Duro de pelar

Y no me refiero a la peli de Clint Eastwood ni a la aberración canción de Rebeca, si no a lo que nos cuesta dormir al peque últimamente. No importa lo que haya dormido de siesta, lo que haya jugado, lo que haya corrido… Cuando acaba de cenar siempre quiere «ugar» un poco más.

Hasta ahora le dejábamos jugar un ratito y él solo, cuando se sentía cansado, pedía ir a dormir, pero no se que pasa este verano que ahora ya puede estar frotándose los ojos y medio durmiéndose que ahí sigue, al pie del cañón. Ni que fuera un soldado de guardia.

Lamamá no tiene problemas porque se lo lleva a la habitación, le enchufa la teta y se duerme. Pero claro, la pobre no quiere dormirlo todos los días porque ahí en la cama con el peque se está tan agustito que al final se duerme ella también y, claro, a veces también le apetece relajarse un poco viendo la tele o haciendo sus DIY esos que están tan de moda (y que vienen tan bien)

Yo reconozco que me hago el longuis, que a mi me gusta echar una partidita al ordenador por las noches (enganchadísimo al Football Manager que estoy) y si me pongo a dormir a JoanPetit me cuesta la vida… ¡que yo no tengo tetas!, bueno, sí que tengo, más chiquititas, pero no las quiere (creedme que lo he probado)

A veces le convenzo para subir en el carro y salir a pasear juntos al perro y, en estos casos, tengo un 50% de posibilidades de que se quede frito. Depende si hay cosas interesantes con las que entretenerse por el camino como el vuelo de una mosca o preguntar 80 veces si Nahual ya ha hecho pipi y caca.

Lo que es imposible es dormirle con cuentos. Le llevo a la cama diciéndole que le voy a leer un cuento y luego a dormir y él, a priori, parece dispuesto: «Siiiiii, papá, onter de la lluna» así que le leo el cuento de ¿A que sabe la luna? uno de sus favoritos. Cuando acabo y espero una escena como las de las películas en plan: «Venga hijo, ahora a dormir, te arropo y te doy un beso, que tengas felices sueños» y el nene se queda con sus ojitos cerrados plácidamente; la realidad me pega una ostia un golpe en los morros porque el peque se pone a saltar en la cama y dice «Ara onde iven os monstros» y se va corriendo a por su otro cuento favorito Donde viven los monstruos y cuando acabo ese, se va a por otro de sus cuentos favoritos, y luego otro, y otro, y otro….

Total que al final decido dejarle ir a jugar y ya se acostará cuando Lamamá se vaya a la cama, le de la teta y se quede frito. Total, es verano y no tiene que madrugar

Lamamá y yo discutimos a veces por esto pero, en el fondo, le estoy totalmente agradecido a ella y a sus tetas por el efecto somnífero que tienen en JoanPetit, yo solo no podría…

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Duro de pelar

Y no me refiero a la peli de Clint Eastwood ni a la aberración canción de Rebeca, si no a lo que nos cuesta dormir al peque últimamente. No importa lo que haya dormido de siesta, lo que haya jugado, lo que haya corrido… Cuando acaba de cenar siempre quiere «ugar» un poco más.

Hasta ahora le dejábamos jugar un ratito y él solo, cuando se sentía cansado, pedía ir a dormir, pero no se que pasa este verano que ahora ya puede estar frotándose los ojos y medio durmiéndose que ahí sigue, al pie del cañón. Ni que fuera un soldado de guardia.

Lamamá no tiene problemas porque se lo lleva a la habitación, le enchufa la teta y se duerme. Pero claro, la pobre no quiere dormirlo todos los días porque ahí en la cama con el peque se está tan agustito que al final se duerme ella también y, claro, a veces también le apetece relajarse un poco viendo la tele o haciendo sus DIY esos que están tan de moda (y que vienen tan bien)

Yo reconozco que me hago el longuis, que a mi me gusta echar una partidita al ordenador por las noches (enganchadísimo al Football Manager que estoy) y si me pongo a dormir a JoanPetit me cuesta la vida… ¡que yo no tengo tetas!, bueno, sí que tengo, más chiquititas, pero no las quiere (creedme que lo he probado)

A veces le convenzo para subir en el carro y salir a pasear juntos al perro y, en estos casos, tengo un 50% de posibilidades de que se quede frito. Depende si hay cosas interesantes con las que entretenerse por el camino como el vuelo de una mosca o preguntar 80 veces si Nahual ya ha hecho pipi y caca.

Lo que es imposible es dormirle con cuentos. Le llevo a la cama diciéndole que le voy a leer un cuento y luego a dormir y él, a priori, parece dispuesto: «Siiiiii, papá, onter de la lluna» así que le leo el cuento de ¿A que sabe la luna? uno de sus favoritos. Cuando acabo y espero una escena como las de las películas en plan: «Venga hijo, ahora a dormir, te arropo y te doy un beso, que tengas felices sueños» y el nene se queda con sus ojitos cerrados plácidamente; la realidad me pega una ostia un golpe en los morros porque el peque se pone a saltar en la cama y dice «Ara onde iven os monstros» y se va corriendo a por su otro cuento favorito Donde viven los monstruos y cuando acabo ese, se va a por otro de sus cuentos favoritos, y luego otro, y otro, y otro….

Total que al final decido dejarle ir a jugar y ya se acostará cuando Lamamá se vaya a la cama, le de la teta y se quede frito. Total, es verano y no tiene que madrugar

Lamamá y yo discutimos a veces por esto pero, en el fondo, le estoy totalmente agradecido a ella y a sus tetas por el efecto somnífero que tienen en JoanPetit, yo solo no podría…

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El ataque de la abeja asesina

Bueno, a lo mejor el título es algo exagerado, en realidad la abeja no atacó, solo se paseó unos segundos por el interior del coche pero eso dio lugar a una divertida conversación con el peque.

La protagonista de nuestra historia también quería conducir.

Resulta que esta semana pasada estuve de vacaciones, por lo que he tenido tiempo de hacer cosas con JoanPetit. Un día decidí llevarlo al pinar que es una pinada estupenda que tenemos en el Grao de Castellón con columpios para los nenes, paelleros para cocinar y pasar el día, una piscina municipal y donde las ardillas campan a sus anchas haciendo de Oso Yogui para robar la comida a los excursionistas.

Cuando íbamos de camino el peque y yo en el coche (con  las ventanillas abiertas ya que mi troncomovil no tiene aire acondicionado), noto un pequeño impacto en mi mejilla y, al bajar la vista, descubro en mi pierna una abeja aun conmocionada por el golpe contra mi cara-dura. Conservando la calma (es decir al grito de ¡UNA ABEJA!, ¡UNA ABEJA!) paro el coche en la cuneta para intentar convencer al insecto de que será más feliz zumbando por el campo que en el interior de mi utilitario.

Mientras tanto, JoanPetit al oír mis gritos, empieza a mirar por todas partes y preguntando: «¿onde papá, onde?», yo le señalé a la invasora y le dije «ahí» y el nene miró a la abeja y, acto seguido, se me queda mirando con cara de «pero ¿qué habré hecho yo para que me toque un padre tan tonto?, ¿es que en otra vida fui el inventor del Farmville?» y me contesta «Papá eso no é una eja la eja hase Beeeeeee»

Y en ese momento me imaginé a un animal mitad abeja mitad oveja, algo así como el abejonejo del anuncio.

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El ataque de la abeja asesina

Bueno, a lo mejor el título es algo exagerado, en realidad la abeja no atacó, solo se paseó unos segundos por el interior del coche pero eso dio lugar a una divertida conversación con el peque.

La protagonista de nuestra historia también quería conducir.

Resulta que esta semana pasada estuve de vacaciones, por lo que he tenido tiempo de hacer cosas con JoanPetit. Un día decidí llevarlo al pinar que es una pinada estupenda que tenemos en el Grao de Castellón con columpios para los nenes, paelleros para cocinar y pasar el día, una piscina municipal y donde las ardillas campan a sus anchas haciendo de Oso Yogui para robar la comida a los excursionistas.

Cuando íbamos de camino el peque y yo en el coche (con  las ventanillas abiertas ya que mi troncomovil no tiene aire acondicionado), noto un pequeño impacto en mi mejilla y, al bajar la vista, descubro en mi pierna una abeja aun conmocionada por el golpe contra mi cara-dura. Conservando la calma (es decir al grito de ¡UNA ABEJA!, ¡UNA ABEJA!) paro el coche en la cuneta para intentar convencer al insecto de que será más feliz zumbando por el campo que en el interior de mi utilitario.

Mientras tanto, JoanPetit al oír mis gritos, empieza a mirar por todas partes y preguntando: «¿onde papá, onde?», yo le señalé a la invasora y le dije «ahí» y el nene miró a la abeja y, acto seguido, se me queda mirando con cara de «pero ¿qué habré hecho yo para que me toque un padre tan tonto?, ¿es que en otra vida fui el inventor del Farmville?» y me contesta «Papá eso no é una eja la eja hase Beeeeeee»

Y en ese momento me imaginé a un animal mitad abeja mitad oveja, algo así como el abejonejo del anuncio.

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Las mil y una noches y el extraño fenómeno del «embracilamiento»

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Eran las 4 de la mañana, no faltaba mucho para levantarnos ya e iniciar un nuevo día, mi hija de apenas unas semanas de nacida acababa de dormirse en mis brazos después de una jornada de varias horas de arrullo en las que tuve que subirme a la cama y saltar sobre el colchón antes de intentar mil cosas más.

De repente, decido que es suficiente y que su sueño es bastante profundo y comienzo a dejarla sobre la cama. En cuanto uno de sus brazos toca la superficie del colchón, despierta llorando como si la hubiera tirado al suelo mientras sus ojos están completamente abiertos y me lanza una mirada de: “No puedo creer que hayas intentado colocarme en la cama”, obligándome a levantarla de nuevo y reiniciar mi salto sobre el colchón para arrullarla.

Aparentemente no dormiré esta noche.

Así fue una de las numerosas noches, sino es que cada una hasta el día de hoy, que pasamos cuando nuestra hija nació y entonces entendí que todo había cambiado y que nuestra vida de “solteros”, como mi esposa y yo llamamos a esa fase (aún estando casados pero sin hijos) en la que tienes libertad para hacer lo que quieras a la hora que quieras y como quieras, había terminado.

¿Por qué mi bebé se despertaba inmediatamente en cuanto intentaba colocarla en la cama o me “atrevía” a cambiar la posición en que la cargaba? (De hecho tooooooodo el tiempo quería estar en nuestros brazos) No es que se “embracilen” o “te tomen la medida” o “sean mañosos”. Este es uno de los problemas más recurrentes que enfrentamos los padres cuando tenemos nuestro primer bebé, el segundo, el tercero… y el n-ésimo; y se vuelve más molesto cuando tenemos cosas que hacer como ir al baño, comer, trabajar, dormir, pasar un tiempo con tu amad@, o ¿por qué no? existir.

En realidad y para hacerlo simple, no es algo que podamos controlar ni cambiar.

De acuerdo con el experto en colecho, el profesor James McKenna:

“Los bebés están biológicamente diseñados para percibir si algo peligroso ha ocurrido”.

En este caso, se trata de la separación de aquel que lo cuida.

Ellos sienten través de la piel, que algo súbitamente se ha tornado “diferente”, como la falta de la suavidad de la piel de sus papás, la calidez de los brazos, la respiración y palpitación de papá o el arrullo y el cuidadoso movimiento de los brazos de mamá; en fin, ese sentimiento de protección y amor.

“Los bebés pasarán a/o estarán en un estado de alerta, mientras sientan que están próximos a ser abandonados y sientan que es tiempo de llamar a su cuidador de vuelta, cuyo cuerpo es indispensable para su supervivencia,” explica McKenna.

¿Qué hacer entonces? ¡Era una trampa!

Después de repetidas pruebas de intento y error, me di cuenta (por eso y porque mi esposa tiene más corazón que yo) que no había mucho qué hacer, únicamente responder a su llamado y aplicar el arrullo saltando en el colchón o <inserte aquí su técnica favorita>.

Conforme fui haciéndolo noté un cambio, cada vez era más fácil que cayera dormida y menos pesado para mí (ya que ya no estaba predispuesto a aguantar sólo unos minutos de arrullo y esperar que con eso bastara, además de que ya no me molestaba hacerlo sabiendo que al otro día tendría que levantarme a trabajar; sino que sabía que tardaría pero al final funcionaría y también sabía que en cuestión de tal vez 20 minutos despertaría de nuevo y repetiría el ciclo, pero así son los bebés y sólo son bebés por unos meses o … años).

De acuerdo con McKenna, es mejor entender que biológicamente no hay nada qué hacer y que ayuda mucho si entendemos que los bebés necesitan sentirse seguros durante este corto periodo de vida.

“La vida puede ser más fácil, y tanto tú como tu bebé pueden ser más felices cuando botamos las ‘reglas’ e intentamos más bien trabajar en favor, y no en contra, de la forma en que nuestros bebés están programados para subsistir,” agregó McKenna.

Algo que viví en carne propia y que puedo confirmar, es que mientras más permitía que el llanto de mi hija continuara, más estrés sentíamos tanto ella como yo, y eso me llevaba a frustrarme y enojarme más, y a ella a llorar y frustrarse más.

“Si dejas de cargar a tu bebé en brazos y colocarlo sobre la cama y comienza a llorar, puedes intentar calmarlo sin cargarlo dándole palmaditas por ejemplo, y ver qué pasa. Pero si eso no ayuda y uno permite que su llanto incremente, esto incrementará sus niveles de ansiedad, pensando que ha sido abandonado o que se encuentra en una situación insegura,” continuó.

Para este caso, McKenna explica algo que siento es muy cierto:

“También cabe destacar que está aprendiendo lo que significa vivir en este mundo: ¿Llorar pidiendo ayuda resuelve el miedo y peligro? ¿Llorar ayuda a que se desvanezcan el miedo y la soledad? ¿Hay una respuesta a ese llamado? ¿Llorar atrae a uno de los padres o cuidadores? O en realidad no sirve de nada llorar, así que para qué molestarse en pedir ayuda.

Dándole confort, los bebés aprenderán a dar confort a otros cuando éstos lloren.”

Es por eso que creo que, en mi opinión, libros como “Duérmete niño”, funcionan y muy bien ¿pero a qué precio?

Por supuesto que los niños dejarán de llorar, pero debido a que su voluntad termina quebrantada, y desvanecida la esperanza que tenían en que aquel que los cuida llegara a saciar su hambre de compañía y amor. Esto sin olvidar que existen estudios que demuestran que dejar llorar a un bebé por largos periodos podría causar que su desarrollo cerebral no se de exitosamente a causa de los altos niveles de cortisol liberados por estrés.

Finalmente, todo es temporal. Los bebés crecerán y pasarán a otra etapa en la que ya no les gustará estar tanto con nosotros o que los ayudemos a hacer todo.

La palabra “yo puedo sol@” saldrá de su boca cada que intentemos ayudarlos a bajar un escalón y hasta se enojarán si uno se atreve a sugerirlo, como sucede hoy con mi hija de dos años y tres meses.

Pienso que de no superar esta etapa dando este confort, las etapas por venir estarán llenas de estrés de la misma manera, debido a que nuestros bebés se habrán convertido en niños inseguros, que nunca pudieron confirmar ni asegurar que existe alguien con quien pueden contar en todo momento no importando lo que pudiera pasar.

Y sí, sé que estás pensando: “Yo no estoy dispuesto a dejar mis horas de sueño y pasarme toda la noche y día cargando a mi bebé, tengo cosas que hacer; trabajo que necesito llevar a cabo incluso para darle a mi propio bebé lo que necesita, simplemente no es lógico”.

Piénsalo así, tenemos de un lado de la balanza a un bebé que de cualquier forma continuará llorando por un período razonable de tiempo estresándose y estresándonos y que posiblemente crecerá un tanto inseguro (no puedo asegurarlo pero la verdad es que el corazón y algunos estudios así lo sugieren) y del otro lado, un bebé más tranquilo y padres un tanto desvelados pero también más tranquilos que verán florecer el amor que han cultivado en sus hijos, en los años por venir.

En los últimos meses y ya no hablando únicamente de la hora de dormir sino de cualquier actividad, cada vez que mis hijos me exigen más de lo que creo que puedo dar arriesgando mis horas de sueño, el dinero que pudiera ganar, las actividades que me gustaría realizar, películas que quisiera ver, música que me gustaría escuchar, pláticas que pudiera tener; pienso que cuando sean mayores y se casen, añoraré poder cargarlos en mis brazos de nuevo y arrullarlos y poder decirles que no tengan miedo: Que papá está aquí.

Este es el momento de aprovecharlos. Para esto es esta etapa. Así están diseñadas las cosas. Cuando ellos no estén, ya habrá tiempo para hacer todo lo que arriba mencioné.

Yo lo llamo el “efecto de la liga”. En estos momentos mi fortaleza, sueños, ideas, deseos y voluntad están llegando a niveles que normalmente no alcanzaría sin ayuda y que se están acumulando como energía potencial, mientras la liga (yo) está siendo estirada (por mis hijos) esperando ese momento en que será liberada (cuando ellos hagan su familia) permitiéndome ir muy lejos, mucho más de lo que pensé que podría (pero que de hacerlo como el corazón dicta, no necesitaré esperar que se vayan para liberar este potencial) .

Sinceramente, creo que de hacerlo en el orden correcto, cuando ellos comiencen su vida y una familia, seguiré siendo su padre y estaré para ellos; pero también seguiré con mi vida y mis proyectos y no extrañaré “tanto” (en realidad, en el fondo sé que me romperá el corazón por no poder hacerlo más, pero no sentiré arrepentimiento o remordimiento por no haberlo hecho) cargarlos o mimarlos cuando bebés porque lo habré hecho hasta el cansancio, hasta donde mi corazón realmente lo quiso, y quedaré saciado.

En algún momento me uní con mi esposa porque la amo, y que mis hijos se vayan no cambiará en nada eso, o al menos no debería. Ellos me complementaron y así se quedarán las cosas, completas.

Pero volveré a disfrutar de mi vida como esposo y amante.

No me malinterpreten, no es que odie ser padre o que no lo disfrute, pero cada cosa tiene su tiempo y hoy es mi tiempo para disfrutar a mis hijos; mañana, mañana será tiempo de disfrutar u ocuparme de lo que el mañana traiga consigo.

Bien dijo el rey Salomón en el libro de Eclesiastés Capítulo 3:

Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.

Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;

tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar;

tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar;

tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar;

tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar;

tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar;

tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.

¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?

Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él.

Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.

Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida;

y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor.

He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de él teman los hombres.

Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó.

Apéndice

Algunos consejos:

-Investiguen sobre el colecho, ese maravilloso arte de dormir todos en la misma cama. Necesitarás un colchón king size (pero no gastarás en una cuna).

-Tomen turnos tu espos@ y tú para arrullar. Hagan acuerdos. Nosotros tenemos dos niños, entonces pues es obvio que cada papá con su hijo y si uno quiere leche, intercambiamos (para el caso de lactancia).

-Busquen herramientas seguras. Hamacas para bebés o sábanas (sirvió pero al dejar de arrullar se despertaba pero fue divertido), baños normales o en hojas de lechuga antes de la hora de la cama para relajarlo (a mi no me sirvió), o paseos nocturnos (caminatas para hacer ejercicio y no contaminar con el auto, pueden ser dentro de la misma casa, en el momento que menos lo esperes caerá dormido), en fin.

-Usa un fular o canguro para que se duerma cerca de ti y no te canses de cargarlo (pero que sea ergonómico, no de esos que “crucifican” a tu bebé o le lastiman el coxis y la columna con un arnés).

-Canten canciones de cuna o pónganle música o utilicen ruido blanco.

-Consigan un/@ abuelit@, son lo mejor que hay. Que algún familiar les ayude. Algunos días podrían utilizar su ayuda y dormir aunque sea un par de horas, se sentirán aliviados.

-Si todo lo anterior falla, resígnate y prende la tele y ve una serie o película mientras lo arrullas, ni sentirás que el tiempo pasa.

-Revisen si su bebé tiene frío, está por salirle algún diente, está enfermo o le duele algo, tiene calor. Cualquiera de estas razones lo pondrá ansioso y molesto. Podría suceder que hasta la etiqueta de la ropa que esté usando le irrite en la piel y como no puede decirlo, uno nunca lo descubrirá. Un bebé nunca llorará por que sí, siempre hay una razón pero siempre nos es más fácil pensar que sólo quiere irritarnos y despertarnos en medio de la noche.

-Consideren la opción de dormir sentados cargándolo, recargados en almohadas en donde el colchón haga esquina con las paredes o en un sillón donde aunque caigan dormidos y suelten al bebé, este se quede sobre ustedes dormido y no se caiga y lastime o se asfixie.

-Siempre pidan ayuda, muchos expertos sugieren que no es bueno cuidar a un niño que llora mucho por mucho tiempo ya que se ha visto que los padres (hombres) llegan a estresarse tanto que sacuden al bebé violentamente debido a la impotencia y su fracaso al momento de calmar al bebé. Aunque el síndrome del bebé sacudido aún se considera una teoría y no ha sido formalmente comprobado, es posible que las lesiones que el bebé sufra por este acto, dañen su cerebro permanentemente hasta el punto de quedar en un estado como de retraso mental. Cuando esto suceda (estresarse al punto de no poder más), dejen al niño en su cama o cuna o dénselo a su pareja y descansen, relájense antes de continuar.

-Reflujo: Consideren dos posibilidades antes de medicar a su bebé, o que la fórmula láctea está ocasionándole malestar o que es intolerante a la lactosa (en realidad todos lo somos pero el consumirla en gran cantidad desde pequeños nos va haciendo resistentes). Entonces deberán intentar la lactancia materna o lo que nosotros que consideramos la segunda después de que nuestro hijo regurgitara la leche que consumía de inmediato. Mi esposa decidió dejar de consumir lácteos y ver qué sucedía. Para nuestra sorpresa después de unos tres días que renunció a todos los lácteos, nuestro hijo dejó de regresar la leche materna. Desde entonces, mi esposa no consume nada que contenga leche, queso, crema, yogur, etc.

-Construyan su propio criterio, investiguen y escuchen a las personas, lean y discutan, no se cierren a ningún aporte ni se casen con algún método o teoría. Al final, todo cambia, cada bebé es diferente y a cada familia le acomoda diferente un consejo o método. No dejen que la crítica externa cambie su forma de criar a sus hijos, desgraciadamente muchas veces viene de la propia familia. En su corazón está la verdadera respuesta. Al final, ustedes son los que estarán a mitad de la noche intentando apaciguar a su bebé, nadie más. 

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Viernes dando la nota: Cargol treu banya

Hoy se me había olvidado el #VDLN, es lo que tiene estar de vacaciones… Ni siquiera había pensado una canción así que le he preguntado a JoanPetit que me dijera una canción y enseguida me ha cantado esta que cantan a la escoleta: Cargol treu banya.

Al ir a buscarla en youtube, me he encontrado con este grupo infantil: Mainasons, que se dedican a versionar canciones catalanas con ritmos modernos, en este caso reagge.

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Viernes dando la nota: Cargol treu banya

Hoy se me había olvidado el #VDLN, es lo que tiene estar de vacaciones… Ni siquiera había pensado una canción así que le he preguntado a JoanPetit que me dijera una canción y enseguida me ha cantado esta que cantan a la escoleta: Cargol treu banya.

Al ir a buscarla en youtube, me he encontrado con este grupo infantil: Mainasons, que se dedican a versionar canciones catalanas con ritmos modernos, en este caso reagge.

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Peripecias de un papá – Entrar en barrena.

Estoy prácticamente seguro que en algunos de mis primeros capítulos de peripecia paternal hablé de la bipolaridad que caracteriza a los recién nacidos y que los convierte en un minuto en la cosa más achuchable del planeta (exceptuando las curvas de ciertas mujeres que no tienen cabida en este contexto) y al minuto siguiente en un ser poseído y berreante que se mueve por espasmos siguiendo patrones de comportamiento impredecibles. Pasan los meses, cruzamos el año y medio de vida, y a pesar de su corto vocabulario, se puede dialogar y hasta negociar con el bebé. Va madurando neuronalmente y

La entrada Peripecias de un papá – Entrar en barrena. aparece primero en decabo.com.

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Ganadora sorteo #SuPrimerBanquete con Nutribén

Bueno, pues se acabó lo que se daba y hemos llegado al final del camino. 

Había pensado que fuera uno de los peques quien decidiera que receta de las que habéis puesto era su preferida y por tanto la ganadora, pero habría quien partiría con cero posibilidades de ganar, así que vamos a dejar que sea el de siempre, así que Mr. Random decidirá. 

Participantes al sorteo y número asignado:

1- Izaya Iglesias
2- creciendoconnuestrocachorro
3- suegra estresante
4- Monica Gonzalez
5- tania G.G
6- Mamá Pingüina
7- Mama gnomo
8- Mama medusi

Pues parece que a Mr. Random hoy le han gustado las rimas y la lasaña de Tania G.G. Les paso tu correo a la gente de Nutribén para que tu peque pueda disfrutar de  #SuPrimerBanquete.

Al resto muchísimas gracias por participar. Esperemos que al siguiente le toque a alguna. 

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Ganadora sorteo #SuPrimerBanquete con Nutribén

Bueno, pues se acabó lo que se daba y hemos llegado al final del camino. 

Había pensado que fuera uno de los peques quien decidiera que receta de las que habéis puesto era su preferida y por tanto la ganadora, pero habría quien partiría con cero posibilidades de ganar, así que vamos a dejar que sea el de siempre, así que Mr. Random decidirá. 

Participantes al sorteo y número asignado:

1- Izaya Iglesias
2- creciendoconnuestrocachorro
3- suegra estresante
4- Monica Gonzalez
5- tania G.G
6- Mamá Pingüina
7- Mama gnomo
8- Mama medusi

Pues parece que a Mr. Random hoy le han gustado las rimas y la lasaña de Tania G.G. Les paso tu correo a la gente de Nutribén para que tu peque pueda disfrutar de  #SuPrimerBanquete.

Al resto muchísimas gracias por participar. Esperemos que al siguiente le toque a alguna. 

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Hay que perder esta barriga

Yo siempre había sido un tipo delgado, rozando la delgadez extrema… Hasta que encontré un trabajo que podía hacer sentado y ahí comenzó la debacle.

No es que ahora esté tan gordo que no pueda caminar pero lo cierto es que mi barriga empieza a alcanzar un tamaño considerable. Algunos «amigos» incluso la han comparado con la de Lamamá, pero claro, ella en un par de meses la perderá en el paritorio.

Nunca he sido muy amante de los gimnasios. Esos machotes musculados, pelados, haciendo pesas como si les fuera la vida en ello me imponen mucho respeto. Me recuerdan a mi tierna adolescencia cuando entraba a la discoteca rápidamente sin apenas mirar a los ojos al de seguridad no vaya a ser que me pida el carnet y me quede otro fin de semana sin ver a la chica que me gusta (y a la que, por supuesto, no voy a decir nada que me muero de la vergüenza)

Así que, pese a que siempre he dicho que correr es de cobardes, he rescatado las viejas zapatillas que compré cuando decidí apuntarme al equipo de futbito de mi hermano (al que solo me presenté a un partido), que después utilicé para jugar un par de partidas de padel aprovechando que un amigo tenia pista en la urbanización y que, desde entonces, vivían felizmente en el fondo del armario, igual que Willow (la de Buffy cazavampiros) en las primeras temporadas.

Así es como me veo cuando salgo a correr

He empezado con un entrenamiento suave. Camino, corro 1 ó 2 minutos y vuelvo a caminar. Poco a poco iré subiendo el ritmo. El motivo de este post es que como normalmente tengo menos fuerza de voluntad que Hank Moody ante una vagina, a ver si compartiéndolo con vosotros me animo a no dejarlo, al menos en unos meses.

Si hay algún o alguna runner entre los lectores y me quiere dejar algunos consejos, los acepto encantado ¡Faltaría más! pero recordad que mi intención no es presentarme a la próxima edición del Iron Man, solo decirle adios a mi barriga.

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Hay que perder esta barriga

Yo siempre había sido un tipo delgado, rozando la delgadez extrema… Hasta que encontré un trabajo que podía hacer sentado y ahí comenzó la debacle.

No es que ahora esté tan gordo que no pueda caminar pero lo cierto es que mi barriga empieza a alcanzar un tamaño considerable. Algunos «amigos» incluso la han comparado con la de Lamamá, pero claro, ella en un par de meses la perderá en el paritorio.

Nunca he sido muy amante de los gimnasios. Esos machotes musculados, pelados, haciendo pesas como si les fuera la vida en ello me imponen mucho respeto. Me recuerdan a mi tierna adolescencia cuando entraba a la discoteca rápidamente sin apenas mirar a los ojos al de seguridad no vaya a ser que me pida el carnet y me quede otro fin de semana sin ver a la chica que me gusta (y a la que, por supuesto, no voy a decir nada que me muero de la vergüenza)

Así que, pese a que siempre he dicho que correr es de cobardes, he rescatado las viejas zapatillas que compré cuando decidí apuntarme al equipo de futbito de mi hermano (al que solo me presenté a un partido), que después utilicé para jugar un par de partidas de padel aprovechando que un amigo tenia pista en la urbanización y que, desde entonces, vivían felizmente en el fondo del armario, igual que Willow (la de Buffy cazavampiros) en las primeras temporadas.

Así es como me veo cuando salgo a correr

He empezado con un entrenamiento suave. Camino, corro 1 ó 2 minutos y vuelvo a caminar. Poco a poco iré subiendo el ritmo. El motivo de este post es que como normalmente tengo menos fuerza de voluntad que Hank Moody ante una vagina, a ver si compartiéndolo con vosotros me animo a no dejarlo, al menos en unos meses.

Si hay algún o alguna runner entre los lectores y me quiere dejar algunos consejos, los acepto encantado ¡Faltaría más! pero recordad que mi intención no es presentarme a la próxima edición del Iron Man, solo decirle adios a mi barriga.

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Esperanza

Samuel Johnson, poeta, ensayista y biógrafo del siglo XVIII, catalogado por muchos críticos literarios como el hombre de letras más distinguido de la historia inglesa, hijo de un pobre librero, cuya vida es un ejemplo de superación y perseverancia por un sueño (dedicarse a ser escritor), a pesar de las dificultades económicas y las trabas profesionales que tuvo que superar en su camino, dijo en cierta ocasión: 

«Es necesario esperar, aunque la esperanza haya de verse siempre frustrada, pues la esperanza misma constituye una dicha, y sus fracasos, por frecuentes que sean, son menos horribles que su extinción».

Coincido plenamente con Johnson. La esperanza, la confianza de lograr o de que se realice un sueño, un objetivo, una meta que se desea, es una dicha en la vida, sin la cual nuestra existencia pierde gran parte de su sentido, no tanto biológico, como sí humanista, espiritual e intelectual. La esperanza alimenta de motivos nuestras acciones (motiva-acción), nos hace levantarnos cuando caemos, por frecuentes y duras que sean esas caídas, y nos impulsa a sacar lo mejor de nosotros/as mismos/as para hacer las cosas de una forma diferente cada vez que nos volvemos a poner de pie. Todo porque esperamos conseguir aquello que nos proponemos. La esperanza es sinónimo de confianza en nuestras posibilidades, de persistencia, de esfuerzo, de voluntad, de ilusión, de optimismo y, a su vez, antónimo de derrotismo, de pasividad, de hastío, de desilusión, de tirar la toalla… Por ello, la extinción de la esperanza, como decía Johnson, es quizás lo más horrible que nos pueda pasar. Mientras la esperanza se mantenga viva en nosotros/as seremos capaces de poner en marcha otras muchas competencias y actitudes, como la autonomía, la maestría y el propósito, que son básicas para nuestro desarrollo personal y profesional, y que «tirarán» de nuestra creatividad y de nuestros talentos innatos para generar, poco a poco, día a día, paso a paso, caída tras caída, la mejor versión de nosotros/as. En mi opinión, la esperanza es el martillo y el cincel que pule nuestro ser y lo convierte en su mejor versión posible. 

Lo dramático, es que la esperanza es algo personal e intransferible. Es decir, que no podemos comprar, prestar, donar o «inyectar» esperanza. Sólo de uno/a mismo/a depende el querer esperar, el desear esperar, el atreverse a esperar, el resistirse a esperar… Es cada cual quién decide si quiere tener esperanza, pero, paradójicamente, nadie toma de forma consciente la decisión de dejar de esperar. Simplemente, la esperanza se extingue, quizás fruto de que nos dejamos llevar por los estímulos externos (seguramente negativos), las dudas y las creencias limitantes, que terminan por invadirnos y enterrando nuestra esperanza. Hay que tener muy presente, por lo tanto, que nuestras acciones y omisiones pueden mermar las esperanzas de los demás, o por el contrario, y en lo que deberíamos centrarnos, alentarlas. Tenemos la suerte de que podemos -y debemos- sembrar esperanzas en los demás, sobre todo en los/as niños/as y jóvenes (labor de obligado cumplimiento y exigible a los/as educadores), a quienes debemos aportarles argumentos y evidencias para que confíen en sí mismos, algo que no se consigue corrigiendo constantemente errores sino potenciando virtudes. Debemos ineludiblemente dar un giro al sistema educativo para educar en la esperanza para evitarnos nuevas generaciones «NiNi», legiones de jóvenes sin propósito y sin metas en la vida más allá de ver pasar los días, que poco esperan de la sociedad y lo peor, de sí mismos/as. Cuidemos nuestra esperanza y la de los demás.


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Esperanza

Samuel Johnson, poeta, ensayista y biógrafo del siglo XVIII, catalogado por muchos críticos literarios como el hombre de letras más distinguido de la historia inglesa, hijo de un pobre librero, cuya vida es un ejemplo de superación y perseverancia por un sueño (dedicarse a ser escritor), a pesar de las dificultades económicas y las trabas profesionales que tuvo que superar en su camino, dijo en cierta ocasión: 

«Es necesario esperar, aunque la esperanza haya de verse siempre frustrada, pues la esperanza misma constituye una dicha, y sus fracasos, por frecuentes que sean, son menos horribles que su extinción».

Coincido plenamente con Johnson. La esperanza, la confianza de lograr o de que se realice un sueño, un objetivo, una meta que se desea, es una dicha en la vida, sin la cual nuestra existencia pierde gran parte de su sentido, no tanto biológico, como sí humanista, espiritual e intelectual. La esperanza alimenta de motivos nuestras acciones (motiva-acción), nos hace levantarnos cuando caemos, por frecuentes y duras que sean esas caídas, y nos impulsa a sacar lo mejor de nosotros/as mismos/as para hacer las cosas de una forma diferente cada vez que nos volvemos a poner de pie. Todo porque esperamos conseguir aquello que nos proponemos. La esperanza es sinónimo de confianza en nuestras posibilidades, de persistencia, de esfuerzo, de voluntad, de ilusión, de optimismo y, a su vez, antónimo de derrotismo, de pasividad, de hastío, de desilusión, de tirar la toalla… Por ello, la extinción de la esperanza, como decía Johnson, es quizás lo más horrible que nos pueda pasar. Mientras la esperanza se mantenga viva en nosotros/as seremos capaces de poner en marcha otras muchas competencias y actitudes, como la autonomía, la maestría y el propósito, que son básicas para nuestro desarrollo personal y profesional, y que «tirarán» de nuestra creatividad y de nuestros talentos innatos para generar, poco a poco, día a día, paso a paso, caída tras caída, la mejor versión de nosotros/as. En mi opinión, la esperanza es el martillo y el cincel que pule nuestro ser y lo convierte en su mejor versión posible. 

Lo dramático, es que la esperanza es algo personal e intransferible. Es decir, que no podemos comprar, prestar, donar o «inyectar» esperanza. Sólo de uno/a mismo/a depende el querer esperar, el desear esperar, el atreverse a esperar, el resistirse a esperar… Es cada cual quién decide si quiere tener esperanza, pero, paradójicamente, nadie toma de forma consciente la decisión de dejar de esperar. Simplemente, la esperanza se extingue, quizás fruto de que nos dejamos llevar por los estímulos externos (seguramente negativos), las dudas y las creencias limitantes, que terminan por invadirnos y enterrando nuestra esperanza. Hay que tener muy presente, por lo tanto, que nuestras acciones y omisiones pueden mermar las esperanzas de los demás, o por el contrario, y en lo que deberíamos centrarnos, alentarlas. Tenemos la suerte de que podemos -y debemos- sembrar esperanzas en los demás, sobre todo en los/as niños/as y jóvenes (labor de obligado cumplimiento y exigible a los/as educadores), a quienes debemos aportarles argumentos y evidencias para que confíen en sí mismos, algo que no se consigue corrigiendo constantemente errores sino potenciando virtudes. Debemos ineludiblemente dar un giro al sistema educativo para educar en la esperanza para evitarnos nuevas generaciones «NiNi», legiones de jóvenes sin propósito y sin metas en la vida más allá de ver pasar los días, que poco esperan de la sociedad y lo peor, de sí mismos/as. Cuidemos nuestra esperanza y la de los demás.


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Viernes dando la nota: Ciervos, corzos y gacelas

¡Feliz Viernes!

La semana pasada, algunas lectoras me comentasteis que nunca habíais oído nada de La Polla Records, así esta semana repito y os pongo otra de este gran grupo.

Pese al nombre y a su crítica social en la mayoría de sus letras, tienen también una canción que habla simple y llanamente de amor.

En el vídeo que os pongo, al final de la canción hay una entrevista a Evaristo (letrista y cantante) en la que nos dice porqué c…nes la canción se llama Ciervos, corzos y gacelas que no tiene nada que ver el título con el tema.. y a santo de qué se le ocurrió escribir una canción de amor.

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Viernes dando la nota: Ciervos, corzos y gacelas

¡Feliz Viernes!

La semana pasada, algunas lectoras me comentasteis que nunca habíais oído nada de La Polla Records, así esta semana repito y os pongo otra de este gran grupo.

Pese al nombre y a su crítica social en la mayoría de sus letras, tienen también una canción que habla simple y llanamente de amor.

En el vídeo que os pongo, al final de la canción hay una entrevista a Evaristo (letrista y cantante) en la que nos dice porqué c…nes la canción se llama Ciervos, corzos y gacelas que no tiene nada que ver el título con el tema.. y a santo de qué se le ocurrió escribir una canción de amor.

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Las cosas del bilingüismo

Antes de que naciera el peque decidimos que íbamos a darle una educación bilingüe. Estaréis pensando «que crack elpapadejoanpe que le habla a su hijo en inglés» Bueno, pues no exáctamente, mi nivel de inglés es del tipo «a cup of café con leche in Plaza Mayor», así que los idiomas que le enseñamos a JoanPetit son el castellano y el valenciano.

Cuando empiezas a leer sobre el tema, puedes observar que siempre se recomienda que cada uno de los padres le hable en uno de los dos idiomas; por lo que Lamamá le habla siempre en castellano y yo siempre me dirijo a él en valenciano.

Visto así, parece muy sencillo y lógico. De esta manera el nene no se hace ningún lío y empieza a distinguir las dos lenguas desde antes incluso de empezar a hablar. El problema viene cuando precisamente comienzan con sus primeras frases. Si ya les cuesta la pronunciación de muchas palabras y tienen que dominar su lengua de trapo, imaginad encima lo de hablar a cada uno de los papás en su lengua… ¡Menudo mareo!

El culpable de la confusión de JoanPetit

Luego pasa lo que pasa, el otro día, mientras el peque estaba sentado en su trono haciendo sus cosas, me señala el grifo y me pregunta «Papá ¿que es eso?» (me lo preguntó en perfecto castellano, pero bueno, estoy acostumbrado) y yo le respondí «l’aixeta» El niño me miro extrañado y sonríendo como diciendo que tonto es mi padre que se ha equivocado, me contestó «Noooooooo, es un guifo» A mi se me ocurrió contestarle «Si, mamá li diu grifo, pero papà li diu aixeta» Y ahí ya JoanPetit se hizo la picha un lío. Me miro, puso cara de extrañeza y preguntó «¿Y yo?»… Durante unos instantes me quedé en blanco, pero al final le dije «Tu li pots dir com vullgues, al cap i a la fí només es una llengua» (Llámalo como quieras, al fin y al cabo solo es una lengua). Frase con la que creía estar dándole una gran lección de respeto y tolerancia pero que no caló en él porque lo siguiente que me dijo fue «Papá ya etá, limpia el cul»

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Las cosas del bilingüismo

Antes de que naciera el peque decidimos que íbamos a darle una educación bilingüe. Estaréis pensando «que crack elpapadejoanpe que le habla a su hijo en inglés» Bueno, pues no exáctamente, mi nivel de inglés es del tipo «a cup of café con leche in Plaza Mayor», así que los idiomas que le enseñamos a JoanPetit son el castellano y el valenciano.

Cuando empiezas a leer sobre el tema, puedes observar que siempre se recomienda que cada uno de los padres le hable en uno de los dos idiomas; por lo que Lamamá le habla siempre en castellano y yo siempre me dirijo a él en valenciano.

Visto así, parece muy sencillo y lógico. De esta manera el nene no se hace ningún lío y empieza a distinguir las dos lenguas desde antes incluso de empezar a hablar. El problema viene cuando precisamente comienzan con sus primeras frases. Si ya les cuesta la pronunciación de muchas palabras y tienen que dominar su lengua de trapo, imaginad encima lo de hablar a cada uno de los papás en su lengua… ¡Menudo mareo!

El culpable de la confusión de JoanPetit

Luego pasa lo que pasa, el otro día, mientras el peque estaba sentado en su trono haciendo sus cosas, me señala el grifo y me pregunta «Papá ¿que es eso?» (me lo preguntó en perfecto castellano, pero bueno, estoy acostumbrado) y yo le respondí «l’aixeta» El niño me miro extrañado y sonríendo como diciendo que tonto es mi padre que se ha equivocado, me contestó «Noooooooo, es un guifo» A mi se me ocurrió contestarle «Si, mamá li diu grifo, pero papà li diu aixeta» Y ahí ya JoanPetit se hizo la picha un lío. Me miro, puso cara de extrañeza y preguntó «¿Y yo?»… Durante unos instantes me quedé en blanco, pero al final le dije «Tu li pots dir com vullgues, al cap i a la fí només es una llengua» (Llámalo como quieras, al fin y al cabo solo es una lengua). Frase con la que creía estar dándole una gran lección de respeto y tolerancia pero que no caló en él porque lo siguiente que me dijo fue «Papá ya etá, limpia el cul»

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Y Cierto Día Pegó! Seré Papá!

#CelebroComoElPiojo
Tratare de ser muy mesurado en la siguiente entrada… Y como lo dije claramente será en la siguiente.
NO CHINGUES, VOY A SER PAPÁ!!! Vamos, no existe otra manera de decirlo que gritarlo a los vientos! Queridos lectores, después de semanas de incesante lucha cuerpo a cuerpo, de batallas y desvelos en los campos de acción, hoy tengo el orgullo, la satisfacción y la locura que me provoca dar la noticia de que por fin pegó.
El plan de acción funcionó y así es que hoy oficialmente me uno a las filas de los hombres que viven preocupados! Como buen hombre estoy impactado con la noticia, alegre y aturdido, confundido, pensante y sobre todo planeador, ahora hay otras cosas que hacer, es hora de cambiar hábitos y aprender otras cosas, diseñar, imaginar, soñar y crear. 
Seguiré publicando mi historia, desde luego ahora en una nueva perspectiva, la de padre en proceso de producción.
Gracias a los que me han acompañado en mi planeación por que han sido testigos del inicio. 
Ahora… termino esta entrada por que tengo otro deber, ya saben Proteger y agradecer a mi felina por el regalo que por cierto me dio el (cursi) 14 de febrero oh si beibi…

Muchas gracias!

papáde1ra
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Y Cierto Día Pegó! Seré Papá!

#CelebroComoElPiojo
Tratare de ser muy mesurado en la siguiente entrada… Y como lo dije claramente será en la siguiente.
NO CHINGUES, VOY A SER PAPÁ!!! Vamos, no existe otra manera de decirlo que gritarlo a los vientos! Queridos lectores, después de semanas de incesante lucha cuerpo a cuerpo, de batallas y desvelos en los campos de acción, hoy tengo el orgullo, la satisfacción y la locura que me provoca dar la noticia de que por fin pegó.
El plan de acción funcionó y así es que hoy oficialmente me uno a las filas de los hombres que viven preocupados! Como buen hombre estoy impactado con la noticia, alegre y aturdido, confundido, pensante y sobre todo planeador, ahora hay otras cosas que hacer, es hora de cambiar hábitos y aprender otras cosas, diseñar, imaginar, soñar y crear. 
Seguiré publicando mi historia, desde luego ahora en una nueva perspectiva, la de padre en proceso de producción.
Gracias a los que me han acompañado en mi planeación por que han sido testigos del inicio. 
Ahora… termino esta entrada por que tengo otro deber, ya saben Proteger y agradecer a mi felina por el regalo que por cierto me dio el (cursi) 14 de febrero oh si beibi…

Muchas gracias!

papáde1ra
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Fin de semana con los compañeros de la guarde (episodio 2)

Como os contaba en esta entrada, el mes pasado estuvimos compartiendo un fin de semana con los compañeros de la escoleta de JoanPetit y sus papis. Si el primer día fue intenso, el segundo no se quedó atrás. Sentaos y poneos cómodos.

El domingo, después de desayunar, teníamos prevista una mañana para ver los animales. Los padres nos dividimos en dos grupos: unos iríamos con los peques a la granja mientras que otros se quedarían para preparar la masa de las rosquilletas que harían luego. A mi me tocó ir con el peque y a Lamamá hacer de panadera.

Lo primero fue ir a ordeñar a la vaca. De los peques solo se atrevieron los más valientes pero los papás (varones) nos lanzamos todos cuando nos tocó el turno, no sé si por eso de tocar una teta diferente a la de nuestras respectivas o qué pero el caso es que nos apuntamos la mayoría al ordeñe.

Aquí estoy sacando leche.

 Después vimos a las ovejas y a los corderitos donde los niños le dieron el biberón a los más chiquitines. A JoanPetit le encantó eso de alimentar al animalito.

El peque no quería soltar el bibe

Pero donde más disfrutaron los peques fue con las gallinas. Primero recogieron los huevos que habían puesto y contaron cuantos habían y después, les dieron de comer el maíz. ¡Se partían de risa cuando las gallinas les picoteaban las manos llenas de comida!. El peque recogía maíz del suelo y todo para repetir.

Pitas, pitas

Una vez acabada la visita a la granja, los nenes se pusieron el delantal y comenzaron la elaboración de las rosquilletas que luego nos comimos junto al postre y que estaban buenísimas.

Con Lamamá haciendo las rosquilletas.

Y así pasó un fin de semana muy divertido. Vamos a echar de menos a los compañeros de la escoleta el año que viene cuando el peque ya pase al cole de infantil… ¡Qué rápido crecen!

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Fin de semana con los compañeros de la guarde (episodio 2)

Como os contaba en esta entrada, el mes pasado estuvimos compartiendo un fin de semana con los compañeros de la escoleta de JoanPetit y sus papis. Si el primer día fue intenso, el segundo no se quedó atrás. Sentaos y poneos cómodos.

El domingo, después de desayunar, teníamos prevista una mañana para ver los animales. Los padres nos dividimos en dos grupos: unos iríamos con los peques a la granja mientras que otros se quedarían para preparar la masa de las rosquilletas que harían luego. A mi me tocó ir con el peque y a Lamamá hacer de panadera.

Lo primero fue ir a ordeñar a la vaca. De los peques solo se atrevieron los más valientes pero los papás (varones) nos lanzamos todos cuando nos tocó el turno, no sé si por eso de tocar una teta diferente a la de nuestras respectivas o qué pero el caso es que nos apuntamos la mayoría al ordeñe.

Aquí estoy sacando leche.

 Después vimos a las ovejas y a los corderitos donde los niños le dieron el biberón a los más chiquitines. A JoanPetit le encantó eso de alimentar al animalito.

El peque no quería soltar el bibe

Pero donde más disfrutaron los peques fue con las gallinas. Primero recogieron los huevos que habían puesto y contaron cuantos habían y después, les dieron de comer el maíz. ¡Se partían de risa cuando las gallinas les picoteaban las manos llenas de comida!. El peque recogía maíz del suelo y todo para repetir.

Pitas, pitas

Una vez acabada la visita a la granja, los nenes se pusieron el delantal y comenzaron la elaboración de las rosquilletas que luego nos comimos junto al postre y que estaban buenísimas.

Con Lamamá haciendo las rosquilletas.

Y así pasó un fin de semana muy divertido. Vamos a echar de menos a los compañeros de la escoleta el año que viene cuando el peque ya pase al cole de infantil… ¡Qué rápido crecen!

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Prueba de embarazo ¿Negativa o positiva?

Empezamos 2014, a decir verdad y aunque había escrito en entradas anteriores que nos esperaríamos hasta enero (este mes) para iniciar nuestra reproducción, quiero decir que me adelante. Esto es cierto, no pude resistirme al forrazo de mujeron que me conseguí, la logre convencer de entrarle a ver qué pasaba y así es que en diciembre iniciamos a intentarlo, igual ya estábamos entrados en vitaminas y una buena alimentación.

Desde luego los dos estabamos emocionados con la posible idea de que podríamos quedar embarazados en cualquier momento, se sentía la tensión en el aire, ya habrán de imaginar como estábamos cuando casualmente una semana y media después de que su periodo debía llegar y no lo había hecho tenia ciertos ascos extraños, y un humor algo raro.

No pudimos más y entonces hicimos la primer prueba, los perros actuaban diferente, y bolas de esas que yo llamo «cosas que pasan rodando en el oeste» pasaban rodando en el piso de la sala, tensión absoluta y…  NADA, negativo, no hay bebe. Así son las cosas en estos asuntos, cierto día apuestas a la idea de embarazarte y cierto día te chingas y no pasa nada , la realidad es que los que se dedican a este tipo de estudios tratan como normal tardar hasta un año, en otras palabras estamos en el plazo, además ya estamos en esto y seguiremos dándole duro… o bueno digamos trabajando en ese bebe que esperamos llegue pronto.
Papás no se desesperen mientras tanto aprovechen que ya tienen el pretexto perfecto para no dejar descansar a esa chamacona que tienen en casa.
No olviden que la mejor fecha para que su flaca, chaparra, vieja, puchunguita o como ustedes les llamen quede embarazada es en su ovulación, y ¿por qué no? Dejo un calendario de esos que ellas usan para que sepan que día ponerse atentos para llegar más temprano a casa.
Si eres electrónico en link: AQUI 
Y por si tienes un Smartphone una app: AQUI  
Cuidado el contenido de esta entrada incluye links y app cursis y demasiado femeninas que debes ver pero que quizá no quieras mostrar en público se recomienda discresion.
papáde1ra
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