niñas que empiezan a pedir varitas luminosas giratorias, muñecos, peluches, bebidas de colores o palomitas…
Son las 15.30; en poco rato empieza el espectáculo y ya estamos todos nerviosos, así que nos vamos a buscar nuestros asientos. Tras cruzar la cortina nos quedamos boquiabiertos: aparece ante nosotros esa pista de hielo iluminada de azul, preciosa, perfecta y con la banda sonora de Frozen de fondo.
El HermanoMenor también está nervioso; no hace más que preguntar si ya empieza, aunque no tiene del todo claro qué es lo que va a ver…
Poco a poco el Palau se va llenando, cada vez más Elsas y Annas inundan las gradas. Y todas con un sentimiento común: nervios porque empiece ya Disney on Ice… Y de repente se escucha: «Señoras y señores, en 10 minutos empieza el espectáculo»… Qué nervios! Tras esos 10 minutos interminables se apagan las luces del Sant Jordi y únicamente queda iluminada la pista: Aparecen Mickey y Minnie y el público enloquece. Mi pequeño príncipe adora a Mickey y casi ni pestañea cuando lo ve. Le siguen Goofy y Donald y entre todos nos presentan lo que vamos a ver: Una historia de amor… Aparecen Blancanieves y el príncipe azul, Cenicienta y el príncipe, Aurora y Felipe, Ariel y Eric, Rapunzel y Eugene, Timón y Pumba, Dory y Nemo, Buzz LightYear y Buddy… Y por último nos presentan la historia principal: Frozen.
Aparece Cristoff con Sven cuando eran pequeños y comienza la historia que todos conocemos. La puesta en escena es magnífica: Cada detalle, cada movimiento; el staff cambiando el decorado sutilmente… Todo está calculado al milímetro para que salga bien. Nadie aparta la vista de esos personajes que tantas veces hemos visto en la televisión y hoy son de carne y hueso.
El espectáculo recrea la película Frozen en patinaje sobre hielo. Es todo tan bonito, tan especial y tan divertido… Mi hija se parte de risa con Olaf, la chispa graciosa que, como en la película, en cualquier momento te arranca una carcajada. 
Hacen una pausa de unos 10-15 minutos y la aprovechamos para comprar unas palomitas (básicamente para calmar el ansia consumista de la HermanaMayor).
Empieza la segunda parte y continuamos con las vivencias de estas dos hermanas y acabamos cantando “Libre soy” al mismo tiempo que Elsa. Seguimos encandilados con el juego de luces y efectos; incluso Anna se convierte en estatua de hielo!! Menos mal que el acto de amor verdadero la convierte de nuevo en humana.
El espectáculo está llegando a su fin, aunque en realidad no queremos que sea así… Ya para acabar vuelven a salir Mickey, Minnie y el resto de personajes a despedirse. Los saludamos a todos efusivamente intentando retener en nuestra mente cada minuto de lo que hemos visto durante estas casi dos horas.
La valoración de mi Princesa ha sido: «Mama, no m’ha agradat. M’ha encantat (Mama, no me ha gustado. Me ha encantado)». En realidad, los 4 hemos salido encantados y emocionados sabiendo que estas navidades volveremos a pedirle a Papá Noel las entradas para el año que viene: Disney on ice – Un mundo mágico.
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Disney on Ice: Frozen – La crónica

Son las 08.00 y la HermanaMayor acaba de aparecer en nuestra habitación. Llevamos una semana con la cuenta atrás y, por fin, ha llegado el día. Casi 3 meses después de haber abierto el sobre que nos dejó Papá Noel en el árbol, hoy podremos disfrutar de nuestro regalo todos juntos. Esta tarde vamos a Disney on ice: Frozen!!

Tenemos el día planificado desde hace unas semanas: después de arreglarnos haremos unos bocatas y nos iremos a Barcelona (la sesión empieza a las 16.00). El HermanoMenor también está emocionado por el acontecimiento y no pierde la ocasión: de buena mañana ya lleva su disfraz de Mickey Mouse.
Salimos de casa pasadas las 13.00 y a eso de las 14.00 ya estamos por los alrededores del Palau Sant Jordi, justo en el momento en el que los espectadores de la sesión anterior (la de las 12.00) se están yendo… Gracias a esto conseguimos aparcar a pocos pasos de la entrada al Palau.
Comemos por la zona y una vez estamos listos la HermanaMayor se pone su fantástico disfraz de Elsa… Todas las niñas van emocionadas imitando a sus princesas preferidas; sin embargo para mi, mi niña es la más guapa, con esos grandes ojos que me miran expectantes mientras le voy contando que en poco rato estaremos viendo a Elsa y a Anna.
Entramos en el recinto y se nos ponen los pelos de punta: el merchandising nos deja sin sentido; todo es atractivo y llamativo para esas niñas que empiezan a pedir varitas luminosas giratorias, muñecos, peluches, bebidas de colores o palomitas…
Son las 15.30; en poco rato empieza el espectáculo y ya estamos todos nerviosos, así que nos vamos a buscar nuestros asientos. Tras cruzar la cortina nos quedamos boquiabiertos: aparece ante nosotros esa pista de hielo iluminada de azul, preciosa, perfecta y con la banda sonora de Frozen de fondo.
El HermanoMenor también está nervioso; no hace más que preguntar si ya empieza, aunque no tiene del todo claro qué es lo que va a ver…
Poco a poco el Palau se va llenando, cada vez más Elsas y Annas inundan las gradas. Y todas con un sentimiento común: nervios porque empiece ya Disney on Ice… Y de repente se escucha: «Señoras y señores, en 10 minutos empieza el espectáculo»… Qué nervios! Tras esos 10 minutos interminables se apagan las luces del Sant Jordi y únicamente queda iluminada la pista: Aparecen Mickey y Minnie y el público enloquece. Mi pequeño príncipe adora a Mickey y casi ni pestañea cuando lo ve. Le siguen Goofy y Donald y entre todos nos presentan lo que vamos a ver: Una historia de amor… Aparecen Blancanieves y el príncipe azul, Cenicienta y el príncipe, Aurora y Felipe, Ariel y Eric, Rapunzel y Eugene, Timón y Pumba, Dory y Nemo, Buzz LightYear y Buddy… Y por último nos presentan la historia principal: Frozen.
Aparece Cristoff con Sven cuando eran pequeños y comienza la historia que todos conocemos. La puesta en escena es magnífica: Cada detalle, cada movimiento; el staff cambiando el decorado sutilmente… Todo está calculado al milímetro para que salga bien. Nadie aparta la vista de esos personajes que tantas veces hemos visto en la televisión y hoy son de carne y hueso.
El espectáculo recrea la película Frozen en patinaje sobre hielo. Es todo tan bonito, tan especial y tan divertido… Mi hija se parte de risa con Olaf, la chispa graciosa que, como en la película, en cualquier momento te arranca una carcajada. 
Hacen una pausa de unos 10-15 minutos y la aprovechamos para comprar unas palomitas (básicamente para calmar el ansia consumista de la HermanaMayor).
Empieza la segunda parte y continuamos con las vivencias de estas dos hermanas y acabamos cantando “Libre soy” al mismo tiempo que Elsa. Seguimos encandilados con el juego de luces y efectos; incluso Anna se convierte en estatua de hielo!! Menos mal que el acto de amor verdadero la convierte de nuevo en humana.
El espectáculo está llegando a su fin, aunque en realidad no queremos que sea así… Ya para acabar vuelven a salir Mickey, Minnie y el resto de personajes a despedirse. Los saludamos a todos efusivamente intentando retener en nuestra mente cada minuto de lo que hemos visto durante estas casi dos horas.
La valoración de mi Princesa ha sido: «Mama, no m’ha agradat. M’ha encantat (Mama, no me ha gustado. Me ha encantado)». En realidad, los 4 hemos salido encantados y emocionados sabiendo que estas navidades volveremos a pedirle a Papá Noel las entradas para el año que viene: Disney on ice – Un mundo mágico.
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Promised Land, un cuento LGBT infantil

Una historia fantástica sobre la amistad, aventura, responsabilidad y amor. PROMISED LAND es un libro de temática LGBT infantil escrito por Adam Reynolds y Chaz Harris con ilustraciones de Christine Luiten. Cuenta la historia de un joven príncipe y una granjero que se encuentran por casualidad en el bosque y su nueva amistad pronto florece en […]

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Netflix y yo, el inicio de una bonita relación

Netflix, suena bien… Netflix Stream Team, suena mejor… Papá Moderno fue invitado al Netflix Stream Team… ¡épico! Y es que efectivamente, fui invitado a participar en el Stream Team de Netflix.  Algo importante es que oficialmente soy el primer papá que entra al equipo, aunque eso está muy bien, también nos hace ver que es … LEER MÁS…

La entrada Netflix y yo, el inicio de una bonita relación aparece primero en Papá Moderno.

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THELMA Y LOUISE EN LA TOSCANA

Tras su más que notable El capital humano (2013), el italiano Paolo Virzì nos sorprende con una historia en la que el protagonismo absoluto corresponde a dos mujeres y que con un tono de comedia, que sin embargo tiene mucho de drama (a mí parecer lo peor de la película), nos enfrenta a algunos de los dilemas éticos de las sociedades contemporáneas.

En este sentido, la película es un retrato no incisivo pero sí clarividente sobre algunos de los males que fracturan la sociedad italiana y, en general, sobre el triunfo de un modelo social y político en el que cada vez tienen menos peso los valores éticos comunes frente a las dinámicas competitivas y neoliberales. O, lo que es lo mismo, frente a un orden que prorroga y subraya las referencias morales de la masculinidad hegemónica, olvidándose del “orden amoroso de la vida”.

En este mundo es lógico que dos mujeres como Beatrice y Donatella no encajen de ninguna manera y sean expulsadas a las afueras, ese espacio en el que las mujeres se reencuentran cuando, como en el momento actual, las crisis varias que nos sacuden incrementan sus niveles de vulnerabilidad.
La pazza gioia, traducida en nuestro país como Locas de alegría, no es una película perfecta, pero merece la pena verse porque nos ofrece una mirada distinta a la mayoría del cine comercial y porque además es una gozada ver el festín interpretativo que nos regalan tanto la superlativa Valeria Bruni Tedeschi (Beatrice) como una más contenida Micaella Ramazotti (Donatella).
Siguiendo muy de cerca la estela de la ya mítica Thelma y Louise, a la que incluso se le hace un homenaje expreso en una de las escenas, el relato se construye sobre la relación de sororidad que se establece entre dos mujeres que deciden escapar de la institución psiquiátrica en la que están recluidas, no sabemos bien si por haber contradicho la ley o por haberse dejado llevar por sus supuestos delirios mentales, o por ambas cosas a la vez. En todo caso, esa institución acaba siendo la metáfora de una cárcel en la que ellas se hallan prisioneras, y de un mundo que las ha convertido en víctimas.

Fotograma de 'Locas de alegría'.
Fotograma de ‘Locas de alegría’.
Tal y como hacía la célebre película de Ridley Scott, cuyo mensaje final es tan discutible desde una perspectiva feminista, el director asume las reglas de las conocidas como buddy movie en las que habitualmente una pareja de hombres —policías, delincuentes, héroes siempre— comparten viaje y aventuras, mostrando los lazos mediante los que se construyen las fratrías viriles que nutren las estructuras simbólicas y materiales del patriarcado. En este caso lo que vemos son dos mujeres poderosas, a pesar de las limitaciones que el propio sistema ha marcado a fuego sobre sus cuerpos y sus mentes, que asumen las riendas de su destino y que viajan juntas gracias a una complicidad que poco tiene que ver con la que en general solemos articular los varones.
No creo que estas Thelma y Louise que recorren la Toscana en un intento desesperado de escapar de un mundo que ha construido sus reglas sin contar con ellas sean dos mujeres locas o, mejor dicho, no creo que realmente su diagnóstico sea el de una enfermedad mental de esas que el poder médico —por supuesto, también masculino y disciplinario— ha fijado como criterio excluyente.

Estas locas de alegríanos dan la clave para repensar todo un mundo en el que con demasiada frecuencia ellas son obligadas a estar en los márgenes
Donatella y Beatrice, de las que algunos todavía hoy se atreverían a decir que son unas histéricas o simplemente seres que se dejan llevar más por sus pasiones que por la cabeza, no son más que el resultado de unas estructuras de poder (político, social, emocional también) de las que han acabado siendo sufridoras. Me parece que esa es la lectura más radical de una película a la que le sobran excesos sentimentales al final (esa exaltación de la maternidad y la familia, tan reaccionaria), pero en la que nos encontramos con dos mujeres que hacen todo lo posible por recuperar el poder que la sociedad les ha quitado y que luchan por definirse por sí mismas frente a un entorno que en el mejor de los casos las trata de manera paternalista.
De la misma manera que en las Cortes constituyentes de 1931 hubo algún diputado que negó el derecho de sufragio a las mujeres basándose en que ellas eran “puro histerismo”, todavía hoy el mundo patriarcal que habitamos sigue cuestionando la capacidad de ser por sí mismas y para sí, sobre todo de aquellas que con relativa frecuencia se dejan llevar por las expectativas de género y acaban siendo esclavas de los machos que las dominan en nombre del amor y del deseo.
Estas locas de alegría nos dan la clave para repensar todo un mundo en el que con demasiada frecuencia ellas son obligadas a estar en los márgenes y a no ser reconocidas como sujetos iguales. Beatrice y Donatella, a las que su misma reducción al papel de esposas, amantes o madres les ha robado la autonomía, constituyen un referente que no deberíamos perder de vista en la urgente tarea que tenemos por delante.

Una tarea, la de la revolución feminista, que ha de llevarnos a un futuro lo más inmediato posible en el que Thelma y Louise no se vean obligadas a lanzarse al vacío o en el que las “locas” toscanas se sientan empoderadas para nunca más volver a quedar a merced de los hombres que siempre han sido los que han decidido cuándo amarlas, cuándo abandonarlas y cuándo convertirlas en enfermas. Esos que continúan asumiendo el papel de esposos proveedores, amantes chulos, puteros seductores directores de instituciones y jueces que interpretan la ley a imagen y semejanza de los intereses supuestamente racionales del varón.
Publicado en BLOG MUJERES de EL PAÍS (28 de marzo de 2017):
http://elpais.com/elpais/2017/03/27/mujeres/1490627061_057089.html
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THELMA Y LOUISE EN LA TOSCANA

Tras su más que notable El capital humano (2013), el italiano Paolo Virzì nos sorprende con una historia en la que el protagonismo absoluto corresponde a dos mujeres y que con un tono de comedia, que sin embargo tiene mucho de drama (a mí parecer lo peor de la película), nos enfrenta a algunos de los dilemas éticos de las sociedades contemporáneas.

En este sentido, la película es un retrato no incisivo pero sí clarividente sobre algunos de los males que fracturan la sociedad italiana y, en general, sobre el triunfo de un modelo social y político en el que cada vez tienen menos peso los valores éticos comunes frente a las dinámicas competitivas y neoliberales. O, lo que es lo mismo, frente a un orden que prorroga y subraya las referencias morales de la masculinidad hegemónica, olvidándose del “orden amoroso de la vida”.

En este mundo es lógico que dos mujeres como Beatrice y Donatella no encajen de ninguna manera y sean expulsadas a las afueras, ese espacio en el que las mujeres se reencuentran cuando, como en el momento actual, las crisis varias que nos sacuden incrementan sus niveles de vulnerabilidad.
La pazza gioia, traducida en nuestro país como Locas de alegría, no es una película perfecta, pero merece la pena verse porque nos ofrece una mirada distinta a la mayoría del cine comercial y porque además es una gozada ver el festín interpretativo que nos regalan tanto la superlativa Valeria Bruni Tedeschi (Beatrice) como una más contenida Micaella Ramazotti (Donatella).
Siguiendo muy de cerca la estela de la ya mítica Thelma y Louise, a la que incluso se le hace un homenaje expreso en una de las escenas, el relato se construye sobre la relación de sororidad que se establece entre dos mujeres que deciden escapar de la institución psiquiátrica en la que están recluidas, no sabemos bien si por haber contradicho la ley o por haberse dejado llevar por sus supuestos delirios mentales, o por ambas cosas a la vez. En todo caso, esa institución acaba siendo la metáfora de una cárcel en la que ellas se hallan prisioneras, y de un mundo que las ha convertido en víctimas.

Fotograma de 'Locas de alegría'.
Fotograma de ‘Locas de alegría’.
Tal y como hacía la célebre película de Ridley Scott, cuyo mensaje final es tan discutible desde una perspectiva feminista, el director asume las reglas de las conocidas como buddy movie en las que habitualmente una pareja de hombres —policías, delincuentes, héroes siempre— comparten viaje y aventuras, mostrando los lazos mediante los que se construyen las fratrías viriles que nutren las estructuras simbólicas y materiales del patriarcado. En este caso lo que vemos son dos mujeres poderosas, a pesar de las limitaciones que el propio sistema ha marcado a fuego sobre sus cuerpos y sus mentes, que asumen las riendas de su destino y que viajan juntas gracias a una complicidad que poco tiene que ver con la que en general solemos articular los varones.
No creo que estas Thelma y Louise que recorren la Toscana en un intento desesperado de escapar de un mundo que ha construido sus reglas sin contar con ellas sean dos mujeres locas o, mejor dicho, no creo que realmente su diagnóstico sea el de una enfermedad mental de esas que el poder médico —por supuesto, también masculino y disciplinario— ha fijado como criterio excluyente.

Estas locas de alegríanos dan la clave para repensar todo un mundo en el que con demasiada frecuencia ellas son obligadas a estar en los márgenes
Donatella y Beatrice, de las que algunos todavía hoy se atreverían a decir que son unas histéricas o simplemente seres que se dejan llevar más por sus pasiones que por la cabeza, no son más que el resultado de unas estructuras de poder (político, social, emocional también) de las que han acabado siendo sufridoras. Me parece que esa es la lectura más radical de una película a la que le sobran excesos sentimentales al final (esa exaltación de la maternidad y la familia, tan reaccionaria), pero en la que nos encontramos con dos mujeres que hacen todo lo posible por recuperar el poder que la sociedad les ha quitado y que luchan por definirse por sí mismas frente a un entorno que en el mejor de los casos las trata de manera paternalista.
De la misma manera que en las Cortes constituyentes de 1931 hubo algún diputado que negó el derecho de sufragio a las mujeres basándose en que ellas eran “puro histerismo”, todavía hoy el mundo patriarcal que habitamos sigue cuestionando la capacidad de ser por sí mismas y para sí, sobre todo de aquellas que con relativa frecuencia se dejan llevar por las expectativas de género y acaban siendo esclavas de los machos que las dominan en nombre del amor y del deseo.
Estas locas de alegría nos dan la clave para repensar todo un mundo en el que con demasiada frecuencia ellas son obligadas a estar en los márgenes y a no ser reconocidas como sujetos iguales. Beatrice y Donatella, a las que su misma reducción al papel de esposas, amantes o madres les ha robado la autonomía, constituyen un referente que no deberíamos perder de vista en la urgente tarea que tenemos por delante.

Una tarea, la de la revolución feminista, que ha de llevarnos a un futuro lo más inmediato posible en el que Thelma y Louise no se vean obligadas a lanzarse al vacío o en el que las “locas” toscanas se sientan empoderadas para nunca más volver a quedar a merced de los hombres que siempre han sido los que han decidido cuándo amarlas, cuándo abandonarlas y cuándo convertirlas en enfermas. Esos que continúan asumiendo el papel de esposos proveedores, amantes chulos, puteros seductores directores de instituciones y jueces que interpretan la ley a imagen y semejanza de los intereses supuestamente racionales del varón.
Publicado en BLOG MUJERES de EL PAÍS (28 de marzo de 2017):
http://elpais.com/elpais/2017/03/27/mujeres/1490627061_057089.html
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Compartiendo cama

Yo colecho. Tu colechas. O mejor, nosotros colechamos. Porque no tenemos duda de que el colecho es beneficioso para los peques. Un papá, una mamá y dos mellizos. Ellos en medio de nosotros, por supuesto, debe ser para evitar que tengamos más hijos que les quiten su puesto de hermanos pequeños. Y así todas las noches,…

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Juegos de mesa para jugar con tus hijos

Jugar a juegos con tus hijos puede ser divertido al principio, pero a menudo es todo lo contrario. Algunos tienen partes ridículas, y nadie sabe realmente sabe cómo jugar, por lo que en cinco minutos, tus hijos sólo se arrojan piezas el uno al otro y cruza los dedos para que no tengas que llamar […]

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7 meses después de abrir el blog… me siento privilegiado

En internet 7 meses nos son nada o son mucho, según se mire. Para mi es todo un mundo desde que decidí lanzarme a contar mi día a día como padre novato,y sobretodo después de descubrir un movimiento de Padres Blogueros que también van en la misma dirección: visibilizar lo que ya es una realidad. No … Sigue leyendo 7 meses después de abrir el blog… me siento privilegiado

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Iguanas & co #2

Ya tenemos la segunda entrega de las iguanas & co, en realidad ya la teníamos pero se nos acumulaban los vídeos y lo hemos retrasado un poco.


En este vídeo abrimos otros siete paquetes de iguanas de la colección, así nos quedarán ocho para el último vídeo. Bueno, penúltimo, porque haremos otro en el que veremos como cambian de color cada uno de los muñecos.

Además, cangrejito está montando un gran sorteo con cosas que le han enviado, entre ellas murciélagos, pirañas, iguanas, Magiki, atrapa el sabor, tufo cards …

Así que no os perdáis los próximos vídeos, suscribiros  y participad!!

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Iguanas & co #2

Ya tenemos la segunda entrega de las iguanas & co, en realidad ya la teníamos pero se nos acumulaban los vídeos y lo hemos retrasado un poco.


En este vídeo abrimos otros siete paquetes de iguanas de la colección, así nos quedarán ocho para el último vídeo. Bueno, penúltimo, porque haremos otro en el que veremos como cambian de color cada uno de los muñecos.

Además, cangrejito está montando un gran sorteo con cosas que le han enviado, entre ellas murciélagos, pirañas, iguanas, Magiki, atrapa el sabor, tufo cards …

Así que no os perdáis los próximos vídeos, suscribiros  y participad!!

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No puidor, no puidor…

Un día, mientras esperábamos al ascensor en el portal, mi hijo me suelta a bocajarro: “¡Papá, papá…CANDEMOR” Yo, automáticamente, poseído por el espíritu del torpedor de la pradera, empiezo a hacer de Chiquito como si no hubiera mañana: “NO PUIDOR,NO PUIDOR, JAAAAL, VOY A LLAMAR A LA PERETÉRICA, FISTRO, COBARDER, PECADOL, GROMENAUER… GLUUUUUURRR” Todo esto […]

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FESTEN: DESMONTANDO AL PATRIARCA

Aunque poco a poco las cosas van cambiando también en las artes escénicas, todavía hoy continúa siendo poco habitual que una mujer no solo consiga poner en pie montajes teatrales sino que también vaya teniendo una voz propia en un ámbito tan masculinizado. Quienes desde hace un tiempo seguimos y admiramos a Magüi Mira hemos podido comprobar cómo se ha ido convirtiendo justo en una de esas mujeres empoderadas que tienen la capacidad y la sabiduría de llevar a las tablas su compromiso ético con el mundo que le ha tocado vivir. Así se pudo comprobar en obras tan dispares como Kathie y el hipopótamo, El discurso del rey o en su particular recreación de la poderosa Cleopatra. No es solo una mirada de mujer la que urdió todas esas tramas sino que sobre esas historias miraron los ojos violetas y, por tanto, transformadores y cívicos que habitan la cabeza de una mujer radicalmente feminista. Esa que además nos demuestra cada día que los años cumplidos son garantía de lucidez y no un demérito en este mundo que parece atar a las mujeres al mito de la eterna juventud.
En esta época de tablas invadidas por estrellas televisivas y por monólogos que hacen rentable la aventura teatral que la mala gestión pública casi ha convertido en suicida, la directora valenciana vuelve a apostar, con la complicidad del Centro Dramático Nacional, por el riesgo y nos regala su versión de una película que a muchos nos sorprendió en su momento: aquella Celebración alemana con la que empezamos a oír hablar de un movimiento llamado Dogma. Magüi, que tiene el arrojo de una veinteañera en su cuerpo sabio de más de setenta, ha convertido el original en una pieza estremecedora, de esas que remueven las entrañas de cualquier espectador y que provoca que salgamos a la calle, después de verla, con la sensación de haber sido partícipes de una especie de ritual laico, hermoso y al fin liberador.

Magüi, que tiene el arrojo de una veinteañera en su cuerpo sabio de más de setenta, ha convertido el original en una pieza estremecedora, de esas que remueven las entrañas de cualquier espectador y que provoca que salgamos a la calle, después de verla, con la sensación de haber sido partícipes de una especie de ritual laico, hermoso y al fin liberador.

Festen es el relato, a veces tragicómico, siempre hondamente dramático, de cómo la familia ha sido y es el contexto privilegiado para alumbrar y mantener el poder del patriarca que extiende sus dominios sobre sus posesiones, entre las que ocupan un lugar privilegiado la esposa domesticada y los descendientes vulnerables. En la celebración del 60 cumpleaños del señor de la casa estallan todos los silencios, se abren las heridas no cicatrizadas y, al fin, el hijo pisoteado se atreve a liberar todo el dolor que durante siglos lo ha convertido en un ser sin alas. Un dolor que escupe sobre el padre todopoderoso que no dudó en violarlo a él y a su hermana gemela una y otra vez cuando eran niños, con la complicidad de una esposa que, subordinada, siempre miró para otro lado y prefirió mantener intacto el orden familiar.
A través de una bellísima puesta en escena, en la que todo – vestuario, música, iluminación, movimientos – está puesto al servicio de una celebración que acaba siendo emancipadora, Magüi Mira nos coloca frente al espejo y nos muestra, con todo su crudeza, cómo las fauces del patriarca generan víctimas y cuán necesario es que empecemos a rebelarnos contra ellas. Un patriarca que posee a su esposa y a sus hijos e hijas como quien posee tierras y a los que somete a la ceremonia cruel de sus deseos. El siempre sujeto, los demás objetos; él desde el dominio, los demás, incluidos los sirvientes, arrodillados ante su señor. Festen nos muestra, con toda la crudeza que supone ver muy cerca el rostro de los actores y de las actrices, cómo el poder del patriarca se ha erigido durante siglos sobre el control de los cuerpos de las mujeres y de los más débiles sometidos a sus designios. Es la misma regla que hoy en pleno siglo XXI sigue amparando violencias de tipo, desde la de género, que se alimenta del desmesurado amor romántico, a las que de tipo sexual convierten a las mujeres, y a algunos hombres, en esclavos del que tiene la última palabra. Todo ello ahora en alianza con un neoliberalismo que lo legitima todo en nombre de los deseos y la libertad.

Es la misma regla que hoy en pleno siglo XXI sigue amparando violencias de tipo, desde la de género, que se alimenta del desmesurado amor romántico, a las que de tipo sexual convierten a las mujeres, y a algunos hombres, en esclavos del que tiene la última palabra.

Uno de los mayores aciertos del montaje es que, pese a todo ese dolor que vemos expandirse desde la mesa familiar a los corazones de los espectadores, su final acaba siendo luminoso, blanco, esperanzador. Magüi apuesta por el triunfo de los vínculos amorosos de la vida frente a la omnipotencia del pater familias. Este acaba siendo expulsado, y con él la esposa sumisa, de un círculo en el que ya solo caben los besos y los cuerpos sin máscaras. Desnudos frente a la vida. Como recién nacidos a un nuevo orden en el que mujeres como Linda, la que hija que nos soportó no reconocerse como ser autónomo frente al espejo, abandonen las afueras y se alcen, victoriosas, sobre la mesa de unas familias en las que la jerarquía piramidal al fin haya sido sustituida por la horizontalidad de los y las iguales. 
PUBLICADO EN TRIBUNA FEMINISTA, 27-3-17:
http://www.tribunafeminista.org/2017/03/festen-desmontando-al-patriarca/
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FESTEN: DESMONTANDO AL PATRIARCA

Aunque poco a poco las cosas van cambiando también en las artes escénicas, todavía hoy continúa siendo poco habitual que una mujer no solo consiga poner en pie montajes teatrales sino que también vaya teniendo una voz propia en un ámbito tan masculinizado. Quienes desde hace un tiempo seguimos y admiramos a Magüi Mira hemos podido comprobar cómo se ha ido convirtiendo justo en una de esas mujeres empoderadas que tienen la capacidad y la sabiduría de llevar a las tablas su compromiso ético con el mundo que le ha tocado vivir. Así se pudo comprobar en obras tan dispares como Kathie y el hipopótamo, El discurso del rey o en su particular recreación de la poderosa Cleopatra. No es solo una mirada de mujer la que urdió todas esas tramas sino que sobre esas historias miraron los ojos violetas y, por tanto, transformadores y cívicos que habitan la cabeza de una mujer radicalmente feminista. Esa que además nos demuestra cada día que los años cumplidos son garantía de lucidez y no un demérito en este mundo que parece atar a las mujeres al mito de la eterna juventud.
En esta época de tablas invadidas por estrellas televisivas y por monólogos que hacen rentable la aventura teatral que la mala gestión pública casi ha convertido en suicida, la directora valenciana vuelve a apostar, con la complicidad del Centro Dramático Nacional, por el riesgo y nos regala su versión de una película que a muchos nos sorprendió en su momento: aquella Celebración alemana con la que empezamos a oír hablar de un movimiento llamado Dogma. Magüi, que tiene el arrojo de una veinteañera en su cuerpo sabio de más de setenta, ha convertido el original en una pieza estremecedora, de esas que remueven las entrañas de cualquier espectador y que provoca que salgamos a la calle, después de verla, con la sensación de haber sido partícipes de una especie de ritual laico, hermoso y al fin liberador.

Magüi, que tiene el arrojo de una veinteañera en su cuerpo sabio de más de setenta, ha convertido el original en una pieza estremecedora, de esas que remueven las entrañas de cualquier espectador y que provoca que salgamos a la calle, después de verla, con la sensación de haber sido partícipes de una especie de ritual laico, hermoso y al fin liberador.

Festen es el relato, a veces tragicómico, siempre hondamente dramático, de cómo la familia ha sido y es el contexto privilegiado para alumbrar y mantener el poder del patriarca que extiende sus dominios sobre sus posesiones, entre las que ocupan un lugar privilegiado la esposa domesticada y los descendientes vulnerables. En la celebración del 60 cumpleaños del señor de la casa estallan todos los silencios, se abren las heridas no cicatrizadas y, al fin, el hijo pisoteado se atreve a liberar todo el dolor que durante siglos lo ha convertido en un ser sin alas. Un dolor que escupe sobre el padre todopoderoso que no dudó en violarlo a él y a su hermana gemela una y otra vez cuando eran niños, con la complicidad de una esposa que, subordinada, siempre miró para otro lado y prefirió mantener intacto el orden familiar.
A través de una bellísima puesta en escena, en la que todo – vestuario, música, iluminación, movimientos – está puesto al servicio de una celebración que acaba siendo emancipadora, Magüi Mira nos coloca frente al espejo y nos muestra, con todo su crudeza, cómo las fauces del patriarca generan víctimas y cuán necesario es que empecemos a rebelarnos contra ellas. Un patriarca que posee a su esposa y a sus hijos e hijas como quien posee tierras y a los que somete a la ceremonia cruel de sus deseos. El siempre sujeto, los demás objetos; él desde el dominio, los demás, incluidos los sirvientes, arrodillados ante su señor. Festen nos muestra, con toda la crudeza que supone ver muy cerca el rostro de los actores y de las actrices, cómo el poder del patriarca se ha erigido durante siglos sobre el control de los cuerpos de las mujeres y de los más débiles sometidos a sus designios. Es la misma regla que hoy en pleno siglo XXI sigue amparando violencias de tipo, desde la de género, que se alimenta del desmesurado amor romántico, a las que de tipo sexual convierten a las mujeres, y a algunos hombres, en esclavos del que tiene la última palabra. Todo ello ahora en alianza con un neoliberalismo que lo legitima todo en nombre de los deseos y la libertad.

Es la misma regla que hoy en pleno siglo XXI sigue amparando violencias de tipo, desde la de género, que se alimenta del desmesurado amor romántico, a las que de tipo sexual convierten a las mujeres, y a algunos hombres, en esclavos del que tiene la última palabra.

Uno de los mayores aciertos del montaje es que, pese a todo ese dolor que vemos expandirse desde la mesa familiar a los corazones de los espectadores, su final acaba siendo luminoso, blanco, esperanzador. Magüi apuesta por el triunfo de los vínculos amorosos de la vida frente a la omnipotencia del pater familias. Este acaba siendo expulsado, y con él la esposa sumisa, de un círculo en el que ya solo caben los besos y los cuerpos sin máscaras. Desnudos frente a la vida. Como recién nacidos a un nuevo orden en el que mujeres como Linda, la que hija que nos soportó no reconocerse como ser autónomo frente al espejo, abandonen las afueras y se alcen, victoriosas, sobre la mesa de unas familias en las que la jerarquía piramidal al fin haya sido sustituida por la horizontalidad de los y las iguales. 
PUBLICADO EN TRIBUNA FEMINISTA, 27-3-17:
http://www.tribunafeminista.org/2017/03/festen-desmontando-al-patriarca/
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«No tengo ganas de escribir»

Una de las cosas más difíciles de hacer en un blog, por lo menos para mí, es ser constante. Debido a mi trabajo, tiempo, inspiración, necesidad de tener un contenido hace que esto sea un poco complicado pero como se dice, cuando haces lo que te gusta, todo se hace más fácil. Pero los últimos días, con lo sucedido en el país, simplemente no me daba ganas de hacerlo. Tenía publicaciones programadas, un plan que seguir, pero simplemente no tenía ganas de hacerle click. La situación del país me

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