Mamá con artritis…

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No hace mucho encontré el libro Mujer y artritis reumatoide: El valor de una vida. Este libro es parte de una campaña llevada a cabo por la Sociedad Española de Reumatología y la fundación Abbott para concienciar a la población sobre la enfermedad. El libro recoge diez casos reales vistos desde tres perspectivas: las pacientes, las especialistas en reumatología y famosas en diversos ámbitos (actrices, deportistas, …)

Me pareció una iniciativa muy interesante, porque probablemente haya muchas personas que no conozcan esta enfermedad. Y también creo que hay muchas personas que aún conociéndola, si no la han vivido de cerca, no la entienden. Yo la he vivido de cerca, y creo que hoy es un buen día, el día de la madre, para hablar un poco de ella.

Para una persona, sobre todo si es joven, se hace muy duro que haya algún periodo (brotes) en los que tienen que pedir ayuda para tareas cotidianas como hacerse una coleta, abrir una botella de agua, cambiarse de ropa, … Se trata de una enfermedad crónica para la que no hay cura. Los tratamientos tratan de evitar las consecuencias degenerativas o los síntomas, pero no curan la enfermedad, por lo que el dolor será siempre un compañero de viaje para quienes la sufren. Se trata de una enfermedad discapacitante, así que siempre habrá días en los que necesiten ayuda… y esto es duro.

Pero la parte física no lo es todo. Como decía, muchas personas no entienden lo que significa convivir con esta enfermedad. Y quienes lo entendemos, a veces se nos olvida… y esto les afecta. Porque les exigimos un poco más… que acaben sus estudios, que mejoren en su profesión, que avance unos kilómetros más en un camino… Nos obsesionamos con el tramo que les queda por recorrer sin pensar en lo que les ha costado andar el que ya han recorrido. Y sin quererlo, generamos frustración, vergüenza, …

Y mucho más… porque hay mucho más. Pero esta no es la parte que quería contar. Lo que realmente me gustaría contar hoy es que también hay una parte positiva. Porque siempre hay que buscar el lado positivo de las cosas.

En el caso de mi mujer, la enfermedad le ha obligado a aprender a sobreponerse. Ha entrenado su capacidad de sacrificio por así decirlo. Cuando estaba estudiando, llegué a ver como tenía que soltar el bolígrafo al escribir dos o tres líneas porque no soportaba el dolor en las manos. Pero no se levantaba, no se compadecía, no renunciaba… estiraba un poco los dedos, respiraba hondo e iba a por las dos o tres líneas siguientes. Este es sólo un ejemplo de cómo ha afrontado ella su enfermedad y su vida.

Con ella aprendí que en la vida lo realmente importante no es lo rápido que hagas el camino, sino lo claro que tengas el destino. Y podría hacer mía una frase que escribió Dani Rovira en un libro de Jesús Callejas: He aprendido con él (ella) que las toallas son para secarse el sudor, pero nunca para tirarlas.

Varias personas me han dicho que lo que más les gusta de ella es que siempre tiene una sonrisa en la cara. Hay que tener unos HUEVOS muy grandes para sonreír también cuando pasas por un brote. Hay que tenerlos bien puesto para no abandonar cuando las cosas van cuesta arriba. Y ella lo consigue.

Porque ha ido consiguiendo lo que se ha ido proponiendo. Sus dos grandes logros han sido ser madre, para lo que estuvo más de un año dejando sus tratamientos y aguantando las consecuencias. Y terminar la carrera de medicina y poder elegir plaza para especializarse.

Y lo que me hace realmente feliz. Lo que hace que me sienta un tipo afortunado… no es que los médicos la llamen colega. O los pacientes doctora. Para mí lo realmente maravilloso es que mi hija la llamará MAMÁ.

¡FELICIDADES!

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Un trocito de nosotros

Son como son, cada uno con sus cosas, muy diferentes entre ellos, y aun mas diferentes de nosotros, nuestros hijos, a pesar de llevar el posesivo » nuestros» no lo son realmente, quiero decir, que no nos pertenecen, que mas allá de eso, lo que tenemos es una obligación, un deber moral con ellos, de darles, no solo cariño, alimentos, ropa, formación, etc. sino que también es nuestra obligación, olvidada mas veces de la cuenta, darles valores, unas reglas básicas a las que agarrarse en cada situación de su vida para saber si están actuando bien o mal…nada mas, y nada menos, nadie dijo que ser padres  fuese fácil. Esto, por si mismo, no da solo para enrrollarme en este post todo lo que quiera, sino que daría para escribir un libro, que no es mi intención ahora, mi intención es hablar sobre esos pequeños » troyanos» que se cuelan cuando intentamos inculcar valores positivos, es inevitable, y necesario, poner parte de nosotros mismos, que parte de lo que somos se transmita también a ellos, lo difícil, al final, es saber que parte se la hemos transferido, y cual es innata, qué ha aprendido a amar y qué hubiese desarrollado por si mismo, si lo hubiese criado otra familia, por ejemplo…
Me planteaba esto mismo ayer, cuando, al traer a casa un sofá nuevo, bueno, no era nuevo, era » recogido» de mi hermano (esto tendrá sentido luego) llego el momento de tirar el viejo sillón orejero, mi Hijo Lucas, ha heredado de mi ( o aprendido, pero me inclino por lo primero) ese apego por algunos objetos, ese algo que te hace difícil tirar las cosas, y, aunque me lo estoy tratando y cada vez tiro mas cosas, no lo hago alegremente, me cuesta, es lo que mi madre pasó a llamar » espíritu de recogimiento» , para las personas hiper practicas, esas de usar y tirar, debo ser una pesadilla. El tema es que, fue comentarle que nos deshacíamos del viejo sofá, y se lanzó hacia él, se sentó, y empezó a acariciarlo con verdadero cariño, al tiempo que hacia unos muy lastimosos pucheros, y se negaba a tirarlo, yo, como es natural, lo entendí perfectamente, yo también le tengo mucho cariño…

El caso es que, inculcado o innato, nuestros hijos tienen un trocito nuestro, mas pequeño o mas grande, y que, por puro ego, nos encanta, admitamoslo.

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Un trocito de nosotros

Son como son, cada uno con sus cosas, muy diferentes entre ellos, y aun mas diferentes de nosotros, nuestros hijos, a pesar de llevar el posesivo » nuestros» no lo son realmente, quiero decir, que no nos pertenecen, que mas allá de eso, lo que tenemos es una obligación, un deber moral con ellos, de darles, no solo cariño, alimentos, ropa, formación, etc. sino que también es nuestra obligación, olvidada mas veces de la cuenta, darles valores, unas reglas básicas a las que agarrarse en cada situación de su vida para saber si están actuando bien o mal…nada mas, y nada menos, nadie dijo que ser padres  fuese fácil. Esto, por si mismo, no da solo para enrrollarme en este post todo lo que quiera, sino que daría para escribir un libro, que no es mi intención ahora, mi intención es hablar sobre esos pequeños » troyanos» que se cuelan cuando intentamos inculcar valores positivos, es inevitable, y necesario, poner parte de nosotros mismos, que parte de lo que somos se transmita también a ellos, lo difícil, al final, es saber que parte se la hemos transferido, y cual es innata, qué ha aprendido a amar y qué hubiese desarrollado por si mismo, si lo hubiese criado otra familia, por ejemplo…
Me planteaba esto mismo ayer, cuando, al traer a casa un sofá nuevo, bueno, no era nuevo, era » recogido» de mi hermano (esto tendrá sentido luego) llego el momento de tirar el viejo sillón orejero, mi Hijo Lucas, ha heredado de mi ( o aprendido, pero me inclino por lo primero) ese apego por algunos objetos, ese algo que te hace difícil tirar las cosas, y, aunque me lo estoy tratando y cada vez tiro mas cosas, no lo hago alegremente, me cuesta, es lo que mi madre pasó a llamar » espíritu de recogimiento» , para las personas hiper practicas, esas de usar y tirar, debo ser una pesadilla. El tema es que, fue comentarle que nos deshacíamos del viejo sofá, y se lanzó hacia él, se sentó, y empezó a acariciarlo con verdadero cariño, al tiempo que hacia unos muy lastimosos pucheros, y se negaba a tirarlo, yo, como es natural, lo entendí perfectamente, yo también le tengo mucho cariño…

El caso es que, inculcado o innato, nuestros hijos tienen un trocito nuestro, mas pequeño o mas grande, y que, por puro ego, nos encanta, admitamoslo.

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Solo en casa: como evitar una crisis de reputación

En posts anteriores hemos visto que ser padre no es un trabajo fácil. Por mucho que nos esforcemos, siempre hay cosas que escapan a nuestro control… Y casi siempre hay alguien dispuesto a hacer de menos o cuestionar nuestras capacidades… Y puede que no les falte razón. Desde luego hay aspectos en los que por Continue Reading

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Las cosas claras y el chocolate espeso

Hay veces en las que los niños, por su inocencia, su falta de maldad y de ver las cosas de una forma muy simple, hacen que los adultos nos preocupemos de lo que han dicho, sobre todo si hay alguien delante, por si se van a ofender. Pero realmente es culpa nuestra, o más bien culpa del ambiente en que nos movemos.

Por ejemplo, Hugo, que es el que habla con coherencia (por decir algo), tiene un amigo café con leche. Es decir, madre española blanca nuclear, padre africano negro noche. Y tan negro noche que cuando lo ves de lejos, como no le da ninguna sombra, muchas veces yo no sé quién es hasta que está muy muy cerca, y eso que lo veo prácticamente cada día.
A lo que iba. En unos carnavales:

HugoM, de qué te vas a disfrazar?
MDe Spiderman
HugoNo, no puede ser
MPor qué?
HugoPorque Spiderman no es negro. Tú te tienes que disfrazar de caca o de rey mago

Toma ya, menuda conversación… Lo llega a escuchar algún zumbado y al niño nos lo envían al psicólogo y a nosotros nos retiran la custodia. Pero él lo dijo con toda la normalidad del mundo.
Es más, en otra conversación con el mismo niño:

MYo no quiero ser negro!
HugoPor qué?
MPorque no se me ven los tatuajes!

Los de la bolsa de cheetos, por supuesto.

Otro ejemplo es un tuit que colgué hace unos días:

Hijo bien enseñado: – Hola, soy el alcalde, y tú? – Yo Hugo. – Muy bien. Que lo pases bien, Hugo. Adiós. – Mamá! Éste ha robado? – …
— mis2monstruitos (@mis2monstruitos) abril 17, 2015

Porque a ver, en casa se habla de todo, y no sólo se ve el Boing o el Clan. Hay que hablar las cosas con naturalidad. Usamos tantos eufemismos y hablamos dando vueltas a las cosas que los niños no se enteran.

Hugo hace un tiempo tenía curiosidad, imagino, por saber de dónde venían los niños. Se lo preguntó a su madre, y bueno, la respuesta exacta no la recuerdo, pero vino a ser: cuando una mamá y un papá se quieren mucho, ponen una semillita y con un poco de suerte, al cabo de un tiempo la barriga de mamá se hace grande hasta que sale el niño.
Bien, una respuesta que creo que muchos habrían dado. Pero claro, yo soy bastante más simple (y bruto). También me preguntó a mi y mi respuesta fue: Hugo, no hace falta que sean un papá ni una mamá, no hace falta que se quieran mucho, hay que introducir el pene en la vagina, se mueven y con suerte, o mala suerte, al cabo de unos meses sí puede nacer un niño.
Respuesta: ah!

No digo que las cosas haya que hacerlas como lo hago yo. Ni mucho menos. Tú las haces como tú veas, el otro las hace como el otro vea y así. Pero bueno, que tampoco hay que tratarlos como tontos, que no lo son, de verdad. Lo somos más nosotros pensando eso, que ellos.

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Las cosas claras y el chocolate espeso

Hay veces en las que los niños, por su inocencia, su falta de maldad y de ver las cosas de una forma muy simple, hacen que los adultos nos preocupemos de lo que han dicho, sobre todo si hay alguien delante, por si se van a ofender. Pero realmente es culpa nuestra, o más bien culpa del ambiente en que nos movemos.

Por ejemplo, Hugo, que es el que habla con coherencia (por decir algo), tiene un amigo café con leche. Es decir, madre española blanca nuclear, padre africano negro noche. Y tan negro noche que cuando lo ves de lejos, como no le da ninguna sombra, muchas veces yo no sé quién es hasta que está muy muy cerca, y eso que lo veo prácticamente cada día.
A lo que iba. En unos carnavales:

HugoM, de qué te vas a disfrazar?
MDe Spiderman
HugoNo, no puede ser
MPor qué?
HugoPorque Spiderman no es negro. Tú te tienes que disfrazar de caca o de rey mago

Toma ya, menuda conversación… Lo llega a escuchar algún zumbado y al niño nos lo envían al psicólogo y a nosotros nos retiran la custodia. Pero él lo dijo con toda la normalidad del mundo.
Es más, en otra conversación con el mismo niño:

MYo no quiero ser negro!
HugoPor qué?
MPorque no se me ven los tatuajes!

Los de la bolsa de cheetos, por supuesto.

Otro ejemplo es un tuit que colgué hace unos días:

Hijo bien enseñado: – Hola, soy el alcalde, y tú? – Yo Hugo. – Muy bien. Que lo pases bien, Hugo. Adiós. – Mamá! Éste ha robado? – …
— mis2monstruitos (@mis2monstruitos) abril 17, 2015

Porque a ver, en casa se habla de todo, y no sólo se ve el Boing o el Clan. Hay que hablar las cosas con naturalidad. Usamos tantos eufemismos y hablamos dando vueltas a las cosas que los niños no se enteran.

Hugo hace un tiempo tenía curiosidad, imagino, por saber de dónde venían los niños. Se lo preguntó a su madre, y bueno, la respuesta exacta no la recuerdo, pero vino a ser: cuando una mamá y un papá se quieren mucho, ponen una semillita y con un poco de suerte, al cabo de un tiempo la barriga de mamá se hace grande hasta que sale el niño.
Bien, una respuesta que creo que muchos habrían dado. Pero claro, yo soy bastante más simple (y bruto). También me preguntó a mi y mi respuesta fue: Hugo, no hace falta que sean un papá ni una mamá, no hace falta que se quieran mucho, hay que introducir el pene en la vagina, se mueven y con suerte, o mala suerte, al cabo de unos meses sí puede nacer un niño.
Respuesta: ah!

No digo que las cosas haya que hacerlas como lo hago yo. Ni mucho menos. Tú las haces como tú veas, el otro las hace como el otro vea y así. Pero bueno, que tampoco hay que tratarlos como tontos, que no lo son, de verdad. Lo somos más nosotros pensando eso, que ellos.

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La nota en la mochila

Esta semana nos encontramos esto en su mochila:     En el colegio llevan todo el año con el inicio a la escritura y, como es normal, hemos observado la evolución de Carlos en este ámbito. Las prácticas y deberes para casa son habituales y no resulta extraño verle con las hojas y las guías […]

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Salidas con niños


Llega el buen tiempo y es el momento en que por fin podemos abandonar un poco la casa y realizar actividades con nuestras pequeñas. Lo que comúnmente se conoce como airearnos un poco, y al mismo tiempo, “desfogar” a las enanas, que llevan todo el invierno acumulando energía y sin poder gastarla.
Con una  niña de casi tres años, ya se pueden ir haciendo cositas, más si la niña es una “bendita” como la mía. Pero claro, cuando además tienes una pequeñaja de pocos meses…

La opción más socorrida, es ir al parque, jugar con los columpios… Pero esta es una actividad para los niños, no para los padres. El truco esta en cambiar el parque de toda la vida por algún parque “especial”. En este caso, por un parque de Torrejon de Ardoz que se llama “Parque Europa” y que además de ser grande y bonito y estar muy bien conservado tiene reproducciones a escala de los monumentos más emblemáticos de la vieja Europa, una zona infantil muy grande, una tirolina para los más osados, un lago “remable”…
En un momento puedes estar visitando “La torre Eiffel”
 Y con un pequeño paseo contemplar “El puente de Londres”
Y todo sin olvidar las grandes explanadas donde poder dejar trotar a los niños, zonas con columpios bastante grandes, chiringuitos donde pagar un botellín de agua a precio de oro e incluso una zona de paseo en pony, que lamentablemente estaba cerrada cuando nosotros fuimos.
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Salidas con niños


Llega el buen tiempo y es el momento en que por fin podemos abandonar un poco la casa y realizar actividades con nuestras pequeñas. Lo que comúnmente se conoce como airearnos un poco, y al mismo tiempo, “desfogar” a las enanas, que llevan todo el invierno acumulando energía y sin poder gastarla.
Con una  niña de casi tres años, ya se pueden ir haciendo cositas, más si la niña es una “bendita” como la mía. Pero claro, cuando además tienes una pequeñaja de pocos meses…

La opción más socorrida, es ir al parque, jugar con los columpios… Pero esta es una actividad para los niños, no para los padres. El truco esta en cambiar el parque de toda la vida por algún parque “especial”. En este caso, por un parque de Torrejon de Ardoz que se llama “Parque Europa” y que además de ser grande y bonito y estar muy bien conservado tiene reproducciones a escala de los monumentos más emblemáticos de la vieja Europa, una zona infantil muy grande, una tirolina para los más osados, un lago “remable”…
En un momento puedes estar visitando “La torre Eiffel”
 Y con un pequeño paseo contemplar “El puente de Londres”
Y todo sin olvidar las grandes explanadas donde poder dejar trotar a los niños, zonas con columpios bastante grandes, chiringuitos donde pagar un botellín de agua a precio de oro e incluso una zona de paseo en pony, que lamentablemente estaba cerrada cuando nosotros fuimos.
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Diada de Sant Jordi 2015

De todos los «Días de» que existen, uno de los que más me gustan es el de hoy, 23 de abril, día de Sant Jordi, día del libro y la rosa, jueves 23 de abril de 2015, etc. Mientras no lo llames juernes, me conformo.

Y es que tengo bastantes buenos recuerdos. Tanto en el colegio como en casa. Supongo que el tener buenos recuerdos en la infancia hace que cuando seas mayor estos afloren en ti, y los quieras transmitir a tus hijos. El ir a las paradas que ponen en el centro del pueblo, ir mirando libros, el ambiente, y cuando ya has trasteado, comprar un libro, tu tesoro, y llevártelo para casa para poder leer tranquilamente y tener TU MOMENTO, es algo que hay que vivir.

Libros como Danko, el caballo que conocía las estrellas, cualquiera de los de El pequeño Nicolás, Viatge al país dels lacets, Lumbánico, el planeta cúbico, etc.. Ufff, que se me saltan las lagrimillas…
Aún los tengo. En casa de mi madre, pero aún los tengo. Esperando a que los dos monstruitos crezcan un poco más y pasárselos. Al igual que con los juguetes, con los libros. Que los disfruten. Que los vivan. Y si por cualquier motivo no disfrutan con la lectura, que también puede ser, tampoco hay que obligarlos. Hay a quien no nos gusta el fútbol y no pasa absolutamente nada. Tenemos otras aficiones e inquietudes y no nos va nada mal la vida.

Si todo va bien, que espero que sí, nuestro plan hoy es bajar al centro, pasear, trastear, mirar, preguntar, y ya al final comprar. Hugo ha pedido un libro de Sant Jordi, y Eric no pide nada, pero bueno, supongo que será uno con una tapa llamativa. Yo ya tengo el mío, y mi pareja, bueno, aún tiene el de su cumpleaños así que con una rosa y un helado estará muy contenta. 
Antes de eso, claro, ir a ver a Hugo a una pequeña representación / poema que hacen. Eric hoy no dormirá la siesta. Pobrecillo, se tiene que adaptar a todo.

Y como es un día especial, un par de cosas.
Os dejo un enlace, en el que se han recopilado una serie de webs de las que se puede descargar libros de forma gratuita y legal. Especialmente interesante me parece el de Cuentos infantiles con temática lésbica y gay. Me parece muy bien que haya estas iniciativas para explicar con total naturalidad estos temas, ya que ahora es más habitual que cuando nosotros éramos pequeños. O por lo menos, más visible. Y nótese que digo HABITUAL, no normal, ya que NORMAL me parece cualquier opción sexual que se tome de forma consentida sin hacer daño a nadie.

Y la otra cosa, no es una recomendación de libros, porque a mi me resulta imposible. Cada uno tiene sus gustos, un rango de edad diferente, un momento vital en que entra mejor un libro que otro, así que recomiendo un blog (además de éste, por supuesto). Y no porque considere que sea el mejor blog del mundo, que eso es algo muy subjetivo, sino porque tiene una sección en concreto donde recomienda libros, y mira, si además de recetas, experiencias, pensamientos, vivencias, te encuentras una sección específica de libros, pues me parece estupendo para este día. El blog en cuestión es el de Bea-mamadedos (los viernes ahora es de una de sus hijas), y la sección Contagiando libros.

Ala, hasta otro día y que lo disfrutéis!
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Diada de Sant Jordi 2015

De todos los «Días de» que existen, uno de los que más me gustan es el de hoy, 23 de abril, día de Sant Jordi, día del libro y la rosa, jueves 23 de abril de 2015, etc. Mientras no lo llames juernes, me conformo.

Y es que tengo bastantes buenos recuerdos. Tanto en el colegio como en casa. Supongo que el tener buenos recuerdos en la infancia hace que cuando seas mayor estos afloren en ti, y los quieras transmitir a tus hijos. El ir a las paradas que ponen en el centro del pueblo, ir mirando libros, el ambiente, y cuando ya has trasteado, comprar un libro, tu tesoro, y llevártelo para casa para poder leer tranquilamente y tener TU MOMENTO, es algo que hay que vivir.

Libros como Danko, el caballo que conocía las estrellas, cualquiera de los de El pequeño Nicolás, Viatge al país dels lacets, Lumbánico, el planeta cúbico, etc.. Ufff, que se me saltan las lagrimillas…
Aún los tengo. En casa de mi madre, pero aún los tengo. Esperando a que los dos monstruitos crezcan un poco más y pasárselos. Al igual que con los juguetes, con los libros. Que los disfruten. Que los vivan. Y si por cualquier motivo no disfrutan con la lectura, que también puede ser, tampoco hay que obligarlos. Hay a quien no nos gusta el fútbol y no pasa absolutamente nada. Tenemos otras aficiones e inquietudes y no nos va nada mal la vida.

Si todo va bien, que espero que sí, nuestro plan hoy es bajar al centro, pasear, trastear, mirar, preguntar, y ya al final comprar. Hugo ha pedido un libro de Sant Jordi, y Eric no pide nada, pero bueno, supongo que será uno con una tapa llamativa. Yo ya tengo el mío, y mi pareja, bueno, aún tiene el de su cumpleaños así que con una rosa y un helado estará muy contenta. 
Antes de eso, claro, ir a ver a Hugo a una pequeña representación / poema que hacen. Eric hoy no dormirá la siesta. Pobrecillo, se tiene que adaptar a todo.

Y como es un día especial, un par de cosas.
Os dejo un enlace, en el que se han recopilado una serie de webs de las que se puede descargar libros de forma gratuita y legal. Especialmente interesante me parece el de Cuentos infantiles con temática lésbica y gay. Me parece muy bien que haya estas iniciativas para explicar con total naturalidad estos temas, ya que ahora es más habitual que cuando nosotros éramos pequeños. O por lo menos, más visible. Y nótese que digo HABITUAL, no normal, ya que NORMAL me parece cualquier opción sexual que se tome de forma consentida sin hacer daño a nadie.

Y la otra cosa, no es una recomendación de libros, porque a mi me resulta imposible. Cada uno tiene sus gustos, un rango de edad diferente, un momento vital en que entra mejor un libro que otro, así que recomiendo un blog (además de éste, por supuesto). Y no porque considere que sea el mejor blog del mundo, que eso es algo muy subjetivo, sino porque tiene una sección en concreto donde recomienda libros, y mira, si además de recetas, experiencias, pensamientos, vivencias, te encuentras una sección específica de libros, pues me parece estupendo para este día. El blog en cuestión es el de Bea-mamadedos (los viernes ahora es de una de sus hijas), y la sección Contagiando libros.

Ala, hasta otro día y que lo disfrutéis!
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Monsterconsejos – parte 2 –

Hace ya un tiempo publiqué una entrada sobre unos cuantos consejos para padres.
Quien dice un tiempo, dice un año… Está claro que no me voy a ganar la vida con el blog. Pero bueno, es lo que tiene trabajar y tener claras tus prioridades, además de otras aficiones. Y bien, así ya me va bien, ya que puedo escribir lo que quiero cuando me apetezca y sin casarme con nadie, que luego me acusarían de poligamia.

Así que más consejos:

Cuidado con la tele
Fue un error que cometí una vez, y nunca más. Me confié. Sí. No tuve en cuenta la evolución de la tecnología. En casa de mis padres yo estaba acostumbrado a apagar la tele, y que a la hora de encenderla, la primera cadena que se viera fuera La1. Luego ya cambiabas a otra cosa. Pero siempre, estuvieras viendo cualquier cosa, cuando la volvías a encender, La1 era la primera. Supongo que de ahí el liderazgo de esta cadena durante años, además de porque no había mucho más donde elegir.
Ahora resulta que no, que las teles tienen memoria! Y se encienden en la cadena que la has apagado. Así que si tus hijos por la mañana mientras desayunan ven la tele, y luego ya no la ven más hasta la noche o el día siguiente, porque quieres que jueguen y no se apalanquen ahí, recuerda de cambiar de canal cuando te vayas. Porque si enciendes la tele y están los dibujos puestos, podría haber un mini-conflicto. Y eso es algo a evitar a toda costa. Siempre. No hay que dar esa posibilidad. Los pollos vienen solos, no los alimentemos.

Calcetines
Esto es algo que caí el otro día mientras tendía y descubrí que me da una gran tranquilidad. Sí, tender me da tiempo para tener mucha vida interior. Si tienes dos hijos del mismo sexo y que se llevan poco (si son niño-niña, puedes trampear con los colores), acordarte de quién es cada par de calcetines te da para convalidar una carrera universitaria.
Pero… hay calcetines que llevan el rango de pie abajo. Nosotros ahora tenemos del 23-26 y del 27-30. Anda que no me ha salvado eso. Esos momentos de duda no pueden aparecer, porque luego te esperan los cacharros para fregar.

Ironía
Háblales a tus hijos con ironía cuando sepas que lo van a entender.
Frases como: claro, como tú recoges todo siempre… o tú como lo haces todo tan bien… para ti que entiendes ese recurso lingüístico que te enseñaron en EGB, de acuerdo, pero los niños pequeños entienden lo que se les dice. Tal cual. Así que luego, la hoja de reclamaciones a otro.
Esto hazlo extensible también a los abuelos, que a veces son un poco bocachanclas. Entre otras cosas…

Ya está, 3 consejillos fáciles, rápidos, y que te pueden ayudar. Otro día más. Espero no tardar otro año.




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Monsterconsejos – parte 2 –

Hace ya un tiempo publiqué una entrada sobre unos cuantos consejos para padres.
Quien dice un tiempo, dice un año… Está claro que no me voy a ganar la vida con el blog. Pero bueno, es lo que tiene trabajar y tener claras tus prioridades, además de otras aficiones. Y bien, así ya me va bien, ya que puedo escribir lo que quiero cuando me apetezca y sin casarme con nadie, que luego me acusarían de poligamia.

Así que más consejos:

Cuidado con la tele
Fue un error que cometí una vez, y nunca más. Me confié. Sí. No tuve en cuenta la evolución de la tecnología. En casa de mis padres yo estaba acostumbrado a apagar la tele, y que a la hora de encenderla, la primera cadena que se viera fuera La1. Luego ya cambiabas a otra cosa. Pero siempre, estuvieras viendo cualquier cosa, cuando la volvías a encender, La1 era la primera. Supongo que de ahí el liderazgo de esta cadena durante años, además de porque no había mucho más donde elegir.
Ahora resulta que no, que las teles tienen memoria! Y se encienden en la cadena que la has apagado. Así que si tus hijos por la mañana mientras desayunan ven la tele, y luego ya no la ven más hasta la noche o el día siguiente, porque quieres que jueguen y no se apalanquen ahí, recuerda de cambiar de canal cuando te vayas. Porque si enciendes la tele y están los dibujos puestos, podría haber un mini-conflicto. Y eso es algo a evitar a toda costa. Siempre. No hay que dar esa posibilidad. Los pollos vienen solos, no los alimentemos.

Calcetines
Esto es algo que caí el otro día mientras tendía y descubrí que me da una gran tranquilidad. Sí, tender me da tiempo para tener mucha vida interior. Si tienes dos hijos del mismo sexo y que se llevan poco (si son niño-niña, puedes trampear con los colores), acordarte de quién es cada par de calcetines te da para convalidar una carrera universitaria.
Pero… hay calcetines que llevan el rango de pie abajo. Nosotros ahora tenemos del 23-26 y del 27-30. Anda que no me ha salvado eso. Esos momentos de duda no pueden aparecer, porque luego te esperan los cacharros para fregar.

Ironía
Háblales a tus hijos con ironía cuando sepas que lo van a entender.
Frases como: claro, como tú recoges todo siempre… o tú como lo haces todo tan bien… para ti que entiendes ese recurso lingüístico que te enseñaron en EGB, de acuerdo, pero los niños pequeños entienden lo que se les dice. Tal cual. Así que luego, la hoja de reclamaciones a otro.
Esto hazlo extensible también a los abuelos, que a veces son un poco bocachanclas. Entre otras cosas…

Ya está, 3 consejillos fáciles, rápidos, y que te pueden ayudar. Otro día más. Espero no tardar otro año.




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Esos """maravillosos""" (2) años…

Hola, soy el Señor Lobo. Soluciono problemas.
¿Tu problema es que tu Lö-Båby está cerca de los 2 años? Sólo la paciencia infinita de tu Lama interior conseguirá lidiar con tu Lö-Båby.

Le Petit Terrorist cumple 23 meses. Sí, tiene 23 “maravillosos” meses… Efectivamente estamos en la cuenta atrás de los Maravillosos/Terribles 2 años. 
Para explicárselo a los habitantes de la Galaxia Solteaurus, tratar un Lö-Båby de 2 años es como si tu fueras Artur Mas y el Lö-Båby Rajoy: Cada vez que intentas hablar con él la respuesta es ‘No’. Aunque intentes hacer cosas que le gustan, ‘No’. Ni sobornándolo con chocol… ‘No’. Pero… ‘No’. Es qu… ‘No’.

Por lo que vivir con un Lö-Båby de 2 años en casa es tener una bomba de relojería a punto de estallar, y tú como Progenitor Atemorizado Desactivando Rabietas EXplosivas (PADREX) debes estar al quite de qué cable cortas en todo momento: 
–          ¡A cenar! Ponte el baber… [¡¡¡Boom!!!] 
Le has dado el azul porque es el color Trending de la Guardherejía (y el que ha estado usando los últimos 3 meses), ¡PERO NO! ¡MAL! Hoy Le Petit Terrorist quiere el rojo. Soy un PADREX que se ha confiado demasiado y ha cortado el cable incorrecto.
–          Ponte la chaqueta que nos vam… [¡¡¡Boom!!!]
Le has dado la chaqueta tejana porque ahora refresca pero hay previsión de llegar a 25… ¡MAL! Le Petit Terrorist quiere el Plumón. Pero hijo, no ves que te vas a coce… ‘No’. Hace mucho cal… ‘No’. Per… ‘No’. 

Pero los explosivos no se limitan sólo al ‘No’. Hay otras modalidades tal que:
–          El ‘Neymaraço’: De repente se lanza al suelo y pide penalti. Menos mal que Dory la linier está atenta y ha visto claramente el piscinazo de Le Petit Terrorist.
–          El ‘Bud Spencer’: Consistente en soltarte una doble bofetada cuando le contestas un ‘No’ a su ‘No’. Él tiene todos los royalties y es el único propietario del ‘No’.
–          El “…and the Oscar goes to…”: A la interpretación dramática. Tiene una capacidad de dramatizar y llorar, que si no fuese porque el clímax dramático tiene lugar cada 10 minutos (a una media de 57 clímax diarios) hasta te emocionarías.
– La «Colisión por Átomos» o lo que es lo mismo el «Atomar por culismo«, en donde Le Petit Terrorist coge un objeto (por lo general un iphone) y haciendo de Díscolo lo manda «bien lejos», así como Atomarporculo cm.
-El ‘Doro el exploradoro‘, que se basa en repetir muchas veces alguna sílaba (por ejemplo
que contenga la ‘O’) hasta que te te dan ganas de autotrepanarte el lóbulo frontal: ‘miomiomiomio’, ‘yoyoyoyo’, ‘solosolosolo’ o ‘yosoloyosoloyosolo’.

A lo largo de los dos primeros años de vida de Le Petit Terrorist, he estado desarrollando una capacidad que desconocía de autocontrol. Por mis brazos fluyen nervios de acero templado, ¡Soy el T-800 del sexo masculino! Pero, entonces siempre aparece Dory y me dice eso de “Es un Lö-Båby de 2 años, debes tener más paciencia”. ¿Más paciencia? ¡He estado 5 minutazos luchando tenedor en mano contra Bruce Lee Petit Terrorist intentando darle la cena! ¡¡¡5 minutazos!!! ¡¡¡5 eternos e infinitos minutazos!!! ¡Si tengo dilataciones de 27cm en las orejas de apretarme los lóbulos al son de ¡’Buuuusaaaa, buuuusaaaa’!

Pero no todo el monte es orégano con los dos años. Le Petit Terrorist ha empezado a ‘hablar’. Es una época muy divertida en la que con 5 frases hechas va por el mundo, es decir, es como un guiri de turismo que sólo sabe decir con su acento ‘Servessa’, ‘Pael.la’ y ‘Grassias’ pero en su caso es ‘¡Que cau!’ (¡Que cae! En catalán pero pronunciado kakau, como el anuncio de cacau maravillau), ‘¿Qué pasó?’ (a falta de un Hey Wey delante lo pronuncia en mejicano) y ‘Po Pohohó’ (que es como pide que le pongan la droga dura televisiva de Pocoyó. Por eso el mundo está divido en 3 categorias de animales: Patos, Elis y Lulas.)

Por su lado, Penny con sus 7,5 meses ha llegado a esa bonita fase conocida como “La primera traición del Lö-Båby Judas”, en que ha dicho sus primera palabras: ‘Papa’. Dory, con lágrimas en los ojos, alega que los logopedas dicen que es más fácil decir la ‘P’ que la ‘M’. Pues haber escogido Papá para el sexo femenino…. 

Entonces, si al guiri de Le Petit Terrorist le añadís a Penny la papaparlachina podéis deducir que en casa tenemos a Cotorrina y Cotorrón que no callan en todo el día. Todo es muy bonito y entrañable hasta que te das cuenta de que tu nuevo despertador, programado a las 6:37 (domingos inclusive) ya no hace ‘Bip-bip-bip’, si no ‘Papapapapa-¿Pohohó?

Otro de los logros que ha desbloqueado Penny esta semana pasada, es que ha empezado a gatear y a ponerse de rodillas con los muebles. Hasta aquí todo bien. El problema es tener suelto al cafre de 23 meses por casa. Cada vez que ve a su hermana a cuatro patas tiene que jugar con ella al Zidane, es un juego muy popular entre los Lö-Båby Dragones en la Guardherejía, consistente en hacer chocar la cabeza contra la cabeza o pecho del contrincante (cual reno en celo). O si bien bipedesta con ayuda de algún muebles, Le Petit Terrorist siente la imperiosa necesidad de hacer un Batista y realizar un plaquaje aereo de Penny.

Por lo que en casa, Dory y yo pasamos los días haciendo de PADREX mientras intentamos criar a Penny bajo la presión de que no le alcance una honda expansiva (de gancho o de directa) cuando Le Petit Terrorist explota.

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Esos """maravillosos""" (2) años…

Hola, soy el Señor Lobo. Soluciono problemas.
¿Tu problema es que tu Lö-Båby está cerca de los 2 años? Sólo la paciencia infinita de tu Lama interior conseguirá lidiar con tu Lö-Båby.

Le Petit Terrorist cumple 23 meses. Sí, tiene 23 “maravillosos” meses… Efectivamente estamos en la cuenta atrás de los Maravillosos/Terribles 2 años. 
Para explicárselo a los habitantes de la Galaxia Solteaurus, tratar un Lö-Båby de 2 años es como si tu fueras Artur Mas y el Lö-Båby Rajoy: Cada vez que intentas hablar con él la respuesta es ‘No’. Aunque intentes hacer cosas que le gustan, ‘No’. Ni sobornándolo con chocol… ‘No’. Pero… ‘No’. Es qu… ‘No’.

Por lo que vivir con un Lö-Båby de 2 años en casa es tener una bomba de relojería a punto de estallar, y tú como Progenitor Atemorizado Desactivando Rabietas EXplosivas (PADREX) debes estar al quite de qué cable cortas en todo momento: 
–          ¡A cenar! Ponte el baber… [¡¡¡Boom!!!] 
Le has dado el azul porque es el color Trending de la Guardherejía (y el que ha estado usando los últimos 3 meses), ¡PERO NO! ¡MAL! Hoy Le Petit Terrorist quiere el rojo. Soy un PADREX que se ha confiado demasiado y ha cortado el cable incorrecto.
–          Ponte la chaqueta que nos vam… [¡¡¡Boom!!!]
Le has dado la chaqueta tejana porque ahora refresca pero hay previsión de llegar a 25… ¡MAL! Le Petit Terrorist quiere el Plumón. Pero hijo, no ves que te vas a coce… ‘No’. Hace mucho cal… ‘No’. Per… ‘No’. 

Pero los explosivos no se limitan sólo al ‘No’. Hay otras modalidades tal que:
–          El ‘Neymaraço’: De repente se lanza al suelo y pide penalti. Menos mal que Dory la linier está atenta y ha visto claramente el piscinazo de Le Petit Terrorist.
–          El ‘Bud Spencer’: Consistente en soltarte una doble bofetada cuando le contestas un ‘No’ a su ‘No’. Él tiene todos los royalties y es el único propietario del ‘No’.
–          El “…and the Oscar goes to…”: A la interpretación dramática. Tiene una capacidad de dramatizar y llorar, que si no fuese porque el clímax dramático tiene lugar cada 10 minutos (a una media de 57 clímax diarios) hasta te emocionarías.
– La «Colisión por Átomos» o lo que es lo mismo el «Atomar por culismo«, en donde Le Petit Terrorist coge un objeto (por lo general un iphone) y haciendo de Díscolo lo manda «bien lejos», así como Atomarporculo cm.
-El ‘Doro el exploradoro‘, que se basa en repetir muchas veces alguna sílaba (por ejemplo
que contenga la ‘O’) hasta que te te dan ganas de autotrepanarte el lóbulo frontal: ‘miomiomiomio’, ‘yoyoyoyo’, ‘solosolosolo’ o ‘yosoloyosoloyosolo’.

A lo largo de los dos primeros años de vida de Le Petit Terrorist, he estado desarrollando una capacidad que desconocía de autocontrol. Por mis brazos fluyen nervios de acero templado, ¡Soy el T-800 del sexo masculino! Pero, entonces siempre aparece Dory y me dice eso de “Es un Lö-Båby de 2 años, debes tener más paciencia”. ¿Más paciencia? ¡He estado 5 minutazos luchando tenedor en mano contra Bruce Lee Petit Terrorist intentando darle la cena! ¡¡¡5 minutazos!!! ¡¡¡5 eternos e infinitos minutazos!!! ¡Si tengo dilataciones de 27cm en las orejas de apretarme los lóbulos al son de ¡’Buuuusaaaa, buuuusaaaa’!

Pero no todo el monte es orégano con los dos años. Le Petit Terrorist ha empezado a ‘hablar’. Es una época muy divertida en la que con 5 frases hechas va por el mundo, es decir, es como un guiri de turismo que sólo sabe decir con su acento ‘Servessa’, ‘Pael.la’ y ‘Grassias’ pero en su caso es ‘¡Que cau!’ (¡Que cae! En catalán pero pronunciado kakau, como el anuncio de cacau maravillau), ‘¿Qué pasó?’ (a falta de un Hey Wey delante lo pronuncia en mejicano) y ‘Po Pohohó’ (que es como pide que le pongan la droga dura televisiva de Pocoyó. Por eso el mundo está divido en 3 categorias de animales: Patos, Elis y Lulas.)

Por su lado, Penny con sus 7,5 meses ha llegado a esa bonita fase conocida como “La primera traición del Lö-Båby Judas”, en que ha dicho sus primera palabras: ‘Papa’. Dory, con lágrimas en los ojos, alega que los logopedas dicen que es más fácil decir la ‘P’ que la ‘M’. Pues haber escogido Papá para el sexo femenino…. 

Entonces, si al guiri de Le Petit Terrorist le añadís a Penny la papaparlachina podéis deducir que en casa tenemos a Cotorrina y Cotorrón que no callan en todo el día. Todo es muy bonito y entrañable hasta que te das cuenta de que tu nuevo despertador, programado a las 6:37 (domingos inclusive) ya no hace ‘Bip-bip-bip’, si no ‘Papapapapa-¿Pohohó?

Otro de los logros que ha desbloqueado Penny esta semana pasada, es que ha empezado a gatear y a ponerse de rodillas con los muebles. Hasta aquí todo bien. El problema es tener suelto al cafre de 23 meses por casa. Cada vez que ve a su hermana a cuatro patas tiene que jugar con ella al Zidane, es un juego muy popular entre los Lö-Båby Dragones en la Guardherejía, consistente en hacer chocar la cabeza contra la cabeza o pecho del contrincante (cual reno en celo). O si bien bipedesta con ayuda de algún muebles, Le Petit Terrorist siente la imperiosa necesidad de hacer un Batista y realizar un plaquaje aereo de Penny.

Por lo que en casa, Dory y yo pasamos los días haciendo de PADREX mientras intentamos criar a Penny bajo la presión de que no le alcance una honda expansiva (de gancho o de directa) cuando Le Petit Terrorist explota.

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Esos """maravillosos""" (2) años…

Hola, soy el Señor Lobo. Soluciono problemas.
¿Tu problema es que tu Lö-Båby está cerca de los 2 años? Sólo la paciencia infinita de tu Lama interior conseguirá lidiar con tu Lö-Båby.

Le Petit Terrorist cumple 23 meses. Sí, tiene 23 “maravillosos” meses… Efectivamente estamos en la cuenta atrás de los Maravillosos/Terribles 2 años. 
Para explicárselo a los habitantes de la Galaxia Solteaurus, tratar un Lö-Båby de 2 años es como si tu fueras Artur Mas y el Lö-Båby Rajoy: Cada vez que intentas hablar con él la respuesta es ‘No’. Aunque intentes hacer cosas que le gustan, ‘No’. Ni sobornándolo con chocol… ‘No’. Pero… ‘No’. Es qu… ‘No’.

Por lo que vivir con un Lö-Båby de 2 años en casa es tener una bomba de relojería a punto de estallar, y tú como Progenitor Atemorizado Desactivando Rabietas EXplosivas (PADREX) debes estar al quite de qué cable cortas en todo momento: 
–          ¡A cenar! Ponte el baber… [¡¡¡Boom!!!] 
Le has dado el azul porque es el color Trending de la Guardherejía (y el que ha estado usando los últimos 3 meses), ¡PERO NO! ¡MAL! Hoy Le Petit Terrorist quiere el rojo. Soy un PADREX que se ha confiado demasiado y ha cortado el cable incorrecto.
–          Ponte la chaqueta que nos vam… [¡¡¡Boom!!!]
Le has dado la chaqueta tejana porque ahora refresca pero hay previsión de llegar a 25… ¡MAL! Le Petit Terrorist quiere el Plumón. Pero hijo, no ves que te vas a coce… ‘No’. Hace mucho cal… ‘No’. Per… ‘No’. 

Pero los explosivos no se limitan sólo al ‘No’. Hay otras modalidades tal que:
–          El ‘Neymaraço’: De repente se lanza al suelo y pide penalti. Menos mal que Dory la linier está atenta y ha visto claramente el piscinazo de Le Petit Terrorist.
–          El ‘Bud Spencer’: Consistente en soltarte una doble bofetada cuando le contestas un ‘No’ a su ‘No’. Él tiene todos los royalties y es el único propietario del ‘No’.
–          El “…and the Oscar goes to…”: A la interpretación dramática. Tiene una capacidad de dramatizar y llorar, que si no fuese porque el clímax dramático tiene lugar cada 10 minutos (a una media de 57 clímax diarios) hasta te emocionarías.
– La «Colisión por Átomos» o lo que es lo mismo el «Atomar por culismo«, en donde Le Petit Terrorist coge un objeto (por lo general un iphone) y haciendo de Díscolo lo manda «bien lejos», así como Atomarporculo cm.
-El ‘Doro el exploradoro‘, que se basa en repetir muchas veces alguna sílaba (por ejemplo
que contenga la ‘O’) hasta que te te dan ganas de autotrepanarte el lóbulo frontal: ‘miomiomiomio’, ‘yoyoyoyo’, ‘solosolosolo’ o ‘yosoloyosoloyosolo’.

A lo largo de los dos primeros años de vida de Le Petit Terrorist, he estado desarrollando una capacidad que desconocía de autocontrol. Por mis brazos fluyen nervios de acero templado, ¡Soy el T-800 del sexo masculino! Pero, entonces siempre aparece Dory y me dice eso de “Es un Lö-Båby de 2 años, debes tener más paciencia”. ¿Más paciencia? ¡He estado 5 minutazos luchando tenedor en mano contra Bruce Lee Petit Terrorist intentando darle la cena! ¡¡¡5 minutazos!!! ¡¡¡5 eternos e infinitos minutazos!!! ¡Si tengo dilataciones de 27cm en las orejas de apretarme los lóbulos al son de ¡’Buuuusaaaa, buuuusaaaa’!

Pero no todo el monte es orégano con los dos años. Le Petit Terrorist ha empezado a ‘hablar’. Es una época muy divertida en la que con 5 frases hechas va por el mundo, es decir, es como un guiri de turismo que sólo sabe decir con su acento ‘Servessa’, ‘Pael.la’ y ‘Grassias’ pero en su caso es ‘¡Que cau!’ (¡Que cae! En catalán pero pronunciado kakau, como el anuncio de cacau maravillau), ‘¿Qué pasó?’ (a falta de un Hey Wey delante lo pronuncia en mejicano) y ‘Po Pohohó’ (que es como pide que le pongan la droga dura televisiva de Pocoyó. Por eso el mundo está divido en 3 categorias de animales: Patos, Elis y Lulas.)

Por su lado, Penny con sus 7,5 meses ha llegado a esa bonita fase conocida como “La primera traición del Lö-Båby Judas”, en que ha dicho sus primera palabras: ‘Papa’. Dory, con lágrimas en los ojos, alega que los logopedas dicen que es más fácil decir la ‘P’ que la ‘M’. Pues haber escogido Papá para el sexo femenino…. 

Entonces, si al guiri de Le Petit Terrorist le añadís a Penny la papaparlachina podéis deducir que en casa tenemos a Cotorrina y Cotorrón que no callan en todo el día. Todo es muy bonito y entrañable hasta que te das cuenta de que tu nuevo despertador, programado a las 6:37 (domingos inclusive) ya no hace ‘Bip-bip-bip’, si no ‘Papapapapa-¿Pohohó?

Otro de los logros que ha desbloqueado Penny esta semana pasada, es que ha empezado a gatear y a ponerse de rodillas con los muebles. Hasta aquí todo bien. El problema es tener suelto al cafre de 23 meses por casa. Cada vez que ve a su hermana a cuatro patas tiene que jugar con ella al Zidane, es un juego muy popular entre los Lö-Båby Dragones en la Guardherejía, consistente en hacer chocar la cabeza contra la cabeza o pecho del contrincante (cual reno en celo). O si bien bipedesta con ayuda de algún muebles, Le Petit Terrorist siente la imperiosa necesidad de hacer un Batista y realizar un plaquaje aereo de Penny.

Por lo que en casa, Dory y yo pasamos los días haciendo de PADREX mientras intentamos criar a Penny bajo la presión de que no le alcance una honda expansiva (de gancho o de directa) cuando Le Petit Terrorist explota.

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Niños diferentes

Soy la madre de un niño diferente.
Desde que nació ya percibimos que algo en él era distinto, pero preferimos pensar que sólo éramos unos padres inexpertos y asustados que veían rarezas por todas partes.

Pero no. A medida que pasaba el tiempo los síntomas aumentaban. Nuestro entorno nos miraba con una mezcla entre la compasión y el miedo.  Imagino que el hecho de que nosotros fuéramos psicólogos les hacía reprimir un consejo o una advertencia.  Los que nos tenían más confianza  llegaron a sugerirnos que lo valorase un profesional, que  nada en él parecía normal. Yo seguía aferrada a la necesidad de normalidad, yo quería creer que mi hijo era como todos los demás niños y que sólo era una cuestión de tiempo que llegara a normalizarse. 
El miedo a lo desconocido nos hace desear formar parte de lo normal como si ello fuera una garantía de felicidad o facilidad, o ambas.

Los problemas aumentaron al escolarizarle. Odiaba ir al cole. Su carácter cambió, se volvió un niño triste, enfadado, amargado. Y yo, con él. Hasta que decidí que mi cobardía no podía extenderse más, que la felicidad de mi hijo era la prioridad y que si no era normal, pues entonces habría que aceptarlo, establecer un diagnóstico  y habilitar los caminos, cuales fueran, para devolverle la alegría.

Así que, yo misma le pasé unas pruebas y ante el escalofriante resultado corrí al despacho de una profesional de reconocido prestigio para que me diera una segunda opinión.  Rosa Jové lo evaluó y ratificó mi diagnóstico.

Y ahí estábamos nosotros, con una nueva realidad (mentira, la realidad había existido siempre pero no tenía nombre) y una sensación a caballo entre el miedo, la incertidumbre y la ausencia de caminos. “Lo tenéis difícil” nos dijo Rosa Jové, “ahora empieza vuestra cruzada”.

Digerir, aceptar que nuestro hijo no es como los demás niños ni lo va a ser nunca, que el procesa y percibe la realidad de una forma distinta a como lo hace el resto del mundo, un mundo que no le entiende y al que él muchas veces tampoco comprende, un niño que percibe hostilidad, incomprensión, miradas de compasión, un niño que escucha como algunos adultos nos ofrecen palabras de apoyo o de pésame, un niño que me dice “mamá yo no puedo evitar ser como soy” y llora desconsoladamente abrazado a mí.

Mi hijo tiene necesidades educativas especiales que nadie sabe cubrir, que nadie conoce.

La ley le ampara pero la realidad no.

 El sistema lo percibe como incómodo y se lo tratan de sacar de encima con listas de espera interminables y parches académicos para taparnos la boca a su padre y a mi, que efectivamente, hemos iniciado una cruzada. Una pelea para que el sistema educativo y social de respuesta a la necesidad de cada niño, tenga este lo que tenga.  No sólo para los niños “normales” que están en el centro de la Campana de Gauss. 

Un niño es, por encima de todo, un niño. Tenga autismo, Asperger, Deficit de Atención, o Retraso. Un niño es más que eso, mucho más que eso y tiene el inalienable derecho a ser feliz y a ser atendido en su necesidad. Y nosotros, los padres, los profesores, los organismos públicos, la absoluta responsabilidad de hacer lo que haya que hacer para preservar la infancia, con independencia de los diagnósticos, pero atendiendo cada una de las demandas que cada niño pueda presentar.

Garantizar la alegría de  un niño debería ser ley, porque es nuestro mayor tesoro.

Si me has leído hasta aquí es porque seguramente crees que mi hijo tiene un déficit, una patología y has podido empatizar conmigo y seguramente también con él, entonces te lo puedo decir: mi hijo es superdotado. Pertenece a ese minúsculo 2% de la población que tiene el don de la inteligencia elevada a su máxima potencia. Ese pequeño y descuidado grupo de seres humanos que traen consigo un inmenso regalo que ofrecer y que sin embargo son tratados como marginales, complicados, raros y desadaptados.

Y yo quiero gritar a través de todos los medios a mi alcance que todo eso son estigmas asociados a lo desconocido y a lo envidiado. Quiero ofrecer una visión limpia y realistade la sobredotación y decirte que todas esas etiquetas forman parte de la profecía autocumplida: en un sistema donde todo lo que sobresalga es señalado con el dedo,  podemos sentir compasión por aquellos que no llegan, pero jamás por lo que vienen al mundo especialmente dotados. 
Quiero decirte que  necesitan tu comprensión, que son niños extremadamente sensibles, con un sentido de la justicia y la solidaridad excepcionales, que en un mundo ruidoso, injusto, mediocre y cruel para con lo diferente, necesitan apoyos extras para no sucumbir, para no tirar la toalla, para no llegar a creer que es mejor ser tan mediocre como sus profesores, como sus gobernantes.

Me he permitido esta pequeña trampa porque se que muchos de vosotros no me habríais leído de haber empezado por ahí y porque yo misma, he necesitado hacer un trabajo previo para poder “salir de este armario”, para no seguir ocultando la diferencia de mi hijo como si fuera algo de lo que avergonzarnos y decirle al mundo que hoy, en plena cruzada contra un mundo donde se hace apología de la mediocridad, donde lo bueno se confunde con lo mayoritario, donde el sistema educativo se niega a reciclarse porque en el fondo no cree poder dar la talla, digo, escribo y grito que soy la orgullosa madre de un niño que vino con un regalo, con un privilegio y con enorme  desafío para mi.

Doy gracias a la vida por ello.

Olga Carmona

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Niños diferentes

Soy la madre de un niño diferente.
Desde que nació ya percibimos que algo en él era distinto, pero preferimos pensar que sólo éramos unos padres inexpertos y asustados que veían rarezas por todas partes.

Pero no. A medida que pasaba el tiempo los síntomas aumentaban. Nuestro entorno nos miraba con una mezcla entre la compasión y el miedo.  Imagino que el hecho de que nosotros fuéramos psicólogos les hacía reprimir un consejo o una advertencia.  Los que nos tenían más confianza  llegaron a sugerirnos que lo valorase un profesional, que  nada en él parecía normal. Yo seguía aferrada a la necesidad de normalidad, yo quería creer que mi hijo era como todos los demás niños y que sólo era una cuestión de tiempo que llegara a normalizarse. 
El miedo a lo desconocido nos hace desear formar parte de lo normal como si ello fuera una garantía de felicidad o facilidad, o ambas.

Los problemas aumentaron al escolarizarle. Odiaba ir al cole. Su carácter cambió, se volvió un niño triste, enfadado, amargado. Y yo, con él. Hasta que decidí que mi cobardía no podía extenderse más, que la felicidad de mi hijo era la prioridad y que si no era normal, pues entonces habría que aceptarlo, establecer un diagnóstico  y habilitar los caminos, cuales fueran, para devolverle la alegría.

Así que, yo misma le pasé unas pruebas y ante el escalofriante resultado corrí al despacho de una profesional de reconocido prestigio para que me diera una segunda opinión.  Rosa Jové lo evaluó y ratificó mi diagnóstico.

Y ahí estábamos nosotros, con una nueva realidad (mentira, la realidad había existido siempre pero no tenía nombre) y una sensación a caballo entre el miedo, la incertidumbre y la ausencia de caminos. “Lo tenéis difícil” nos dijo Rosa Jové, “ahora empieza vuestra cruzada”.

Digerir, aceptar que nuestro hijo no es como los demás niños ni lo va a ser nunca, que el procesa y percibe la realidad de una forma distinta a como lo hace el resto del mundo, un mundo que no le entiende y al que él muchas veces tampoco comprende, un niño que percibe hostilidad, incomprensión, miradas de compasión, un niño que escucha como algunos adultos nos ofrecen palabras de apoyo o de pésame, un niño que me dice “mamá yo no puedo evitar ser como soy” y llora desconsoladamente abrazado a mí.

Mi hijo tiene necesidades educativas especiales que nadie sabe cubrir, que nadie conoce.

La ley le ampara pero la realidad no.

 El sistema lo percibe como incómodo y se lo tratan de sacar de encima con listas de espera interminables y parches académicos para taparnos la boca a su padre y a mi, que efectivamente, hemos iniciado una cruzada. Una pelea para que el sistema educativo y social de respuesta a la necesidad de cada niño, tenga este lo que tenga.  No sólo para los niños “normales” que están en el centro de la Campana de Gauss. 

Un niño es, por encima de todo, un niño. Tenga autismo, Asperger, Deficit de Atención, o Retraso. Un niño es más que eso, mucho más que eso y tiene el inalienable derecho a ser feliz y a ser atendido en su necesidad. Y nosotros, los padres, los profesores, los organismos públicos, la absoluta responsabilidad de hacer lo que haya que hacer para preservar la infancia, con independencia de los diagnósticos, pero atendiendo cada una de las demandas que cada niño pueda presentar.

Garantizar la alegría de  un niño debería ser ley, porque es nuestro mayor tesoro.

Si me has leído hasta aquí es porque seguramente crees que mi hijo tiene un déficit, una patología y has podido empatizar conmigo y seguramente también con él, entonces te lo puedo decir: mi hijo es superdotado. Pertenece a ese minúsculo 2% de la población que tiene el don de la inteligencia elevada a su máxima potencia. Ese pequeño y descuidado grupo de seres humanos que traen consigo un inmenso regalo que ofrecer y que sin embargo son tratados como marginales, complicados, raros y desadaptados.

Y yo quiero gritar a través de todos los medios a mi alcance que todo eso son estigmas asociados a lo desconocido y a lo envidiado. Quiero ofrecer una visión limpia y realistade la sobredotación y decirte que todas esas etiquetas forman parte de la profecía autocumplida: en un sistema donde todo lo que sobresalga es señalado con el dedo,  podemos sentir compasión por aquellos que no llegan, pero jamás por lo que vienen al mundo especialmente dotados. 
Quiero decirte que  necesitan tu comprensión, que son niños extremadamente sensibles, con un sentido de la justicia y la solidaridad excepcionales, que en un mundo ruidoso, injusto, mediocre y cruel para con lo diferente, necesitan apoyos extras para no sucumbir, para no tirar la toalla, para no llegar a creer que es mejor ser tan mediocre como sus profesores, como sus gobernantes.

Me he permitido esta pequeña trampa porque se que muchos de vosotros no me habríais leído de haber empezado por ahí y porque yo misma, he necesitado hacer un trabajo previo para poder “salir de este armario”, para no seguir ocultando la diferencia de mi hijo como si fuera algo de lo que avergonzarnos y decirle al mundo que hoy, en plena cruzada contra un mundo donde se hace apología de la mediocridad, donde lo bueno se confunde con lo mayoritario, donde el sistema educativo se niega a reciclarse porque en el fondo no cree poder dar la talla, digo, escribo y grito que soy la orgullosa madre de un niño que vino con un regalo, con un privilegio y con enorme  desafío para mi.

Doy gracias a la vida por ello.

Olga Carmona

Sigue leyendo ->

Niños diferentes

Soy la madre de un niño diferente.
Desde que nació ya percibimos que algo en él era distinto, pero preferimos pensar que sólo éramos unos padres inexpertos y asustados que veían rarezas por todas partes.

Pero no. A medida que pasaba el tiempo los síntomas aumentaban. Nuestro entorno nos miraba con una mezcla entre la compasión y el miedo.  Imagino que el hecho de que nosotros fuéramos psicólogos les hacía reprimir un consejo o una advertencia.  Los que nos tenían más confianza  llegaron a sugerirnos que lo valorase un profesional, que  nada en él parecía normal. Yo seguía aferrada a la necesidad de normalidad, yo quería creer que mi hijo era como todos los demás niños y que sólo era una cuestión de tiempo que llegara a normalizarse. 
El miedo a lo desconocido nos hace desear formar parte de lo normal como si ello fuera una garantía de felicidad o facilidad, o ambas.

Los problemas aumentaron al escolarizarle. Odiaba ir al cole. Su carácter cambió, se volvió un niño triste, enfadado, amargado. Y yo, con él. Hasta que decidí que mi cobardía no podía extenderse más, que la felicidad de mi hijo era la prioridad y que si no era normal, pues entonces habría que aceptarlo, establecer un diagnóstico  y habilitar los caminos, cuales fueran, para devolverle la alegría.

Así que, yo misma le pasé unas pruebas y ante el escalofriante resultado corrí al despacho de una profesional de reconocido prestigio para que me diera una segunda opinión.  Rosa Jové lo evaluó y ratificó mi diagnóstico.

Y ahí estábamos nosotros, con una nueva realidad (mentira, la realidad había existido siempre pero no tenía nombre) y una sensación a caballo entre el miedo, la incertidumbre y la ausencia de caminos. “Lo tenéis difícil” nos dijo Rosa Jové, “ahora empieza vuestra cruzada”.

Digerir, aceptar que nuestro hijo no es como los demás niños ni lo va a ser nunca, que el procesa y percibe la realidad de una forma distinta a como lo hace el resto del mundo, un mundo que no le entiende y al que él muchas veces tampoco comprende, un niño que percibe hostilidad, incomprensión, miradas de compasión, un niño que escucha como algunos adultos nos ofrecen palabras de apoyo o de pésame, un niño que me dice “mamá yo no puedo evitar ser como soy” y llora desconsoladamente abrazado a mí.

Mi hijo tiene necesidades educativas especiales que nadie sabe cubrir, que nadie conoce.

La ley le ampara pero la realidad no.

 El sistema lo percibe como incómodo y se lo tratan de sacar de encima con listas de espera interminables y parches académicos para taparnos la boca a su padre y a mi, que efectivamente, hemos iniciado una cruzada. Una pelea para que el sistema educativo y social de respuesta a la necesidad de cada niño, tenga este lo que tenga.  No sólo para los niños “normales” que están en el centro de la Campana de Gauss. 

Un niño es, por encima de todo, un niño. Tenga autismo, Asperger, Deficit de Atención, o Retraso. Un niño es más que eso, mucho más que eso y tiene el inalienable derecho a ser feliz y a ser atendido en su necesidad. Y nosotros, los padres, los profesores, los organismos públicos, la absoluta responsabilidad de hacer lo que haya que hacer para preservar la infancia, con independencia de los diagnósticos, pero atendiendo cada una de las demandas que cada niño pueda presentar.

Garantizar la alegría de  un niño debería ser ley, porque es nuestro mayor tesoro.

Si me has leído hasta aquí es porque seguramente crees que mi hijo tiene un déficit, una patología y has podido empatizar conmigo y seguramente también con él, entonces te lo puedo decir: mi hijo es superdotado. Pertenece a ese minúsculo 2% de la población que tiene el don de la inteligencia elevada a su máxima potencia. Ese pequeño y descuidado grupo de seres humanos que traen consigo un inmenso regalo que ofrecer y que sin embargo son tratados como marginales, complicados, raros y desadaptados.

Y yo quiero gritar a través de todos los medios a mi alcance que todo eso son estigmas asociados a lo desconocido y a lo envidiado. Quiero ofrecer una visión limpia y realistade la sobredotación y decirte que todas esas etiquetas forman parte de la profecía autocumplida: en un sistema donde todo lo que sobresalga es señalado con el dedo,  podemos sentir compasión por aquellos que no llegan, pero jamás por lo que vienen al mundo especialmente dotados. 
Quiero decirte que  necesitan tu comprensión, que son niños extremadamente sensibles, con un sentido de la justicia y la solidaridad excepcionales, que en un mundo ruidoso, injusto, mediocre y cruel para con lo diferente, necesitan apoyos extras para no sucumbir, para no tirar la toalla, para no llegar a creer que es mejor ser tan mediocre como sus profesores, como sus gobernantes.

Me he permitido esta pequeña trampa porque se que muchos de vosotros no me habríais leído de haber empezado por ahí y porque yo misma, he necesitado hacer un trabajo previo para poder “salir de este armario”, para no seguir ocultando la diferencia de mi hijo como si fuera algo de lo que avergonzarnos y decirle al mundo que hoy, en plena cruzada contra un mundo donde se hace apología de la mediocridad, donde lo bueno se confunde con lo mayoritario, donde el sistema educativo se niega a reciclarse porque en el fondo no cree poder dar la talla, digo, escribo y grito que soy la orgullosa madre de un niño que vino con un regalo, con un privilegio y con enorme  desafío para mi.

Doy gracias a la vida por ello.

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Peripecias de un papá. Aquellos maravillosos 2 años.

Por unas razones u otras he ido posponiendo mi cita con estas peripecias paternales y mi hijo, lejos de toda consideración con vosotros lectores, ha seguido progresando por la vida, yo diría que incluso al galope. Así que hoy para aquellos padres que vienen a rebufo (y para algún futuro padre que capitanea un blog que yo me sé) que utilizan estas líneas como cuaderno de bitácoras de referencia para su travesía por la paternidad, me dispongo a hacer un resumen de lo acontecido desde que Miguel cumplió los dos años, un período de actividad, desarrollo y diversión como no

La entrada Peripecias de un papá. Aquellos maravillosos 2 años. aparece primero en decabo.com.

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Médicos y emprendimiento ¿Porqué no?

El camino a recorrer hasta llegar a ser médico especialista es largo y tortuoso. En el mejor de los casos, en 10 o 12 años puedes pasar de estudiante de primero de medicina a ser cirujano maxilofacial, cardiólogo o pediatra. Es entonces cuando se abre ante ti un mar de posibilidades donde desarrollar tu recién estrenada condición. La asistencia, la docencia y la gestión son solo algunos de los caminos que podemos escrutar. Podemos hacerlo cerca de casa o allende los mares,de forma monográfica o combinando diferentes opciones. Dentro de este laberinto profesional, hay una opción todavía poco arraigada dentro de nuestra cultura:el emprendimiento. 
Si acudimos al diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, entendemos por «emprendedor» alguien que emprende con resolución acciones o empresas innovadoras. Cuando pienso en el  significado menos académico de emprendedor me vienen a la cabeza los siguientes elementos: inquietudes profesionales, inquietudes personales y las habilidades de uno mismo barnizadas por la incuestionable influencia del entorno global que nos rodea. Si somos capaces de conjugarlos, podemos llegar a convertirnos en amos de nuestras propias decisiones, en brújula de nuestro propio destino.
Como intuiréis, esto, que dicho así parece sencillo, evidentemente no lo es y requiere de unas premisas previas innegociables. Yo las resumo en la llamada «Ley de las 4 P»: pasión, perseverancia, paciencia y prudencia. Esta ley (de cosecha propia) de nada sirve si no aplicamos la máxima de «Las 3 E» que no es otra que esfuezo,esfuerzo y esfuerzo.
Porque, ¿cuánto vale una idea? Pues una idea no vale nada si no somos capaces de ponerla en práctica,de ejecutarla y para hacer realidad nuestra idea debemos sostenernos en 3 pilares fundamentales: entusiasmo, equipo y un buen plan de negocio. Cualquier signo de debilidad en alguna de estos tres pilares debe ser motivo suficiente para dar un paso atrás y esperar una nueva oportunidad.
El entusiasmo es fundamental. Debemos ser capaces de trabajar y trabajar (recordad las 3 E) disfrutando cada momento. Es importante también que nuestro entusiasmo esté aderezado por un cierto componente de «cabreo», algo que nos haya hecho salir de nuestra zona de confort, arremangarnos y decir «Esto lo arreglo yo»
Si el entusiasmo es el detonante de todo proyecto emprendedor (si no te entusiasma no te metas), el equipo es el otro gran factor limitante. Los compañeros de viaje deben ser elementos con habilidades y conocimientos complementarios a los nuestros, con unos valores y una forma de entender el negocio parecida si no igual. Un buen proyecto no llegará a buen puerto si no disponemos de un equipo potente y cohesionado.
Una vez nos hemos entusiasmado con la idea y conformado un buen equipo de trabajo, solo nos queda poner negro sobre blanco nuestro proyecto, elaborar un plan de negocio. Las formas y técnicas para elaborar un plan de negocio son muchas y variadas y dependen en gran medida de la magnitud de la empresa. Debemos evitar a toda costa elaborar planes de negocio farragosos que se pierdan en montones de números y literatura de relleno. Debemos procurar redactar documento ágiles, que den respuesta a las preguntas de posibles inversores y donde ,de forma detallada, identifiquemos la solución que proponemos a la necesidad detectada y de qué forma llegaremos al objetivo analizando previamente mercado y competidores.
Así pues, si una idea aterriza en vuestra vida, valoradla con cariño,serenidad y método. Quizás ha llegado el momento esperado de un cambio de rumbo.

*Este post ha sido elaborado a partir de la presentación «Emprenedoria,experiència d’un metge ex-jove» dentro de la «Jornada d’Orientació i Emprenedoria per a metges joves» celebrada el pasado 16 de abril de 2015 en el Col·legi Oficial de Metges de Barcelona.
Algunas de las ideas expresadas han sido extraídas de la exposición del Dr Lluís Pareras,Gerent de l’Àrea d’Innovació i Tecnologia del COMB. Director de Healthequity.

                      
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Médicos y emprendimiento ¿Porqué no?

El camino a recorrer hasta llegar a ser médico especialista es largo y tortuoso. En el mejor de los casos, en 10 o 12 años puedes pasar de estudiante de primero de medicina a ser cirujano maxilofacial, cardiólogo o pediatra. Es entonces cuando se abre ante ti un mar de posibilidades donde desarrollar tu recién estrenada condición. La asistencia, la docencia y la gestión son solo algunos de los caminos que podemos escrutar. Podemos hacerlo cerca de casa o allende los mares,de forma monográfica o combinando diferentes opciones. Dentro de este laberinto profesional, hay una opción todavía poco arraigada dentro de nuestra cultura:el emprendimiento. 
Si acudimos al diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, entendemos por «emprendedor» alguien que emprende con resolución acciones o empresas innovadoras. Cuando pienso en el  significado menos académico de emprendedor me vienen a la cabeza los siguientes elementos: inquietudes profesionales, inquietudes personales y las habilidades de uno mismo barnizadas por la incuestionable influencia del entorno global que nos rodea. Si somos capaces de conjugarlos, podemos llegar a convertirnos en amos de nuestras propias decisiones, en brújula de nuestro propio destino.
Como intuiréis, esto, que dicho así parece sencillo, evidentemente no lo es y requiere de unas premisas previas innegociables. Yo las resumo en la llamada «Ley de las 4 P»: pasión, perseverancia, paciencia y prudencia. Esta ley (de cosecha propia) de nada sirve si no aplicamos la máxima de «Las 3 E» que no es otra que esfuezo,esfuerzo y esfuerzo.
Porque, ¿cuánto vale una idea? Pues una idea no vale nada si no somos capaces de ponerla en práctica,de ejecutarla y para hacer realidad nuestra idea debemos sostenernos en 3 pilares fundamentales: entusiasmo, equipo y un buen plan de negocio. Cualquier signo de debilidad en alguna de estos tres pilares debe ser motivo suficiente para dar un paso atrás y esperar una nueva oportunidad.
El entusiasmo es fundamental. Debemos ser capaces de trabajar y trabajar (recordad las 3 E) disfrutando cada momento. Es importante también que nuestro entusiasmo esté aderezado por un cierto componente de «cabreo», algo que nos haya hecho salir de nuestra zona de confort, arremangarnos y decir «Esto lo arreglo yo»
Si el entusiasmo es el detonante de todo proyecto emprendedor (si no te entusiasma no te metas), el equipo es el otro gran factor limitante. Los compañeros de viaje deben ser elementos con habilidades y conocimientos complementarios a los nuestros, con unos valores y una forma de entender el negocio parecida si no igual. Un buen proyecto no llegará a buen puerto si no disponemos de un equipo potente y cohesionado.
Una vez nos hemos entusiasmado con la idea y conformado un buen equipo de trabajo, solo nos queda poner negro sobre blanco nuestro proyecto, elaborar un plan de negocio. Las formas y técnicas para elaborar un plan de negocio son muchas y variadas y dependen en gran medida de la magnitud de la empresa. Debemos evitar a toda costa elaborar planes de negocio farragosos que se pierdan en montones de números y literatura de relleno. Debemos procurar redactar documento ágiles, que den respuesta a las preguntas de posibles inversores y donde ,de forma detallada, identifiquemos la solución que proponemos a la necesidad detectada y de qué forma llegaremos al objetivo analizando previamente mercado y competidores.
Así pues, si una idea aterriza en vuestra vida, valoradla con cariño,serenidad y método. Quizás ha llegado el momento esperado de un cambio de rumbo.

*Este post ha sido elaborado a partir de la presentación «Emprenedoria,experiència d’un metge ex-jove» dentro de la «Jornada d’Orientació i Emprenedoria per a metges joves» celebrada el pasado 16 de abril de 2015 en el Col·legi Oficial de Metges de Barcelona.
Algunas de las ideas expresadas han sido extraídas de la exposición del Dr Lluís Pareras,Gerent de l’Àrea d’Innovació i Tecnologia del COMB. Director de Healthequity.

                      
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Dos hijos? Sí. Te doy más motivos para convencerte

El otro día daba motivos para tener un segundo hijo. Pero sé que alguno no estará convencido del todo, por lo que he decidido dar alguno más.
Antes de todo, decir que esto es para un segundo hijo. Sobre un tercero, cuarto o más, no puedo dar motivos, ya que al tener dos, y estar totalmente convencido que no quiero más, ni mi pareja tampoco, sería hablar sin saber, y como no soy colaborador de Sálvame, pues prefiero centrarme y opinar sobre lo que sé. Que tampoco sé mucho, también hay que decirlo, pero bueno, algo de experiencia tengo.

Queda mejor ser 4 en la familia. A ver… normalmente los conjuntos de comedor que tenemos todos en casa constan de mesa + 4 sillas. Si sólo tienes un hijo, qué haces con la silla restante? De perchero!? Para utilizar algo de perchero ya tienes la cinta de correr plegable que venden en el Teletienda! O por qué crees que siempre es plegable? Porque saben que lo vas a utilizar 2 semanas máximo y luego o lo usas de perchero o debajo de la cama!

Puedes repartir las tareas de la casa de forma más eficiente. Cuando son pequeños, a los niños les encantan los trapos y hacer de pinches de cocina. Cuando son más grandes, que los únicos trapos que les gustan son los que se pueden poner y llevan marquita, como dicen que se necesitan 21 días para crear un hábito, pues ya lo tienes hecho. Visión de futuro, que podríamos decir.

Alguno me dará como motivo para tener sólo un hijo el tema consola, que normalmente son para dos mandos… A ver, eso está ya superado con el juego on-line. Que sí, que hace años ibas a casa de uno que tenía dos mandos para jugar a la consola y era como ir a un babyshower, llorabas de emoción. Pero todo evoluciona, deja de vivir en el pasado que ya no tienes 15 años y existen más juegos aparte de la serpiente de Nokia.

Tienes más opciones para echar la culpa. Que te dejas unas bragas en medio: ha sido el niño 1. Que llegas tarde: el niño 2 se ha entretenido justo cuando salíamos. Que no te da la gana comprar algo que te han puesto en la lista: el niño 1 se peleaba con el niño 2 y nos hemos ido sin comprar aquello.

Reducción de jornada. Ahora es hasta los 12 años que puedes coger una reducción. Si tienes 2 hijos, la puedes alargar un poco más. Y si te lo puedes permitir, mejor trabajar 5 horas que 8, no? Menos es más. Bueno, quizá alguien no esté de acuerdo con esta última afirmación, cuando hablamos de sexo.

Para padres solteros/divorciados, bueno, y casados también. Cuando vas a las tiendas tipo Bershka, Stradivarius acompañando a tu pareja, las dependientas te hablan más. Y oye, que aunque te miren con cara de pena por estar lidiando con dos bichos mientras tu pareja se recorre toda la tienda, que te hable una chica que está medio decente, y no para preguntarte si quieres que te envase la pechuga de pavo o no, pues te alegra el día.

Cuando seas mayor con un montón de achaques, tendrás dos posibilidades para ir a casa de tus hijos a que te cuiden, o que repartan la cuota de la residencia entre 2, que son muy caras. O si no tienes que ir, al menos que te escuchen y vean la cantidad de pastillas que te tienes que tomar cada día. Lo recuerdo de mi abuelo, que cuando iba a su casa, tenía más pastillas que comida, el pobre.

Hay gente a quien le gusta presumir de hijos o enseñar fotos. Está clara la ventaja, no? Más fotos para enseñar! El único inconveniente es que o te compras un móvil con más almacenamiento o una tarjeta SD directamente. Pero es un precio muy bajo comparado con la cara de felicidad de las personas a quienes les enseñas las fotos de tus churumbeles. Sobre todo la de tus compañeros de trabajo…


Si no te he convencido ya, hazlo. No estarás convencido pero hazlo. Ten un segundo. A mi tampoco me convencían los bolis Bic, así tan simples, pero son los que más duran y los que mejor me van.

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