Operación Dejar de Fumar

El domingo 3 de Septiembre de 2017 será recordado por las generaciones venideras como el primer día que estuve sin fumar. Estoy decidido a hacerlo, no solo por salud sino porque uno también se va dando cuenta que está malgastando un dinero necesario en estar un rato echando humo y poniéndote los pulmones negros. Así que sí, voy a dejar de fumar y os voy a ir narrando mis progresos en el blog hasta llegar al objetivo de no volver a tocar un cigarro en la vida.

Mi historia con el tabaco empezó con 14 años y desde entonces he estado maltratando mi cuerpo con nicotina. La verdad que ha habido temporadas en las que he fumado más y otras menos, hasta llegar a la actual. En mi casa no se fuma así que solo fumaba al ir a trabajar o aprovechaba el ir a tirar la basura para echar el cigarrito. En total podía fumarme 5 o 6 cigarros al día, y los fines de semanas que no voy a trabajar la cantidad disminuía bastante. Es por eso que no creo que me vaya a costar tanto retirarme esos cigarros al día, aunque ya veremos como van sucediendo los acontecimientos.

Lo primero que he hecho es descargarme una aplicación para el móvil con la que controlar las mejoras. Está muy bien porque te va diciendo la cantidad de salud que estás ganando, el dinero que estás ahorrando (una tontería porque si no lo gastas en tabaco lo gastarás en otra cosa, no se ahorra) y muchas cosas más. Además, incluye retos como evita 5 cigarros y van cambiando, así que es muy graciosa también.

La verdad que iba a dejarlo el 1 de Septiembre pero es que hacía 2 días había comprado tabaco y aún me quedaba, así que lo tenía que gastar. Fue anoche cuando tiré la basura cuando me fumé el último cigarro que quedaba y eso marcaba el principio del reto. Mi mujer me preguntó si lo dejaría ya después de dejar de trabajar pero como siguiera posponiéndolo al final no lo iba a hacer. Así que desde ayer a las 20.30 llevo sin fumar y aún no noto nada porque normalmente a esta hora seguiría sin fumar desde el día siguiente (salvo algún día que aprovechara ir a por el pan y fumar, pero no se daba mucho el caso).

Por eso este post es más informativo, aún no noto ansiedad ni nada por el estilo y la verdad que otras veces que lo he intentado dejar no la he sentido, he vuelto porque he querido (al menos eso pienso, que quizás me autoengaño). Pero vamos que según mi aplicación ya he evitado 3 cigarros, he ganado 20 segundos de vida y he ahorrado 0,62 céntimos, todo un logro jajajaj. Pues sin más, os dejo con este post informativo y puede que una vez a la semana os traiga uno de mi peripecia intentando dejar de fumar. Podéis dejarme ánimos en los comentarios o en las redes (que ya ayer desde que lo anuncié tuve varios apoyos) y todo lo que queráis. He dicho.

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50 PRIMAVERAS: CUANDO "YA NO ERES UNA MUJER".

Como  Aurore le comenta a su hija adolescente en una de las escenas de la película, cuando a una chica le llega la regla se le dice «ya eres una mujer». ¿Y qué ocurre cuándo la regla se va? En este diálogo se resume a la perfección lo que 50 primaveras nos plantea con un tono de comedia simpática y desenfada: la invisibilidad de las mujeres cuando rebasan una cierta edad, las mayores dificultades que la sociedad les plantea para poder rehacer sus vidas o inventarse proyectos nuevos, la evidente discriminación que por razón de los años se suma a la de género y a la de otras muchas circunstancias que hacen que ellas lo sigan teniendo más complicado que nosotros  (en una escena incluso se explica de manera muy didáctica qué es eso de la discriminación interseccional). Entre otras cosas, porque para nosotros los años no acaban siendo un lastre similar sino que incluso se convierten en una garantía de prestigio, atractivo y poder. De ahí que, como también se pone en solfa en la cinta, estén tan normalizadas las parejas de hombres maduros y mujeres mucho más jovencitas. 


En una sociedad en la que la juventud es un valor por sí solo, y en el que además las mujeres continúan estando condicionadas por su aspecto físico y por su rol de seductoras/cuidadoras, pasar los 50, como le pasa a la protagonista, divorciada, sin empleo y a punto de convertirse en abuela, supone un momento crítico en el que de nuevo se evidencia que ellas se ven obligadas a superar más obstáculos que nosotros. Empezando por el del reconocimiento o la mera visibilidad. Ahí está la divertida escena en que Aurore ni siquiera es reconocida por las puertas de apertura automática. A todo ello habría que sumar el sentimiento de culpa siempre presente, las responsabilidades que para toda la vida implica ser madre o las dificultades de encontrar un compañero con el que sea posible establecer una relación de iguales y no ser esclava, una vez más, del amor romántico.


La película de Blandine Lenoir no hace un drama de todas estas circunstancias sino que apuesta por la alegría de vivir, apoyándose en el rostro radiante y la desbordante energía de la protagonista: una estupenda Agnes Jaoui sin la que esta historia carecería de sentido.  Y nos muestras, además, cómo la sororidad femenina puede ser la clave para seguir confiando en la vida (deliciosa esa casa de mujeres mayores en las que juntas se organizan para vivir felices el final de sus días).

Una vida en la que siempre merece la pena bailar al son del clásico de Nina Simone, y tan frescas que diría Anna Freixas:  

I ain’t got no home, ain’t got no shoes
Ain’t got no money, ain’t got no class
Ain’t got no skirts, ain’t got no sweater
Ain’t got no perfume, ain’t got no bed
Ain’t got no man
Ain’t got no mother, ain’t got no culture
Ain’t got no friends, ain’t got no schoolin’
Ain’t got no love, ain’t got no name
Ain’t got no ticket, ain’t got no token
Ain’t got no god
Hey, what have I got?
Why am I alive , anyway?
Yeah, what have I got
Nobody can take away?
Got my hair, got my head
Got my brains, got my ears
Got my eyes, got my nose
Got my mouth, I got my smile
I got my tongue, got my chin
Got my neck, got my boobies
Got
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