“No se puede cruzar un puente antes de llegar a él”
Proverbio inventado
La paternidad nos cambia, nos transforma, nos muta. Nos deja una huella imborrable que es imposible deshacer.
Podemos prepararnos para ella con mucha energía y predisposición. Haciendo grandes promesas a ese bebé incluso antes de que nazca:
“Yo nunca te fallaré. Siempre estaré ahí para ti. Serás mi única prioridad. Nunca te gritaré. Nunca te pegaré. Te apoyaré en todas tus decisiones”.
Podemos incluso formarnos, informarnos y crearnos un plan de paternidad sin fisuras:
- Parto natural en casa sin epidural y respectado O cesárea programada el día que me viene bien
- LME, lactancia prolongada y BLW o biberón y potitos
- Nada de pantallas ni chuches y Montessori a tope O “Ponle youtube a la criatura que quiero cenar en paz”
Pero llega la realidad y ZAS, te da en toda la boca. Te lleva por caminos que no habías planificado. Haces cosas que juraste que no harías, te remueve tus entrañas y te cambia sin avisarte.
Este año para el #MesPadre os proponemos hacer una parada, mirar atrás y reflexionar sobre estos cambios:
- ¿Cómo os ha cambiado la paternidad?
- ¿Qué cosas dijiste que nunca harías y ahora son parte de tu rutina?
- ¿Cómo de diferente es tu manera de cuidar ahora de como lo era en los primeros meses?
- ¿Qué cambios crees que vendrán en un futuro?
- ¿Hay alguna etapa futura de la paternidad que esperes con ansias o temas profundamente?