¡Que te pillo!
Viaje a Noruega: ¿Por qué llegamos y salimos de Bergen?
Viaje a Noruega: ¿Por qué llegamos y salimos de Bergen?
Ya (casi) no me enfado
Ya (casi) no me enfado
El tren de Flam en familia
Para el trayecto de vuelta hay varias opciones. Os lo explicaré en otro post.
El tren de Flam en familia
Para el trayecto de vuelta hay varias opciones. Os lo explicaré en otro post.
Tenemos prisa
“Pues mi niño con 10 meses ya caminaba. Pues la mía come sola hace mucho tiempo. Pues mi pequeño va sin pañal desde los 2 años…”
Pues vale.
No respetamos sus ritmos y los presionamos. El problema es que seguramente muchas veces no nos damos cuenta al dejarnos llevar por esa competición en la que nuestra sociedad nos obliga a vivir y es muy difícil no caer en las fauces de esta vorágine comparativa en la que comprobar que nuestros hijos son mejores que los de los demás ¿Quién no quiere que sus hijos sean buenos en lo que hacen? ¿Qué padre no se va a sentir orgulloso pregonando a los 4 vientos que su hijo con 2 años recién cumplidos ya no lleva pañal o que con 4 ya sabe leer y escribir?
Sentirse orgulloso está muy bien si hay razones para ello, pero en lo que nos equivocamos es en intentar forzarlas para que lleguen lo antes posible. Sentámonos orgullosos de nuestros hijos por ser honrados, por hacerse querer, por querernos, por ver que se están convirtiendo en buenas personas, por ver que crecen sanos y alegres, por ver que respetan al prójimo… y sentámonos orgullosos también por cómo aprenden y consiguen sus metas, pero a su ritmo. No les metamos presión innecesaria por tener tanta prisa.
Nos olvidamos muchas veces de qué son, y deberíamos tenerlo grabado a fuego: Son niños!
Tenemos prisa
“Pues mi niño con 10 meses ya caminaba. Pues la mía come sola hace mucho tiempo. Pues mi pequeño va sin pañal desde los 2 años…”
Pues vale.
No respetamos sus ritmos y los presionamos. El problema es que seguramente muchas veces no nos damos cuenta al dejarnos llevar por esa competición en la que nuestra sociedad nos obliga a vivir y es muy difícil no caer en las fauces de esta vorágine comparativa en la que comprobar que nuestros hijos son mejores que los de los demás ¿Quién no quiere que sus hijos sean buenos en lo que hacen? ¿Qué padre no se va a sentir orgulloso pregonando a los 4 vientos que su hijo con 2 años recién cumplidos ya no lleva pañal o que con 4 ya sabe leer y escribir?
Sentirse orgulloso está muy bien si hay razones para ello, pero en lo que nos equivocamos es en intentar forzarlas para que lleguen lo antes posible. Sentámonos orgullosos de nuestros hijos por ser honrados, por hacerse querer, por querernos, por ver que se están convirtiendo en buenas personas, por ver que crecen sanos y alegres, por ver que respetan al prójimo… y sentámonos orgullosos también por cómo aprenden y consiguen sus metas, pero a su ritmo. No les metamos presión innecesaria por tener tanta prisa.
Nos olvidamos muchas veces de qué son, y deberíamos tenerlo grabado a fuego: Son niños!
Noruega con niños: Alojamientos
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Sincronizando relojes
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10 años MyO
10 años MyO
Preikestolen (El Púlpito) con niños
Al ir avanzando empiezan a aparecer rocas por el camino |
Uno de los tramos ‘intensos’ |
Final del tramo más complicado del recorrido |
Ya llegando se empiezan a disfrutar las vistas |
Si se sube algo más, aún impresiona más |
Las vistas desde arriba son espectaculares |
Diario de viaje a Noruega: Inicio
Preikestolen (El Púlpito) con niños
Al ir avanzando empiezan a aparecer rocas por el camino |
Uno de los tramos ‘intensos’ |
Final del tramo más complicado del recorrido |
Ya llegando se empiezan a disfrutar las vistas |
Si se sube algo más, aún impresiona más |
Las vistas desde arriba son espectaculares |
Diario de viaje a Noruega: Inicio
No somos padres perfectos
A veces no damos una… |
Tenemos la oportunidad de corregir errores |
No somos padres perfectos
A veces no damos una… |
Tenemos la oportunidad de corregir errores |
Noruega con niños: La ruta
Día 15: Visita al monte Floyen con el funicular Floibanen. Traslado al aeropuerto. Regreso a Barcelona.
Noruega con niños: La ruta
Día 15: Visita al monte Floyen con el funicular Floibanen. Traslado al aeropuerto. Regreso a Barcelona.