Tardes de lunes que parecen de sábado, las vacaciones escolares nos hacen perder la noción del tiempo y cuando tienes proyectos que te ocupan también el finde más aún. Esta tarde hemos aprovechado la fresca para pasear a @doctoradonna con @paraelbebe y el enano, hasta dejarla con la lengua afuera, literalmente. Cómo lleváis esta semana tan rara de fin de julio/principio de agosto?

Tardes de lunes que parecen de sábado, las vacaciones escolares nos hacen perder la noción del tiempo y cuando tienes proyectos que te ocupan también el finde más aún. Esta tarde hemos aprovechado la fresca para pasear a @doctoradonna con @paraelbebe y el enano, hasta dejarla con la lengua afuera, […]

Publicado Tardes de lunes que parecen de sábado, las vacaciones escolares nos hacen perder la noción del tiempo y cuando tienes proyectos que te ocupan también el finde más aún. Esta tarde hemos aprovechado la fresca para pasear a @doctoradonna con @paraelbebe y el enano, hasta dejarla con la lengua afuera, literalmente. Cómo lleváis esta semana tan rara de fin de julio/principio de agosto? inicialmente en Mr. Roderíc.

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Vacaciones, vacacioncitas,…

Me voy de vacaciones. Cierro el blog por vacaciones. Cogeré ideas. Nos vamos todos juntos, Mariona, yo y las personitas creativas. Por lo tanto, de ideas no me faltarán. Me las apuntaré. Para la vuelta. Disfrutad. Disfrutadlas. Mucho. Estéis donde estéis. Hagáis lo que hagáis. Conectad o desconectad, lo que más necesitéis. No importa. Vividlas […]

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Vacances, vacancetes,…

Me’n vaig de vacances. Tanco el blog per vacances. Agafaré idees. Marxem tots plegats, la Mariona, jo i les personetes creatives. Per tant, d’idees no me’n faltaran. Me les apuntaré. Per la tornada. Disfruteu. Disfruteu-les. Molt. Sigueu on sigueu. Feu el que feu. Connecteu o desconnecteu, el que més necessiteu. Tant se val. Viviu-les que […]

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Traductor de bebés ya.org

Que ilusión hace cuando escuchas esas primeras palabras salir de ese diminuto cuerpo. Y es que para los padres, cada pequeño paso que dan nuestros hijos es una ilusión que desborda. A Sara le pareció oportuno que su primera palabra fuera educada, alegre, alejada de los tópicos, un simple “Hola”. Hola por aquí, hola por
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Sucesor designado (2017) un tostón en Netflix

Desde la caída de Terror.team he dejado de lado el cine de género y me estoy centrando en ver todo lo que echan en Netflix (incluyendo algunas películas argentinas infumables). Este fin de semana es el turno de Sucesor designado (Designated survivor) una serie de intrigas políticas protagonizada y producida […]

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EL MACHISMO ME CONFUNDE: De besos, azafatas y ciclistas.

Una de las estrategias que el neomachismo está desarrollando en los últimos tiempos con el doble objetivo de deslegitimar al feminismo y mantener a salvo los privilegios de la mitad masculina es la confusión. Como además se ponen en cuestión temas sobre los que cualquiera se siente con derecho a opinar, resulta extremadamente fácil confundir los términos, mezclar conceptos y generar un estado de opinión en el que nada es lo que parece.  Si una de las principales herramientas de la vindicación feminista ha sido justamente la conceptualización precisa de las realidades derivadas de un sistema de poder – el patriarcado – y de una ideología – el machismo -, parece que estos tiempos de inmediatez y espectáculo la manera más socorrida de poner freno a determinadas conquistas es generar un perverso estado de opinión a partir de términos imprecisos y afirmaciones que nos descolocan. Por eso, y porque muy especialmente en materia de feminismo las ignorancias son más atrevidas que en cualquier otro campo teórico y vindicativo, es tan frecuente seguir escuchando a muchas famosas sostener que están a favor de la igualdad pero que no son feministas, o por supuesto a mucho ignorante de cualquier sexo decir eso tan socorrido de que “yo no soy ni machista ni feminista”.

Afortunadamente, y como compensación a ese estado de cosas, uno de los grandes triunfos del feminismo en esta época donde tantos pasos atrás se están dando en materia de igualdad es que ya resulta mucho más complicado que una actitud machista pase desapercibida. Ahí están las redes sociales como lugar donde las mujeres, y algunos hombres (pocos, todavía), reaccionan con carácter inmediato frente a cualquier atropello de la dignidad de ellas. Algo que hasta hace relativamente poco tiempo era inusual porque la regla general parecía ser el silencio cómplice con el orden establecido.  Ese papel deslegitimador del machismo que está teniendo el  feminismo en red está teniendo una singular y necesaria incidencia en uno de los ámbitos más resistente a la superación de los lastres sexistas. Me refiero al mundo del deporte.

Como todas y todos bien sabemos, dicho mundo continúa siendo uno de los más resistentes al cambio, a pesar de que, afortunadamente, cada día que pasa son más mujeres las que ocupan portadas con sus victorias en espacios que hasta ahora solo se habían redactado en masculino. La significativa portada del periódico Marca de hace unos días en la que se nos mostraba “sin palabras” ante el triunfo de Mireia Belmonte es un buen ejemplo de cómo justamente el patriarcado carece de palabras, y de recursos intelectuales y sociales, para reconocer y asumir la equivalencia de las mujeres. De ahí que en muchos casos siga tratando a las mujeres exitosas como una excepción, porque en líneas generales los genios seguimos siendo nosotros y las musas ellas. Algo que empieza afortunadamente a saltar por los aires cuando la opinión pública es capaz de cuestionar tradiciones tan machistas y casposas como la de las azafatas en competiciones ciclistas.

La polémica ha llegado hasta la vuelta ciclista a España, después de que en algunos casos se haya optado por la supresión de estas mujeres florero. Aunque todavía no sabemos qué pasara cuándo arranque la vuelta, el tema se ha situado en la opinión pública y ya no es posible que un buen periodista que por ejemplo entreviste a Javier Guillén, el director general de la Vuelta, obvie la pregunta.  En este caso, lo más sorprendente ha sido que ante la misma el señor Guillén contestara hace tan solo unos días lo siguiente: “Lo primero que tengo que hacer es defender y agradecer la dignidad y la profesionalidad de nuestras azafatas, que para nada llevan a cabo una labor sexista ni irreverente ni para nada machista. Es una profesión muy digna y ellas mismas defienden su actuación y el trato que reciben en la Vuelta. A partir de ahí, si hay que introducir elementos de cara a políticas de igualdad, como que haya que un azafato, debemos de hacerlo y ser sensibles a ese debate. Y si hay polémica por el doble beso al ganador, podemos prescindir de ello” (http://www.diariodesevilla.es/entrevistas/introducir-azafatos-haremos_0_1157584292.html)

La repuesta del director de la Vuelta responde fielmente a esos parámetros de confusión con los que el machismo se revuelve como gato panza arriba y demuestra la mucha pedagogía que es necesario hacer todavía cuando hablamos  de igualdad de género. Las explicaciones de Guillén demuestran que no ha entendido o no ha querido entender por qué el papel de las azafatas en dichas competiciones resulta denigrante y por qué la solución no es que situemos a los hombre en el mismo nivel de degradación, sino que analicemos verdaderamente el rol que en determinados contextos la sociedad continúa otorgando a las mujeres. No se trata de cuestionar la profesionalidad ni siquiera la valía individual de las mujeres que seguramente no han encontrado un trabajo más digno, sino de reflexionar qué modelo de mujer estamos mostrando ante la sociedad si seguimos reproduciendo a través de ellas dos de las leyes no escritas pero básicas del patriarcado. De un lado, la ley del agrado, es decir, la concepción de las mujeres como seres hechos para agradarnos y para dar satisfacción, aunque solo sea visual y estética, a nuestros deseos y necesidades. De otro, la ley del silencio, o lo que es lo mismo, la ausencia de voz femenina en un mundo donde se ha naturalizado que los que tenemos siempre la palabra y el protagonismo somos nosotros.

Es por tanto ese estereotipo y esa construcción de lo femenino la que ponemos en cuestión cuando censuramos prácticas aparentemente tan pequeñas como la de las azafatas que besan a los ciclistas cuando llegan a la meta. Una práctica que sumadas a otras miles continúan ofreciendo la imagen hegemónica de unas mujeres que difícilmente superan el rol de seres accesorios y secundarios. De ahí la importancia de que cualquier actividad, deportiva o cultural, artística o competitiva, rompa con esas reglas no escritas y contribuya a generar una mirada sobre ellas que las reconozca como seres tan autónomos y protagonistas como nosotros. No se trata por tanto, señor Guillén, de prescindir o no del doble beso:  es fantástico besarse y gozar con ello. Lo que hay que prescindir es de prácticas que incidan en la sexualización y en la concepción de las mujeres como seres para otros. Lo que debemos es justamente trabajar en sentido contrario, es decir, en conseguir que las mujeres sean reconocidas como seres que besan a quién quieran y cuándo quieran pero siempre en condiciones de equivalencia y de autonomía. Nunca en contextos que las continúen cosificando y en los que se confirme el mandato de silencio y sumisión que tanto parece erotizar al patriarca.

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EL MACHISMO ME CONFUNDE: De besos, azafatas y ciclistas.

Una de las estrategias que el neomachismo está desarrollando en los últimos tiempos con el doble objetivo de deslegitimar al feminismo y mantener a salvo los privilegios de la mitad masculina es la confusión. Como además se ponen en cuestión temas sobre los que cualquiera se siente con derecho a opinar, resulta extremadamente fácil confundir los términos, mezclar conceptos y generar un estado de opinión en el que nada es lo que parece.  Si una de las principales herramientas de la vindicación feminista ha sido justamente la conceptualización precisa de las realidades derivadas de un sistema de poder – el patriarcado – y de una ideología – el machismo -, parece que estos tiempos de inmediatez y espectáculo la manera más socorrida de poner freno a determinadas conquistas es generar un perverso estado de opinión a partir de términos imprecisos y afirmaciones que nos descolocan. Por eso, y porque muy especialmente en materia de feminismo las ignorancias son más atrevidas que en cualquier otro campo teórico y vindicativo, es tan frecuente seguir escuchando a muchas famosas sostener que están a favor de la igualdad pero que no son feministas, o por supuesto a mucho ignorante de cualquier sexo decir eso tan socorrido de que “yo no soy ni machista ni feminista”.

Afortunadamente, y como compensación a ese estado de cosas, uno de los grandes triunfos del feminismo en esta época donde tantos pasos atrás se están dando en materia de igualdad es que ya resulta mucho más complicado que una actitud machista pase desapercibida. Ahí están las redes sociales como lugar donde las mujeres, y algunos hombres (pocos, todavía), reaccionan con carácter inmediato frente a cualquier atropello de la dignidad de ellas. Algo que hasta hace relativamente poco tiempo era inusual porque la regla general parecía ser el silencio cómplice con el orden establecido.  Ese papel deslegitimador del machismo que está teniendo el  feminismo en red está teniendo una singular y necesaria incidencia en uno de los ámbitos más resistente a la superación de los lastres sexistas. Me refiero al mundo del deporte.

Como todas y todos bien sabemos, dicho mundo continúa siendo uno de los más resistentes al cambio, a pesar de que, afortunadamente, cada día que pasa son más mujeres las que ocupan portadas con sus victorias en espacios que hasta ahora solo se habían redactado en masculino. La significativa portada del periódico Marca de hace unos días en la que se nos mostraba “sin palabras” ante el triunfo de Mireia Belmonte es un buen ejemplo de cómo justamente el patriarcado carece de palabras, y de recursos intelectuales y sociales, para reconocer y asumir la equivalencia de las mujeres. De ahí que en muchos casos siga tratando a las mujeres exitosas como una excepción, porque en líneas generales los genios seguimos siendo nosotros y las musas ellas. Algo que empieza afortunadamente a saltar por los aires cuando la opinión pública es capaz de cuestionar tradiciones tan machistas y casposas como la de las azafatas en competiciones ciclistas.

La polémica ha llegado hasta la vuelta ciclista a España, después de que en algunos casos se haya optado por la supresión de estas mujeres florero. Aunque todavía no sabemos qué pasara cuándo arranque la vuelta, el tema se ha situado en la opinión pública y ya no es posible que un buen periodista que por ejemplo entreviste a Javier Guillén, el director general de la Vuelta, obvie la pregunta.  En este caso, lo más sorprendente ha sido que ante la misma el señor Guillén contestara hace tan solo unos días lo siguiente: “Lo primero que tengo que hacer es defender y agradecer la dignidad y la profesionalidad de nuestras azafatas, que para nada llevan a cabo una labor sexista ni irreverente ni para nada machista. Es una profesión muy digna y ellas mismas defienden su actuación y el trato que reciben en la Vuelta. A partir de ahí, si hay que introducir elementos de cara a políticas de igualdad, como que haya que un azafato, debemos de hacerlo y ser sensibles a ese debate. Y si hay polémica por el doble beso al ganador, podemos prescindir de ello” (http://www.diariodesevilla.es/entrevistas/introducir-azafatos-haremos_0_1157584292.html)

La repuesta del director de la Vuelta responde fielmente a esos parámetros de confusión con los que el machismo se revuelve como gato panza arriba y demuestra la mucha pedagogía que es necesario hacer todavía cuando hablamos  de igualdad de género. Las explicaciones de Guillén demuestran que no ha entendido o no ha querido entender por qué el papel de las azafatas en dichas competiciones resulta denigrante y por qué la solución no es que situemos a los hombre en el mismo nivel de degradación, sino que analicemos verdaderamente el rol que en determinados contextos la sociedad continúa otorgando a las mujeres. No se trata de cuestionar la profesionalidad ni siquiera la valía individual de las mujeres que seguramente no han encontrado un trabajo más digno, sino de reflexionar qué modelo de mujer estamos mostrando ante la sociedad si seguimos reproduciendo a través de ellas dos de las leyes no escritas pero básicas del patriarcado. De un lado, la ley del agrado, es decir, la concepción de las mujeres como seres hechos para agradarnos y para dar satisfacción, aunque solo sea visual y estética, a nuestros deseos y necesidades. De otro, la ley del silencio, o lo que es lo mismo, la ausencia de voz femenina en un mundo donde se ha naturalizado que los que tenemos siempre la palabra y el protagonismo somos nosotros.

Es por tanto ese estereotipo y esa construcción de lo femenino la que ponemos en cuestión cuando censuramos prácticas aparentemente tan pequeñas como la de las azafatas que besan a los ciclistas cuando llegan a la meta. Una práctica que sumadas a otras miles continúan ofreciendo la imagen hegemónica de unas mujeres que difícilmente superan el rol de seres accesorios y secundarios. De ahí la importancia de que cualquier actividad, deportiva o cultural, artística o competitiva, rompa con esas reglas no escritas y contribuya a generar una mirada sobre ellas que las reconozca como seres tan autónomos y protagonistas como nosotros. No se trata por tanto, señor Guillén, de prescindir o no del doble beso:  es fantástico besarse y gozar con ello. Lo que hay que prescindir es de prácticas que incidan en la sexualización y en la concepción de las mujeres como seres para otros. Lo que debemos es justamente trabajar en sentido contrario, es decir, en conseguir que las mujeres sean reconocidas como seres que besan a quién quieran y cuándo quieran pero siempre en condiciones de equivalencia y de autonomía. Nunca en contextos que las continúen cosificando y en los que se confirme el mandato de silencio y sumisión que tanto parece erotizar al patriarca.

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¿Qué es la paternidad participativa?

Éste término se refiere a los papás que dividen las funciones de crianza y educación de los hijos, con las mamás en la misma proporción.   Aquella historia en donde el padre es el sustento económico del hogar, actualmente ya no prevalece en muchas familias. El entonces papel exclusivo de la figura paterna fue abrazado […]

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Viernes dando la nota #212 ‘Summer Edition’: Momentos perdidos

Cine en la playa, toallas, arena, atardeceres de verano, libros, dinosaurios de juguete… Y yo sólo puedo seguirlo desde lejos. Quiero tener tiempo para perderlo. No quiero perderme un momento… La semana que viene, más. Sed libres.

¡Feliz #VDLN! ¡Y que la Fuerza os acompañe!
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Esta tarde estábamos todos insoportables en casa, sobre todo yo, así que nos tomamos un par de horas y fuimos a buscar una planta a @leroymerlines Sofi está atravesando un momento difícil, desconectada de sus amigos, con una abuela lejos por fuerza mayor, con la otra lejos por decisión propia, una hermana MUY teenager, un hermano bebé que le roba juguetes y unos padres a los que les toca trabajar en verano desde casita (@gipande mola!), eso la pone irritable y bastante rebelde… Nosotros además de drogarnos para soportar el día a día intentamos salir un rato. ¿Vosotras?

Esta tarde estábamos todos insoportables en casa, sobre todo yo, así que nos tomamos un par de horas y fuimos a buscar una planta a @leroymerlines Sofi está atravesando un momento difícil, desconectada de sus amigos, con una abuela lejos por fuerza mayor, con la otra lejos por decisión propia, […]

Publicado Esta tarde estábamos todos insoportables en casa, sobre todo yo, así que nos tomamos un par de horas y fuimos a buscar una planta a @leroymerlines Sofi está atravesando un momento difícil, desconectada de sus amigos, con una abuela lejos por fuerza mayor, con la otra lejos por decisión propia, una hermana MUY teenager, un hermano bebé que le roba juguetes y unos padres a los que les toca trabajar en verano desde casita (@gipande mola!), eso la pone irritable y bastante rebelde… Nosotros además de drogarnos para soportar el día a día intentamos salir un rato. ¿Vosotras? inicialmente en Mr. Roderíc.

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