Camino a Damasco

En su particular camino a Damasco el amigo Joaquín, de «Ser papá de una niña en tiempos oscuros de patriarcado«, ha querido sumarse a #mesPADRE.

No te pierdas el por qué, ni sus tres compromisos personales.

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Camino a Damasco

por Joaquín A. Mejía Rivera

Cuenta una historia bíblica que un hombre llamado Saulo se dirigía a Damasco para perseguir a las personas seguidoras de Jesús de Nazaret. Estando cerca de su destino, se vio rodeado de una luz venida del cielo y cayó al suelo mientras escuchaba una voz que le preguntaba que por qué le perseguía.

Cegado y confundido, Saulo se dirigió a la voz para preguntar quién era y esta le respondió que era Jesús, que se levantara, entrara a la ciudad e hiciera lo que le ordenaran. Se dice que pasó tres días sin ver, sin comer y sin beber, y que después de esa experiencia se convirtió en un fiel seguidor del hombre al que perseguía.

Aunque soy ateo, siempre he creído y sentido que esta historia refleja perfectamente lo que me pasó y me pasa a diario desde que mi hija Sara irrumpió en mi vida. Su presencia, con sus risas, sus ocurrencias y su mirada, ha logrado iluminar los rincones más oscuros de mi ser y me ha lanzado con fuerza al suelo para desarmar mis construcciones patriarcales, y luego levantarme para confrontarme con mis privilegios de
hombre heterosexual.

Al igual que Saulo cambió radicalmente su comportamiento después de su experiencia vivida, mi paternidad me ha cambiado la vida y me ha convertido en un mejor hombre. Si veo hacia el pasado 10 años atrás jamás me hubiera imaginado ser lo que soy como padre y como hombre, sobre todo porque la existencia de Sara ha acelerado y profundizado mi proceso de deconstrucción que, si bien había comenzado a mediados de los años noventa, creo que, en muchos momentos prolongados se había estancado y yo me sentía cómodo con ello. ¡No es nada fácil renunciar a los privilegios que nos proporciona el patriarcado a costa de las mujeres!

Por ello, el día del padre me levanté unos minutos antes que lo acostumbrado, fui a la habitación de Sara, la observé sin prisas unos instantes y me acerqué para besarle su mejilla, y decirle gracias por estos 10 años caminando de su mano hacia una paternidad igualitaria. Pese a que estaba medio dormida sacó a relucir su fantástico sentido del humor al decirme ¡feliz día del chocolate! y darme así el mejor regalo que pude recibir: la primera carcajada del día iluminada con su mirada pícara. La abracé y la llené de muchos “te amo”, y vinieron a mi mente una estampida de razones para sentirme agradecido con esa niña de una década.

Una de las razones más importantes es mi decisión irrenunciable de avanzar de manera segura y constante hacia el horizonte de nuevas masculinidades que me permitan continuar “convirtiéndome” en un padre igualitario y cuidador, y transformando mis formas de relacionarme con las mujeres y las personas LGTBI en un plano de igualdad. Sé que tengo una deuda enorme en mi faceta de hombre cuidador de otras personas, sobre todo familia, amistades y parejas, pero mi experiencia de padre igualitario me empuja día a día a ampliar el cuidado a quienes, además de Sara, están cerca de mí.

Reconozco que aún me falta mucho para alcanzar niveles aceptables de coherencia, pero los pasos que he dado son honestos y sin retorno porque la vida de Sara me cuestiona día a día los restos de machismo que todavía me condicionan, y me impulsa a seguir caminando por senderos más igualitarios hacia la meta de ser para ella un referente de una nueva masculinidad que cuida, se autocuida, se comunica con transparencia, se relaciona desde la horizontalidad y la ética, y expresa lo que siente.

Compromisos

Por mi hija es que ahora me considero un hombre más consciente, estudioso y preocupado por formarme y formar en género, feminismo y nuevas masculinidades. Esto me ha llevado a comprometerme a dar importantes pasos en tres niveles:

Primero:

Primero, me suscribo, leo y comparto blogs, artículos de revistas y libros sobre esos temas; además, tengo el privilegio de contar con compañeras como Helen Ocampo que me acercan a ese tipo de lectura y me hacen regalos maravillosos como el libro «Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria» de Silvia Federici. A su vez, pese a que dedico mucho de mi tiempo y presupuesto a comprar y leer libros vinculados al Derecho, me he autoregalado el libro “Mujeres que ya no sufren por amor: transformando el mito romántico” de Coral Herrera y lo he compartido con una infinidad de amigas y compañeras. Mi próximo autoregalo es el nuevo libro de la misma autora titulado “Hombres que ya no hacen sufrir por amor: Transformando las masculinidades”.

Segundo

Segundo, desde el año pasado preparé y comencé a ofrecer conferencias y talleres sobre «Derechos humanos, nuevas masculinidades y heteropatriarcado», a través de los cuales cuestiono el sistema patriarcal desde la lógica de la dignidad humana, la igualdad y no Discriminación, y la democracia, pues los hombres no podemos continuar engañándonos en el sentido de creer que podemos ser o aparentar ser
demócratas en el espacio público cuando en el ámbito privado somos unos machos autoritarios y nos comportamos como dictadores. Del mismo modo, en toda conferencia o clase que brindo incorporo el tema de las nuevas masculinidades bajo la lógica de la democracia en lo público y en lo privado, y este año tendré el privilegio de brindar el módulo sobre “Género y nuevas masculinidades” junto con mi amiga feminista Ana Ortega en la Escuela de Formación Política y Ciudadana del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación de la Compañía de Jesús en Honduras.

Tercero

Tercero, el año pasado me sumé a la iniciativa «No sin mujeres», mediante la cual centenares de académicos españoles “nos comprometemos públicamente a no participar como ponentes en ningún evento académico (Conferencia, Congreso, Jornadas o similar) o mesa redonda de más de dos ponentes donde no haya al menos una mujer en calidad de experta”. Aunque en algunas ocasiones he optado estratégicamente por participar en determinados foros que no cumplen a cabalidad con lo anterior, lo he hecho para aprovechar el espacio y hacer el señalamiento frente a la audiencia antes de iniciar o finalizar mi conferencia, lo cual ha dado muy buenos resultados en cuanto a colocar en el debate público la
invisibilización de las mujeres en el ámbito académico y a exhortar a quienes organizan los eventos de este tipo a corregir esta desigualdad en el futuro inmediato.

Al igual que Saulo se volvió un convencido de las enseñanzas de Jesús y dedicó el resto de su vida a difundirlas, gracias a la presencia de Sara en mi camino yo soy un convencido de que el feminismo no solo salva a las mujeres, sino también a los hombres y, por ello, me he comprometido conmigo mismo a compartir con otros hombres mi experiencia como padre igualitario y cuidador.

Mi objetivo permanente es que cuando mi hija piense en mí, recuerde que otras formas nuevas de ser hombre son posibles.

Muchísimas gracias Joaquin por sumarte a #mesPADRE. Te animamos a suscribirte a la página de Joaquin.

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1 comentario sobre “Camino a Damasco

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