Santa Claus y Los Reyes Magos: ¿hasta cuándo podemos mantener la magia?

A los 8 años todavía siguen teniendo su magia los Reyes Magos y Santa Claus, aunque lo cierto es que por primera vez le hemos visto «las orejas al lobo» este año.

¿Hasta qué edad dura la magia de los Reyes Magos y Santa Claus?

Algunas preguntas ‘incómodas’ y algunos comentarios de los primeros compañeros que ya han descubierto cómo funcionan las cosas nos han despertado esa alarma que te hace plantearte algunas preguntas.

– «Papá, Javier dice que Papa Noel y los Reyes Magos no existen»

¡Y me lo suelta mientras conduzco! …así, sin previo aviso.

En ese momento no sabes muy bien qué responder y te quedas un poco frío pensando. Pero enseguida me dí cuenta de que callarme era la peor opción.

Reconocerlo no era una alternativa, así que no me quedaban muchas opciones.

– «¿…y por qué dice eso? ¡Vaya tontería! ¿no?»

– «Pues si. Eso le dije yo.» 

– «Pues yo recuerdo perfectamente que los Reyes le trajeron a Javier un montón de regalos el año pasado.»

– «Si papá. Ya le dije yo que eso era una chorrada y si decía tonterías no le van a traer nada».

Un par de días después le repitió un comentario parecido a mamá, que esta vez ya estaba más preparada.

Desde la primera charla ya habíamos tenido tiempo de comentarlo, investigar un poco y decidir cual sería nuestra postura ante lo que es inevitable: que algún día descubra que es todo una fantasía.

Después de leer un buen rato sobre el tema y tener claro cual es nuestro posicionamiento al respecto me pareció que a lo mejor, a ti, que tal vez estés en una situación personal parecida, te vendría bien que te lo resuma.

La fantasía no es eterna

Eso es lo primero que tenemos que tener claro cuando afrontamos la posibilidad de que nuestro hijo descubra que los Reyes Magos no son tan ‘magos’ como le hacemos creer.

A medida de que madure se dará cuenta de que ciertas piezas no encajan y que todo esto no puede ocurrir como se cuenta. Hará algunas preguntas. Algunas se las responderá él sólo y otras nos las planteará a los padres.

Es lo natural. De hecho, este año ya ha planteado algunas preguntas tales como:

– «¿Cómo puede Papa Noel repartir todos esos juguetes por el mundo en una sola noche?»

A esta pregunta yo le respondí con la lógica más aplastante: «¡Gracias a su trineo mágico… por supuesto! Lo que para ti dura solamente una noche para el es como un año de trabajo»

– «¿Cómo pueden estar los Reyes Magos en las cabalgatas de todas las ciudades?»

Como todos sabemos eso es gracias a los distintos husos horarios 😉 Cuando están en la cabalgata de A Coruña aquí son las 6 de la tarde, pero en Buenos Aires todavía son las 12 del mediodía 🙂

De cualquier forma llegará el día en el que todas estas respuestas imaginativas no valdrán de nada y eso tenemos que tenerlo claro desde el principio.

Pero además es lo que todos deberíamos desear: que tarde o temprano se den cuenta de que los reyes no existen. A nadie le gustaría que su hijo fuese por detrás de todos sus amigos en este ‘despertar’. Eso sería lo peor para el niño.

…y así llegamos a ese equilibrio inestable en el que queremos que evolucione y a la vez mantener la ilusión todo el tiempo que sea posible. Con lo cual me planteo la siguiente pregunta:

¿Hasta que edad creen los niños en los Reyes Magos?

Me daba hasta miedo plantear esta cuestión en el cuadro de búsqueda de Google. Eso es lo primero que suelo hacer en estas situaciones en las que, hay algo que se supone que deberíamos de saber ‘de serie’ como padres… pero no tenemos ni idea.

Por lo visto la edad en la que los niños se dan cuenta de que Santa Claus y los Reyes Magos no son tal y como se los planteamos ronda desde los tiernos 7 años hasta los 11. Esto dependerá sobre todo de 2 cuestiones: madurez e influencias.

El tema de las influencias está claro: otros niños que ya han ‘descubierto el pastel’ van corriendo a contárselo a sus amigos y/o hermanos menores. Ellos no lo saben, pero los han convertido un poco en unos Grinch.

En cuanto a la madurez conviene aclarar que hablamos de ‘madurez’ y no de ‘inteligencia’. No son lo mismo ni mucho menos.

La madurez se refiere un estado en la evolución del niño que se puede alcanzar antes o después.

La inteligencia, sin embargo, es la capacidad del niño de aprender, razonar,…

Es importante aclarar estos conceptos, pues que un niño no haya madurado no quiere decir que sea menos inteligente. Al contrario, la inmadurez es a menudo una fase necesaria para luego poder gestionar una madurez más sana y fuerte.

¿Cuándo se lo contamos?

Bueno, a este respecto he sacado algunas conclusiones bastante claras.

Hasta los 8 años

La primera es que antes de los 8 años me parece prematuro. Hasta esa edad yo negaría cualquier indicio de duda ante el niño a no ser que muestre un estado de madurez enormemente adelantado a su edad.

Entre los 8 y los 10

A partir de los 8 y hasta los 10 es sin duda la etapa más difícil. En este momento lo sencillo sería decirle que no existen, pero desde mi punto de vista es un error.

Hay padres que alcanzados los 8 años ni siquiera esperan a que el niño se plantee dudas por si mismo. Simplemente se lo cuentan.

A menudo al forzar prematuramente el descubrimiento de la verdad sobre los Reyes Magos y Santa Claus acortamos el tiempo de ilusión navideña, pero además convertimos a nuestro hijo en uno de los detonantes para que otros niños lo descubran antes de tiempo. ¡No seas Grinch! 😉
Navidad fotografía designed by Asier_relampagoestudio – Freepik.com

En parte por miedo a que otros niños se lo cuenten de cualquier manera y hasta se rían de él por mantener esa ilusión.

En parte, también, por comodidad (seamos sinceros). Cuando la cosa se pone difícil es ahora… y contárselo te quita un problema de encima. Algunos padres lo ven así.

Yo no recomiendo hacer esto, pues les acortas algunos años de ilusión navideña que sin duda es una de las partes más tiernas de la infancia y que mejores recuerdos generan. Seamos sinceros, al final la vida no es más que eso: una colección de buenos recuerdos.

Mi consejo para esta etapa es la de responder «a la gallega». Si, lo sé: no podría dar otra respuesta siendo yo gallego 🙂 Con responder a la gallega me refiero a que a sus dudas respondamos siempre que sea posible con otra pregunta. Así invertimos la carga de la respuesta y le hacemos razonar.

Ante un «existen los Reyes» no respondería ni «si» ni «no», pero tampoco un «¿tu crees que no?». Lo mejor sería algo del tipo «¿y tu qué crees? ¿no te trajeron muchos juguetes siempre?»

Le hacemos razonar, no le mentimos y le incitamos a que mantenga la ilusión mientras pueda. Solamente la madurez será tan cruel como para romper esa ilusión tan interiorizada.

A partir de los 10 años

A partir de esta edad la cosa ya cambia. Entramos en un período en el que el resto de los compañeros de clase y amigos ya saben (casi todos) toda la verdad sobre los Reyes Magos.

Puede que a nuestro peque todavía le falte algún año de madurez, pero ante la posibilidad de que los otros niños se rían de él y lo avergüencen, llega un momento en el que tendremos que valorar el riesgo.

A partir de esa edad habrá que estar más atentos a cualquier señal que indique sus dudas al respecto. Si estas no se presentan tal vez habrá que empezar a darle pistas o incluso plantearle preguntas.

Llegar a los 12 años creyéndose estas fantasías puede ser enormemente perjudicial a nivel social.

El miedo a  admitir el engaño

Hay una cuestión que supongo que siempre nos preocupa a los padres a la hora de admitir la verdad: que en realidad también estamos admitiendo una mentira… y mantenida durante el tiempo.

Es verdad que cuanto más tiempo mantengan la ilusión más bonitos recuerdos generarán, pero también es cierto que «cuanto más alto subas más fuerte es la caída».

Así, en ocasiones, el temor de los padres al admitir la verdad es más por el rencor que podemos generar en los niños por haberles mentido todo este tiempo.

Hay que tener claro y saber explicarles a los niños que esto no es una mentira nuestra. Que es una tradición y que como tal se celebra.

Versiones alternativas de Santa Claus y Los Reyes Magos

Me parece una idea excelente, para ese momento en el que el niño ya ha descubierto que la magia de estos personajes navideños no era tal, tener preparadas las historias verdaderas sobre los mismos.

Si conocemos la historia real de Los Reyes de Oriente y de San Nicolás, este será un momento excelente para contarle lo grandes que estos personajes fueron y por qué es tan importante que las navidades se celebren teniéndolos en cuenta.

En realidad sí que es magia

A veces tiene bastante más de magia de lo que parece que la base del árbol se pueda llenar de paquetes chulísimos en Navidad y en Reyes.

Con una vida como la que llevamos la mayoría de los padres y madres: trabajando todo el día, haciendo malabarismos para conciliar la vida familiar y laboral, con el tiempo justo para todo…

Seamos sinceros, los regalos de navidad no son solamente ir de compras. La fase de investigación: ir con el niño a jugueterías, recopilar catálogos, escribir la carta,… todo eso también toma su tiempo.

Para la compra en si misma te voy a dar un consejo que a mi me ha ahorrado mucho tiempo y dinero: compara precios y compra online. Los regalos navideños de este año (y muchos de años anteriores) han venido de Amazon.

He comparado precios y me he ahorrado más del 10% en el total de las compras haciéndolas online. Pero además las he recibido cómodamente en casa… bueno, en casa de mis padres o en el trabajo, para que el niño no vea al mensajero llegar con los paquetes 😉


(Fuente de la imagen principal Navidad fotografía designed by Asier_relampagoestudio – Freepik.com)

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Con un bebé de crucero

Al parecer nuestro bebé, es un bebé viajero (o por lo menos tiene unos papás viajeros). En menos de un año ya se ha montado en 2 aviones, recorrido la isla de Puerto Rico y viajado de crucero. Creo que yo tuve que esperar como hasta los 18 años para lograr lo que este niño…

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LAS INOCENTES: LAS MUJERES COMO VÍCTIMAS DE MÚLTIPLES CAUTIVERIOS

No sé si Pedro Almodóvar o Paul Verhoeven habrán visto Las inocentes, la película en la que Anne Fontaine cuenta la historia real de unas monjas polacas embarazadas tras ser violadas por las tropas rusas al terminar la II Guerra Mundial. Si no lo han hecho, ellos, que están tan acostumbrados a banalizar las agresiones sexuales que sufren las mujeres, deberían hacerlo para ver si así empiezan a entender cómo la violación constituye la expresión máxima del dominio masculino y la subordinación femenina.  La dolorosamente bella película de Fontaine nos muestra además algo que no por sabido necesita menos recordarse: cómo la violación de mujeres y niñas es una de las más habituales armas de guerra y cómo las víctimas de esta barbarie han sido y continúan siendo en la mayoría de los casos invisibles.
A través de la mirada de la protagonista, una joven médico francesa, comunista y atea – interpretada por una magnífica Lou de Laâge -, una heroína que también sufre en sus propias carnes ser una excepción en un mundo ferozmente masculino, contemplamos además el doble cautiverio que sufren las monjas: no solo el que se traduce en las terribles consecuencias físicas y psicológicas de las violaciones repetidas, sino también el sentimiento de culpa que les generan sus creencias. La fe les hace sentirse responsables de la barbarie y las obliga a soportar la carga de la deshonra ante los ojos de dios y de los demás.

“La película nos muestra cómo el patriarcado se nutre de factores que se entrecruzan y que multiplican el sufrimiento de las vulnerables. En este caso, a la violencia masculina se une la de una religión que las obliga al silencio y a la sumisión.”

De esta forma, la película nos muestra cómo el patriarcado se nutre de factores que se entrecruzan y que multiplican el sufrimiento de las vulnerables. En este caso, a la violencia masculina se une la de una religión que las obliga al silencio y a la sumisión, que las hace negar de sus cuerpos y que paradójicamente las sitúa enfrentadas al goce de la vida. Frente a esta mujeres, la joven Matilde, una mujer autónoma, luchadora, hecha a sí misma, representa la voz de la razón frente a los dogmas, el sentido común frente a las cadenas, la necesidad, como dice en una de las escenas, de “poner a dios entre paréntesis” cuando la vida o la integridad física de un ser humano están en juego.

En un final de año de tanta tontería en la cartelera – léanse asesinos, superhéroes y amores románticos revestidos de utopía ecologista -, de tanto machismo televisado y de tanta mujer asesinada, Las inocentes constituye una excepción por lo que supone de apuesta por otra mirada. Esa que habitualmente es negada o en el mejor de los casos reducida a lo anecdótico en un mundo, el del cine, que continúa siendo brutalmente androcéntrico y patriarcal.

En un final de año de tanta tontería en la cartelera – léanse asesinos, superhéroes y amores románticos revestidos de utopía ecologista -, de tanto machismo televisado y de tanta mujer asesinada, Las inocentes constituye una excepción por lo que supone de apuesta por otra mirada.

La mirada de Anne Fontaine, que se proyecta en las emocionantes y penetrantes miradas de todas las actrices que la protagonizan,  nos llama la atención sobre espacios, de la historia y del presente, que apenas son una nota a pie de página en los manuales y en los informativos. Nos sacude el corazón y la conciencia alertándonos de que los cautiverios de las mujeres, como diría Marcela Lagarde, son múltiples y que todos ellos suponen nada más y nada menos que violación de los derechos humanos fundamentales.
No está de más en este 2017 recién iniciado, y en el que ojalá seamos capaces entre todas y todos de frenar el retroceso que la igualdad está sufriendo en todo el planeta, volvamos la vista y la cabeza hacia una película como Las inocentes.  Para que con ella vaya tomando conciencia, quien todavía no lo haya hecho, de que el patriarcado se apoya en el dominio masculino y en la sumisión femenina. Lo cual supone, entre otras cosas, entender nuestros deseos como derechos y a ellas, incluido por supuesto su cuerpo y su sexualidad, como instrumentos para satisfacerlos. O, lo que es lo mismo, de cómo el  “vivir para otros” de la Sofía de Rousseau acaba traduciéndose también en abrirse de piernas para que el macho, gracias a la fuerza o al dinero que todo lo compra, continúe siendo el dueño y señor. El poderío de nuestro falo frente al silencio de sus labios.
Las inocentes es, pues, una de esas películas que, como tanto insiste Pilar Aguilar, nos muestra otro relato, es decir, pone el foco donde no suelen hacerlo la mayoría de los directores varones y nos interpela, desde la emoción que siempre contiene el cine bien hecho, para que asumamos un determinado compromiso ético. Un compromiso similar al que sigue Matilde en la historia y que debería traducirse en la responsabilidad que todas y todos tenemos, individual y colectivamente, en poner las bases para que todas las mujeres puedan hacer efectivo del “derecho de salida” de aquellos contextos que las oprimen. Y para que, como condición esencial, los hombres desaprendamos una concepción de nosotros mismos y de la sexualidad que nos convierte en bárbaros.

PUBLICADO EN TRIBUNA FEMINISTA, 8-1-2017:
http://www.tribunafeminista.org/2017/01/las-inocentes-las-mujeres-como-victimas-de-multiples-cautiverios/

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La leyenda de El cuarto Rey Mago

La historia oficial, los libros y la tradición nos cuentan que los Reyes Magos de Oriente eran tres, pero en ocasiones (o mejor estaría decir casi siempre) la historia está escrita por los ganadores. Este relato tiene como objetivo reivindicar la existencia e importancia de una figura olvidada, de un hombre que ha sido injustamente […]

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Viernes dando la nota #183: La carta

Loquillo – Salud y Rock & Roll

Cortito y al pie. Feliz año nuevo. «Queridos Reyes Magos. Este año he sido, y sigo estando, que ya es bastante…». A veces me cuesta ser bueno, y otras elijo ser malo, simplemente por gusto. O por principios. Pero no tiene nada que ver con la bondad, las leyes de los hombres, y mucho menos con las de los sabios guardianes de la moral. Así que que no me pidáis más, que no voy a haceros caso ni caer en chantajes. De todos modos, yo lo único que espero es un poco más de tiempo, salud, y rock and roll.

Lo único que depende directamente de mí es el tiempo, y quizás sea lo que más me falta siempre. Espero que hacer los #VDLN a partir de ahora más escuetos y directos –esa es la idea– me sirva para respirar más desahogado cada semana. Quizás con eso disponga también de tiempo para escribir de otras cosas, que falta le está haciendo a este blog. O para ser capaz de detectar flashes de inspiración y que la visita de las musas no me pille siempre pensando en el reloj. Qué le voy a hacer, soy un tipo raro. La semana que viene, más. Sed libres.

¡Feliz #VDLN! ¡Y que la Fuerza os acompañe!
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