City Center Bridge

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Big City Light

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Huge Waterfall

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Top 10 Ingredients

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Jóvenes deportistas o cómo gestionar el talento

Hace ya algunas semanas que terminé de leer un libro que me ha impactado enormemente. Se trata de la biografía del campeón de tenis estadounidense André Agassi. Escrito en primera persona, el libro  relata de forma cruda la vida de un deportista que desde niño se vio sometido a las presiones y exigencias de su padre con el único objetivo de convertirse en el mejor tenista del mundo. Interminables sesiones de entrenamiento frente a un lanzabolas automático construido por su propio padre, convirtieron a una joven promesa de 7 años en un adolescente rebelde primero y en un joven adulto acomplejado después. La historia de Agassi me hizo reflexionar y recordar a numerosos deportistas prodigio que, o bien acabaron abandonando la competición o bien alcanzaron el éxito rodeados de polémica y comportamientos excéntricos. Pero la cuestión es la siguiente, ¿por qué muchas de estas fuerzas de la naturaleza acaban malogrando sus carreras? ¿Cuáles son las razones que convierten a un potencial deportista de élite en un juguete roto? Las respuestas a estas preguntas no son sencillas si bien apreciamos algunos hechos comunes en la vida de estas frustradas estrellas. 

                              


Muchas de estas jóvenes figuras se ven claramente influenciadas por unos progenitores que intentan proyectar en sus vástagos antiguos deseos y aspiraciones. Estos «personajes» se creen con el pleno derecho de manipular sin límites la voluntad de sus hijos con el claro objetivo de fabricar pequeños campeones sin tener en cuenta las partes esenciales del deporte: la formación,la diversión y el entretenimiento.
Sin embargo, no siempre son los padres los responsables de una mala gestión del talento de sus hijos. Oportunistas  los hay en todas partes y la buena fe de algunas familias sucumbe a los cantos de sirena de cazatalentos que prometen un futuro lleno de éxitos previo pago,claro está, de un peaje económico o de una vida hipotecada.
Otras veces, padres cuerdos y representantes honrados topan con jóvenes talentosos que no están dispuestos a sacrificar un estilo de vida acorde con su edad a cambio de un objetivo todavía lejano y siempre incierto. Horas y horas de entreno que contrastan con los hábitos de otros adolescentes coetáneos acostumbrados a repartir su tiempo entre los estudios y el ocio ,suelen acabar quebrando la voluntad del joven deportista que confía a su singular destreza su cada vez menor interés por el esfuerzo.
Finalmente, el destino o la mala suerte pueden cruzarse en el camino de algunas pequeñas figuras. Progenitores respetuosos, managers sensatos y deportistas esforzados pueden ver truncado un prometedor panorama por culpa de alguna lesión o dolencia graves. La gestión de la frustración que para todo el conjunto supone este varapalo es otro de los aspectos que deben tratarse con máxima dedicación y cuidado. 
A colación de lo expuesto,fijémonos si no en algunos deportistas de éxito, de comportamiento ejemplar y admirados por todos, incluso por sus más acérrimos rivales. Roger Federer o Andrés Iniesta son solo algunos ejemplos de figuras a nivel mundial que destacaron desde niños en su disciplina y que disfrutan todavía de una  longeva y exitosa carrera deportiva. Todos ellos tienen en común aspectos que,como hemos comentado, han fallado en pequeños fenómenos que se quedaron a medio camino de la gloria: familia estable y respetuosa, entrenador o manager de confianza, suerte con las lesiones en sus inicios y ,sin excepción, esfuerzo y tesón aplicados a su descomunal talento natural.
Por tanto, podríamos decir que la gestión del talento cuenta con una gran parte de esfuerzo por parte del interesado, un núcleo familiar sólido y con la cabeza bien amueblada y una pizca de suerte. Si alguno de los pilares falla, difícilmente conseguiremos que nuestro pequeños ases culminen con éxito sus carreras.
En el siguente enlace encontaréis un extenso artículo que hace referencia,entre muchos otros,a los factores esgrimidos en el presente post como causas determinantes del éxito deportivo de jóvenes promesas

Otros enlaces de interés


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Jóvenes deportistas o cómo gestionar el talento

Hace ya algunas semanas que terminé de leer un libro que me ha impactado enormemente. Se trata de la biografía del campeón de tenis estadounidense André Agassi. Escrito en primera persona, el libro  relata de forma cruda la vida de un deportista que desde niño se vio sometido a las presiones y exigencias de su padre con el único objetivo de convertirse en el mejor tenista del mundo. Interminables sesiones de entrenamiento frente a un lanzabolas automático construido por su propio padre, convirtieron a una joven promesa de 7 años en un adolescente rebelde primero y en un joven adulto acomplejado después. La historia de Agassi me hizo reflexionar y recordar a numerosos deportistas prodigio que, o bien acabaron abandonando la competición o bien alcanzaron el éxito rodeados de polémica y comportamientos excéntricos. Pero la cuestión es la siguiente, ¿por qué muchas de estas fuerzas de la naturaleza acaban malogrando sus carreras? ¿Cuáles son las razones que convierten a un potencial deportista de élite en un juguete roto? Las respuestas a estas preguntas no son sencillas si bien apreciamos algunos hechos comunes en la vida de estas frustradas estrellas. 

                              


Muchas de estas jóvenes figuras se ven claramente influenciadas por unos progenitores que intentan proyectar en sus vástagos antiguos deseos y aspiraciones. Estos «personajes» se creen con el pleno derecho de manipular sin límites la voluntad de sus hijos con el claro objetivo de fabricar pequeños campeones sin tener en cuenta las partes esenciales del deporte: la formación,la diversión y el entretenimiento.
Sin embargo, no siempre son los padres los responsables de una mala gestión del talento de sus hijos. Oportunistas  los hay en todas partes y la buena fe de algunas familias sucumbe a los cantos de sirena de cazatalentos que prometen un futuro lleno de éxitos previo pago,claro está, de un peaje económico o de una vida hipotecada.
Otras veces, padres cuerdos y representantes honrados topan con jóvenes talentosos que no están dispuestos a sacrificar un estilo de vida acorde con su edad a cambio de un objetivo todavía lejano y siempre incierto. Horas y horas de entreno que contrastan con los hábitos de otros adolescentes coetáneos acostumbrados a repartir su tiempo entre los estudios y el ocio ,suelen acabar quebrando la voluntad del joven deportista que confía a su singular destreza su cada vez menor interés por el esfuerzo.
Finalmente, el destino o la mala suerte pueden cruzarse en el camino de algunas pequeñas figuras. Progenitores respetuosos, managers sensatos y deportistas esforzados pueden ver truncado un prometedor panorama por culpa de alguna lesión o dolencia graves. La gestión de la frustración que para todo el conjunto supone este varapalo es otro de los aspectos que deben tratarse con máxima dedicación y cuidado. 
A colación de lo expuesto,fijémonos si no en algunos deportistas de éxito, de comportamiento ejemplar y admirados por todos, incluso por sus más acérrimos rivales. Roger Federer o Andrés Iniesta son solo algunos ejemplos de figuras a nivel mundial que destacaron desde niños en su disciplina y que disfrutan todavía de una  longeva y exitosa carrera deportiva. Todos ellos tienen en común aspectos que,como hemos comentado, han fallado en pequeños fenómenos que se quedaron a medio camino de la gloria: familia estable y respetuosa, entrenador o manager de confianza, suerte con las lesiones en sus inicios y ,sin excepción, esfuerzo y tesón aplicados a su descomunal talento natural.
Por tanto, podríamos decir que la gestión del talento cuenta con una gran parte de esfuerzo por parte del interesado, un núcleo familiar sólido y con la cabeza bien amueblada y una pizca de suerte. Si alguno de los pilares falla, difícilmente conseguiremos que nuestro pequeños ases culminen con éxito sus carreras.
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Playing skateboard

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Peripecias de un papá: Click & Boo

Hay varias cosas que tienen en común los niños pequeños, las mascotas y los coches nuevos: no tienen la capacidad para desetiquetarse en Facebook, nunca protestan cuando se publican sus fotos y sus progenitores los utilizan para abrasar al extramundo. Y no lo hacen por sadismo, ni por afán de protagonismo, simplemente lo hacen porque el amor es ciego y son incapaces de percibir falta de fotogenia en sus objetos de deseo o falta de interés en apreciarlo en las personas de su entorno. Nosotros no nos salimos de la norma en este caso. Existen ya más fotos de Miguel

La entrada Peripecias de un papá: Click & Boo aparece primero en decabo.com.

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VDLN #001 La ley de un chico problema

La música, ese sentimiento humano convertido en sonido, una mezcla de un chingo de placeres sonoros que acompañan nuestra vida.


En el mundo y en la historia existen tantos géneros, tantas canciones y tantas versiones de estas mismas canciones, que es imposible no crear para nuestra vida nuestro propio soundtrack, ya sabes, esa musiquita suave y sensualita para cuando estas solo con la doña, o esa electrónica cuando te propones (casi siempre sin éxito) bajar la panza haciendo ejercicio, creo que me he explicado bien ¿no?


Ese fue el pretexto perfecto para que este blog se integre a este carnaval de “Viernes Dando La Nota”, como un pequeño intento de ponerle un soundtrack nuestra a la paternidad.


Así como el gran físico Isaac Newton tienes sus leyes, nuestros bebés tienen las propias y no me dejarán mentir que tienen una ley suprema, como lo dice AC/DC “what i want i take-what i don’t i break” «lo que quiero lo tomo y lo que no quiero lo rompo», lo boto, lo destruyo, te lo lanzo, o lo peor que haya hecho tu hijo con ese juguete que ha dejado de entretenerlo.


Este es mi post de Viernes Dando La Nota y aquí PROBLEM CHILD DE AC/DC


PapáDe1ra
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VDLN #001 La ley de un chico problema

La música, ese sentimiento humano convertido en sonido, una mezcla de un chingo de placeres sonoros que acompañan nuestra vida.


En el mundo y en la historia existen tantos géneros, tantas canciones y tantas versiones de estas mismas canciones, que es imposible no crear para nuestra vida nuestro propio soundtrack, ya sabes, esa musiquita suave y sensualita para cuando estas solo con la doña, o esa electrónica cuando te propones (casi siempre sin éxito) bajar la panza haciendo ejercicio, creo que me he explicado bien ¿no?


Ese fue el pretexto perfecto para que este blog se integre a este carnaval de “Viernes Dando La Nota”, como un pequeño intento de ponerle un soundtrack nuestra a la paternidad.


Así como el gran físico Isaac Newton tienes sus leyes, nuestros bebés tienen las propias y no me dejarán mentir que tienen una ley suprema, como lo dice AC/DC “what i want i take-what i don’t i break” «lo que quiero lo tomo y lo que no quiero lo rompo», lo boto, lo destruyo, te lo lanzo, o lo peor que haya hecho tu hijo con ese juguete que ha dejado de entretenerlo.


Este es mi post de Viernes Dando La Nota y aquí PROBLEM CHILD DE AC/DC


PapáDe1ra
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¡De excursión! ¡A urgencias!

Ya hacía tiempo que no me ocurría, pero anoche tuve que llevar a mi nena mayor a urgencias, porque llevaba tiempo con fiebre… ¡y al llegar no tenía fiebre!

Empiezo a pensar que mi coche es medicinal como el agua de Carabaña. Pasas toda la tarde pendiente de alguna afección, termómetro en mano. De pronto pasas la línea roja y desde el 061 te recomiendan que te pases por urgencias. Llegas allí y la niña no solo esta normal, sino que además esta súper contenta porque  ha salido a pasear por la noche. Y yo con cara de haba, explicando que lleva toda la tarde alicaída, con fiebre…

Pero contemos la historia completa, porque tú no estás en mi cabeza y seguro que no te estas enterando de nada.

El martes empezamos con la fiebre. Pero no una fiebre constante, si no raruna. A ratos tenía fiebre, otros ratos no. Le dabas el paracetamol y no bajaba la fiebre, luego bajaba sola… La noche fue movida, porque tan pronto media la temperatura y estaba en 37 grados, como la media y estaba en 38’5. Probaba con dos termómetros y la locura era total, porque las medidas unas veces coincidían y otras no.

Pasamos la noche con más pena que gloria, y mi niña hizo una de sus rarezas. Tener más fiebre por la mañana que por la noche. Así que mi mujer se la llevo a la pediatra y nos dijeron que no tenía síntomas de nada, que seguramente estaría incubando algo. Paracetamol y agua.

Por la tarde, mi mujer le tuvo que dar una ducha, porque pasamos de los 39 grados. Al acostarla, 37 clavados. ¡Bien! A la una de la mañana, pasaba un poquito de 37, pero con el calor que hace estos días, y abrazada a su pequeño pony como si le fuera en ello la vida, tampoco le di más importancia. Hasta que media hora después, la desperté para darle el paracetamol y ya pasaba de 38 grados.

La bonita teoría dice que en unos 40 minutos el paracetamol hace bajar la fiebre. Que bonitas teorías. Llamada al 061, me piden datos y más datos y me pasan con un pediatra que me recomienda llevarla a urgencias, porque en mi centro de salud no tienen pediatra de guardia.

Dos y media de la mañana, al coche y paseíto a urgencias. Yo con más sueño que la Bella Durmiente y mi enana atrás en su silla, contándome los dibus que había visto por la tarde, cantando canciones, diciéndome el color de cada semáforo (todos rojos, claro) y preguntando porque  entramos en ese túnel, a donde va ese coche…

Por fin en urgencias, yo contando que lleva dos días con fiebre y la !!@##@¡!  tiene 37 clavados. Le cuento a la pediatra de guardia que lleva dos días con fiebre y a su cara de asesina tengo que aclarar que por la mañana había ido a la pediatra y no le habían visto nada. Me preguntan como 15 veces por las vacunas, y yo jurando y perjurando que las tiene todas puestas y en orden.

Pasamos a la auscultación, y comienza el espectáculo. Mi enana aterrorizada en la camilla, no por la médica, ni el otoscopio ni el fonendo. Rígida como un palo y agarrada a mis manos como una lapa porque decía que se iba a caer de la camilla.

Y por fin tenemos diagnóstico. Placas en la garganta, aun incipientes. Adiós paracetamol adiós. Hola ibuprofeno, hola amoxicilina.

De regreso a casa, parada en una farmacia 24 horas. La peque dibujando y cantando la canción de La Princesa Sofia y yo pensando: “cloroformo, hoy no la duermo ni con cloroformo” Pero bueno, al final ha dormido sin demasiado esfuerzo.

En fin, creo que soy buen padre. Puedo cantar la canción de La Princesa Sofia mientras conduzco a las cuatro de la mañana buscando una farmacia 24h. ¡Qué demonios buen padre!  ¡Soy Superman! …. Bueno, vale, Supersomnoliento. Espero que no lo note mi jefa.

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¡De excursión! ¡A urgencias!

Ya hacía tiempo que no me ocurría, pero anoche tuve que llevar a mi nena mayor a urgencias, porque llevaba tiempo con fiebre… ¡y al llegar no tenía fiebre!

Empiezo a pensar que mi coche es medicinal como el agua de Carabaña. Pasas toda la tarde pendiente de alguna afección, termómetro en mano. De pronto pasas la línea roja y desde el 061 te recomiendan que te pases por urgencias. Llegas allí y la niña no solo esta normal, sino que además esta súper contenta porque  ha salido a pasear por la noche. Y yo con cara de haba, explicando que lleva toda la tarde alicaída, con fiebre…

Pero contemos la historia completa, porque tú no estás en mi cabeza y seguro que no te estas enterando de nada.

El martes empezamos con la fiebre. Pero no una fiebre constante, si no raruna. A ratos tenía fiebre, otros ratos no. Le dabas el paracetamol y no bajaba la fiebre, luego bajaba sola… La noche fue movida, porque tan pronto media la temperatura y estaba en 37 grados, como la media y estaba en 38’5. Probaba con dos termómetros y la locura era total, porque las medidas unas veces coincidían y otras no.

Pasamos la noche con más pena que gloria, y mi niña hizo una de sus rarezas. Tener más fiebre por la mañana que por la noche. Así que mi mujer se la llevo a la pediatra y nos dijeron que no tenía síntomas de nada, que seguramente estaría incubando algo. Paracetamol y agua.

Por la tarde, mi mujer le tuvo que dar una ducha, porque pasamos de los 39 grados. Al acostarla, 37 clavados. ¡Bien! A la una de la mañana, pasaba un poquito de 37, pero con el calor que hace estos días, y abrazada a su pequeño pony como si le fuera en ello la vida, tampoco le di más importancia. Hasta que media hora después, la desperté para darle el paracetamol y ya pasaba de 38 grados.

La bonita teoría dice que en unos 40 minutos el paracetamol hace bajar la fiebre. Que bonitas teorías. Llamada al 061, me piden datos y más datos y me pasan con un pediatra que me recomienda llevarla a urgencias, porque en mi centro de salud no tienen pediatra de guardia.

Dos y media de la mañana, al coche y paseíto a urgencias. Yo con más sueño que la Bella Durmiente y mi enana atrás en su silla, contándome los dibus que había visto por la tarde, cantando canciones, diciéndome el color de cada semáforo (todos rojos, claro) y preguntando porque  entramos en ese túnel, a donde va ese coche…

Por fin en urgencias, yo contando que lleva dos días con fiebre y la !!@##@¡!  tiene 37 clavados. Le cuento a la pediatra de guardia que lleva dos días con fiebre y a su cara de asesina tengo que aclarar que por la mañana había ido a la pediatra y no le habían visto nada. Me preguntan como 15 veces por las vacunas, y yo jurando y perjurando que las tiene todas puestas y en orden.

Pasamos a la auscultación, y comienza el espectáculo. Mi enana aterrorizada en la camilla, no por la médica, ni el otoscopio ni el fonendo. Rígida como un palo y agarrada a mis manos como una lapa porque decía que se iba a caer de la camilla.

Y por fin tenemos diagnóstico. Placas en la garganta, aun incipientes. Adiós paracetamol adiós. Hola ibuprofeno, hola amoxicilina.

De regreso a casa, parada en una farmacia 24 horas. La peque dibujando y cantando la canción de La Princesa Sofia y yo pensando: “cloroformo, hoy no la duermo ni con cloroformo” Pero bueno, al final ha dormido sin demasiado esfuerzo.

En fin, creo que soy buen padre. Puedo cantar la canción de La Princesa Sofia mientras conduzco a las cuatro de la mañana buscando una farmacia 24h. ¡Qué demonios buen padre!  ¡Soy Superman! …. Bueno, vale, Supersomnoliento. Espero que no lo note mi jefa.

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¿Vacaciones en la playa? Beach, please

¿Tu problema es que te vas a la playa con un Lö-Båby y no sabes que tienes qué llevar? Prepárate para una nueva experiencia: Sol, Sudor, Arena y Lö-Båbies.
Ir a la playa con dos Lö-Båbies es toda una experiencia que pone a prueba de nuevo los límites de tu paciencia. Lo primero que sufres es que, como siempre pasa cuando sacas de su zona de confort a los Lö-Båbies, como buenas ratas de laboratorio que son, necesitan adaptarse a los nuevos rituales y rutinas.

Uno de estos rituales consiste en untar en protector solar factor 50 a los Lö-Båbies. El concepto “Factor 50”, como su propio nombre indica viene de “50 sombras” ya que si por un casual no te limpias bien, acabarás a ronchones tipo San Bernat (en inglés Sunburn Art) pero sin dibujos estéticos.

Untar a tu Lö-Båby  con protector solar es el primer reto que debes superar, ya que no se va a dejar. Le Petit Terrorist cuando le empiezas a aplicar la primera capa de crema, empieza a chillar “Noooo, paaaapaaaaa, nooooo”, así que sale corriendo en busca de ayuda maternal. Entonces Dory, ejecuta El Timo de la crema: “Ven. ¿Qué te ha puesto tu padre? Trae, que te lo quito” y haciendo ver que se lo quita, se lo acaba de untar.

Con Penny es otra historia. Intentar poner en posición horizontal a un Lö-Båby de 10 meses para cambiar un pañal o poner crema, es como intentar cambiar un pañal o poner crema a un pulpo vivo. ES IMPOSIBLE QUE SE ESTÉ QUIETA. Así que con mucha paciencia, y videos de llaves de judo de Youtube, untamos a Penny.

Para un correcto untado de protector solar, debe quedar una capa homogénea sobre toda la superficie corporal. Esta debe tener un grosor mínimo de 0,7 mm. ¿Cómo saber que se ha alcanzado este grosor mínimo? Fácil. Se sabe cuando miras a  tu Lö-Båby a los ojos y te entran ganas de decirle: “¿Cómo están Ustedes?”. Es decir que ha alcanzado el tono blanco-Payaso.

Es muy, muy, muy importante el grosor y la correcta distribución. Diréis: “Claro, para que no se queme”. Pues no, no es para eso. Es para obtener un rebozado perfecto del Lö-Båby. Le Petit Terrorist cuando va a la playa, es como un superhéroe y adopta una nueva identidad oculta tras una capa de arena…

«¿Es un Lö-Båby? ¿Es una croqueta? ¡No! ¡Es CroquetteBoy

Pero si CroquetteBoy es de rebozarse en arena por fuera, Pennyes más de rebozarse por dentro. Como si de Tierra de cocina molecular de Ferran Adrià se tratara, Penny se hincha a comer arena. Y aunque tratemos de evitarlo, come a escondidas. ¿Cómo lo sé? Porque todo lo que entra, sale. Y dejémoslo en que la arena es como fibra: no se digiere. Pero aporta “texturas”.  

Volviendo al ritual, una vez tenemos a los Lö-Båbies en modo guerrero africano/cortesanos Rococó/Payaso-Mimo/Michael Jackson o como queráis denominar a esos espectros blancos que corren sueltos (en inglés White Walkers) supurando adrenalina. Saco mi capacidad de Hombre-Perchero que he estado desarrollando tras años y años de rebajas con Dory, y empiezo a cargar:
  • Espalda: Cruzado el parasol
  • Hombro derecho: Bolsa con las palas, moldes, cubos, rastrillos, y demás utensilios para la construcción.
  • Hombro izquierdo: Capazo con las toallas.
  • Mano derecha: bolsa con aguas y tuppers de fruta.
  • Mano izquierda: piscina despleglable del Decathlon (muy recomendable).
  • Dientes: Bolsa de basura (“Aprovechando que pasamos por delante del contenedor”).

Cuando llegamos a la playa delimito nuestra parcela de okupación y empiezo a repartir todo el material. Lo bueno, es que al segundo día mi capacidad de realizar el Desembarque de Normandía va mejorando y en tan sólo 3 minutos ya tengo parapetado parasol, piscina, zona de juegos, zona de toallas y de picnic. Es lo bueno de bajar en la franja solar infantil: Que a las 9 de la mañana estamos nosotros y los jubilados, que nos retiramos antes de las 12 para evitar que nuestros pequeños vampiros se calcinen bajo el sol.

Con la instalación realizada, me dispongo a jugar con CroquetteBoy y Penny. Saco al niño que llevo dentro (y con la excusa de que juego con ellos) y me dispongo a realizar una reconstrucción detallada del castillo de Invernalia. Pero cuando ya lo estoy acabando aparece CroquetteBoy en plan Godzillay se dedica a pisotear mi exquisita recreación del hogar de los Stark, quedando Invernalia reducida a Mojon-alia tras el paso de CroquetteBoy Greyjoy.

Descartadas de nuevo mis aspiraciones como maquetista, nos vamos todos al agua. Junto con Dory, nos repartimos los Lö-Båbies bajo el lema de nuestra família: “Un Lö-Båby, un progenitor” (los que tenéis tres o más ya me diréis vuestros lemas). Al hacer cursillos de natación durante el año, tanto Penny como Le Petit Terrorist (El agua es la kriptonita de CroquetteBoy) tienen excesiva confianza en sus capacidades nadando: El microbio de Penny chapoteando se larga sola en busca de su hermano todo el rato, y Le Petit Terrorist se me sube a la espalda y al grito de “Boooomba” salta desde arriba. Pero a veces lo hace sin avisar, así que cuando le pierdes de vista lo tienes que rescatar del fondo del agua. Que no es que me queje. Que estoy encantado de que no le tengan miedo al agua, pero un puntito de respeto tampoco vendría mal. Que aquí, el enano de Le Petit Terroristse cree Michael Phelps y si te despistas se larga “buceando” solo.

Por último antes de irnos, siempre intento inmortalizar/instragramear el día de playa con alguna fotillo de los cuatro juntos. Lo bueno del rebozado playero es que si pones la foto en blanco y negro no hace falta granularla. Pero si sacar a un Lö-Båby con Dory (o los dos) en una foto bien es altamente complicado, sacar a dos es simplemente imposible. Así que si ya de  per se tengo la memoria del móvil a tope, de vacaciones ya “lo petamos”.

Y como de si Atrapado en el tiempo se tratara, estando de vacaciones en la playa, cada día se repite el mismo ritual. Nietzsche en Así habló Zaratrusta hablaba del eterno retorno, donde los superhombres eran los que vivían sin miedo una vez y otra vez la misma vida porque disfrutaban cada momento que vivían.

Por lo que puedo concluir que soy un superhombre (superfeliz): ¡Bendito eterno retorno, benditas vacaciones!

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¿Vacaciones en la playa? Beach, please

¿Tu problema es que te vas a la playa con un Lö-Båby y no sabes que tienes qué llevar? Prepárate para una nueva experiencia: Sol, Sudor, Arena y Lö-Båbies.
Ir a la playa con dos Lö-Båbies es toda una experiencia que pone a prueba de nuevo los límites de tu paciencia. Lo primero que sufres es que, como siempre pasa cuando sacas de su zona de confort a los Lö-Båbies, como buenas ratas de laboratorio que son, necesitan adaptarse a los nuevos rituales y rutinas.

Uno de estos rituales consiste en untar en protector solar factor 50 a los Lö-Båbies. El concepto “Factor 50”, como su propio nombre indica viene de “50 sombras” ya que si por un casual no te limpias bien, acabarás a ronchones tipo San Bernat (en inglés Sunburn Art) pero sin dibujos estéticos.

Untar a tu Lö-Båby  con protector solar es el primer reto que debes superar, ya que no se va a dejar. Le Petit Terrorist cuando le empiezas a aplicar la primera capa de crema, empieza a chillar “Noooo, paaaapaaaaa, nooooo”, así que sale corriendo en busca de ayuda maternal. Entonces Dory, ejecuta El Timo de la crema: “Ven. ¿Qué te ha puesto tu padre? Trae, que te lo quito” y haciendo ver que se lo quita, se lo acaba de untar.

Con Penny es otra historia. Intentar poner en posición horizontal a un Lö-Båby de 10 meses para cambiar un pañal o poner crema, es como intentar cambiar un pañal o poner crema a un pulpo vivo. ES IMPOSIBLE QUE SE ESTÉ QUIETA. Así que con mucha paciencia, y videos de llaves de judo de Youtube, untamos a Penny.

Para un correcto untado de protector solar, debe quedar una capa homogénea sobre toda la superficie corporal. Esta debe tener un grosor mínimo de 0,7 mm. ¿Cómo saber que se ha alcanzado este grosor mínimo? Fácil. Se sabe cuando miras a  tu Lö-Båby a los ojos y te entran ganas de decirle: “¿Cómo están Ustedes?”. Es decir que ha alcanzado el tono blanco-Payaso.

Es muy, muy, muy importante el grosor y la correcta distribución. Diréis: “Claro, para que no se queme”. Pues no, no es para eso. Es para obtener un rebozado perfecto del Lö-Båby. Le Petit Terrorist cuando va a la playa, es como un superhéroe y adopta una nueva identidad oculta tras una capa de arena…

«¿Es un Lö-Båby? ¿Es una croqueta? ¡No! ¡Es CroquetteBoy

Pero si CroquetteBoy es de rebozarse en arena por fuera, Pennyes más de rebozarse por dentro. Como si de Tierra de cocina molecular de Ferran Adrià se tratara, Penny se hincha a comer arena. Y aunque tratemos de evitarlo, come a escondidas. ¿Cómo lo sé? Porque todo lo que entra, sale. Y dejémoslo en que la arena es como fibra: no se digiere. Pero aporta “texturas”.  

Volviendo al ritual, una vez tenemos a los Lö-Båbies en modo guerrero africano/cortesanos Rococó/Payaso-Mimo/Michael Jackson o como queráis denominar a esos espectros blancos que corren sueltos (en inglés White Walkers) supurando adrenalina. Saco mi capacidad de Hombre-Perchero que he estado desarrollando tras años y años de rebajas con Dory, y empiezo a cargar:
  • Espalda: Cruzado el parasol
  • Hombro derecho: Bolsa con las palas, moldes, cubos, rastrillos, y demás utensilios para la construcción.
  • Hombro izquierdo: Capazo con las toallas.
  • Mano derecha: bolsa con aguas y tuppers de fruta.
  • Mano izquierda: piscina despleglable del Decathlon (muy recomendable).
  • Dientes: Bolsa de basura (“Aprovechando que pasamos por delante del contenedor”).

Cuando llegamos a la playa delimito nuestra parcela de okupación y empiezo a repartir todo el material. Lo bueno, es que al segundo día mi capacidad de realizar el Desembarque de Normandía va mejorando y en tan sólo 3 minutos ya tengo parapetado parasol, piscina, zona de juegos, zona de toallas y de picnic. Es lo bueno de bajar en la franja solar infantil: Que a las 9 de la mañana estamos nosotros y los jubilados, que nos retiramos antes de las 12 para evitar que nuestros pequeños vampiros se calcinen bajo el sol.

Con la instalación realizada, me dispongo a jugar con CroquetteBoy y Penny. Saco al niño que llevo dentro (y con la excusa de que juego con ellos) y me dispongo a realizar una reconstrucción detallada del castillo de Invernalia. Pero cuando ya lo estoy acabando aparece CroquetteBoy en plan Godzillay se dedica a pisotear mi exquisita recreación del hogar de los Stark, quedando Invernalia reducida a Mojon-alia tras el paso de CroquetteBoy Greyjoy.

Descartadas de nuevo mis aspiraciones como maquetista, nos vamos todos al agua. Junto con Dory, nos repartimos los Lö-Båbies bajo el lema de nuestra família: “Un Lö-Båby, un progenitor” (los que tenéis tres o más ya me diréis vuestros lemas). Al hacer cursillos de natación durante el año, tanto Penny como Le Petit Terrorist (El agua es la kriptonita de CroquetteBoy) tienen excesiva confianza en sus capacidades nadando: El microbio de Penny chapoteando se larga sola en busca de su hermano todo el rato, y Le Petit Terrorist se me sube a la espalda y al grito de “Boooomba” salta desde arriba. Pero a veces lo hace sin avisar, así que cuando le pierdes de vista lo tienes que rescatar del fondo del agua. Que no es que me queje. Que estoy encantado de que no le tengan miedo al agua, pero un puntito de respeto tampoco vendría mal. Que aquí, el enano de Le Petit Terroristse cree Michael Phelps y si te despistas se larga “buceando” solo.

Por último antes de irnos, siempre intento inmortalizar/instragramear el día de playa con alguna fotillo de los cuatro juntos. Lo bueno del rebozado playero es que si pones la foto en blanco y negro no hace falta granularla. Pero si sacar a un Lö-Båby con Dory (o los dos) en una foto bien es altamente complicado, sacar a dos es simplemente imposible. Así que si ya de  per se tengo la memoria del móvil a tope, de vacaciones ya “lo petamos”.

Y como de si Atrapado en el tiempo se tratara, estando de vacaciones en la playa, cada día se repite el mismo ritual. Nietzsche en Así habló Zaratrusta hablaba del eterno retorno, donde los superhombres eran los que vivían sin miedo una vez y otra vez la misma vida porque disfrutaban cada momento que vivían.

Por lo que puedo concluir que soy un superhombre (superfeliz): ¡Bendito eterno retorno, benditas vacaciones!

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¿Vacaciones en la playa? Beach, please

¿Tu problema es que te vas a la playa con un Lö-Båby y no sabes que tienes qué llevar? Prepárate para una nueva experiencia: Sol, Sudor, Arena y Lö-Båbies.
Ir a la playa con dos Lö-Båbies es toda una experiencia que pone a prueba de nuevo los límites de tu paciencia. Lo primero que sufres es que, como siempre pasa cuando sacas de su zona de confort a los Lö-Båbies, como buenas ratas de laboratorio que son, necesitan adaptarse a los nuevos rituales y rutinas.

Uno de estos rituales consiste en untar en protector solar factor 50 a los Lö-Båbies. El concepto “Factor 50”, como su propio nombre indica viene de “50 sombras” ya que si por un casual no te limpias bien, acabarás a ronchones tipo San Bernat (en inglés Sunburn Art) pero sin dibujos estéticos.

Untar a tu Lö-Båby  con protector solar es el primer reto que debes superar, ya que no se va a dejar. Le Petit Terrorist cuando le empiezas a aplicar la primera capa de crema, empieza a chillar “Noooo, paaaapaaaaa, nooooo”, así que sale corriendo en busca de ayuda maternal. Entonces Dory, ejecuta El Timo de la crema: “Ven. ¿Qué te ha puesto tu padre? Trae, que te lo quito” y haciendo ver que se lo quita, se lo acaba de untar.

Con Penny es otra historia. Intentar poner en posición horizontal a un Lö-Båby de 10 meses para cambiar un pañal o poner crema, es como intentar cambiar un pañal o poner crema a un pulpo vivo. ES IMPOSIBLE QUE SE ESTÉ QUIETA. Así que con mucha paciencia, y videos de llaves de judo de Youtube, untamos a Penny.

Para un correcto untado de protector solar, debe quedar una capa homogénea sobre toda la superficie corporal. Esta debe tener un grosor mínimo de 0,7 mm. ¿Cómo saber que se ha alcanzado este grosor mínimo? Fácil. Se sabe cuando miras a  tu Lö-Båby a los ojos y te entran ganas de decirle: “¿Cómo están Ustedes?”. Es decir que ha alcanzado el tono blanco-Payaso.

Es muy, muy, muy importante el grosor y la correcta distribución. Diréis: “Claro, para que no se queme”. Pues no, no es para eso. Es para obtener un rebozado perfecto del Lö-Båby. Le Petit Terrorist cuando va a la playa, es como un superhéroe y adopta una nueva identidad oculta tras una capa de arena…

«¿Es un Lö-Båby? ¿Es una croqueta? ¡No! ¡Es CroquetteBoy

Pero si CroquetteBoy es de rebozarse en arena por fuera, Pennyes más de rebozarse por dentro. Como si de Tierra de cocina molecular de Ferran Adrià se tratara, Penny se hincha a comer arena. Y aunque tratemos de evitarlo, come a escondidas. ¿Cómo lo sé? Porque todo lo que entra, sale. Y dejémoslo en que la arena es como fibra: no se digiere. Pero aporta “texturas”.  

Volviendo al ritual, una vez tenemos a los Lö-Båbies en modo guerrero africano/cortesanos Rococó/Payaso-Mimo/Michael Jackson o como queráis denominar a esos espectros blancos que corren sueltos (en inglés White Walkers) supurando adrenalina. Saco mi capacidad de Hombre-Perchero que he estado desarrollando tras años y años de rebajas con Dory, y empiezo a cargar:
  • Espalda: Cruzado el parasol
  • Hombro derecho: Bolsa con las palas, moldes, cubos, rastrillos, y demás utensilios para la construcción.
  • Hombro izquierdo: Capazo con las toallas.
  • Mano derecha: bolsa con aguas y tuppers de fruta.
  • Mano izquierda: piscina despleglable del Decathlon (muy recomendable).
  • Dientes: Bolsa de basura (“Aprovechando que pasamos por delante del contenedor”).

Cuando llegamos a la playa delimito nuestra parcela de okupación y empiezo a repartir todo el material. Lo bueno, es que al segundo día mi capacidad de realizar el Desembarque de Normandía va mejorando y en tan sólo 3 minutos ya tengo parapetado parasol, piscina, zona de juegos, zona de toallas y de picnic. Es lo bueno de bajar en la franja solar infantil: Que a las 9 de la mañana estamos nosotros y los jubilados, que nos retiramos antes de las 12 para evitar que nuestros pequeños vampiros se calcinen bajo el sol.

Con la instalación realizada, me dispongo a jugar con CroquetteBoy y Penny. Saco al niño que llevo dentro (y con la excusa de que juego con ellos) y me dispongo a realizar una reconstrucción detallada del castillo de Invernalia. Pero cuando ya lo estoy acabando aparece CroquetteBoy en plan Godzillay se dedica a pisotear mi exquisita recreación del hogar de los Stark, quedando Invernalia reducida a Mojon-alia tras el paso de CroquetteBoy Greyjoy.

Descartadas de nuevo mis aspiraciones como maquetista, nos vamos todos al agua. Junto con Dory, nos repartimos los Lö-Båbies bajo el lema de nuestra família: “Un Lö-Båby, un progenitor” (los que tenéis tres o más ya me diréis vuestros lemas). Al hacer cursillos de natación durante el año, tanto Penny como Le Petit Terrorist (El agua es la kriptonita de CroquetteBoy) tienen excesiva confianza en sus capacidades nadando: El microbio de Penny chapoteando se larga sola en busca de su hermano todo el rato, y Le Petit Terrorist se me sube a la espalda y al grito de “Boooomba” salta desde arriba. Pero a veces lo hace sin avisar, así que cuando le pierdes de vista lo tienes que rescatar del fondo del agua. Que no es que me queje. Que estoy encantado de que no le tengan miedo al agua, pero un puntito de respeto tampoco vendría mal. Que aquí, el enano de Le Petit Terroristse cree Michael Phelps y si te despistas se larga “buceando” solo.

Por último antes de irnos, siempre intento inmortalizar/instragramear el día de playa con alguna fotillo de los cuatro juntos. Lo bueno del rebozado playero es que si pones la foto en blanco y negro no hace falta granularla. Pero si sacar a un Lö-Båby con Dory (o los dos) en una foto bien es altamente complicado, sacar a dos es simplemente imposible. Así que si ya de  per se tengo la memoria del móvil a tope, de vacaciones ya “lo petamos”.

Y como de si Atrapado en el tiempo se tratara, estando de vacaciones en la playa, cada día se repite el mismo ritual. Nietzsche en Así habló Zaratrusta hablaba del eterno retorno, donde los superhombres eran los que vivían sin miedo una vez y otra vez la misma vida porque disfrutaban cada momento que vivían.

Por lo que puedo concluir que soy un superhombre (superfeliz): ¡Bendito eterno retorno, benditas vacaciones!

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Se nos van de casa … aunque volverán

Tras unas semanas de ajetreo, nos encontramos ahora con que en casa solo estamos cinco. Tenemos a tres hijos desperdigados por el mundo: P. y Q. están en Irlanda y Mi. se ha ido a Boston y Nueva York.

Primero se fueron P. y Q. Se han ido al Summer Camp que organiza nuestra amiga J. en Dublín. Q. se ha ido a estudiar inglés y a P. se lo ha llevado J. de monitor. Cada uno está con una familia diferente, pero ambos están encantados. Lo sé porque así nos lo han hecho saber y porque A. ha estado este fin de semana pasado allí. Sí, sí, se fue el viernes con su amiga M. a ver a J. («El trío lalala«, como ellas mismas se autodenominan). Era una sorpresa para nuestros hijos y los dos se alegraron mucho de verla. A P. lo engañó J. diciendo que debía acompañarle al aeropuerto a recoger a dos italianas y a Q. lo saludó A. al día siguiente en el autocar que los lleva diariamente a las actividades del campamento al que están apuntados. La verdad es que el fresquito irlandés le ha venido muy bien a A., que con estos calores y su estado no lo ha pasado nada bien (a eso hay que sumarle sus mareos, náuseas, vómitos y cansancio … lo normal que cualquier hombre aguanta sin necesidad de estar embarazado).

Me contaba A. que el «fresquito» era tal que ha llegado a pasar frío. ¡Claro, mujer!, si solo te llevas una «rebequita» (lo que leéis, solo se llevó una rebequita) Allí le tuvieron que dejar una sudadera para combatir el clima. «Me parece que eres un poco exagerado», pensará alguno. Solo con deciros que dormían con edredón y ponían la calefacción … Vamos, igualito que aquí 😉

Los irlandeses vuelven el día 24 y ayer, día 14 de julio llevé a Mi. al aeropuerto y recogía, un rato después, a A. y M. (dos de las integrantes de ese trío). Mi. se va a pasar 3 semanas a Boston y N. York porque mi hermano Primogénito le ha invitado a pasar con ellos las vacaciones. No sé, a mí me parece un afortunado (él también lo cree así porque llevaba unos días nervioso con el tema … normal). Ahora ya sabemos que ha llegado bien, pero no sabéis lo preocupada que estaba A. con este viaje. Es cierto que viajaba solo, que debía ir a Dublín y allí enlazar con un vuelo a Boston, donde mi hermano le recogía en el aeropuerto, pero todo ha salido bien y esta madrugada, a través de un whatsapp, nos ha confirmado su llegada. Después de pasar unos días en esa ciudad, irán a Nueva York y desde allí volverá a España. Es más, cuando vuelva estaremos de vacaciones un pueblo costero muy al sur de Cataluña, así que el pobre tendrá que coger un tren hasta l’Aldea, un pueblo cercano al nuestro. El recorrido, así, a simple vista, parece el eje de cualquiera de los ejércitos que participan en una guerra: Nueva York-Dublín-Barcelona-L’Aldea.

Pues eso, que tanta gente fuera, nos sentimos casi solos y … como siempre, cuando nos acostumbremos a la situación, volverá a llenarse la casa.

Y ahora llega el momento que casi todas estáis esperando. El momento de hablar del bebé. Esta semana que viene es muy probable que tengamos una ecografía y también es muy probable que sepamos, por fin, si es niño o niña. ¿Qué tontería, verdad? Pues no creáis, además de la ilusión (pero solo eso, ilusión) de que sea una niña, tengo ganas de saberlo para descartar gran cantidad de posibles nombres. Llevamos ya varias comidas familiares en que la discusión acerca de los nombres se hace interminable por la longitud de la lista de candidaturas. Todos empiezan igual, «si es niña …. y si es niño …» Ahora, por fin, descartaremos el 50% de la lista.
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Se nos van de casa … aunque volverán

Tras unas semanas de ajetreo, nos encontramos ahora con que en casa solo estamos cinco. Tenemos a tres hijos desperdigados por el mundo: P. y Q. están en Irlanda y Mi. se ha ido a Boston y Nueva York.

Primero se fueron P. y Q. Se han ido al Summer Camp que organiza nuestra amiga J. en Dublín. Q. se ha ido a estudiar inglés y a P. se lo ha llevado J. de monitor. Cada uno está con una familia diferente, pero ambos están encantados. Lo sé porque así nos lo han hecho saber y porque A. ha estado este fin de semana pasado allí. Sí, sí, se fue el viernes con su amiga M. a ver a J. («El trío lalala«, como ellas mismas se autodenominan). Era una sorpresa para nuestros hijos y los dos se alegraron mucho de verla. A P. lo engañó J. diciendo que debía acompañarle al aeropuerto a recoger a dos italianas y a Q. lo saludó A. al día siguiente en el autocar que los lleva diariamente a las actividades del campamento al que están apuntados. La verdad es que el fresquito irlandés le ha venido muy bien a A., que con estos calores y su estado no lo ha pasado nada bien (a eso hay que sumarle sus mareos, náuseas, vómitos y cansancio … lo normal que cualquier hombre aguanta sin necesidad de estar embarazado).

Me contaba A. que el «fresquito» era tal que ha llegado a pasar frío. ¡Claro, mujer!, si solo te llevas una «rebequita» (lo que leéis, solo se llevó una rebequita) Allí le tuvieron que dejar una sudadera para combatir el clima. «Me parece que eres un poco exagerado», pensará alguno. Solo con deciros que dormían con edredón y ponían la calefacción … Vamos, igualito que aquí 😉

Los irlandeses vuelven el día 24 y ayer, día 14 de julio llevé a Mi. al aeropuerto y recogía, un rato después, a A. y M. (dos de las integrantes de ese trío). Mi. se va a pasar 3 semanas a Boston y N. York porque mi hermano Primogénito le ha invitado a pasar con ellos las vacaciones. No sé, a mí me parece un afortunado (él también lo cree así porque llevaba unos días nervioso con el tema … normal). Ahora ya sabemos que ha llegado bien, pero no sabéis lo preocupada que estaba A. con este viaje. Es cierto que viajaba solo, que debía ir a Dublín y allí enlazar con un vuelo a Boston, donde mi hermano le recogía en el aeropuerto, pero todo ha salido bien y esta madrugada, a través de un whatsapp, nos ha confirmado su llegada. Después de pasar unos días en esa ciudad, irán a Nueva York y desde allí volverá a España. Es más, cuando vuelva estaremos de vacaciones un pueblo costero muy al sur de Cataluña, así que el pobre tendrá que coger un tren hasta l’Aldea, un pueblo cercano al nuestro. El recorrido, así, a simple vista, parece el eje de cualquiera de los ejércitos que participan en una guerra: Nueva York-Dublín-Barcelona-L’Aldea.

Pues eso, que tanta gente fuera, nos sentimos casi solos y … como siempre, cuando nos acostumbremos a la situación, volverá a llenarse la casa.

Y ahora llega el momento que casi todas estáis esperando. El momento de hablar del bebé. Esta semana que viene es muy probable que tengamos una ecografía y también es muy probable que sepamos, por fin, si es niño o niña. ¿Qué tontería, verdad? Pues no creáis, además de la ilusión (pero solo eso, ilusión) de que sea una niña, tengo ganas de saberlo para descartar gran cantidad de posibles nombres. Llevamos ya varias comidas familiares en que la discusión acerca de los nombres se hace interminable por la longitud de la lista de candidaturas. Todos empiezan igual, «si es niña …. y si es niño …» Ahora, por fin, descartaremos el 50% de la lista.
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Una agulla en un mar

agulleta_familiar_natureDiuen que l’agulla en el paller fa de mal trobar: imagineu-vos la dificultat de trobar-ne una al mar!

Però si vius la platja com alguna cosa més que “aigua, sol i sorra”, pots tenir la fortuna de topar amb una agulleta. Cal un mínim equipament i certa audàcia, sí, perquè la sort acompanyi: ulleres i tub, mirada atenta, curiositat incansable i poca mandra per estar en remull. I saber que una agulleta és una agulleta: reconèixer en aquell aparent branquilló, aquella mena de bri d’alga seca mig endut pel corrent, un peixet viu i fascinant, parent proper dels mítics cavallets de mar. Com una versió filiforme del simpàtic hipocamp.

La nostra filla gran –set anys- la va trobar en una raconada d’aigües netes, de roca i sorra, a tres pams de fondària, no més. Bravo! El cap encara a l’aigua, les ulleres sota la superfície, la mirada fixada al fons, cridava alguna cosa a través del tub, tot aixecant la mà. “Pmrtmm-mm mn pmt m mlgm!”, anava cridant. Ningú no l’entenia, fins que es va arriscar a perdre de vista el petit tresor i va treure el cap de l’aigua dos segons: “Porteu-me un pot o algu!”.

agulleta_underwater_familiar_natureA casa ja estem avesats a urgències naturalistes subaquàtiques –un nudibranqui, una estrella, una gambeta, alguna curculla, un…-, així que el recipient d’emergència no va trigar a arribar. I amb aquell precari got de plàstic la nostra petita comandanta Cousteau va capturar l’agulleta.

Sessió de fotos (cassuml’olla! no havíem dut la càmera bona!), germans i cosins xalant amb la troballa, anònims veïns de tovallola que s’acosten a mirar la criatureta meravellosa –l’agulleta, vull dir-, i cap a l’aigua de nou, entre les cametes i els peuets d’uns i altres. Quina sort!

agulleta underwater2

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¿Estas disfrutando a tus hijos?

Una de las cosas que más disfruto ahora y que estaba seguro que disfrutaría a la llegada de mi hijo, es salir de paseo con el; Se ha vuelto costumbre y tradición llegar de trabajo y salir, a dormir al parque, lo llevo al campo de fútbol los jueves que hay cascarita en la colonia, lo llevo a dar la vuelta a la cuadra, al parecer él no es un niño muy expresivo, se ríe y lo hace muy seguido, pero aun así es pequeño y no se asombra o al menos no puedo notarlo fácilmente.

Disfruto su compañía, y disfruto más enseñarle el mundo, mi infancia al igual que la de un chingo de mexicanos y de gente en general fue complicada, pero no pienso en la vida solamente, sino en mi padre, quien aunque me enseño muchas cosas y reímos algunas veces no sé si lo habrá disfrutado, y esto al final dificulto un poco mi infancia y la de mis hermanos.
No se trata de explicar que es un columpio y enseñarlo a agarrarse del pasamanos haciendo fuerza en sus puños, note que incluso no se trata de mostrarle cada objeto en la ferretería para que lo conozca y tratar de asombrarlo dejando que toque algunos productos para que sienta su textura y lo conozca de cerca, se trata justamente de disfrutar el hecho de llevarlo conmigo.
Creer que la muestra de su mayor impresión es la cara de poker ante un apagador trifásico (que yo apenas conozco) y el parpadeo por el susto al darle el apretón para que apague, eso, es disfrutar de tu hijo, que el impresionado seas tú por su cara de poker.
El disfrute es el ingrediente principal de las buenas cosas de la vida, puedes notarlo cuando crees amar a una mujer u hombre y de repente por sus malos actos o que se yo dejas de disfrutar su compañía es entonces, es cuando todo va mal.

Como en cada escrito seré sincero: aún le temo a la paternidad, a la que me tocó vivir como hijo y es que esto apenas ha empezado y como padre sabes que la alegría de verlos es inmejorable pero siempre hay una línea pequeña entre hacerlo bien y no saber cómo lo estás haciendo, al fin de cuentas son pequeños humanos y no es fácil guiar a un ser humano.

Permíteme darte un consejo de padre a padre: sal con tus hijos, no lo dejes todo a la doña, quédate a solas con ellos, míralos, juega con ellos, impresiónalos, escúchalos, disfrútalos, te prometo que jamás te arrepentirás.

Por último, deseo que tú que lees esto seas un padre de los que no ha estado disfrutando a sus hijos, que accidentalmente hayas llegado hasta este post y que te haya absorbido hasta llegar aquí, que te detengas pensar por que NO estas disfrutando de la más grande oportunidad que te ha dado la vida y que a partir de este momento le chingues, te esfuerces y des lo mejor de tu tiempo para tus hijos.

¿ESTAS DISFRUTADO SER PADRE?

PapáDe1ra
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¿Estas disfrutando a tus hijos?

Una de las cosas que más disfruto ahora y que estaba seguro que disfrutaría a la llegada de mi hijo, es salir de paseo con el; Se ha vuelto costumbre y tradición llegar de trabajo y salir, a dormir al parque, lo llevo al campo de fútbol los jueves que hay cascarita en la colonia, lo llevo a dar la vuelta a la cuadra, al parecer él no es un niño muy expresivo, se ríe y lo hace muy seguido, pero aun así es pequeño y no se asombra o al menos no puedo notarlo fácilmente.

Disfruto su compañía, y disfruto más enseñarle el mundo, mi infancia al igual que la de un chingo de mexicanos y de gente en general fue complicada, pero no pienso en la vida solamente, sino en mi padre, quien aunque me enseño muchas cosas y reímos algunas veces no sé si lo habrá disfrutado, y esto al final dificulto un poco mi infancia y la de mis hermanos.
No se trata de explicar que es un columpio y enseñarlo a agarrarse del pasamanos haciendo fuerza en sus puños, note que incluso no se trata de mostrarle cada objeto en la ferretería para que lo conozca y tratar de asombrarlo dejando que toque algunos productos para que sienta su textura y lo conozca de cerca, se trata justamente de disfrutar el hecho de llevarlo conmigo.
Creer que la muestra de su mayor impresión es la cara de poker ante un apagador trifásico (que yo apenas conozco) y el parpadeo por el susto al darle el apretón para que apague, eso, es disfrutar de tu hijo, que el impresionado seas tú por su cara de poker.
El disfrute es el ingrediente principal de las buenas cosas de la vida, puedes notarlo cuando crees amar a una mujer u hombre y de repente por sus malos actos o que se yo dejas de disfrutar su compañía es entonces, es cuando todo va mal.

Como en cada escrito seré sincero: aún le temo a la paternidad, a la que me tocó vivir como hijo y es que esto apenas ha empezado y como padre sabes que la alegría de verlos es inmejorable pero siempre hay una línea pequeña entre hacerlo bien y no saber cómo lo estás haciendo, al fin de cuentas son pequeños humanos y no es fácil guiar a un ser humano.

Permíteme darte un consejo de padre a padre: sal con tus hijos, no lo dejes todo a la doña, quédate a solas con ellos, míralos, juega con ellos, impresiónalos, escúchalos, disfrútalos, te prometo que jamás te arrepentirás.

Por último, deseo que tú que lees esto seas un padre de los que no ha estado disfrutando a sus hijos, que accidentalmente hayas llegado hasta este post y que te haya absorbido hasta llegar aquí, que te detengas pensar por que NO estas disfrutando de la más grande oportunidad que te ha dado la vida y que a partir de este momento le chingues, te esfuerces y des lo mejor de tu tiempo para tus hijos.

¿ESTAS DISFRUTADO SER PADRE?

PapáDe1ra
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Pago en autovías y autopistas de Portugal

Primer obstáculo ….. salvado

Cuando piensas en viajar a Portugal en coche empiezan los rompederos de cabeza, ¿podré pagar en metálico?, ¿me multarán?, ¿como hago?

Desdé la implantación del pago en autovías se ha complicado y mucho el viaje al pais vecino,  la ausencia total de personal en los peajes siendo el pago casi exclusivo electrónico y el desconocimiento a la hora de pagar te echa para atrás a la hora de visitar Portugal.

Pero yo no quería renunciar a recorrer Portugal en mi coche y buscando distintas soluciones al final me decidí por el Via T, escogí esta opción pues puedo seguir utilizándolo en España, además para mi que soy de Pontevedra y viajo a Vigo con frecuencia me permite un ahorro considerable en la autopista pues si haces ida y vuelta en el mismo día la vuelta te sale gratis, siempre hay que tener en cuenta estos pequeños detalles que hacen la diferencia y que te decidas por una u otra vía.

Tenía ya claro que utilizaría Via-T solo me faltaba escoger quien me lo ofrecía al mejor precio, descarte los bancos por sus costes y comparando entre las distintas páginas de internet escogí Bip&Drivewww.bipdrive.com el alta y el coste del dispositivo son gratuitos, únicamente tiene un coste anual de 12€ + IVA, la entrega se realiza en 48 horas también sin coste. El dispositivo se puede domiciliar en cualquier entidad bancaria y sin compromiso de permanencia, otra opción que estuve barajando y muy similar es la que ofrecen en pagateliawww.pagatelia.com
Otra de las ventajas del via-T como ya te comente antes es que se puede utilizar las autopistas españolas  y en algunos casos existen descuentos por su utilización, también se puede utilizar en algunos parkings
Si no te convencen estas dos opciones puedes ver el resto de ofertas existentes en esta dirección:  www.viat.es
Existen otras opciones de pago como Easytoll, Tollservice, Tollcard, dispositivo temporal Via Verde, puedes ver las distintas opciones en www.portugaltolls.com
Espero que la publicación te haya servido para aclarar algunas dudas, de todas formas si quieres contribuir con alguna otra opción deja tu comentario.

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Pago en autovías y autopistas de Portugal

Primer obstáculo ….. salvado

Cuando piensas en viajar a Portugal en coche empiezan los rompederos de cabeza, ¿podré pagar en metálico?, ¿me multarán?, ¿como hago?

Desdé la implantación del pago en autovías se ha complicado y mucho el viaje al pais vecino,  la ausencia total de personal en los peajes siendo el pago casi exclusivo electrónico y el desconocimiento a la hora de pagar te echa para atrás a la hora de visitar Portugal.

Pero yo no quería renunciar a recorrer Portugal en mi coche y buscando distintas soluciones al final me decidí por el Via T, escogí esta opción pues puedo seguir utilizándolo en España, además para mi que soy de Pontevedra y viajo a Vigo con frecuencia me permite un ahorro considerable en la autopista pues si haces ida y vuelta en el mismo día la vuelta te sale gratis, siempre hay que tener en cuenta estos pequeños detalles que hacen la diferencia y que te decidas por una u otra vía.

Tenía ya claro que utilizaría Via-T solo me faltaba escoger quien me lo ofrecía al mejor precio, descarte los bancos por sus costes y comparando entre las distintas páginas de internet escogí Bip&Drivewww.bipdrive.com el alta y el coste del dispositivo son gratuitos, únicamente tiene un coste anual de 12€ + IVA, la entrega se realiza en 48 horas también sin coste. El dispositivo se puede domiciliar en cualquier entidad bancaria y sin compromiso de permanencia, otra opción que estuve barajando y muy similar es la que ofrecen en pagateliawww.pagatelia.com
Otra de las ventajas del via-T como ya te comente antes es que se puede utilizar las autopistas españolas  y en algunos casos existen descuentos por su utilización, también se puede utilizar en algunos parkings
Si no te convencen estas dos opciones puedes ver el resto de ofertas existentes en esta dirección:  www.viat.es
Existen otras opciones de pago como Easytoll, Tollservice, Tollcard, dispositivo temporal Via Verde, puedes ver las distintas opciones en www.portugaltolls.com
Espero que la publicación te haya servido para aclarar algunas dudas, de todas formas si quieres contribuir con alguna otra opción deja tu comentario.

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¡A comer!


A pesar de lo que mucha gente cree, soy un impaciente, un “ansias”. Por eso, como buen padre, estoy deseando que mi niña echara su primera caquita, hiciera sus primeros ruiditos, y comiera sus primeros Aspitos pures.

Bueno, pues ha llegado el momento… y odio a mi pediatra. ¿Pues no se le ocurre otra cosa que decirnos que podemos empezar a darle para merendar papillas de fruta un lunes? ¡Que yo por la tarde trabajo! ¡Que me lo pierdo!  Y si te lo estas preguntando ¡no! No le puedo decir a mi mujer que empezamos el fin de semana, porque ella está tan impaciente como yo.
De hecho, como la hermanita se desayuna un zumo de naranja antes de la leche con galletas, ya nos habíamos adelantado y “mojado accidentalmente y sin intención” el chupete en zumito unos días antes. Ahora cuando nos ponemos a desayunar nos mira con impaciencia y empieza a chillar, como diciendo ¡Eh! ¡Que se os olvida mi zumo!
Lo cierto es que según cuenta mi mujer, que lo está disfrutando como una enana, le encanta la papilla, y eso que es la peor época para la naranja, por mucho que la mezcles con esa harina insípida que llaman papilla de cereales. Pero todo tiene su contrapartida. ¿Imaginas las consecuencias de mezclar la vacuna del rotavirus (para proteger de gastroenteritis  víricas) con los primeros zumos naranjosos?
He visto a algunos amigos sudar tinta china para dar de comer a sus angelitos, así que estoy contento y feliz de que mi pequeñaja apunte maneras, como papa.
Ya os iré contando que tal su primer Aspito. Porque no va a tardar, os juro que no va a tardar.
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¡A comer!


A pesar de lo que mucha gente cree, soy un impaciente, un “ansias”. Por eso, como buen padre, estoy deseando que mi niña echara su primera caquita, hiciera sus primeros ruiditos, y comiera sus primeros Aspitos pures.

Bueno, pues ha llegado el momento… y odio a mi pediatra. ¿Pues no se le ocurre otra cosa que decirnos que podemos empezar a darle para merendar papillas de fruta un lunes? ¡Que yo por la tarde trabajo! ¡Que me lo pierdo!  Y si te lo estas preguntando ¡no! No le puedo decir a mi mujer que empezamos el fin de semana, porque ella está tan impaciente como yo.
De hecho, como la hermanita se desayuna un zumo de naranja antes de la leche con galletas, ya nos habíamos adelantado y “mojado accidentalmente y sin intención” el chupete en zumito unos días antes. Ahora cuando nos ponemos a desayunar nos mira con impaciencia y empieza a chillar, como diciendo ¡Eh! ¡Que se os olvida mi zumo!
Lo cierto es que según cuenta mi mujer, que lo está disfrutando como una enana, le encanta la papilla, y eso que es la peor época para la naranja, por mucho que la mezcles con esa harina insípida que llaman papilla de cereales. Pero todo tiene su contrapartida. ¿Imaginas las consecuencias de mezclar la vacuna del rotavirus (para proteger de gastroenteritis  víricas) con los primeros zumos naranjosos?
He visto a algunos amigos sudar tinta china para dar de comer a sus angelitos, así que estoy contento y feliz de que mi pequeñaja apunte maneras, como papa.
Ya os iré contando que tal su primer Aspito. Porque no va a tardar, os juro que no va a tardar.
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El templo de cristal

Si hace unas semanas hablamos del juego Canicas 7, hoy le toca el turno a El Templo de Cristal. Se trata de un juego de mesa que, como el otro, teníamos recluido en el altillo de mi habitación de la época de crío. Más o menos 30 años debe de tener el ejemplar, así que […]

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