Algún día me traigo a la nena equivocada del cole

Dicen que todos tenemos un clon en alguna parte de este enorme universo. Pero que mi hija lo tenga en el mismo colegio en el que pretendo inscribirla, y solo un curso por encima, ya es casualidad.

Acabo de solicitar la plaza para el cole de mi niña, y como no pude acudir a la jornada de puertas abiertas, me puse a curiosear en la web del colegio para ver si podía vislumbrar como son las instalaciones, que aspecto tienen las clases y todo eso.

Me encontré con una galería fotográfica del inicio del curso que está acabando, y como en esta galería había una sección para infantil, me puse a curiosear las fotos… ¡Hasta que vi al clon de mi hija!

Tuve que mirar la foto tres veces para convencerme que no era ella. Pero es que era idéntica, solo que con una expresión menos alegre. Me quede firmemente convencido de que algún día me llevo a casa a la nena equivocada, y pensando cómo evitarlo. Cuando por fin salí de mi estupor, le mande la foto a mi mujer, y ella también tuvo que mirarla unas cuantas veces.

Tal es el parecido, que le enseñamos la foto a mi niña, y ahora la llama “la yo de mentira”. Porque su primera reacción era decir que era ella.

Pero no solo eso. Hemos mandado la foto a unos cuantos familiares, y todos han picado y han preguntado como le hemos podido hacer una foto en el cole. Y no hablo de esos familiares que solo ves en bodas y funerales, si no de los que vemos con frecuencia. De hecho, mi madre se pasó todo el día pidiéndome que le volviera a enseñar la foto, porque no terminaba de creerse que no fuera mi pequeñaja.

Decía Einstein que Dios no juega a los dados con el universo. Pero visto lo visto, yo no estaría tan seguro.

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Algún día me traigo a la nena equivocada del cole

Dicen que todos tenemos un clon en alguna parte de este enorme universo. Pero que mi hija lo tenga en el mismo colegio en el que pretendo inscribirla, y solo un curso por encima, ya es casualidad.

Acabo de solicitar la plaza para el cole de mi niña, y como no pude acudir a la jornada de puertas abiertas, me puse a curiosear en la web del colegio para ver si podía vislumbrar como son las instalaciones, que aspecto tienen las clases y todo eso.

Me encontré con una galería fotográfica del inicio del curso que está acabando, y como en esta galería había una sección para infantil, me puse a curiosear las fotos… ¡Hasta que vi al clon de mi hija!

Tuve que mirar la foto tres veces para convencerme que no era ella. Pero es que era idéntica, solo que con una expresión menos alegre. Me quede firmemente convencido de que algún día me llevo a casa a la nena equivocada, y pensando cómo evitarlo. Cuando por fin salí de mi estupor, le mande la foto a mi mujer, y ella también tuvo que mirarla unas cuantas veces.

Tal es el parecido, que le enseñamos la foto a mi niña, y ahora la llama “la yo de mentira”. Porque su primera reacción era decir que era ella.

Pero no solo eso. Hemos mandado la foto a unos cuantos familiares, y todos han picado y han preguntado como le hemos podido hacer una foto en el cole. Y no hablo de esos familiares que solo ves en bodas y funerales, si no de los que vemos con frecuencia. De hecho, mi madre se pasó todo el día pidiéndome que le volviera a enseñar la foto, porque no terminaba de creerse que no fuera mi pequeñaja.

Decía Einstein que Dios no juega a los dados con el universo. Pero visto lo visto, yo no estaría tan seguro.

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Seguimos a vueltas con el pañal

Si eres asiduo del blog, ya sabrás que estamos inmersos en la “operación pañal”  con mi hija mayor. Sin prisa pero sin pausa vamos trabajando el tema. Y sin prisa pero sin pausa os voy a ir contando los progresos y las regresiones que vivimos. Una historia de contrastes, con la de cal y la de arena, con las sonrisas y las lágrimas…

El tema está dividido en dos. Por un lado, la poco exitosa y muy problemática caca, y por otro lado, el satisfactorio pis.

Con la caca ya os conté que mi niña vivía un idilio tórrido, y no quería dejarla escapar de ninguna de las maneras. Encontramos una solución temporal con un potingue llamado Blevit L, pero… Cuando la cosa se empezó a normalizar, nos confiamos y bajamos la guardia y la cosa fue a peor. A mucho peor

Mi nena se aguanta la caca con una pasión propia de culebrón venezolano. No vale de nada que la amenaces con quitarle los juguetes, que la castigues sin ver los dibus, que le prometas jugar con mi tablet, que la premies con monedas de chocolate cuando hace algo de caca. ¡Qué no! ¡No quiere hacer caca! Hemos llegado al punto de que aguanta horas, y no pocas tras ponerle un supositorio laxante.

Hemos aumentado la dosis de fruta. Antes básicamente la tomaba en potitos de fruta y zumos, y ahora hemos añadido el kiwi y la mandarina. Pero las ciruelas me las estoy comiendo yo, que soy quien menos las necesita en casa. Hemos usado supositorios para casos de largas sequias. Ahora además, estoy implantando la rutina de sentarse en el trono todas las mañanas para “apretuzar”.  El WhatsApp con mi mujer es una escatológica narración de las cacas, tamaños y texturas.

 
Ejemplo de mi WhatsApp

Y parece que vamos viendo luz al final del túnel. Parece que ya hacemos caca a diario, o casi, aunque no en el W.C. Imaginad lo mal que lo hemos pasado, que nos ilusiona quitar cacas de las braguitas. Mi mujer tiene la teoría que después de dar a luz no expulso la placenta si no el estómago.  Porque hace falta tener un estomago de acero para limpiar algunas “caquitas”. Yo creo que directamente nací sin estómago y me pusieron un bidón vacío. Por eso me cuesta tanto llenarlo y por eso puedo limpiar “caquitas”

Pero todo tiene su parte buena y su parte mala. La mala ya la conoces, la buena, es que de la forma más tonta hemos logrado quitar el pañal en lo referente al pis, y sin casi incidentes.

El caso es que yo le empecé a decir a mi nena que teníamos que hacer una aventura  sin pañales, pero sin insistir ni esperar nada. Un día, mi mujer tenía que ir a la farmacia y fue mi niña la que dijo de ir sin pañal. Como era solo bajar a recoger algo de la farmacia y volver, mi mujer se aventuró y fue un gran éxito.

Lo dejamos pasar un poco, hasta que un día, al prepararnos para irnos, volvió el tema de la aventura sin pañales y decidimos probar. Afortunadamente, mi mujer fue previsora y llevamos ropa de repuesto, porque a la niña se le olvido que estábamos de aventura sin pañal y tuvimos un pequeño escape.

Pero solventado el escape, nos envalentonamos todos, y seguimos intentándolo. Los primeros días, de cuando en cuando  recordábamos a nuestra aventurera que iba sin pañal. Pero desde ese primer escape, apenas ha habido fugas.

Por la noche aún estamos “apañalados”, aunque ya tenemos unos bragapañales para hacer el ensayo de dormir con ellos e ir a hacer pis a media noche. Aunque visto como se están desarrollando las cosas con el pis, lo haremos sin presionar, dejando que las cosas fluyan, pero si es posible, que no fluyan al colchón.

Una de cal y otra de arena. Pero en esta guerra no se acepta la rendición.

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Seguimos a vueltas con el pañal

Si eres asiduo del blog, ya sabrás que estamos inmersos en la “operación pañal”  con mi hija mayor. Sin prisa pero sin pausa vamos trabajando el tema. Y sin prisa pero sin pausa os voy a ir contando los progresos y las regresiones que vivimos. Una historia de contrastes, con la de cal y la de arena, con las sonrisas y las lágrimas…

El tema está dividido en dos. Por un lado, la poco exitosa y muy problemática caca, y por otro lado, el satisfactorio pis.

Con la caca ya os conté que mi niña vivía un idilio tórrido, y no quería dejarla escapar de ninguna de las maneras. Encontramos una solución temporal con un potingue llamado Blevit L, pero… Cuando la cosa se empezó a normalizar, nos confiamos y bajamos la guardia y la cosa fue a peor. A mucho peor

Mi nena se aguanta la caca con una pasión propia de culebrón venezolano. No vale de nada que la amenaces con quitarle los juguetes, que la castigues sin ver los dibus, que le prometas jugar con mi tablet, que la premies con monedas de chocolate cuando hace algo de caca. ¡Qué no! ¡No quiere hacer caca! Hemos llegado al punto de que aguanta horas, y no pocas tras ponerle un supositorio laxante.

Hemos aumentado la dosis de fruta. Antes básicamente la tomaba en potitos de fruta y zumos, y ahora hemos añadido el kiwi y la mandarina. Pero las ciruelas me las estoy comiendo yo, que soy quien menos las necesita en casa. Hemos usado supositorios para casos de largas sequias. Ahora además, estoy implantando la rutina de sentarse en el trono todas las mañanas para “apretuzar”.  El WhatsApp con mi mujer es una escatológica narración de las cacas, tamaños y texturas.

 
Ejemplo de mi WhatsApp

Y parece que vamos viendo luz al final del túnel. Parece que ya hacemos caca a diario, o casi, aunque no en el W.C. Imaginad lo mal que lo hemos pasado, que nos ilusiona quitar cacas de las braguitas. Mi mujer tiene la teoría que después de dar a luz no expulso la placenta si no el estómago.  Porque hace falta tener un estomago de acero para limpiar algunas “caquitas”. Yo creo que directamente nací sin estómago y me pusieron un bidón vacío. Por eso me cuesta tanto llenarlo y por eso puedo limpiar “caquitas”

Pero todo tiene su parte buena y su parte mala. La mala ya la conoces, la buena, es que de la forma más tonta hemos logrado quitar el pañal en lo referente al pis, y sin casi incidentes.

El caso es que yo le empecé a decir a mi nena que teníamos que hacer una aventura  sin pañales, pero sin insistir ni esperar nada. Un día, mi mujer tenía que ir a la farmacia y fue mi niña la que dijo de ir sin pañal. Como era solo bajar a recoger algo de la farmacia y volver, mi mujer se aventuró y fue un gran éxito.

Lo dejamos pasar un poco, hasta que un día, al prepararnos para irnos, volvió el tema de la aventura sin pañales y decidimos probar. Afortunadamente, mi mujer fue previsora y llevamos ropa de repuesto, porque a la niña se le olvido que estábamos de aventura sin pañal y tuvimos un pequeño escape.

Pero solventado el escape, nos envalentonamos todos, y seguimos intentándolo. Los primeros días, de cuando en cuando  recordábamos a nuestra aventurera que iba sin pañal. Pero desde ese primer escape, apenas ha habido fugas.

Por la noche aún estamos “apañalados”, aunque ya tenemos unos bragapañales para hacer el ensayo de dormir con ellos e ir a hacer pis a media noche. Aunque visto como se están desarrollando las cosas con el pis, lo haremos sin presionar, dejando que las cosas fluyan, pero si es posible, que no fluyan al colchón.

Una de cal y otra de arena. Pero en esta guerra no se acepta la rendición.

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De venta en farmacias

Cuando quieren darle a algún producto el marchamo de calidad superior, añaden en la caja aquello de “De venta en farmacias”, lo venden en las susodichas farmacias y te cobran un potosí. Y mi pregunto si realmente estos productos están “mejor vendidos” en farmacia que en el super.
La respuesta es no, y te voy a poner unos ejemplos.


Primer ejemplo. Se remonta a cuando nació mi niña mayor.  Como nació en primavera  yo quería comprar un protector solar para que no se me achicharrara cuando la sacara de paseo. Fui a una farmacia bastante grande y pregunte por una crema solar que a mi mujer, que tiene la piel muy delicada le funciona muy bien.

Muy profesionalmente me indicaron que aquella crema no era apta para niños menores de dos años, y me recomiendan una excelente que se puede utilizar en recién nacidos. Al llegar a casa, me puse a ojear el prospecto y cuál no sería mi sorpresa al ver que en grandes y negras letras de imprenta  indicaba que estaba contraindicado en menores de seis meses. Unos días después la pediatra me confirmo que no se deben aplicar protectores solares antes de esa edad.
Así que cuando veáis un carrito de bebé tapado con un pañuelo, una toquilla o algo similar, no es que los padres queramos cocer a nuestro niño en su propio jugo, en todo caso queremos cocer al profesional que me vendió una crema que podría haber sido perjudicial. ¡Y no era barata!
El segundo caso, es menos serio. Me dirigí a una farmacia bastante grande, con muchos expositores llenos de productos para bebés y pedí, literalmente, un bote de pasta al agua. Es una crema para evitar las escoceduras del pañal, tan común que hasta Mercadona tiene su versión.
Aunque la que yo quería, es la de Eryplast, “de venta en farmacias” que da bastante mejor resultado.
La farmacéutica estaba a punto de mandarme a la tienda de pinturas, cuando una compañera, al quite, le soplo que era una crema para el pañal de Eryplast. La chica empezó a buscar y rebuscar en cajones y más cajones, hasta que la compañera que le había dado el chivatazo le apunto que estaba en el cajón de las cremas para pañales. A ver bonita, si te acaban de decir que es una crema para pañales y tienes un cajón de cremas para pañales…
El tercero  y más reciente de los episodios que demuestran que debo confiar más en el farmacéutico que en las estanterías del super, vino cuando a mi pequeña le dio una alergia al sudor que le dejo la cara áspera y su pediatra nos recomendó aplicarle una hidratante. Entre las muestras que nos habían dado antes del parto, encontré una de Suavinex que nos gustó y fui a buscarla a la farmacia.
Entre muy decidido y le dije a la farmacéutica que quería una crema hidratante para bebés de Suavinex que se llama blibloblu (no les voy a hacer tanta publicidad, que no me pagan por ello). La señora muy seria me miró y me dijo que de Suavinex tenía chupetes. ¿Alguien sabe como se unta un chupete?
Se me debió quedar tal cara de idiota, que la mujer intento capear el temporal preguntándome si tenía que ser esa crema concreta. Vamos a ver, si te he pedido una crema específica, y te he dicho hasta el fabricante… solo lo he hecho para que me vendas la que tu tengas más a mano y que no sé qué tal resultado me dará hasta haberla pagado. ¡Claro!
Comenzó a buscar en el ordenador con esa cara de “no tengo ni la más mínima idea de dónde buscar esto” y al cabo de unos minutos, me dijo cargada de razones, que como era una crema muy nueva (la muestra me la habían dado hace 3 o 4 meses) no venía en el Vademecum y tenía que pedirla por teléfono.
Señora, la crema viene en el Vademecum en el mismo epígrafe que otros cosméticos como Channel nº 5 y la Crema Depilatoria Veet. En ninguno, no son medicamentos. Reconózcalo, no tiene ni idea de lo que le he pedido pero hay que asegurar la venta como sea.
En definitiva, que lo de “de venta en farmacias” es el timo de la estampita. O al menos, eso me parece a mí a la vista de mis experiencias.
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De venta en farmacias

Cuando quieren darle a algún producto el marchamo de calidad superior, añaden en la caja aquello de “De venta en farmacias”, lo venden en las susodichas farmacias y te cobran un potosí. Y mi pregunto si realmente estos productos están “mejor vendidos” en farmacia que en el super.
La respuesta es no, y te voy a poner unos ejemplos.


Primer ejemplo. Se remonta a cuando nació mi niña mayor.  Como nació en primavera  yo quería comprar un protector solar para que no se me achicharrara cuando la sacara de paseo. Fui a una farmacia bastante grande y pregunte por una crema solar que a mi mujer, que tiene la piel muy delicada le funciona muy bien.

Muy profesionalmente me indicaron que aquella crema no era apta para niños menores de dos años, y me recomiendan una excelente que se puede utilizar en recién nacidos. Al llegar a casa, me puse a ojear el prospecto y cuál no sería mi sorpresa al ver que en grandes y negras letras de imprenta  indicaba que estaba contraindicado en menores de seis meses. Unos días después la pediatra me confirmo que no se deben aplicar protectores solares antes de esa edad.
Así que cuando veáis un carrito de bebé tapado con un pañuelo, una toquilla o algo similar, no es que los padres queramos cocer a nuestro niño en su propio jugo, en todo caso queremos cocer al profesional que me vendió una crema que podría haber sido perjudicial. ¡Y no era barata!
El segundo caso, es menos serio. Me dirigí a una farmacia bastante grande, con muchos expositores llenos de productos para bebés y pedí, literalmente, un bote de pasta al agua. Es una crema para evitar las escoceduras del pañal, tan común que hasta Mercadona tiene su versión.
Aunque la que yo quería, es la de Eryplast, “de venta en farmacias” que da bastante mejor resultado.
La farmacéutica estaba a punto de mandarme a la tienda de pinturas, cuando una compañera, al quite, le soplo que era una crema para el pañal de Eryplast. La chica empezó a buscar y rebuscar en cajones y más cajones, hasta que la compañera que le había dado el chivatazo le apunto que estaba en el cajón de las cremas para pañales. A ver bonita, si te acaban de decir que es una crema para pañales y tienes un cajón de cremas para pañales…
El tercero  y más reciente de los episodios que demuestran que debo confiar más en el farmacéutico que en las estanterías del super, vino cuando a mi pequeña le dio una alergia al sudor que le dejo la cara áspera y su pediatra nos recomendó aplicarle una hidratante. Entre las muestras que nos habían dado antes del parto, encontré una de Suavinex que nos gustó y fui a buscarla a la farmacia.
Entre muy decidido y le dije a la farmacéutica que quería una crema hidratante para bebés de Suavinex que se llama blibloblu (no les voy a hacer tanta publicidad, que no me pagan por ello). La señora muy seria me miró y me dijo que de Suavinex tenía chupetes. ¿Alguien sabe como se unta un chupete?
Se me debió quedar tal cara de idiota, que la mujer intento capear el temporal preguntándome si tenía que ser esa crema concreta. Vamos a ver, si te he pedido una crema específica, y te he dicho hasta el fabricante… solo lo he hecho para que me vendas la que tu tengas más a mano y que no sé qué tal resultado me dará hasta haberla pagado. ¡Claro!
Comenzó a buscar en el ordenador con esa cara de “no tengo ni la más mínima idea de dónde buscar esto” y al cabo de unos minutos, me dijo cargada de razones, que como era una crema muy nueva (la muestra me la habían dado hace 3 o 4 meses) no venía en el Vademecum y tenía que pedirla por teléfono.
Señora, la crema viene en el Vademecum en el mismo epígrafe que otros cosméticos como Channel nº 5 y la Crema Depilatoria Veet. En ninguno, no son medicamentos. Reconózcalo, no tiene ni idea de lo que le he pedido pero hay que asegurar la venta como sea.
En definitiva, que lo de “de venta en farmacias” es el timo de la estampita. O al menos, eso me parece a mí a la vista de mis experiencias.
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¿De qué demonios las hacen?

Todo padre está familiarizado con ellas. Seguro que por casa tiene más de un paquete de toallitas limpiadoras para bebes. Eufemismo para llamar a las toallitas limpiacacas, uno de los inventos más minusvalorados de la humanidad. Pero por muy familiarizados que estemos con ellas, no podemos dejar de preguntarnos… ¿De qué demonios las hacen?

Se supone que es algún tipo de gasa impregnada de una loción  que debe cumplir la doble función de limpiar la piel del bebé al tiempo que la protege de irritaciones. Aquí puedes ver la composición de una marca comercial. No veo la criptonita por ningún lado, ni el extracto de aloe vera salvaje del Canadá. Pero aun así tienen unas propiedades casi milagrosas.

Lo maravilloso de estas toallitas, lo que me hacen preguntarme ¿de qué demonios las hacen? es el hecho de que tienen más poder de limpieza que Don Limpio, dejan mejor los zapatos que el betún y el cepillado,  sacan brillo de cualquier superficie, limpian hasta los rotuladores indelebles… pero sin irritar el culete. Te cuento algunos casos reales y seguro que tú puedes añadir algunos más.

Si te has limpiado las manos con una toallita, habrás notado que tus anillos están relucientes tras usarlas. Olvídate de comprar máquinas para limpiar anillos por ultrasonidos, las toallitas lo limpian mejor, dejan más brillo y no tardas nada.

Antes de salir de casa, una toallita y podrás limpiar el calzado de tu nena y el tuyo y dejarlo más lustroso que dedicándole una hora al betún y al cepillado. Y aún queda poder limpiador para otros zapatos. Es más, si ahora decides ir al punto anterior y limpiar el anillo… ¡lo harán sin ensuciarlo con la roña recogida de los zapatos!

¿Qué tu niña participa en una fiesta con pintacaras? Ningún problema. Los mejores desmaquilladores no podrán con la pintura, y puede  que en una piel tan joven causen alergias. Aplica una toallita y se acabaron tus preocupaciones.

Paras en una gasolinera, miras la presión de los neumáticos y tus manos quedan peor que las de un minero. Puedes frotar con un cepillo de púas de acero hasta llegar al hueso y seguirá habiendo mugre en las uñas, en los pliegues de los nudillos… Y sí, adivinas bien, puedes eliminar toda la caca con una toallita y de alguna misteriosa manera limpiará incluso bajo las uñas.

El graciosillo del cristalero de la comunidad cambia un cristal roto y el nuevo viene identificado con rotulador indeleble. Aquello parecen las Tablas de la Ley de Moises, lleno de jeroglíficos imborrables.  Salvo para las omnipotentes toallitas. ¡Menos mal que Moises no tenía toallitas a mano!

Señores de Mr Proper, de Kh7, de Kalia, de Sanitol, de Ariel, Forza Hornos, ¿por qué no imitan la fórmula de las toallitas? Lo digo totalmente en serio, el limpiahogar que me asegure que esta formulado como las toallitas, lo compro con los ojos cerrados.

Mientras tanto, cada vez que vea una mancha difícil por casa, probaré con una toallita, y seguiré venciéndola. 

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¿De qué demonios las hacen?

Todo padre está familiarizado con ellas. Seguro que por casa tiene más de un paquete de toallitas limpiadoras para bebes. Eufemismo para llamar a las toallitas limpiacacas, uno de los inventos más minusvalorados de la humanidad. Pero por muy familiarizados que estemos con ellas, no podemos dejar de preguntarnos… ¿De qué demonios las hacen?

Se supone que es algún tipo de gasa impregnada de una loción  que debe cumplir la doble función de limpiar la piel del bebé al tiempo que la protege de irritaciones. Aquí puedes ver la composición de una marca comercial. No veo la criptonita por ningún lado, ni el extracto de aloe vera salvaje del Canadá. Pero aun así tienen unas propiedades casi milagrosas.

Lo maravilloso de estas toallitas, lo que me hacen preguntarme ¿de qué demonios las hacen? es el hecho de que tienen más poder de limpieza que Don Limpio, dejan mejor los zapatos que el betún y el cepillado,  sacan brillo de cualquier superficie, limpian hasta los rotuladores indelebles… pero sin irritar el culete. Te cuento algunos casos reales y seguro que tú puedes añadir algunos más.

Si te has limpiado las manos con una toallita, habrás notado que tus anillos están relucientes tras usarlas. Olvídate de comprar máquinas para limpiar anillos por ultrasonidos, las toallitas lo limpian mejor, dejan más brillo y no tardas nada.

Antes de salir de casa, una toallita y podrás limpiar el calzado de tu nena y el tuyo y dejarlo más lustroso que dedicándole una hora al betún y al cepillado. Y aún queda poder limpiador para otros zapatos. Es más, si ahora decides ir al punto anterior y limpiar el anillo… ¡lo harán sin ensuciarlo con la roña recogida de los zapatos!

¿Qué tu niña participa en una fiesta con pintacaras? Ningún problema. Los mejores desmaquilladores no podrán con la pintura, y puede  que en una piel tan joven causen alergias. Aplica una toallita y se acabaron tus preocupaciones.

Paras en una gasolinera, miras la presión de los neumáticos y tus manos quedan peor que las de un minero. Puedes frotar con un cepillo de púas de acero hasta llegar al hueso y seguirá habiendo mugre en las uñas, en los pliegues de los nudillos… Y sí, adivinas bien, puedes eliminar toda la caca con una toallita y de alguna misteriosa manera limpiará incluso bajo las uñas.

El graciosillo del cristalero de la comunidad cambia un cristal roto y el nuevo viene identificado con rotulador indeleble. Aquello parecen las Tablas de la Ley de Moises, lleno de jeroglíficos imborrables.  Salvo para las omnipotentes toallitas. ¡Menos mal que Moises no tenía toallitas a mano!

Señores de Mr Proper, de Kh7, de Kalia, de Sanitol, de Ariel, Forza Hornos, ¿por qué no imitan la fórmula de las toallitas? Lo digo totalmente en serio, el limpiahogar que me asegure que esta formulado como las toallitas, lo compro con los ojos cerrados.

Mientras tanto, cada vez que vea una mancha difícil por casa, probaré con una toallita, y seguiré venciéndola. 

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Los 4 estados del bebé

Empiezo a tener la teoría de que los bebés tienen cuatro estados naturales, a saber: comer, cagar, dormir y llorar.

El primero es evidente, un recién nacido come continuamente. Lo que los pediatras llaman «a demanda». Y vaya sí demandan. El tiempo máximo que te indican que debe pasar entre tomas es de cuatro horas. Pero tranquilo, deja el reloj quieto, porque no aguantan más de dos. Y eso sin contar que las tomas pueden ser fácilmente de media hora, pero el tiempo entre tomas se calcula desde que se le ofrece el pecho, así que el tiempo libre no llega a ser más de hora y media. Al final vas por la calle y no ves escotes, ves coronillas de bebé.
El segundo estado es cagando. Puede parecer que no, que es sólo algo que hacen eventualmente, pero seguro que la pobre enfermera a la que mi pequeña cagó tres veces y orinó otra mientas trataba de medirla para su revisión me da la razón. 
Antes de tener un bebé tú piensas que duermen y duermen día y noche. Pero no es exactamente así. Duermen cuando los llevas al médico porque llevan horas llorando, cuando vienen visitas, cuando tratas de sacarle los gases para que duerman bien… Pero cuando tú quieras que duerman, cuando necesites que duerman, estarán en cualquier otro estado, generalmente en el cuarto. Llorando.
Y llegamos al estado favorito de los bebés. Llorando. Cierto es que llorar es la única manera que tienen de mostrarnos sus necesidades, pero a las tres de la mañana, cuando mi mujer y yo llevamos hora y media turnándonos para oír como berrea al oído mientras tratas de acunarla, cantarle nanas, darle masaje, cambiarle el pañal, pasearla, darle el chupete, mirar si tiene calor, mirar si tiene frío… A estas horas nosotros también tenemos ganas de llorar.
¿Es que es tanto pedir que tenga un estado de vigilia sin llantos? ¿Aunque sea en brazos?
Pero todo esto tiene una parte buena, aprovechas mejor el tiempo. Son las tres y media de la mañana y aquí estoy escribiendo. Hay que ver el lado bueno de las cosas.
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Los 4 estados del bebé

Empiezo a tener la teoría de que los bebés tienen cuatro estados naturales, a saber: comer, cagar, dormir y llorar.

El primero es evidente, un recién nacido come continuamente. Lo que los pediatras llaman «a demanda». Y vaya sí demandan. El tiempo máximo que te indican que debe pasar entre tomas es de cuatro horas. Pero tranquilo, deja el reloj quieto, porque no aguantan más de dos. Y eso sin contar que las tomas pueden ser fácilmente de media hora, pero el tiempo entre tomas se calcula desde que se le ofrece el pecho, así que el tiempo libre no llega a ser más de hora y media. Al final vas por la calle y no ves escotes, ves coronillas de bebé.
El segundo estado es cagando. Puede parecer que no, que es sólo algo que hacen eventualmente, pero seguro que la pobre enfermera a la que mi pequeña cagó tres veces y orinó otra mientas trataba de medirla para su revisión me da la razón. 
Antes de tener un bebé tú piensas que duermen y duermen día y noche. Pero no es exactamente así. Duermen cuando los llevas al médico porque llevan horas llorando, cuando vienen visitas, cuando tratas de sacarle los gases para que duerman bien… Pero cuando tú quieras que duerman, cuando necesites que duerman, estarán en cualquier otro estado, generalmente en el cuarto. Llorando.
Y llegamos al estado favorito de los bebés. Llorando. Cierto es que llorar es la única manera que tienen de mostrarnos sus necesidades, pero a las tres de la mañana, cuando mi mujer y yo llevamos hora y media turnándonos para oír como berrea al oído mientras tratas de acunarla, cantarle nanas, darle masaje, cambiarle el pañal, pasearla, darle el chupete, mirar si tiene calor, mirar si tiene frío… A estas horas nosotros también tenemos ganas de llorar.
¿Es que es tanto pedir que tenga un estado de vigilia sin llantos? ¿Aunque sea en brazos?
Pero todo esto tiene una parte buena, aprovechas mejor el tiempo. Son las tres y media de la mañana y aquí estoy escribiendo. Hay que ver el lado bueno de las cosas.
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Comprendiendo el sueño del bebé

Estoy leyendo un libro estupendo, que se llama «Dormir sin lágrimas», de Rosa Jove, psicóloga infantil. Ya lo había empezado a leer cuando nació mi anterior niña, pero al final lo dejé a medias y ahora lo he retomado.

Lo puedes encontrar en formato electrónico por sólo tres euros en Amazon, y es un dinero bien gastado.
Habrás adivinado por el título, que el libro trata sobre el sueño infantil, pero no esperes de el recetas mágicas para dormir a tu bebé. Sencillamente no existen.
El libro trata de explicar cómo es el sueño de un bebé desde su nacimiento, que necesidades cubre y como cambia y varía para conseguirlo. Con eso no lograremos que nuestro bebé duerma las horas que nosotros queremos, cuando nosotros queremos y al ritmo que nosotros queremos, pero si nos dará las claves para comprender porque eso es así y evitar un estrés y unas preocupaciones innecesarias.
El libro también hace hincapié en lo erróneas y peligrosas que son las técnicas basadas en dejar llorar al bebé, por ejemplo el famosísimo método Estivil. Ya en el prólogo nos pregunta si seria útil dejar pasar un minuto más cada vez que nuestro jefe nos pida algo en el trabajo. Hacerlo en el trabajo nos supondría el despido, con nuestro hijo puede suponer que una otitis se cronifique por achacar los llantos del bebé a que nos está tomando el pelo. Y no es un dicho, es un ejemplo real llegado a la consulta de la autora.
El libro también cuenta los beneficios del colecho y de la lactancia materna para la salud y para el sueño del bebé.
En resumen, el libro no trata de vender ningún método milagroso para dormir al bebé, pero si desacredita los métodos que lo prometen. Pero sobre todo, el libro consigue que comprendamos el sueño de nuestro bebé, lo que nos ayuda a no pensar que le gusta vernos insomnes y eso evita enfados y estrés, además de preocupaciones sobre si nuestro bebé duerme como debe o tiene algún problema.
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Comprendiendo el sueño del bebé

Estoy leyendo un libro estupendo, que se llama «Dormir sin lágrimas», de Rosa Jove, psicóloga infantil. Ya lo había empezado a leer cuando nació mi anterior niña, pero al final lo dejé a medias y ahora lo he retomado.

Lo puedes encontrar en formato electrónico por sólo tres euros en Amazon, y es un dinero bien gastado.
Habrás adivinado por el título, que el libro trata sobre el sueño infantil, pero no esperes de el recetas mágicas para dormir a tu bebé. Sencillamente no existen.
El libro trata de explicar cómo es el sueño de un bebé desde su nacimiento, que necesidades cubre y como cambia y varía para conseguirlo. Con eso no lograremos que nuestro bebé duerma las horas que nosotros queremos, cuando nosotros queremos y al ritmo que nosotros queremos, pero si nos dará las claves para comprender porque eso es así y evitar un estrés y unas preocupaciones innecesarias.
El libro también hace hincapié en lo erróneas y peligrosas que son las técnicas basadas en dejar llorar al bebé, por ejemplo el famosísimo método Estivil. Ya en el prólogo nos pregunta si seria útil dejar pasar un minuto más cada vez que nuestro jefe nos pida algo en el trabajo. Hacerlo en el trabajo nos supondría el despido, con nuestro hijo puede suponer que una otitis se cronifique por achacar los llantos del bebé a que nos está tomando el pelo. Y no es un dicho, es un ejemplo real llegado a la consulta de la autora.
El libro también cuenta los beneficios del colecho y de la lactancia materna para la salud y para el sueño del bebé.
En resumen, el libro no trata de vender ningún método milagroso para dormir al bebé, pero si desacredita los métodos que lo prometen. Pero sobre todo, el libro consigue que comprendamos el sueño de nuestro bebé, lo que nos ayuda a no pensar que le gusta vernos insomnes y eso evita enfados y estrés, además de preocupaciones sobre si nuestro bebé duerme como debe o tiene algún problema.
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Dormir como un bebé

Seguro que has oído alguna vez eso de que alguien duerme como un bebé, refiriéndose a que duerme plácida y profundamente. Pues debes saber que esa expresión la acuñó sin duda alguien que no tiene ni idea de como duerme un bebé. O mejor dicho, de como no duerme.

Para empezar, una bebé como la mía, recién nacida, no duerme más allá de dos o tres horas entre tomas. Y de ahí debes descontar el tiempo de la toma en sí y el tiempo de echar los gases. Vamos, que la primera semana vas a ver más tiempo a tu mujer con la teta al aire que en todo el tiempo que llevéis juntos. Con eso, tenemos que para empezar, dormir como un bebé es dormir ratitos de como mucho una hora.

Yo estoy teniendo mucha suerte y mi niña, con dos semanas ya duerme por las noches lapsos de una tres horas. Soy todo un afortunado.
Pero aún así, dormir como un bebé sigue sin ser sinónimo de dormir bien. Los bebés tienen un sexto sentido arácnido que les despierta tan pronto se acercan a su cuna. Los tienes en brazos y por fin se duermen, esperas unos minutos y su respiración es tranquila y relajada. Te aproximas a la cuna con cautela y antes de que puedas separarlo de tu pecho, te leen la mente y empiezan a llorar. De nuevo el sueño del bebé debe ser poco plácido si continuamente están comprobando tus intenciones cuniles.
Mientras los tienes en brazos, pensando en técnicas ninja para dejarla en la cuna sin que lo detecte, puedes observar como sueñan con quien sabe que. A veces sonríen, a veces maman, pero también a veces se sobresaltan sin motivo aparente. De nuevo queda claro que dormir como un bebé no es sinónimo de dormir con placidez.
Y si así duermen ellos, imagínate los papis. Pero eso es algo que nunca se cuenta, para que no se extinga la especie o para que no nos encierren a los padres por locos.
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Dormir como un bebé

Seguro que has oído alguna vez eso de que alguien duerme como un bebé, refiriéndose a que duerme plácida y profundamente. Pues debes saber que esa expresión la acuñó sin duda alguien que no tiene ni idea de como duerme un bebé. O mejor dicho, de como no duerme.

Para empezar, una bebé como la mía, recién nacida, no duerme más allá de dos o tres horas entre tomas. Y de ahí debes descontar el tiempo de la toma en sí y el tiempo de echar los gases. Vamos, que la primera semana vas a ver más tiempo a tu mujer con la teta al aire que en todo el tiempo que llevéis juntos. Con eso, tenemos que para empezar, dormir como un bebé es dormir ratitos de como mucho una hora.

Yo estoy teniendo mucha suerte y mi niña, con dos semanas ya duerme por las noches lapsos de una tres horas. Soy todo un afortunado.
Pero aún así, dormir como un bebé sigue sin ser sinónimo de dormir bien. Los bebés tienen un sexto sentido arácnido que les despierta tan pronto se acercan a su cuna. Los tienes en brazos y por fin se duermen, esperas unos minutos y su respiración es tranquila y relajada. Te aproximas a la cuna con cautela y antes de que puedas separarlo de tu pecho, te leen la mente y empiezan a llorar. De nuevo el sueño del bebé debe ser poco plácido si continuamente están comprobando tus intenciones cuniles.
Mientras los tienes en brazos, pensando en técnicas ninja para dejarla en la cuna sin que lo detecte, puedes observar como sueñan con quien sabe que. A veces sonríen, a veces maman, pero también a veces se sobresaltan sin motivo aparente. De nuevo queda claro que dormir como un bebé no es sinónimo de dormir con placidez.
Y si así duermen ellos, imagínate los papis. Pero eso es algo que nunca se cuenta, para que no se extinga la especie o para que no nos encierren a los padres por locos.
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Un poquito de humor

Un poquito de humor nunca viene mal. Además, reconozcámoslo. Cuando tienes un bebe pequeño, y sobre todo si eres primerizo, estás más tenso que el arco de un violín, así que no te vendrá nada mal echarte unas risas a costa de los bebés y sus ocurrencias… Y de los papás y las suyas, que suelen ser peores.
Vamos a ver imágenes «casi de la vida cotidiana» que a buen seguro en algún que otro caso te harán sentirte identificado, por más que la imagen en sí sea una caricatura de la realidad.

Empecemos por el principio. Los pañales. Quien no se ha preguntado como demonios un ser tan pequeñito puede descargar de esa manera, y lo que es peor, como puede desprender un hedor tan inhumano.

Pero no es solo la cantidad y calidad, es también el momento. Saben elegir siempre el «mejor momento». Da igual que solo haga unos minutos que hicieron caquita, siempre tienen un nuevo cargamento disponible para ese «momento»

Lo hacen totalmente a propósito, no te engañes. Nada de «sin querer»

Y no hay nada que respeten. No hay momento especial, no hay momento tranquilo.

Claro, eso da lugar a una nueva especie, mitad humana, mitad troll. Los padres-troll, capaces de toda malignidad con tal de devolver el golpe. Da igual que sea con la comida de un bebé.

O con la bebida

O cuando vamos a ver la cabalgata de los Reyes Magos

Pero por muy troll que seas, no ganaras la batalla, cuando crezcan, sabrán devolverte el golpe.

Y a veces, lo harán de la manera más inocente

Así que ¡¡leña al mono!!

¡Esta batalla la gano yo cueste lo que cu…..

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Un poquito de humor

Un poquito de humor nunca viene mal. Además, reconozcámoslo. Cuando tienes un bebe pequeño, y sobre todo si eres primerizo, estás más tenso que el arco de un violín, así que no te vendrá nada mal echarte unas risas a costa de los bebés y sus ocurrencias… Y de los papás y las suyas, que suelen ser peores.
Vamos a ver imágenes «casi de la vida cotidiana» que a buen seguro en algún que otro caso te harán sentirte identificado, por más que la imagen en sí sea una caricatura de la realidad.

Empecemos por el principio. Los pañales. Quien no se ha preguntado como demonios un ser tan pequeñito puede descargar de esa manera, y lo que es peor, como puede desprender un hedor tan inhumano.

Pero no es solo la cantidad y calidad, es también el momento. Saben elegir siempre el «mejor momento». Da igual que solo haga unos minutos que hicieron caquita, siempre tienen un nuevo cargamento disponible para ese «momento»

Lo hacen totalmente a propósito, no te engañes. Nada de «sin querer»

Y no hay nada que respeten. No hay momento especial, no hay momento tranquilo.

Claro, eso da lugar a una nueva especie, mitad humana, mitad troll. Los padres-troll, capaces de toda malignidad con tal de devolver el golpe. Da igual que sea con la comida de un bebé.

O con la bebida

O cuando vamos a ver la cabalgata de los Reyes Magos

Pero por muy troll que seas, no ganaras la batalla, cuando crezcan, sabrán devolverte el golpe.

Y a veces, lo harán de la manera más inocente

Así que ¡¡leña al mono!!

¡Esta batalla la gano yo cueste lo que cu…..

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Los padres también existimos 2014-12-25 08:12:00

Hoy me vais a perdonar si este artículo tiene fallos y no está bien escrito. No es por la cena navideña ni por los brindis, es que está escrito desde los paritorios.
Pues si, mi segunda hija está a punto de nacer, y ha decidido darnos un regalo navideño.
Lo malo del nacimiento de mi segunda hija es que hemos roto aguas a las siete de la mañana, son las once de la noche y seguimos sin contracciones regulares… Vamos, que va para largo.
La parte buena, es que mi mujer es una jabata y aguanta estoicamente las contracciones y mis chistes malos. 
En contra de lo que pueda parecer, la gente que está aquí trabajando en lugar de estar con sus familias mantiene un buen y cálido espíritu que se agradece mucho e incluso se las han apañado para darnos la cena a los papas, no sólo se han acordado de que existimos sino que además lo hacen con una sonrisa. Gracias.
El relato sigue, son las dice y media y por fin pasamos de dilatación al paritorio en sí. Ahora mismo estamos llamando a la yayi a ver si mi otra pequeña esta bien. Es la primera vez que nos separamos y no da las buenas noches a mami y después papi le cuenta su cuento favorito y eso me preocupa. Pero los yayos son unos genios y mi pequeña duerme con la pobre yayi como colchón.
Dos de la mañana, la cosa se acelera. La epidural parece que pierde la efectividad, pero no, es que ahora SI estamos de parto. Lo que técnicamente se llama expulsivo.
Son las tres. Todo lo que antes fue lentitud ahora ha sido velocidad y ya hace media hora que ha nacido y por fin puedo sentarme unos minutos con ella en brazos. 
Verla salir,a pesar de que es «sangriento», es muy bonito. Aunque mi mujer ha pasado un mal rato, los dos estamos sonrientes, tenemos nuestro regalito navideño y además de tener todos los brazos, dedos, piernas y orejas tiene buenos pulmones y apetito.
Bienvenida hija, que el mundo te trate bien… o se las verán conmigo.
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Los padres también existimos 2014-12-25 08:12:00

Hoy me vais a perdonar si este artículo tiene fallos y no está bien escrito. No es por la cena navideña ni por los brindis, es que está escrito desde los paritorios.
Pues si, mi segunda hija está a punto de nacer, y ha decidido darnos un regalo navideño.
Lo malo del nacimiento de mi segunda hija es que hemos roto aguas a las siete de la mañana, son las once de la noche y seguimos sin contracciones regulares… Vamos, que va para largo.
La parte buena, es que mi mujer es una jabata y aguanta estoicamente las contracciones y mis chistes malos. 
En contra de lo que pueda parecer, la gente que está aquí trabajando en lugar de estar con sus familias mantiene un buen y cálido espíritu que se agradece mucho e incluso se las han apañado para darnos la cena a los papas, no sólo se han acordado de que existimos sino que además lo hacen con una sonrisa. Gracias.
El relato sigue, son las dice y media y por fin pasamos de dilatación al paritorio en sí. Ahora mismo estamos llamando a la yayi a ver si mi otra pequeña esta bien. Es la primera vez que nos separamos y no da las buenas noches a mami y después papi le cuenta su cuento favorito y eso me preocupa. Pero los yayos son unos genios y mi pequeña duerme con la pobre yayi como colchón.
Dos de la mañana, la cosa se acelera. La epidural parece que pierde la efectividad, pero no, es que ahora SI estamos de parto. Lo que técnicamente se llama expulsivo.
Son las tres. Todo lo que antes fue lentitud ahora ha sido velocidad y ya hace media hora que ha nacido y por fin puedo sentarme unos minutos con ella en brazos. 
Verla salir,a pesar de que es «sangriento», es muy bonito. Aunque mi mujer ha pasado un mal rato, los dos estamos sonrientes, tenemos nuestro regalito navideño y además de tener todos los brazos, dedos, piernas y orejas tiene buenos pulmones y apetito.
Bienvenida hija, que el mundo te trate bien… o se las verán conmigo.
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¡Caca!


Ya os conté no hace mucho que la operación pañal iba bien con el pis pero estaba causando muchos problemas con la caca y mi pequeña se estaba volviendo estreñida a base de aguantar las ganas de hacer caca.

Como solución de emergencia, después de cuatro días sin hacer nada, compramos en la farmacia un “supositorio liquido” de glicerol. Vamos, unas pequeñas cánulas con un depósito lleno de un turbo laxante que hace que en menos de media hora el intestino suelte toda su carga. ¡Y menuda carga!
El alivio fue inmediato y volvieron las ganas de jugar en unos minutos tras la “descarga”. Pero evidentemente es una solución provisional que no puede prolongarse en el tiempo.
Tratamos de aumentar la dosis de frutas y verduras. Pero la verdad es que mi niña come fruta y verdura casi a diario, toma zumos todos los días y procuramos evitar comidas astringentes como el arroz. El problema no es que no pueda hacer caca, es que se aguanta las ganas con tal empeño, que luego la cosa se solidifica tanto que le cuesta salir.
Como pronto vamos a tener otra niña, le dieron a mi mujer una canastilla donde venían las típicas muestras. Entre ellas, las de infusiones de Ordesa. Ya conocíamos las de “Dulces sueños” y la de “Digestiones” y las habíamos usado hasta la saciedad, pero nos encontramos con una que no habíamos probado. Blevit L
Tras darle unas cuantas vueltas, vimos que sirve para aliviar el estreñimiento incluso en recién nacidos. Está hecha a base de extracto de ciruela, kiwi y tamarindo y no parece tener contraindicaciones. Así que ¡a por ella!
El resultado es bastante bueno. Las heces son mucho más blanditas con lo que se facilita la evacuación. Pero lo que es más importante. Son más difíciles de aguantar las ganas de hacer caca. Aunque lo intenta, no lo consigue y poco a poco va viendo que ya no duele como cuando se aguantaba.¡Y que cuando la naturaleza llama…!
La cosa aún no está completamente solucionada, pero creo que vamos por el buen camino. Ya os contaré.
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¡Caca!


Ya os conté no hace mucho que la operación pañal iba bien con el pis pero estaba causando muchos problemas con la caca y mi pequeña se estaba volviendo estreñida a base de aguantar las ganas de hacer caca.

Como solución de emergencia, después de cuatro días sin hacer nada, compramos en la farmacia un “supositorio liquido” de glicerol. Vamos, unas pequeñas cánulas con un depósito lleno de un turbo laxante que hace que en menos de media hora el intestino suelte toda su carga. ¡Y menuda carga!
El alivio fue inmediato y volvieron las ganas de jugar en unos minutos tras la “descarga”. Pero evidentemente es una solución provisional que no puede prolongarse en el tiempo.
Tratamos de aumentar la dosis de frutas y verduras. Pero la verdad es que mi niña come fruta y verdura casi a diario, toma zumos todos los días y procuramos evitar comidas astringentes como el arroz. El problema no es que no pueda hacer caca, es que se aguanta las ganas con tal empeño, que luego la cosa se solidifica tanto que le cuesta salir.
Como pronto vamos a tener otra niña, le dieron a mi mujer una canastilla donde venían las típicas muestras. Entre ellas, las de infusiones de Ordesa. Ya conocíamos las de “Dulces sueños” y la de “Digestiones” y las habíamos usado hasta la saciedad, pero nos encontramos con una que no habíamos probado. Blevit L
Tras darle unas cuantas vueltas, vimos que sirve para aliviar el estreñimiento incluso en recién nacidos. Está hecha a base de extracto de ciruela, kiwi y tamarindo y no parece tener contraindicaciones. Así que ¡a por ella!
El resultado es bastante bueno. Las heces son mucho más blanditas con lo que se facilita la evacuación. Pero lo que es más importante. Son más difíciles de aguantar las ganas de hacer caca. Aunque lo intenta, no lo consigue y poco a poco va viendo que ya no duele como cuando se aguantaba.¡Y que cuando la naturaleza llama…!
La cosa aún no está completamente solucionada, pero creo que vamos por el buen camino. Ya os contaré.
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