Cuando asistía a los cursos de preparación al parto de mi hija mayor, Pilar, la matrona que los impartía nos comentaba que todo lo que pudiéramos comprar para bebés era seguro, puesto que el mercado de los productos para ellos movía miles de millones al año, y ninguna empresa quiere jugársela a quedarse fuera de ese jugoso pastel.
Ya sabemos que los niños son de piel delicada, que tienden a llevarlo todo a la boca, los elásticos de la ropa les corta la circulación con facilidad, se pueden enredar con cualquier cordón… Así que a pesar del optimismo de Pilar, miro un poco de reojo cada nueva compra, y por supuesto huyo como de la peste de los productos que venden en los bazares chinos, que ya sabemos que son de dudosa calidad.
Pero la sorpresa salta donde menos lo esperas.
Quería comprar una cadenita para sujetar el chupete y que este no se fuera al suelo a las primeras de cambio. En una gran superficie cuyo nombre no diré, solo diré que empieza por Merca y acaba por dona, venden unas cadenitas con un broche mono, pero la cadena en si está hecha de eslabones de plástico que dan poca confianza. Así pues, idea descartada.
En otras superficies, a falta de marca propia, prosperan los productos de Tigex, que casi casi rivalizan en precio con los de marcas como Jane o Bebeconfort. De esta marca encontré una “cadenita” compuesta por un broche, con una tira de goma semi-rigida y el enganche para el chupete. Y para ser un trocito de plástico y goma, no era barato.
Lo compre y primera sorpresa. La tira de goma es tan rígida, que en ocasiones, al doblarse, tira del chupete, con lo que lo saca de la boca del bebé. Y para acabar con el alarde de buen diseño, si el chupete queda en su sitio, la cinta hace marcas en la piel del bebe si este se apoya sobre ella al dormirse, porque los cantos son finos y duros.
Así que de vuelta a la primera gran superficie, compre su cadenita y sustituí a la fallida de Tigex. Al sacarla de la caja me sorprendió que los eslabones son más resistentes de lo que parece a primera vista, y el broche se sujeta fácil y firmemente.
Al final, al cadena de Tigex se destinó a la hamaquita donde juega mi nena, por eso de que a los 7 meses su principal diversión es tirar las cosas al suelo, y por supuesto, gritar a pleno pulmón para que se las devolvamos. Vamos, que sujetamos a ella un sonajero o un mordedor para evitar tener que estarlo recogiendo y lavando continuamente.
Ayer, al llegar a casa, la cadenita estaba sobre la tele. La había puesto allí mi mujer tras un bocado de mi nena, que tiene solo dos dientes, pero bien afilados.
¿No ves el motivo? Te echo una mano
Si, la cadenita está rota de un mordisco. Y no es que mi niña sea un tiburón. Muerde como cualquier otra niña con dos dientes y siete meses.
¿Y si hubiera arrancado el trozo por completo y se lo hubiera tragado?
Así que Pilar. ¡NO! ¡Las marcas solo buscan minimizar costes! Si con ello pierden mercado… ¡es que los comerciales no saben vender!
Señores de Tigex, ¡nunca más!