MAGNA LGTBI

Que en Córdoba se celebre por primera vez una marcha para conmemorar el día del Orgullo LGTBI es sin duda una magnífica noticia. Aunque me temo que las calles no rebosarán de gente como cuando sacamos Vírgenes y Cristos a pasear, espero que sirva como valiente demostración de que en esta ciudad también vivimos personas orgullosas y felices de no comulgar con la «normalidad» que no es otra cosa que la «normatividad». Orgullosas, sí, porque tras la larga historia de persecución y humillaciones, que lamentablemente no hemos conseguido erradicar del todo, es de justicia que podamos hacer pública demostración de que si algún sentido tiene la igualdad es precisamente para reconocer las diferencias que nos individualizan.
La marcha del próximo miércoles debería ser portada en todos los medios porque supone un feliz intento de ruptura con algunos de los armarios que siguen encorsetando a una ciudad en la que no es casual que hayan tenido tan poco arraigo las asociaciones LGTBI, salvo aquellas que en tiempos no tan remotos hicieron de su capa un sayo y se dedicaron a vivir de las subvenciones públicas. En pocas ciudades, como pasó en la nuestra, se inauguró por todo lo alto un festival de cine gay y lésbico y la alcaldesa, de izquierdas según rezaban los carteles electorales con los que se publicitó para ser votada, dejó vacío su palco del Gran Teatro. Algo que por cierto nunca habría hecho en un trofeo de dominó de las peñas ni mucho menos en el pregón de la Semana Santa. En una ciudad como la nuestra resulta muy complicado romper las inercias y no digamos abrir las ventanas. No es de extrañar, por tanto, que en la Córdoba de magnas marianas y de pastorales que incitan al odio y la discriminación, el Grindr se ponga al rojo vivo cada vez que empiezan a sonar las cornetas y tambores, como tampoco debería sorprendernos que todavía hoy algunos pongan el grito en el cielo cuando el reino de los chulos al que subió Ocaña y las pollas de Nazario ocuparon un espacio municipal. Y eso que muy cerca estaba presente, eterno, el nombre de Pepe Espaliú para recordarnos que no hay peor muerte que la que sufren los vivos que no son reconocidos como iguales.

Me temo que la Córdoba de hoy no difiere tanto como podríamos pensar de la que retratan los diarios de Bernier. Continuamos siendo una ciudad de cánticos que rozan lo sublime desde lo individual pero que son incapaces de generar sinfonías en las que quede claro de una vez por todas que en una democracia o cabemos todos o no cabe ni dios. Somos una ciudad de poetas, de músicos y de grandes mentes que, en muchos casos, no trascienden los minutos de un recital cosmopoético o las largas horas de noches blancas en las que todas y todos creemos vivir en el paraíso. El iluso paraíso de quien alucina por una sobredosis de flamenquines y guitarras.
La gran revolución de esta ciudad llegará el día que todas y todos nos liberemos del miedo, recuperemos las agallas perdidas y asumamos que es nuestra responsabilidad construir un contexto más sostenible desde el punto de vista humano. Por eso me temo, y sé bien de lo que hablo por propia experiencia, que no habrá más remedio que abrir todos los armarios y tirar las llaves al río. Solo así dejaremos de ser la ciudad de la tolerancia y nos convertiremos en la del reconocimiento. Algo que solo sucederá cuando nos atrevamos a huir de la fritanga y el incienso y empecemos a recorrer las calles sin miedo a que alguien nos apunte con el dedo porque no somos de nadie ni tenemos dueño. Solo así será posible al fin liberarnos de la regla del dont ask dont tell que tantas víctimas sigue generando entre quienes piensan que no hay otra opción que disimular los deseos con un antifaz.
Publicado en DIARIO CÓRDOBA, 26 de junio de 2017:
http://www.diariocordoba.com/noticias/opinion/magna-lgtbi_1155805.html
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MAGNA LGTBI

Que en Córdoba se celebre por primera vez una marcha para conmemorar el día del Orgullo LGTBI es sin duda una magnífica noticia. Aunque me temo que las calles no rebosarán de gente como cuando sacamos Vírgenes y Cristos a pasear, espero que sirva como valiente demostración de que en esta ciudad también vivimos personas orgullosas y felices de no comulgar con la «normalidad» que no es otra cosa que la «normatividad». Orgullosas, sí, porque tras la larga historia de persecución y humillaciones, que lamentablemente no hemos conseguido erradicar del todo, es de justicia que podamos hacer pública demostración de que si algún sentido tiene la igualdad es precisamente para reconocer las diferencias que nos individualizan.
La marcha del próximo miércoles debería ser portada en todos los medios porque supone un feliz intento de ruptura con algunos de los armarios que siguen encorsetando a una ciudad en la que no es casual que hayan tenido tan poco arraigo las asociaciones LGTBI, salvo aquellas que en tiempos no tan remotos hicieron de su capa un sayo y se dedicaron a vivir de las subvenciones públicas. En pocas ciudades, como pasó en la nuestra, se inauguró por todo lo alto un festival de cine gay y lésbico y la alcaldesa, de izquierdas según rezaban los carteles electorales con los que se publicitó para ser votada, dejó vacío su palco del Gran Teatro. Algo que por cierto nunca habría hecho en un trofeo de dominó de las peñas ni mucho menos en el pregón de la Semana Santa. En una ciudad como la nuestra resulta muy complicado romper las inercias y no digamos abrir las ventanas. No es de extrañar, por tanto, que en la Córdoba de magnas marianas y de pastorales que incitan al odio y la discriminación, el Grindr se ponga al rojo vivo cada vez que empiezan a sonar las cornetas y tambores, como tampoco debería sorprendernos que todavía hoy algunos pongan el grito en el cielo cuando el reino de los chulos al que subió Ocaña y las pollas de Nazario ocuparon un espacio municipal. Y eso que muy cerca estaba presente, eterno, el nombre de Pepe Espaliú para recordarnos que no hay peor muerte que la que sufren los vivos que no son reconocidos como iguales.

Me temo que la Córdoba de hoy no difiere tanto como podríamos pensar de la que retratan los diarios de Bernier. Continuamos siendo una ciudad de cánticos que rozan lo sublime desde lo individual pero que son incapaces de generar sinfonías en las que quede claro de una vez por todas que en una democracia o cabemos todos o no cabe ni dios. Somos una ciudad de poetas, de músicos y de grandes mentes que, en muchos casos, no trascienden los minutos de un recital cosmopoético o las largas horas de noches blancas en las que todas y todos creemos vivir en el paraíso. El iluso paraíso de quien alucina por una sobredosis de flamenquines y guitarras.
La gran revolución de esta ciudad llegará el día que todas y todos nos liberemos del miedo, recuperemos las agallas perdidas y asumamos que es nuestra responsabilidad construir un contexto más sostenible desde el punto de vista humano. Por eso me temo, y sé bien de lo que hablo por propia experiencia, que no habrá más remedio que abrir todos los armarios y tirar las llaves al río. Solo así dejaremos de ser la ciudad de la tolerancia y nos convertiremos en la del reconocimiento. Algo que solo sucederá cuando nos atrevamos a huir de la fritanga y el incienso y empecemos a recorrer las calles sin miedo a que alguien nos apunte con el dedo porque no somos de nadie ni tenemos dueño. Solo así será posible al fin liberarnos de la regla del dont ask dont tell que tantas víctimas sigue generando entre quienes piensan que no hay otra opción que disimular los deseos con un antifaz.
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Estimulación temprana… ¿o niños sobreestimulados? | Vídeo

Seguro que habéis oído hablar de las técnicas de estimulación temprana, ¿verdad? Son unas técnicas de rehabilitación que se aplicaban en principio a niños con parálisis cerebral, dificultades de aprendizaje, síndrome de Down o autismo, pero que rápidamente empezaron a aplicarse a niños sin estos problemas bajo la promesa de que con estas técnicas se …

El artículo Estimulación temprana… ¿o niños sobreestimulados? | Vídeo se publicó originalmente en Psicólogo Valencia, Alberto Soler · Consulta y psicoterapia Online.

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Yo quiero que se rebelen!

No mis queridas chancletas, no vayan por la vida creyendo en todas las frases elaboradas y enraizadas que escuchen por ahí, no se lo permitan, ni siquiera si ven muchas pruebas que parezcan darles la razón, porque basta con un solo hecho o hallazgo de que las cosas pueden ser diferentes para darnos cuenta de que siempre se puede romper con el círculo, con las falsas reglas de vida y con los prejuicios que la sociedad o la cultura nos imponen, ustedes mis niñas hermosas tienen el poder de cambiar

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Microfotorrelato. Hoy: Cuestión de tiempo

Hoy es martes. Y los martes toca lentejas. Siempre. Todos y cada uno de los martes del año, llueva, truene o haga sol: lentejas. Cuando me las plantan delante yo arrugo el morro, claro y entonces mamá, siempre me dice lo mismo: “Toni, hijo, yo no me pienso sulfurar. Ahí tienes las lentejas, si quieres […]

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Consejos para papás primerizos

Consejos para papás primerizos (preparando la llegada del bebé) Pues que quieres que te diga, claro que estoy preocupado por como saldrá todo: el parto, el bebé, la mamá… un manojo de nervios que hasta el momento de hoy (llevamos 38 semanas) estoy intentando controlar  para que no me superen. Así que me puse a…

La entrada Consejos para papás primerizos se publicó primero en PapaPrimerizo.es.

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¿PARA CUÁNDO UN ORGULLO FEMINISTA?

Hace unos días mi compañera, la profesora de la Universidad de Barcelona Argelia Queralt comentaba en su Facebook, asombrada ante el despliegue madrileño con las celebraciones del Orgullo, por qué no ocurría algo similar con las reivindicaciones de las mujeres. Ella misma se asombraba de cómo un colectivo había logrado en poco tiempo generar tanta atención y expectación mientras que todavía hoy las feministas necesitan tanto esfuerzo no solo para que su voz se escuche sino, de entrada, para que sean tomadas en serio.  Las reflexiones de Argelia ponen el dedo en algunas de las llagas que en estas “sociedades formalmente iguales” continúan manteniendo como subordiscriminadas a las mujeres, al tiempo que cuestionan la deriva que, a mi parecer, está tomando una celebración, la del 28J, que parece haber encontrado un feliz acomodo en la gozosa intersección entre neoliberalismo y patriarcado.

Pienso que las respuestas ante los interrogantes que se planteaba mi colega están interrelacionadas. El color violeta del feminismo, que como bien saben todos los que se han tomado un mínimo interés en rastrear su historia no es solo un movimiento vindicativo sino también toda una teoría política emancipadora, difícilmente alcanzará el nivel de reconocimiento social y apoyo político que está consiguiendo la bandera del arco iris porque, entre otras cosas, sus propuestas son críticas con los poderes establecidos. Es decir, el feminismo es incómodo porque pone ante el espejo a la mitad masculina privilegiada y a todas las estructuras que los hombres hemos ido creando y prorrogando para mantener nuestros dividendos.  Unas estructuras que se han visto ferozmente reforzadas en estos años de neoliberalismo salvaje en los que no es por tanto casualidad que estemos asistiendo a lo que se ha llegado a calificar como “revancha patriarcal”.  El cóctel explosivo que representa la sacrosanta libertad individual – o, lo que es lo mismo, la libertad omnipotente de los que están en la parte privilegiada del contrato – y la necesidad de reconducirnos a meros consumidores – de bienes, de experiencias, de deseos – está provocando que el siglo XXI sea el más peligroso para las que están en posición de extrema vulnerabilidad y se convierten por tanto en objeto consumido, contraparte sometida o simplemente en cuerpo sobre el que el patriarcado continúa escribiendo sus reglas.

Las celebraciones del orgullo, que han ido perdiendo progresivamente su tono reivindicativo y se han convertido en una fiesta de la que es evidente hay sectores – económicos pero también políticos – que obtienen sabrosos beneficios, encajan a la perfección en unas dinámicas donde el ocio y el placer, mediados por el dinero, se convierten en las reglas del juego. Unas reglas ante las que, insisto, no todos somos iguales. De entrada, no lo pueden ser quienes forman parte del colectivo  y no pueden permitirse el lujo de formar parte de la fiesta simplemente por razones económicas, como tampoco lo son quienes viven en contextos que nada tienen que ver con los urbanos y en los que la vivencia de la diversidad sexual está lejos del frenesí de Chueca.

Ahora bien, quienes continúan siendo las más desiguales, de entrada por razones de invisibilidad, son las mujeres, las cuales apenas forman parte de los discursos que se articulan en torno a esta celebración, ni muchos menos del imaginario colectivo que se está creando. Es decir, el sujeto estándar continúa siendo el varón, el varón con poder me atrevería a decir, por lo que me temo que lo debería ser una palanca más para subvertir las fuerzas del patriarcado no acabe siendo sino un factor más de apuntalamiento de un régimen político en el que continúa estando muy claro quién dicta las normas, quien tiene el monopolio de lo público y quién goza del prestigio y la autoridad. De ahí que, por ejemplo, no nos debería extrañar que sean justamente una parte del colectivo de hombres gais quienes estén pidiendo la regulación en nuestro país de los vientres de alquiler.
No seré yo quien niegue la alegría que supone vivir en un país donde son posibles celebraciones como las del 28J, ni quien se oponga a un estilo de fiesta en el que yo al menos no me siento identificado, pero sí que creo que es necesario hacer un análisis mucho más reposado del momento en el que estamos con respecto a las políticas de igualdad y sobre cuáles son los retos que como sociedad democrática deberíamos plantearnos. Por supuesto que todas las leyes que reconozcan, y a ser posible garanticen, derechos son bienvenidas, pero no nos basta con dichos instrumentos como tampoco la explosión festiva del 28J debería satisfacernos del todo. Porque, si arañamos ligeramente la superficie, podemos comprobar cómo la dimensión estructural de las desigualdades continúa casi inamovible y como además el perverso sistema está haciendo todo lo posible para desactivar luchas, generar enfrentamientos y diluir los sujetos políticos. Para quienes seguimos pensando que la madre de todas las batallas es la que todavía hoy debemos seguir manteniendo contra el patriarcado, es urgente que sumemos energías, no equivoquemos el foco al señalar al oponente y, sobre todo, desarrollemos estrategias sociales y políticas que permitan empoderar a las que, con independencia de su orientación sexual y no digamos que con ella, continúan estando en la parte subordinada del pacto. Mientras que no rompamos esas cadenas, me temo que otras muchas que van anudadas a esa que es la principal continuarán manteniendo su brillo. Y, en todo caso, nunca deberíamos olvidar, tampoco los hombres gais, bisexuales o de género fluido, que, como bien nos enseñó Audre Lorde, nunca podremos desmantelar la casa del amo usando sus herramientas.

Imagen: Fotograma de la serie When we rise
Publicado en PÚBLICO, 24/06/17:
http://blogs.publico.es/otrasmiradas/9313/para-cuando-un-orgullo-feminista/
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¿PARA CUÁNDO UN ORGULLO FEMINISTA?

Hace unos días mi compañera, la profesora de la Universidad de Barcelona Argelia Queralt comentaba en su Facebook, asombrada ante el despliegue madrileño con las celebraciones del Orgullo, por qué no ocurría algo similar con las reivindicaciones de las mujeres. Ella misma se asombraba de cómo un colectivo había logrado en poco tiempo generar tanta atención y expectación mientras que todavía hoy las feministas necesitan tanto esfuerzo no solo para que su voz se escuche sino, de entrada, para que sean tomadas en serio.  Las reflexiones de Argelia ponen el dedo en algunas de las llagas que en estas “sociedades formalmente iguales” continúan manteniendo como subordiscriminadas a las mujeres, al tiempo que cuestionan la deriva que, a mi parecer, está tomando una celebración, la del 28J, que parece haber encontrado un feliz acomodo en la gozosa intersección entre neoliberalismo y patriarcado.

Pienso que las respuestas ante los interrogantes que se planteaba mi colega están interrelacionadas. El color violeta del feminismo, que como bien saben todos los que se han tomado un mínimo interés en rastrear su historia no es solo un movimiento vindicativo sino también toda una teoría política emancipadora, difícilmente alcanzará el nivel de reconocimiento social y apoyo político que está consiguiendo la bandera del arco iris porque, entre otras cosas, sus propuestas son críticas con los poderes establecidos. Es decir, el feminismo es incómodo porque pone ante el espejo a la mitad masculina privilegiada y a todas las estructuras que los hombres hemos ido creando y prorrogando para mantener nuestros dividendos.  Unas estructuras que se han visto ferozmente reforzadas en estos años de neoliberalismo salvaje en los que no es por tanto casualidad que estemos asistiendo a lo que se ha llegado a calificar como “revancha patriarcal”.  El cóctel explosivo que representa la sacrosanta libertad individual – o, lo que es lo mismo, la libertad omnipotente de los que están en la parte privilegiada del contrato – y la necesidad de reconducirnos a meros consumidores – de bienes, de experiencias, de deseos – está provocando que el siglo XXI sea el más peligroso para las que están en posición de extrema vulnerabilidad y se convierten por tanto en objeto consumido, contraparte sometida o simplemente en cuerpo sobre el que el patriarcado continúa escribiendo sus reglas.

Las celebraciones del orgullo, que han ido perdiendo progresivamente su tono reivindicativo y se han convertido en una fiesta de la que es evidente hay sectores – económicos pero también políticos – que obtienen sabrosos beneficios, encajan a la perfección en unas dinámicas donde el ocio y el placer, mediados por el dinero, se convierten en las reglas del juego. Unas reglas ante las que, insisto, no todos somos iguales. De entrada, no lo pueden ser quienes forman parte del colectivo  y no pueden permitirse el lujo de formar parte de la fiesta simplemente por razones económicas, como tampoco lo son quienes viven en contextos que nada tienen que ver con los urbanos y en los que la vivencia de la diversidad sexual está lejos del frenesí de Chueca.

Ahora bien, quienes continúan siendo las más desiguales, de entrada por razones de invisibilidad, son las mujeres, las cuales apenas forman parte de los discursos que se articulan en torno a esta celebración, ni muchos menos del imaginario colectivo que se está creando. Es decir, el sujeto estándar continúa siendo el varón, el varón con poder me atrevería a decir, por lo que me temo que lo debería ser una palanca más para subvertir las fuerzas del patriarcado no acabe siendo sino un factor más de apuntalamiento de un régimen político en el que continúa estando muy claro quién dicta las normas, quien tiene el monopolio de lo público y quién goza del prestigio y la autoridad. De ahí que, por ejemplo, no nos debería extrañar que sean justamente una parte del colectivo de hombres gais quienes estén pidiendo la regulación en nuestro país de los vientres de alquiler.
No seré yo quien niegue la alegría que supone vivir en un país donde son posibles celebraciones como las del 28J, ni quien se oponga a un estilo de fiesta en el que yo al menos no me siento identificado, pero sí que creo que es necesario hacer un análisis mucho más reposado del momento en el que estamos con respecto a las políticas de igualdad y sobre cuáles son los retos que como sociedad democrática deberíamos plantearnos. Por supuesto que todas las leyes que reconozcan, y a ser posible garanticen, derechos son bienvenidas, pero no nos basta con dichos instrumentos como tampoco la explosión festiva del 28J debería satisfacernos del todo. Porque, si arañamos ligeramente la superficie, podemos comprobar cómo la dimensión estructural de las desigualdades continúa casi inamovible y como además el perverso sistema está haciendo todo lo posible para desactivar luchas, generar enfrentamientos y diluir los sujetos políticos. Para quienes seguimos pensando que la madre de todas las batallas es la que todavía hoy debemos seguir manteniendo contra el patriarcado, es urgente que sumemos energías, no equivoquemos el foco al señalar al oponente y, sobre todo, desarrollemos estrategias sociales y políticas que permitan empoderar a las que, con independencia de su orientación sexual y no digamos que con ella, continúan estando en la parte subordinada del pacto. Mientras que no rompamos esas cadenas, me temo que otras muchas que van anudadas a esa que es la principal continuarán manteniendo su brillo. Y, en todo caso, nunca deberíamos olvidar, tampoco los hombres gais, bisexuales o de género fluido, que, como bien nos enseñó Audre Lorde, nunca podremos desmantelar la casa del amo usando sus herramientas.

Imagen: Fotograma de la serie When we rise
Publicado en PÚBLICO, 24/06/17:
http://blogs.publico.es/otrasmiradas/9313/para-cuando-un-orgullo-feminista/
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VIERNES DANDO LA NOTA #68: CLUB DE FANS DE JONH BOY

Imaginad.
Madrid, 1995.
Un atractivo joven acompaña a su novia (mucho más atractiva) a un concierto del artista favorito de ella.
Al joven no le gusta nada el cantante ni su música.
El joven se pasa el concierto pensando que hace allí.
Unos veinte años más tarde se vuelve a dar la misma situación.

Sí queridos amigos, hace unos cuantos años ya tuve «la suerte» de ver en concierto a Alejandro Sanz y este fin de semana vuelvo a verle. En aquella ocasión fui con mi novia y ahora con mi mujer (que casualidades de la vida, son la misma persona). La única diferencia, además de la edad, es el recinto. En el siglo pasado (madre mía que mayores somos) fuimos al palacio de los deportes y esta vez toca en el (se me cae una lagrimita) Vicente (como te quiero y te voy a echar de menos) Calderón.
Mi gusto, en estos años, por el cantante no ha mejorado. Es más, creo que se ha ido «alejandro» (toma chiste malo). Alguna canción sí que me sé (o creo que me sé) aunque menos de las que creía. El otro día, uno de mis sobrinos que es muy fan (será porque es el ahijado de mi Santa) me empezó a decir títulos de canciones y a cantarlas y no me sonaba ninguna.
En realidad me lo tomo bien. Con tres peques, tenemos poco tiempo para hacer cosas los dos solos. Y aunque no parezca (por lo menos para mí) el mejor plan, el pasar unas horas los dos solos sin tener que estar vigilando a las peques ya es un premio. 
Desde que compramos las entradas para el concierto, pensé en usarlo como excusa para un #VDLN. Dándole vueltas a que canción poner decidí que la que mejor se adaptaba a la situación es esta de los geniales Love Of Lesbian (quien sabe si ella en un futuro no muy lejano me devuelve el favor de acompañarme a un concierto). La letra encaja perfectamente, eso sí, menos en el final, porque cuando acabe el concierto yo no seré otro fan de Alenjandro Sanz (o sí, vete tú a saber).

PD: en aquel concierto de 1995, Alejandro Sanz estuvo acompañado del genial Paco de Lucía del que os hable en este otro post. Seguro que en este otro concierto también se rodea de otros artistas aunque no tan grandes.

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VIERNES DANDO LA NOTA #68: CLUB DE FANS DE JONH BOY

Imaginad.
Madrid, 1995.
Un atractivo joven acompaña a su novia (mucho más atractiva) a un concierto del artista favorito de ella.
Al joven no le gusta nada el cantante ni su música.
El joven se pasa el concierto pensando que hace allí.
Unos veinte años más tarde se vuelve a dar la misma situación.

Sí queridos amigos, hace unos cuantos años ya tuve «la suerte» de ver en concierto a Alejandro Sanz y este fin de semana vuelvo a verle. En aquella ocasión fui con mi novia y ahora con mi mujer (que casualidades de la vida, son la misma persona). La única diferencia, además de la edad, es el recinto. En el siglo pasado (madre mía que mayores somos) fuimos al palacio de los deportes y esta vez toca en el (se me cae una lagrimita) Vicente (como te quiero y te voy a echar de menos) Calderón.
Mi gusto, en estos años, por el cantante no ha mejorado. Es más, creo que se ha ido «alejandro» (toma chiste malo). Alguna canción sí que me sé (o creo que me sé) aunque menos de las que creía. El otro día, uno de mis sobrinos que es muy fan (será porque es el ahijado de mi Santa) me empezó a decir títulos de canciones y a cantarlas y no me sonaba ninguna.
En realidad me lo tomo bien. Con tres peques, tenemos poco tiempo para hacer cosas los dos solos. Y aunque no parezca (por lo menos para mí) el mejor plan, el pasar unas horas los dos solos sin tener que estar vigilando a las peques ya es un premio. 
Desde que compramos las entradas para el concierto, pensé en usarlo como excusa para un #VDLN. Dándole vueltas a que canción poner decidí que la que mejor se adaptaba a la situación es esta de los geniales Love Of Lesbian (quien sabe si ella en un futuro no muy lejano me devuelve el favor de acompañarme a un concierto). La letra encaja perfectamente, eso sí, menos en el final, porque cuando acabe el concierto yo no seré otro fan de Alenjandro Sanz (o sí, vete tú a saber).

PD: en aquel concierto de 1995, Alejandro Sanz estuvo acompañado del genial Paco de Lucía del que os hable en este otro post. Seguro que en este otro concierto también se rodea de otros artistas aunque no tan grandes.

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Cerdo Vindaloo

Ya con el veranito encima me viene a la cabeza esas foodtrucks que estan tanto de moda desde hace unos años. Todas son prácticamente iguales, pero me sorprendió un autobús indio reformado completamente como food truck de la que hacían varios platos callejeros, pero uno que me sorprendió gratamente fue el Cerdo Vindaloo. Esta es […]

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Se acaba

Tenemos novedades en #papanoara !

Se acaba por fin!! en un rato pequeño recojo criaturas del cole <3 y no volvemos más hasta septiembre 🙂 Enhorabuena a los seis!! enhorabuena a su mamá y a toda la familia!! Enhorabuena a mi xDD Ha sido otro curso emocionante, intenso y largo-largo. Y nos merecemos un break. Nos lo hemos ganado. Como siempre momentos de alta tensión, otros de una belleza sin igual y tantas vivencias. No cambio nada. Tantas conversaciones, tantas comidas, tantas lavadoras, tantos remiendos a los pantalones, a las faldas, a los zapas,… xDDD No se cuantos juegos diferentes, no se cuantas salidas y…

#dalegas

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La Verbena de Sant Joan.

La noche mágica. La noche más corta del año. Una noche de alegría. Gente que tira petardos. Gente que odia los petardos. Gente que odia a la gente que tira petardos. Gente que odia a la gente que odia los petardos. Es una buena noche para poner a prueba dos competencias básicas: la empatía y […]

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La Revetlla de Sant Joan.

La nit màgica.  La nit més curta de l’any.  Una nit d’alegria.  Gent que tira petards.  Gent que odia els petards.  Gent que odia la gent que tira petards.  Gent que odia la gent que odia els petards.  És una bona nit per posar a prova dues competències bàsiques: l’empatia i l’assertivitat. (Gairebé) tothom les […]

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Libros para padres: ‘El hijo’, de David Barreiro

David Barreiro nos habla en su última novela de lo relativo que es el fracaso, de las existencias vacías en las que se sustentan nuestras vidas, y de esas relaciones padres-hijos que se extravían en algún momento de la adolescencia y la juventud por la falta de diálogo y los silencios eternos para convertir en desconocidos a quienes antes eran familia.

La entrada Libros para padres: ‘El hijo’, de David Barreiro aparece primero en Un papá en prácticas.

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Viernes dando la nota #207: Solsticio

Cortito y al pie. Llegamos. La calor llegó antes que nosotros, pero ya estamos en esa idílica estación que parece sinónimo de diversión y escape para tanta gente. Llegó el Solsticio. Y yo lo que celebro es salir del trabajo con restos de luz resistiendo en el cielo. La faena se completará cuando deje de regirme por un horario que no es mío, y en lugar de despertar con la alarma del móvil, cada mañana me saquen de la cama mis padawanes. Yo, seguramente, algunas mañanas los esperaré despierto hace rato –la costumbre hecha biorritmo–, disfrutando de un rato de silencio.

Sí, ya sé que la letra es un tanto sombría, y que nada tiene que ver. Pero le tenía ganas a David Draiman y sobre todo a Myles Kennedy. Y además esta versión de Disturbed me parece tan tremenda, que tenía que traerla. El caso es que se avecinan mañanas de manguera, de piscina. Luego vendrán días de sacudirse la arena de los pies, de pelear con la marea, y de churretes de helado. Es la parte del contrato de obligada diversión que firmo. Es algo más que el Sol lo que llega.

Pocas canciones hay como ésta de George Harrison que me pongan instantáneamente de buen humor. Y si es con este ritmo, ya encadeno una detrás de otra. Solo echo en falta algo de reggae. Lo dejamos para otro día. Me quedo con Supergrass –de nuevo me repito, pero merece la pena–, y voy apagando y recogiendo, que es mi hora.

Y me voy a casa, aún con luz. Caminando hasta el coche, silbando canciones para acompañar al Sol. Feliz Solsticio. La semana que viene, más. Sed libres.

¡Feliz #VDLN! ¡Y que la Fuerza os acompañe!
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Viernes dando la nota #207: Solsticio

Cortito y al pie. Llegamos. La calor llegó antes que nosotros, pero ya estamos en esa idílica estación que parece sinónimo de diversión y escape para tanta gente. Llegó el Solsticio. Y yo lo que celebro es salir del trabajo con restos de luz resistiendo en el cielo. La faena se completará cuando deje de regirme por un horario que no es mío, y en lugar de despertar con la alarma del móvil, cada mañana me saquen de la cama mis padawanes. Yo, seguramente, algunas mañanas los esperaré despierto hace rato –la costumbre hecha biorritmo–, disfrutando de un rato de silencio.

Sí, ya sé que la letra es un tanto sombría, y que nada tiene que ver. Pero le tenía ganas a David Draiman y sobre todo a Myles Kennedy. Y además esta versión de Disturbed me parece tan tremenda, que tenía que traerla. El caso es que se avecinan mañanas de manguera, de piscina. Luego vendrán días de sacudirse la arena de los pies, de pelear con la marea, y de churretes de helado. Es la parte del contrato de obligada diversión que firmo. Es algo más que el Sol lo que llega.

Pocas canciones hay como ésta de George Harrison que me pongan instantáneamente de buen humor. Y si es con este ritmo, ya encadeno una detrás de otra. Solo echo en falta algo de reggae. Lo dejamos para otro día. Me quedo con Supergrass –de nuevo me repito, pero merece la pena–, y voy apagando y recogiendo, que es mi hora.

Y me voy a casa, aún con luz. Caminando hasta el coche, silbando canciones para acompañar al Sol. Feliz Solsticio. La semana que viene, más. Sed libres.

¡Feliz #VDLN! ¡Y que la Fuerza os acompañe!
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Una caja para calmar las rabietas

Cuando uno es padre, los berrinches son parte de nuestra vida cotidiana. El cansancio les provoca berrinches, el hambre, el sueño, la frustración. Básicamente, entre los dos y los seis años casi todo lo que los incomoda es motivo de berrinche y por ello la psicóloga española Marina Martín, creó el método de la “caja de la ira”, para ayudarlos a canalizar su rabia.

La técnica está inspirada en el cuento infantil “Vaya Rabieta”, de la escritora francesa Mireille d´Allancé, donde se cuenta la historia de Roberto, un niño que tiene una gran rabieta que se manifiesta como un monstruo que se apodera de él y controla todos sus actos. Sin embargo, cuando el niño se percata de todo el daño que está haciendo, comienza a arreglar todo lo que destruyó y el monstruo se hace cada vez más pequeño hasta que finalmente lo encierra dentro de una caja. Continuar leyendo

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Una caja para calmar las rabietas

Cuando uno es padre, los berrinches son parte de nuestra vida cotidiana. El cansancio les provoca berrinches, el hambre, el sueño, la frustración. Básicamente, entre los dos y los seis años casi todo lo que los incomoda es motivo de berrinche y por ello la psicóloga española Marina Martín, creó el método de la “caja de la ira”, para ayudarlos a canalizar su rabia.

La técnica está inspirada en el cuento infantil “Vaya Rabieta”, de la escritora francesa Mireille d´Allancé, donde se cuenta la historia de Roberto, un niño que tiene una gran rabieta que se manifiesta como un monstruo que se apodera de él y controla todos sus actos. Sin embargo, cuando el niño se percata de todo el daño que está haciendo, comienza a arreglar todo lo que destruyó y el monstruo se hace cada vez más pequeño hasta que finalmente lo encierra dentro de una caja. Continuar leyendo

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