Padrazo en tiempo de feminismos

Continuamos empeñados en nuestro camino para ir girando narrativas y para ir revisando significados en nuestro #mesPADRE. Por esto viene Pau Almuni por casa y nos habla del padrazo en tiempo de feminismos.

 #mesPADRE

PADRAZO EN TIEMPO DE FEMINISMO

Que difícil es ser padrazo en tiempo de feminismo.

En estos tiempos que nos acechan, en el que las mujeres se quieren empoderar y menosprecian el esfuerzo que hacemos los padrazos con la casa y los niños.

Porque antes esto no era así.

Antes un padrazo lo tenía mucho más fácil para demostrarles a todos lo buen padre y buena persona que era. Pero ahora con esto del feminismo nos lo ponen más difícil. Antes un padrazo podía llegar a casa a tiempo para besar a sus niños; tomarse una copita de coñac mientras su mujer los acostaba y luego comerse la cena que le habían preparado y ser un padrazo.

Un padrazo podía traerle un camión de juguete a su hijo y una barriguita a su hija después de pasarse toda la semana fuera viajando y ser un padrazo. Antes un padrazo podía ir a la función de fin de año de sus hijos, hacer un par de fotos e irse al bar a tomarse unas cañas con los demás padres y ser un padrazo.

Pero ha venido el feminismo a fastidiarlo todo.

Nos acorralan, nos piden cosas imposibles y nunca están satisfechas.

Ya no basta con el besito de buenas noches, ni siquiera con ayudar en casa. Dicen que ayudar no es suficiente, que hay que ser responsables a partes iguales (o corresponsables, que en esto tampoco se aclaran). Que lo de ayudar en casa implica que es trabajo de la mujer, y que hay que ser un equipo y cosas así. Que no cuela lo de “es que yo no me doy cuenta de las cosas que hay que hacer” o el de “es que yo tengo menos memoria que ella”. Nos recriminan “¿a que en el trabajo eres responsable y te acuerdas de todo? ¡Pues en casa también!”. Por suerte me frené al contestarles “pues te equivocas porque mi secretaria se encarga de eso”. No sea que también acusen a mi empresa de machista.

Tampoco basta con lo del camión y la muñeca (y tampoco con regalos más caros, así que ahorraros el dinero y gastaros lo en whiskerias). Parece que lo de viajar toda la semana por viaje no puede ser. Le llaman conciliación laboral. Dicen que hay que equilibrar la vida profesional y la vida personal. ¿Pero a ver, quién es el hombre de la casa? ¿Quién trae el dinero para comprar toda esa ropa, maquillaje y gastarselo en la peluquería? Dicen que la mujer también puede trabajar, y quizás tengan razón… pero para la mierda que les pagan, ¿mejor se queden en casa y así yo puedo seguir con mi carrera profesional no? Si es que para ellas lo de cuidar a los niños y la casa es algo innato, natural. Lo llevan dentro. Yo no seré yo quien les prive de ello.

Y por supuesto, tampoco basta con ir sólo a la actuación de final de año de la escuela. Y eso si que me indigna… porque es como si me dicen que no basta con ver la final de la Champions. Si yo supiera que mi equipo la juega seguro… ¿para que cojones voy a ver las eliminatorias? Empezaron con ir a ver las actuaciones de navidad y de primavera.

Vale, de acuerdo.

Luego se empeñaron en que también debería ir a las reuniones con las maestras… pero a ver, si las maestras son maestras (mujeres vaya), ¿no se entenderán mejor con la madre?. Si a caso luego ya me hará un resumen. Y claro, tampoco se pararon aquí: visitas al pediatra y médicos varios, acompañarlos a la escuela por la mañana, ir a recogerlos por la tarde… Y por si fuera poco, ahora para ser un padrazo nos exigen que vayamos a las fiestas de cumpleaños de los niños de la clase ¡Y QUE HABLEMOS CON LOS DEMÁS PADRES Y MADRES! No se me ocurre una forma de tortura más perversa y siniestra.

En fin… que difícil es ser un padrazo en tiempos de feminismo.

para ir a casa de Pau #mesPADRE

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.