La granja de conejos

Tenía pendiente desde hace un tiempo una entrada dedicada a la visita que hicimos este verano a una granja de conejos. No vayáis a pensar que es una actividad que teníamos previsto realizar por algún motivo en concreto, sino que salió así, de forma totalmente improvisada.

Como os decía en esta entrada, Matteo estuvo trabajando un tiempo en una granja de conejos, propiedad de MJ que, no os lo vais a creer, es seguidora de este blog. Al parecer, estaban un día hablando Matteo y MJ cuando ésta le comentó que seguía un blog de un tipo que tenía unos cuantos hijos, que explicaba cosas de su familia y … Matteo empezó a atar cabos y le dijo que lo conocía. ¡El mundo es un pañuelo!

A los pequeños les hacía mucha gracia visitar esa granja en la que trabajaba Matteo y, tras comentarlo con MJ, fijamos un día. Al llegar a la granja, unas naves industriales alejadas de cualquier núcleo urbano, la buena de MJ nos tenía preparado un desayuno que hizo que los niños estuvieran encantados. Ahí charlamos un rato y comentamos la casualidad de que conociera este blog. Como se dice por estos lares, nos desvirtualizamos.

Entramos en la primera de las naves y comprobamos que estaba llena de jaulas con un conejo cada una de ellas. Eran las jaulas de las madres. Cada ‘x’ tiempo venían de una empresa para inseminarlas. No, no era una empresa de conejos macho, sino que un veterinario, jeringuilla en mano, se dedicaba a visitarlas una a una. Una trabajera, vamos.

Jaulas en una de las naves

Al cabo de un mes aproximadamente -y todas a la vez- se ponían a parir como conejas y si tenemos en cuenta que cada coneja pare entre 3 y 12 gazapos, podéis imaginaros la que se monta allí. Para los que seáis tan o más de piso que yo, os pongo una foto de conejos con 1 día de vida para que sepáis diferenciarlos de un osito de gominola.


Conejos reciuén nacidos

Después siguen creciendo y ya se juntan a varios de los conejos jóvenes en una jaula. Cuando tienen una edad determinada (no recuerdo cuál) ya están listos para ser vendidos. Imagino que no hace falta explicar el destino de estos animales. Os daré una pista: no suelen verse en las tiendas de mascotas, sino más bien en expositores de supermercados con un aspecto muy diferente a éste:
Conejos jóvenes

Lo que más me llamó la atención y por desgracia soy incapaz de recordar, eran los datos relativos a los kilos de pienso que cada mes se jalaban estos conejos, o el gasto de refrigeración de las naves, o el precio que le pagan a MJ por cada conejo. Lo que sí recuerdo es que me quedé con la sensación de que es un trabajo muy duro y poco recompensado … sí, es verdad, como la gran mayoría. Los pequeños disfrutaron mucho con la visita y nosotros estamos muy agradecidos a MJ por el trato que nos dispensó y la atención que nos prestó a pesar del mucho trabajo que tenía. Muchas gracias por todo.
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La granja de conejos

Tenía pendiente desde hace un tiempo una entrada dedicada a la visita que hicimos este verano a una granja de conejos. No vayáis a pensar que es una actividad que teníamos previsto realizar por algún motivo en concreto, sino que salió así, de forma totalmente improvisada.

Como os decía en esta entrada, Matteo estuvo trabajando un tiempo en una granja de conejos, propiedad de MJ que, no os lo vais a creer, es seguidora de este blog. Al parecer, estaban un día hablando Matteo y MJ cuando ésta le comentó que seguía un blog de un tipo que tenía unos cuantos hijos, que explicaba cosas de su familia y … Matteo empezó a atar cabos y le dijo que lo conocía. ¡El mundo es un pañuelo!

A los pequeños les hacía mucha gracia visitar esa granja en la que trabajaba Matteo y, tras comentarlo con MJ, fijamos un día. Al llegar a la granja, unas naves industriales alejadas de cualquier núcleo urbano, la buena de MJ nos tenía preparado un desayuno que hizo que los niños estuvieran encantados. Ahí charlamos un rato y comentamos la casualidad de que conociera este blog. Como se dice por estos lares, nos desvirtualizamos.

Entramos en la primera de las naves y comprobamos que estaba llena de jaulas con un conejo cada una de ellas. Eran las jaulas de las madres. Cada ‘x’ tiempo venían de una empresa para inseminarlas. No, no era una empresa de conejos macho, sino que un veterinario, jeringuilla en mano, se dedicaba a visitarlas una a una. Una trabajera, vamos.

Jaulas en una de las naves

Al cabo de un mes aproximadamente -y todas a la vez- se ponían a parir como conejas y si tenemos en cuenta que cada coneja pare entre 3 y 12 gazapos, podéis imaginaros la que se monta allí. Para los que seáis tan o más de piso que yo, os pongo una foto de conejos con 1 día de vida para que sepáis diferenciarlos de un osito de gominola.


Conejos reciuén nacidos

Después siguen creciendo y ya se juntan a varios de los conejos jóvenes en una jaula. Cuando tienen una edad determinada (no recuerdo cuál) ya están listos para ser vendidos. Imagino que no hace falta explicar el destino de estos animales. Os daré una pista: no suelen verse en las tiendas de mascotas, sino más bien en expositores de supermercados con un aspecto muy diferente a éste:
Conejos jóvenes

Lo que más me llamó la atención y por desgracia soy incapaz de recordar, eran los datos relativos a los kilos de pienso que cada mes se jalaban estos conejos, o el gasto de refrigeración de las naves, o el precio que le pagan a MJ por cada conejo. Lo que sí recuerdo es que me quedé con la sensación de que es un trabajo muy duro y poco recompensado … sí, es verdad, como la gran mayoría. Los pequeños disfrutaron mucho con la visita y nosotros estamos muy agradecidos a MJ por el trato que nos dispensó y la atención que nos prestó a pesar del mucho trabajo que tenía. Muchas gracias por todo.
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Boolino Book (1): Cuentos con beso para las buenas noches

Desde que M. era muy pequeño, mi mujer y yo siempre hemos incentivado su relación con los libros. Hemos pasado muchas tardes con él en la biblioteca, rebuscando entre las lecturas más adecuadas para su edad, pero también hemos intentado que, en épocas de regalos, recibiera algún libro.
Y lo cierto es que siempre ha respondido muy bien a ello. Más allá del momento de intimidad que se crea cuando nos sentamos junto a él para contarle un cuento, a M. siempre le han fascinado las historias (en cualquier formato). De hecho, a medida que se ido haciendo mayor, hemos visto cómo intenta reconstruir los cuentos que ya conoce a partir de las ilustraciones, e incluso cómo empieza a elaborar historias en las que (de forma puramente instintiva, claro) utiliza estructuras de cuento.
Así que, cuando, a través de Madresfera, llegó a mis oídos la oferta de Boolino de reseñar algunos de sus libros infantiles, no dudé ni un momento en abrazar la oportunidad de abrir nueva sección en este blog con ese fin. Y la cara de felicidad de M. cuando llegó mi primera elección, Cuentos con beso paralas buenas noches, me hizo ver de inmediato que había sido una buena decisión.
La edición del libro, hay que reconocérselo a Alfaguara, es preciosa. El formato cuadrado (220 x 220 mm) es manejable y cómodo para llevar a la cama; el encuadernado parece sólido; y las (preciosas) ilustraciones de Almudena Aparicio llenan de color todas las páginas, haciéndolo muy atractivo para los niños.
Hay un total de 16 cuentos, de extensión y de estilo muy variado. Los textos se caracterizan por la imaginación y el sentido del humor de su autora, Vanesa Pérez-Sauquillo, lo que se complementa a la perfección con un cuidadísimo trabajo de maquetación, en el que, en cada página, destaca alguna frase en un tipo de letra y color mucho más llamativo: así se rompe la monotonía visual y se añaden agradecidas notas de color. En esa misma línea funcionan los dibujos de Aparicio, de trazo sencillo y agradable, muy expresivos y coloridos, que complementan con mucha eficacia la narración de las historias.

Pero, más allá de su capacidad de entretener, los cuentos de Pérez-Sauquillo también intentan, de forma sutil, divertida, romper los estereotipos (sobre todo los de género), impulsando a los niños a mirar de forma crítica los comportamientos y las actitudes que, socialmente, suelen considerarse “correctas”. La autora incita a sus pequeños lectores, en otras palabras, a sentirse libres, a despojarse de corsés y a ser espontáneos.
Uno de los detalles que, personalmente, me parecen más interesantes de Cuentos con beso paras las buenas noches es que, aunque puede leerse como una recopilación convencional de relatos para niños, también tiene un aspecto digamos “interactivo”: en cada historia hay un beso más o menos camuflado, y se puede jugar con el pequeño lector a que sea capaz de reconocerlo/encontrarlo. Es una manera muy inteligente de incentivar la relectura y sacarle un mayor rendimiento al libro.
Eso sí, en el caso de M. (que tiene cuatro años y medio), el lenguaje de una parte de los cuentos le resulta todavía algo complicado. Algunos le han gustado mucho, pero otros no acaba de captarlos del todo, así que yo lo recomendaría para niños un pelín más mayores, que entenderán mucho mejor los textos (y los disfrutarán más).
En todo caso, se trata de una lectura muy recomendable, sobre todo para los niños que, como M., se han acostumbrado a escuchar un cuento (o varios) antes de irse a la cama.

Autoras: Vanesa Pérez-Sauquillo (textos), Almudena Aparicio (ilustraciones)
Editorial: Alfaguara
Formato: Tapa dura
Páginas: 104
Edad: +4
Precio: 12,95 € (eBook 3,99 €)

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Boolino Book (1): Cuentos con beso para las buenas noches

Desde que M. era muy pequeño, mi mujer y yo siempre hemos incentivado su relación con los libros. Hemos pasado muchas tardes con él en la biblioteca, rebuscando entre las lecturas más adecuadas para su edad, pero también hemos intentado que, en épocas de regalos, recibiera algún libro.
Y lo cierto es que siempre ha respondido muy bien a ello. Más allá del momento de intimidad que se crea cuando nos sentamos junto a él para contarle un cuento, a M. siempre le han fascinado las historias (en cualquier formato). De hecho, a medida que se ido haciendo mayor, hemos visto cómo intenta reconstruir los cuentos que ya conoce a partir de las ilustraciones, e incluso cómo empieza a elaborar historias en las que (de forma puramente instintiva, claro) utiliza estructuras de cuento.
Así que, cuando, a través de Madresfera, llegó a mis oídos la oferta de Boolino de reseñar algunos de sus libros infantiles, no dudé ni un momento en abrazar la oportunidad de abrir nueva sección en este blog con ese fin. Y la cara de felicidad de M. cuando llegó mi primera elección, Cuentos con beso paralas buenas noches, me hizo ver de inmediato que había sido una buena decisión.
La edición del libro, hay que reconocérselo a Alfaguara, es preciosa. El formato cuadrado (220 x 220 mm) es manejable y cómodo para llevar a la cama; el encuadernado parece sólido; y las (preciosas) ilustraciones de Almudena Aparicio llenan de color todas las páginas, haciéndolo muy atractivo para los niños.
Hay un total de 16 cuentos, de extensión y de estilo muy variado. Los textos se caracterizan por la imaginación y el sentido del humor de su autora, Vanesa Pérez-Sauquillo, lo que se complementa a la perfección con un cuidadísimo trabajo de maquetación, en el que, en cada página, destaca alguna frase en un tipo de letra y color mucho más llamativo: así se rompe la monotonía visual y se añaden agradecidas notas de color. En esa misma línea funcionan los dibujos de Aparicio, de trazo sencillo y agradable, muy expresivos y coloridos, que complementan con mucha eficacia la narración de las historias.

Pero, más allá de su capacidad de entretener, los cuentos de Pérez-Sauquillo también intentan, de forma sutil, divertida, romper los estereotipos (sobre todo los de género), impulsando a los niños a mirar de forma crítica los comportamientos y las actitudes que, socialmente, suelen considerarse “correctas”. La autora incita a sus pequeños lectores, en otras palabras, a sentirse libres, a despojarse de corsés y a ser espontáneos.
Uno de los detalles que, personalmente, me parecen más interesantes de Cuentos con beso paras las buenas noches es que, aunque puede leerse como una recopilación convencional de relatos para niños, también tiene un aspecto digamos “interactivo”: en cada historia hay un beso más o menos camuflado, y se puede jugar con el pequeño lector a que sea capaz de reconocerlo/encontrarlo. Es una manera muy inteligente de incentivar la relectura y sacarle un mayor rendimiento al libro.
Eso sí, en el caso de M. (que tiene cuatro años y medio), el lenguaje de una parte de los cuentos le resulta todavía algo complicado. Algunos le han gustado mucho, pero otros no acaba de captarlos del todo, así que yo lo recomendaría para niños un pelín más mayores, que entenderán mucho mejor los textos (y los disfrutarán más).
En todo caso, se trata de una lectura muy recomendable, sobre todo para los niños que, como M., se han acostumbrado a escuchar un cuento (o varios) antes de irse a la cama.

Autoras: Vanesa Pérez-Sauquillo (textos), Almudena Aparicio (ilustraciones)
Editorial: Alfaguara
Formato: Tapa dura
Páginas: 104
Edad: +4
Precio: 12,95 € (eBook 3,99 €)

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Humo

Volvimos ayer de una semanita por España visitando a familia y amigos. Por supuesto, llevamos a la peque para que sus tíos y los bisabuelos pudiesen disfrutar un poco con ella. Y por supuesto, como todas las otras veces que hemos ido, ha habido bronca por el humo.
A la hora de ver a la peque solo tenemos dos normas que pedimos cumplir a rajatabla:
  1. Si hay demasiada gente montando bulla y la peque se pone nerviosa, nos la llevamos a otro sitio hasta que se calme.
  2. Si alguien ha fumado recientemente y huele a tabaco, no puede coger al bebé.

Creo que son dos reglas muy sencillas y bastante de sentido común. La primera estaba pensada, sobre todo, para cuando era especialmente pequeña. Ahora ya con ocho meses disfruta mucho de que la gente le diga monerías. Pero la segunda… La segunda siempre nos provoca peleas. Cada vez que hemos ido a España hemos tenido por lo menos a dos familiares apestando a humazo de tabaco e insistiendo en querer coger en brazos al bebé. A lo cual nos hemos opuesto diametralmente.

«Hay que ver cómo sois, si no es para tanto.»

Esa es la frase que me he hinchado a escuchar una y otra vez. Resulta que el malo de la película soy yo por no dejarles coger a la niña. No ellos, por venir apestando a tabaco (probablemente se habrán fumado el último en el portal de casa antes de subir) e insistir. No ellos por darle más importancia a su cigarro que a mi hija. No ellos por no pensar en la salud de la peque antes que en su vicio. No, el malo soy yo por no querer que mi hija acabe con el olor del tabaco impregnado por todo el cuerpo, o por querer protegerla de un elemento cancerígeno tanto como esté en mi mano.

Pues lo siento mucho, pero en ese campo me niego a ceder. Así que sí, hay que ver cómo soy. Soy un padre preocupado por la salud de su hija, y con tolerancia cero al tabaco cuando ella está por medio. Y si a alguien eso le parece mal, la solución es fácil. Que no vengan a verla y se queden en su casa, fumándose sus queridos cigarros.

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Humo

Volvimos ayer de una semanita por España visitando a familia y amigos. Por supuesto, llevamos a la peque para que sus tíos y los bisabuelos pudiesen disfrutar un poco con ella. Y por supuesto, como todas las otras veces que hemos ido, ha habido bronca por el humo.
A la hora de ver a la peque solo tenemos dos normas que pedimos cumplir a rajatabla:
  1. Si hay demasiada gente montando bulla y la peque se pone nerviosa, nos la llevamos a otro sitio hasta que se calme.
  2. Si alguien ha fumado recientemente y huele a tabaco, no puede coger al bebé.

Creo que son dos reglas muy sencillas y bastante de sentido común. La primera estaba pensada, sobre todo, para cuando era especialmente pequeña. Ahora ya con ocho meses disfruta mucho de que la gente le diga monerías. Pero la segunda… La segunda siempre nos provoca peleas. Cada vez que hemos ido a España hemos tenido por lo menos a dos familiares apestando a humazo de tabaco e insistiendo en querer coger en brazos al bebé. A lo cual nos hemos opuesto diametralmente.

«Hay que ver cómo sois, si no es para tanto.»

Esa es la frase que me he hinchado a escuchar una y otra vez. Resulta que el malo de la película soy yo por no dejarles coger a la niña. No ellos, por venir apestando a tabaco (probablemente se habrán fumado el último en el portal de casa antes de subir) e insistir. No ellos por darle más importancia a su cigarro que a mi hija. No ellos por no pensar en la salud de la peque antes que en su vicio. No, el malo soy yo por no querer que mi hija acabe con el olor del tabaco impregnado por todo el cuerpo, o por querer protegerla de un elemento cancerígeno tanto como esté en mi mano.

Pues lo siento mucho, pero en ese campo me niego a ceder. Así que sí, hay que ver cómo soy. Soy un padre preocupado por la salud de su hija, y con tolerancia cero al tabaco cuando ella está por medio. Y si a alguien eso le parece mal, la solución es fácil. Que no vengan a verla y se queden en su casa, fumándose sus queridos cigarros.

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6 Formas de Participar en el Embarazo como Padres

Hasta hace no mucho tiempo, el rol del padre durante el embarazo era completamente secundario por razones que parecían evidentes: la madre es quien lleva el bebé en su interior, quien sufre los dolores y síntomas del embarazo, quien da a luz, quien amamanta al bebé luego de nacer, entre muchas más cosas.Recientemente, esta visión ha cambiado mucho de lo que era hace unos años y los hombres nos preguntamos ¿cuál es mi rol como padre […]

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Larga vida a la enfermería

Siempre recordaré una de mis primeras guardias como residente. Eran las 4 de la madrugada y el teléfono de la habitación de guardia sonó para advertirme que había llegado un paciente. Con los nervios y la incertidumbre del «pediatra en prácticas», me dirigí al servicio de urgencias. A medida que me iba acercando al lugar de los hechos, un extraño sonido ,entre lo humano y lo animal, se iba haciendo más patente. Al entrar en el servicio, Rosi, una de las enfermeras más experimentadas me dijo con cariño «Es la típica laringitis estridulosa. Ya le he puesto la nebulización de budesonida. ¿Quieres que haga alguna cosa más?» Lo cierto es que solo me faltó decirle «Sí, abrazarme fuerte y decirme que está todo controlado». Bromas a parte, lo cierto es que aquella noche supe que el colectivo de enfermería iba a ser un pilar importante para mi formación como pediatra. Y así fue. Durante los años como médico residente aprendí muchísimo de mis compañeras de enfermería, tanto en el aspecto asistencial como en la parte humana. Una vez terminada la residencia, enfermeras y enfermeros han sido parte fundamental en mi desarrollo y consolidación profesional hasta el punto de confiar en ellos, en sus conocimientos, en su intuición, más que en algún que otro facultativo endiosado y poseedor de la verdad absoluta. 
*
Estos días están siendo difíciles para el colectivo enfermero. Un Real Decreto recién salido del horno limita la prescripción de enfermería dificultando así la labor de nuestras compañeras en el proceso asistencial, proceso del cual son el hilo conductor (profesional y humano) desde que el paciente entra por la puerta del hospital o centro de salud hasta que es dado de alta. Por otro lado, este fin de semana y después de años de incertidumbre,la enfermería pediátrica ha opositado al título de especialista. Un examen convocado tarde y mal ha hecho que centenares de excelentes profesionales se jueguen el título de enfermera/o pediátrica/o en un todo o nada sin sentido. Además, parece que el contenido de la prueba no solo no se adecuaba al contenido de la especialidad si no que parecía elaborado por hobbits o personajes de Crónicas de Narnia (Jordi dixit). Sirvan estos hechos para constatar, o al menos sospechar, el poco peso que,a pesar del esfuerzo el colectivo enfermero tiene dentro de la sanidad del país. Craso error. A quien corresponda, que rectifique.

*Imagen extraída del blog http://www.enfermeriaymascosas.com

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Larga vida a la enfermería

Siempre recordaré una de mis primeras guardias como residente. Eran las 4 de la madrugada y el teléfono de la habitación de guardia sonó para advertirme que había llegado un paciente. Con los nervios y la incertidumbre del «pediatra en prácticas», me dirigí al servicio de urgencias. A medida que me iba acercando al lugar de los hechos, un extraño sonido ,entre lo humano y lo animal, se iba haciendo más patente. Al entrar en el servicio, Rosi, una de las enfermeras más experimentadas me dijo con cariño «Es la típica laringitis estridulosa. Ya le he puesto la nebulización de budesonida. ¿Quieres que haga alguna cosa más?» Lo cierto es que solo me faltó decirle «Sí, abrazarme fuerte y decirme que está todo controlado». Bromas a parte, lo cierto es que aquella noche supe que el colectivo de enfermería iba a ser un pilar importante para mi formación como pediatra. Y así fue. Durante los años como médico residente aprendí muchísimo de mis compañeras de enfermería, tanto en el aspecto asistencial como en la parte humana. Una vez terminada la residencia, enfermeras y enfermeros han sido parte fundamental en mi desarrollo y consolidación profesional hasta el punto de confiar en ellos, en sus conocimientos, en su intuición, más que en algún que otro facultativo endiosado y poseedor de la verdad absoluta. 
*
Estos días están siendo difíciles para el colectivo enfermero. Un Real Decreto recién salido del horno limita la prescripción de enfermería dificultando así la labor de nuestras compañeras en el proceso asistencial, proceso del cual son el hilo conductor (profesional y humano) desde que el paciente entra por la puerta del hospital o centro de salud hasta que es dado de alta. Por otro lado, este fin de semana y después de años de incertidumbre,la enfermería pediátrica ha opositado al título de especialista. Un examen convocado tarde y mal ha hecho que centenares de excelentes profesionales se jueguen el título de enfermera/o pediátrica/o en un todo o nada sin sentido. Además, parece que el contenido de la prueba no solo no se adecuaba al contenido de la especialidad si no que parecía elaborado por hobbits o personajes de Crónicas de Narnia (Jordi dixit). Sirvan estos hechos para constatar, o al menos sospechar, el poco peso que,a pesar del esfuerzo el colectivo enfermero tiene dentro de la sanidad del país. Craso error. A quien corresponda, que rectifique.

*Imagen extraída del blog http://www.enfermeriaymascosas.com

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5 Consejos Para La Estimulación Temprana De La Inteligencia De Tus Hijos

Si te estás uniendo a la aventura de la paternidad, probablemente te hayas preguntado cómo puedes ayudar a tus hijos a estimular su inteligencia y sus capacidades. Hay que admitirlo, todos los padres queremos que nuestros hijos sean exitosos y alcancen sus metas personales, bien sea tener una familia, obtener el trabajo de sus sueños, ser estrellas de la música o simplemente conseguir el amor en sus vidas. Para ello, tienen que ser curiosos, […]

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La creativitat: del mite a la realitat

Us proposo un experiment molt simple, que únicament requereix que tingueu una mica de paciència. Aneu amb els vostres fills petits a algun lloc que sigui ben avorrit per a ells, el que vulgueu, i porteu-los únicament una ampolla d’aigua. Els feu estar raonablement quiets i en silenci, i que s’avorreixin força. Si ho aconseguiu, veureu que en molt poca estona l’ampolla d’aigua deixarà de ser una ampolla d’aigua, si més no dins la imaginació dels vostres fills, i la manipularan segons allò que estiguin imaginant: potser serà un coet, un nino o un tren, o qualsevol altre cosa, però no una ampolla d’aigua. I si no aconseguiu que s’avorreixin, potser seria bo practicar-ho més sovint, perquè l’avorriment és una font inesgotable de pensament creatiu. Si, tal com ho dic.

 

 

Què és la creativitat?

De fet, la creativitat no és res més que realitzar noves connexions entre elements aparentment dispars. Per a la major part d’adults, una ampolla d’aigua és només això, una ampolla d’aigua. No som capaços de veure-hi res més. Els infants, en canvi són molt més creatius que nosaltres, i ells hi poden veure qualsevol cosa; poden establir qualsevol connexió que en aquell moment els passi pel cap, i viure-la com a tal. Què vull dir amb tot això? Que la creativitat no és res estrany que ens resulti aliè, que l’haguem d’aprendre com hem de fer, per exemple, amb les taules de multiplicar. La creativitat és consubstancial a la nostra espècie. Naixem amb ella, i quan som petits és quan més creatius som (la qual cosa no vol dir que la creativitat pràctica, que és la que ens permet fer avenços útils, no necessiti altres ingredients que sí que anem aprenent amb l’edat). Anem a pams, i analitzem-ho de manera sistemàtica.

De manera general, la creativitat es pot definir com l’habilitat per qüestionar assumpcions, trencar límits intel·lectuals, reconèixer patrons que resten amagats a primera vista, observar l’entorn de manera crítica i analítica i realitzar noves connexions entre elements aparentment dispars. Quan tenim pensaments creatius s’activen unes zones molt concretes del cervell que es troben en l’anomenada escorça prefrontal, la part més exterior del cervell que se situa més o menys per darrere del front (just sota el front hi tenim l’escorça frontal). Això indica, ja d’entrada, dues coses. Primer, que la creativitat s’origina al cervell i es gestiona en unes connexions neurals concretes. I segon, que si hi ha connexions neurals implicades, la plasticitat del cervell pot afavorir-la o bé alternativament fer-la disminuir. He parlat sovint de la plasticitat del cervell, i com permet que l’ambient moduli la forma com es fan aquestes connexions.

De forma resumida, quan dues neurones es connecten per primer cop assagen la utilitat d’aquesta nova connexió. Si resulta útil, la connexió es manté i fins i tot es reforça. Si no és útil, remet i desapareix. Doncs bé, en els infants, com en els adults, els pensaments creatius van associats a noves connexions. Si quan estan realitzant processos creatius els estimulem, les connexions que formen part del cervell creatiu es mantindran, i afavorirem que aquesta característica no vagi desapareixent amb l’edat. En canvi, si els menystenim, la sensació preconscient d’aquella persona serà que allò no serveix per a res, i la connexió desapareixerà. En el cas de l’ampolla d’aigua, és molt diferent continuar amb el joc que estigui fent l’infant –és dir, estimular-lo amb una simple mirada d’aprovació–, que donar-li la sensació, amb paraules, gestos o mirades, que allò que està fent és una «tonteria». En el primer cas estarem potenciant la seva capacitat creativa; en el segon l’estarem mutilant.

Cal estimular la creativitat?

El problema de la creativitat no és tant com estimular-la, perquè el cervell humà, especialment l’infantil, la genera de manera automàtica. El gran problema és no mutilar-la. Això no treu que, en el procés de maduració i sociabilització, els humans elaborem una sèrie de bloqueigs mentals, un mecanisme d’adaptació a l’entorn familiar, al sistema educatiu i als condicionaments físics, socials i culturals de cadascú, que la van limitant a poc a poc. És inevitable. Mirar-ho sempre absolutament tot des de la creativitat no resulta útil, des del punt de vista de la supervivència biològica, que sovint requereix prendre decisions de manera ràpida i no reflexiva. Per això, amb l’edat, a mesura que els assajos que fem de nens, a través principalment del joc, ens van donant respostes de com comportar-nos i relacionar-nos amb els altres i amb el món que ens envolta de la millor manera possible, a poc a poc anem agafant costums i deixem de plantejar-nos-ho tot com si fos nou, com si fos un camp abonat a la creativitat. També això és necessari, per descomptat, però si d’infants hem treballat bé la zona del cervell creatiu, de grans ens serà molt més fàcil fer-la treballar quan la necessitem, fins i tot ajudant a què s’activi conscientment. I, com tots sabeu, la necessitem sovint, la creativitat, per resoldre molts problemes de la nostra vida diària als quals potser no ens hem afrontat mai.

Dit d’una altra manera: la millor manera d’aconseguir persones que d’adultes siguin més creatives és no desafavorir la creativitat en els nostres fills i alumnes, senzillament deixant que manifestin la que ja tenen ells mateixos i valorant-la sempre en positiu. Si us interessa el tema i voleu alguns exemples concrets, us recomano que llegiu un article que vaig escriure conjuntament amb la meva esposa fa uns anys a la revista Escola Catalana.

Tots som igualment creatius?

Com podeu imaginar, la creativitat depèn de molts factors. D’una banda, depèn de com es facin les connexions al cervell, moltes en resposta a l’ambient, a l’estímul que donem als infants i joves, i sobre tot de com els ho valorem. N’he parlat en un paràgraf anterior. Penseu, però, que la millor recompensa que poden tenir, o dit amb més propietat, allò que el cervell valora de forma preconscient com a més útil, és el reconeixement social (les paraules d’ànim, l’encoratjament, l’acceptació, la valoració positiva, etc.). Per tant, en funció de com sigui la infantesa de cada persona, la creativitat final serà diferent, estimulada o mutilada.

A banda d’això, també es coneixen gens que, en funció de les variants gèniques que tingui cadascú, ens predisposen ja des del naixement, com a part del nostre programari biològic bàsic, a ser més o menys creatius. Per tant, també és cert que no tothom parteix des de la mateixa línia de sortida, ni en la creativitat ni en cap altre característica; hi ha persones que de constitució genètica ho tenen més fàcil que d’altres, però l’estimulació o alternativament la mutilació creativa afecten a tothom, de manera que una persona ben predisposada que s’hagi vist molt mutilada acabarà tenint una creativitat menor que una que li hagi succeït tot el contrari. Com a curiositat, la major part de gens identificats estan relacionats al funcionament del cervell i a la manera com les neurones es comuniquen entre elles, i n’hi ha que afecten la creativitat general (com per exemple els gens anomenats neurogulina-1 i transportador de la serotonina), altres la verbal (DRD2), la numèrica i figurativa (TPH1), la musical (AVPR2), etc., per esmentar-ne només uns quants de la dotzena llarga que actualmenthi ha identificats.

Que hi podem fer, doncs?

La creativitat diguem-ne pràctica, aquella que ens permet resoldre problemes reals de la nostra vida diària (ep!, atenció, tota la creativitat és pràctica i útil, tant la que ens permet resoldre problemes com la del nen que juga amb l’ampolla d’aigua), té tres components clarament distingibles però indissociables: experiència, habilitat de pensament creatiu i motivació, entesa aquesta com la passió i el desig interns de resoldre el problema plantejat. Per tant, no hem d’oblidar mai la motivació! Pel que fa a l’experiència no és res més que coneixement (tècnic, de procediments o intel·lectual), i com en qualsevol aprenentatge no n’hi ha prou amb fer aprendre de memòria determinats conceptes bàsics, sinó que sobre tot cal estimular perquè els infants, adolescents i joves aprenguin a aprendre i a utilitzar de forma correcta i contextualitzada els seus aprenentatges. Finalment, respecte a les habilitats de pensament creatiu, ja n’he parlat en els paràgrafs anteriors. Cal tenir present, també, que el primer joc d’un infant és sempre creatiu, en reproduir de manera innovadora allò que ha vist al seu entorn.

Per educar en la creativitat cal potenciar la fluïdesa de producció d’idees, alternatives o solucions, atès que com més idees es produeixin més probable serà trobar una solució útil. Una de les eines més emprades per augmentar la fluïdesa és l’anomenat brainstorming o «pluja d’idees», durant la qual les persones implicades generen idees no convencionals mitjançant la supressió del procediment habitual de criticar-les o rebutjar-les de manera immediata. La critica i el rebuig immediats són responsables de bona part del bloqueig creatiu. Penseu que es pot aplicar a totes les edats, i que es pot fer de moltes altres maneres, per exemple fomentant l’opinió, el diàleg i l’argumentació (aspectes que tenen tots ells una bona dosi de creativitat, atès que inclouen lavaloració crítica de situacions, buscar connexions entre elements aparentment no vinculats, etc.).

I encara hi ha un altre element important: tenir temps per pensar, per deixar que el cervell «viatgi» sol en les seves interioritats. Cal tenir temps per estar relaxat i per avorrir-se. És l’avorriment de què parlava en l’experiment que us he proposat a l’inici d’aquest post. Quan hom s’avorreix deixa de pressionar el cervell, i així és com l’escorça prefrontal té més llibertat per fer connexions noves, de trobar relacions on abans no les havia vistes. De fet, hi ha treballs molt interessants que indiquen que el moment en què els adults som més creatius és quan estem cansats. Sabeu per què? Doncs perquè quan estem cansats l’escorça frontal del cervell, que és la que està pendent de totes les informacions que ens arriben noves de l’exterior, perd eficiència de funcionament i allibera l’escorça prefronta(en el sentit de què execiex menys control sobre ella), que on es generen els pensaments creatius.

No cal però que cansem els nostres fills i alumnes perquè siguin creatius, atès que el cansament dificulta l’execució de molts altres processos mentals. En certa manera, l’efecte de l’avorriment és similar al del cansament: si el que hi ha afora no ens interessa, deixem de posar-hi atenció i alliberem la part creativa del cervell. Cal dir, però, que no em refereixo a avorrir-se en el sentit estricte de notar tedi o aversió, com ho defineix el diccionari, sinó de deixar al nostres fills -i a nosaltres mateixos- temps suficient perquè puguin fer activitats que no estiguin prèviament estructurades, organitzades i controlades per normes preestablertes.

I també és similar l’efecte d’estar relaxats. Quan estem relaxats, o quan generem un ambient perquè els nostres fills i alumnes se sentin relaxats però tanmateix motivats (recordeu que la creativitat necessita també motivació), afavorim el bon funcionament del cervell creatiu. Dit de passada, però molta atenció i que ningú ho faci, si us plau!, aquest és també un dels efectes de l’alcohol i d’altres drogues sobre el cervell, les qualstambé fan quedisminueixi l’activitat de l’escorça frontal del cervell; per això són utilitzades per algunes persones que creuen que necessiten estimular de forma artificial la seva vessant creativa. Però, per motius més que obvis, no són una bona estratègia per als infants, i en cap cas tampoc ho sónper als adults, atès que totes les drogues causen danys sovint irreversibles al cervell.

El proper post: Cervell digital: com alteren les noves tecnologies el cervell dels infants i els joves?

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¿Cómo me convertí en papá soltero?

Después de dos años de escribir en este blog, recién me atrevo a contar la historia de cómo me convertí en papá soltero, porque muchos ya piensan que soy viudo y no hay nada más lejos de la realidad. Además, me di cuenta que compartir experiencias es un consuelo para otros padres solteros, porque nos demuestra que estamos acompañados en esta dura tarea de criar hijos solos. Seguir leyendo

Imagen: «Padre Soltero». Ilustración de Gastón Hoz.
Nota publicada originalmente en BabyCenter en Octubre de 2015: http://espanol.babycenter.com/blog/mamas/como-te-convertiste-en-papa-o-mama-soltera/

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¿Cómo me convertí en papá soltero?

Después de dos años de escribir en este blog, recién me atrevo a contar la historia de cómo me convertí en papá soltero, porque muchos ya piensan que soy viudo y no hay nada más lejos de la realidad. Además, me di cuenta que compartir experiencias es un consuelo para otros padres solteros, porque nos demuestra que estamos acompañados en esta dura tarea de criar hijos solos. Seguir leyendo

Imagen: «Padre Soltero». Ilustración de Gastón Hoz.
Nota publicada originalmente en BabyCenter en Octubre de 2015: http://espanol.babycenter.com/blog/mamas/como-te-convertiste-en-papa-o-mama-soltera/

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Dame un besito

Creo que prácticamente todos los padres (y madres) nos hemos enfrentado a la situación. Mientras paseas con tu hijo, te encuentras a algún conocido (o vecino o compañero de trabajo o lo que sea) que, en algún momento, preferentemente al encontrarse contigo y/o al irse, le pide a tu pequeño que le dé un beso. Éste, como, por otra parte, es lógico, porque no conoce de nada a esa persona, se niega. Y una de dos: o el susodicho tuerce el gesto, e incluso te mira mal, o intenta obtener el beso por la fuerza, normalmente mediante alguna estratagema o chantaje que fracasa de forma miserable.
Grabémonoslo en la cabeza, pero sobre todo transmitámoselo a los demás: nuestros hijos no están obligados a darle besos a nadie. Ni siquiera a nosotros.
M. es un ejemplo extremo de ello. No le quiere dar besos a nadie, excepto a mi mujer y a mí. A nadie. Ni al llegar, ni al irse. Ni cuando le dan regalos. Se niega. Reconozco que, incluso teniendo ambos bien claro la necesidad de respetar sus ritmos personales, a veces nos hemos sentidos incómodos. Pero eso no ha frenado jamás nuestro convencimiento de que hay que dejar que se exprese libremente, y que dé solamente besos (y abrazos) a quien le apetezca. La cuestión es que, en general, no le apetece dárselos a nadie, y eso, sobre todo al despedirnos, crea momentos de tensión y de miradas, como antes señalaba, acusadoras.
Nos cuesta horrores hacer entender que no es nada personal. Ni cuestión de mala educación… Ni, sobre todo, de exceso de permisividad.
Para un niño, un beso, igual que un abrazo, es una expresión emocional. Por supuesto, a medida que van creciendo, cada vez verbalizan más sus sentimientos, pero la realidad es que una gran parte de lo que transmiten lo hacen a través de los gestos físicos: a mí me enternecen sobremanera, porque sé la búsqueda de seguridad que hay detrás, los momentos en que M. y yo estamos viendo dibujos animados juntos y busca, casi sin pensarlo, contacto conmigo a través de las manos o de los pies.
El beso como saludo es, en realidad, un constructo social. Recordemos que hay culturas en las que nisiquiera se concibe semejante uso. Los niños aprenden, poco a poco y a un ritmo más o menos natural, las reglas sociales, así que ¿por qué hemos de obligarles a cumplir de forma temprana una que, además, les incomoda, porque a través de ella les imponemos la expresión de un sentimiento que no es tal? Habría que pensar un poquitín más en la confusión emocional que eso les provoca.
No hay que dejarse llevar por esas miradas acusadoras. Ni por las indirectas (ni por las directas).
M. seguirá viendo que nosotros sí que saludamos a los demás con besos. Incluso con abrazos. Y, cuando él se sienta preparado, y su forma de expresar sus sentimientos haya madurado lo suficiente, asimilará nuestro ejemplo y empezará a hacer lo mismo. Pero para eso debemos tener paciencia y dejar que haga su propio camino.

Pero claro, cuesta hacer las cosas a contracorriente. 
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Dame un besito

Creo que prácticamente todos los padres (y madres) nos hemos enfrentado a la situación. Mientras paseas con tu hijo, te encuentras a algún conocido (o vecino o compañero de trabajo o lo que sea) que, en algún momento, preferentemente al encontrarse contigo y/o al irse, le pide a tu pequeño que le dé un beso. Éste, como, por otra parte, es lógico, porque no conoce de nada a esa persona, se niega. Y una de dos: o el susodicho tuerce el gesto, e incluso te mira mal, o intenta obtener el beso por la fuerza, normalmente mediante alguna estratagema o chantaje que fracasa de forma miserable.
Grabémonoslo en la cabeza, pero sobre todo transmitámoselo a los demás: nuestros hijos no están obligados a darle besos a nadie. Ni siquiera a nosotros.
M. es un ejemplo extremo de ello. No le quiere dar besos a nadie, excepto a mi mujer y a mí. A nadie. Ni al llegar, ni al irse. Ni cuando le dan regalos. Se niega. Reconozco que, incluso teniendo ambos bien claro la necesidad de respetar sus ritmos personales, a veces nos hemos sentidos incómodos. Pero eso no ha frenado jamás nuestro convencimiento de que hay que dejar que se exprese libremente, y que dé solamente besos (y abrazos) a quien le apetezca. La cuestión es que, en general, no le apetece dárselos a nadie, y eso, sobre todo al despedirnos, crea momentos de tensión y de miradas, como antes señalaba, acusadoras.
Nos cuesta horrores hacer entender que no es nada personal. Ni cuestión de mala educación… Ni, sobre todo, de exceso de permisividad.
Para un niño, un beso, igual que un abrazo, es una expresión emocional. Por supuesto, a medida que van creciendo, cada vez verbalizan más sus sentimientos, pero la realidad es que una gran parte de lo que transmiten lo hacen a través de los gestos físicos: a mí me enternecen sobremanera, porque sé la búsqueda de seguridad que hay detrás, los momentos en que M. y yo estamos viendo dibujos animados juntos y busca, casi sin pensarlo, contacto conmigo a través de las manos o de los pies.
El beso como saludo es, en realidad, un constructo social. Recordemos que hay culturas en las que nisiquiera se concibe semejante uso. Los niños aprenden, poco a poco y a un ritmo más o menos natural, las reglas sociales, así que ¿por qué hemos de obligarles a cumplir de forma temprana una que, además, les incomoda, porque a través de ella les imponemos la expresión de un sentimiento que no es tal? Habría que pensar un poquitín más en la confusión emocional que eso les provoca.
No hay que dejarse llevar por esas miradas acusadoras. Ni por las indirectas (ni por las directas).
M. seguirá viendo que nosotros sí que saludamos a los demás con besos. Incluso con abrazos. Y, cuando él se sienta preparado, y su forma de expresar sus sentimientos haya madurado lo suficiente, asimilará nuestro ejemplo y empezará a hacer lo mismo. Pero para eso debemos tener paciencia y dejar que haga su propio camino.

Pero claro, cuesta hacer las cosas a contracorriente. 
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¿Qué es una mamá?

Mamá es guardiana, maestra, artista, enfermera, superhéroe, cocinera, estilista, lavandera, deportista, camarógrafa, fotógrafa, psicóloga, y la lista sigue infinitamente. Ser mamá es elegir serlo. El instinto maternal es un mito, las madres que son buenas madres es porque quieren serlo, porque aman serlo, porque deciden serlo. No es algo impuesto por la naturaleza, es algo que les nace del alma. Seguir leyendo

Imagen: Natalia Sabransky, Mamá ilustrada.
Nota publicada originalmente en BabyCenter en Octubre de 2015: http://espanol.babycenter.com/blog/mamas/que-significa-ser-mama/

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¿Qué es una mamá?

Mamá es guardiana, maestra, artista, enfermera, superhéroe, cocinera, estilista, lavandera, deportista, camarógrafa, fotógrafa, psicóloga, y la lista sigue infinitamente. Ser mamá es elegir serlo. El instinto maternal es un mito, las madres que son buenas madres es porque quieren serlo, porque aman serlo, porque deciden serlo. No es algo impuesto por la naturaleza, es algo que les nace del alma. Seguir leyendo

Imagen: Natalia Sabransky, Mamá ilustrada.
Nota publicada originalmente en BabyCenter en Octubre de 2015: http://espanol.babycenter.com/blog/mamas/que-significa-ser-mama/

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El mejor regalo para papás

Tenemos novedades en #papanoara !

Hoy me he encontrado con la página Hi, I´m Liz gracias a la gente de howtobeADad.com.   Es una ilustradora bastante interesante… echalé un vistazo si quieres al sitio.   La serie que tiene con un padre y su hijo es fabulosa… y, desde luego, me declaro #muyfan después de ver esta viñeta:   El mejor regalo para papás sin duda ninguna

#dalegas

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Carta abierta a mis lectores

Paternidad con Apego
Paternidad con Apego – Crianza con apego, paternidad y disciplina positiva. Reflexiones, ideas y conclusiones sobre la crianza basada en el respeto y el cariño.

Una de las mejores cosas de tener un blog personal es que uno puede, si le viene en gana, expresarse libremente cuando lo necesite. Hoy es un día en el que usaré este sitio con ésa, la finalidad de desahogarme. A modo de carta abierta. En el día de ayer, en medio de otra jornada […]

La entrada Carta abierta a mis lectores se publicó originalmente en Paternidad con Apego.

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Otro que alcanza la mayoría de edad y el pequeño ya no lo es tanto

Ayer dieron de alta a mi madre, me he podido poner un poco al día en el despacho y he encontrado un hueco para esta entrada que, por otra parte, era obligada porque el calendario no perdona.


El día 3 de este mes, S. cumplió 8 años y -topicazo va- por mucho que vaya cumpliendo años, sigue siendo el pequeño. Como el «problema» tenía difícil solución, decidimos ser drásticos y … ¡ahora espera una hermanita!, con lo cual se acabaron las tonterías de niño pequeño 😉 Seguramente se le acabarán de golpe y, dentro de unos años, será la hermanita la de las tonterías. Sí, es cierto, pero cuando llegue el momento -si todavía no estoy ingresado en un geriátrico- ya me ocuparé del problema.

Pues eso, S. cumplió sus 8 añazos y su madrina ya se encargó de regalarle algo del Barça … Sí, siempre le regala cosas del Barça (hasta ahora compaginaba esa característica con que fuera útil, ya sabéis, la típica mochila del cole, el estuche, una toalla, etc ¡del Barça!) y en esta ocasión ha prescindido de uno de los elementos del regalo: la utilidad. Ahora, sin rubor alguno, le ha regalado una bandera del Barça (por orden de su madre ya luce colgada en la pared de su cuarto al lado de la del centenario del Sevilla) y una bufanda. No sé, debe existir un temor -más que fundado- de que un niño que vive rodeado de sevillistas está en permanente peligro acerca de la fidelidad a sus colores. ¡Y el niño es del Barça para que su madre no estuviera sola! Es verdad, eso dice mucho del gran corazón que tiene … hacia su madre, no hacia ese equipo.

Bueno, dejando ya ese tema del jodío niño, creo que pasó un día muy agradable. En casa tenemos la costumbre de que ese día se coma lo que el homenajeado elija (suerte que no han probado nunca el caviar y el jamón, aunque les gusta mucho, no lo consideran un manjar propio de dioses) y S. quiso que hiciéramos una raclette. Pues nada, todos contentos (imaginaos por un momento que el niño tuviera una absoluta y desenfrenada pasión por las acelgas) y disfrutando del ágape que, ¡cómo no!, incluyó el típico pastel.

Y llegó el día 10 y P. se nos hizo mayor de edad (¡¿ya tengo dos hijos mayores de edad y en la Universidad?!) Todavía estamos intentando digerir eso de tener hijos mayores y estar esperando un bebé. Sí, ya sé, tanto A. como yo somos dos portentos de la naturaleza, pero seguimos pensando cómo se compaginan esos, por ejemplo, permisos para salir por la noche, con los cambios de pañales. Siendo optimista, será más fácil ver a qué hora ha llegado el noctámbulo porque es posible que nos pille dando de comer al retoño, ¿no?

P. eligió comer algo que a los que ya tenemos una edad, independientemente de que nos guste o no, su ingesta nos provoca una serie de consecuencias. Quiso huevos fritos con bacon y toneladas de patatas fritas con ketchup y salsa brava. Vamos, un frenesí de grasas saturadas y el colesterol campando a sus anchas en nuestro interior. Pero bueno, ¿él es feliz así? Pues eso, sus padres «encantados»

Durante la semana, su madre y M., su novia, le prepararon una fiesta sorpresa en casa de M, grande y con jardín. Creo que fueron unos 30 amigos. A. y yo estuvimos un rato ayudando a montarlo todo (¡qué menos podíamos hacer encima que ellos ponían la casa!). Después, de forma improvisada, salió una cena con los padres de la novia (no es el título de una película) y lo pasamos muy bien.

M., la novia, le preparó un vídeo con las imágenes que Ma y yo le enviamos, junto con otras actuales de amigos y familia. No lo cuelgo porque no tengo la autorización de los que participan (por no tener, no tengo ni la mía)

Para acabar, y a modo de moraleja, decir que sí, que nos hacemos mayores, pero desde hace un tiempo esta verdad universal la veo de otra forma desde que mi amigo D., el irlandés, me lo explicó. A medida que nuestros hijos se hacen mayores (y, a la vez, nosotros también) en sus rostros se refleja cada vez esa belleza que nosotros les entregamos. Es una forma gráfica de explicar ese amor que pasa de padres a hijos. En las madres, se ve de forma mucho más clara: Mientras las madres maduran, las hijas se van haciendo cada vez más y más guapas … porque sus madres les van transmitiendo su belleza. ¡Ea!, pues ya está
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Otro que alcanza la mayoría de edad y el pequeño ya no lo es tanto

Ayer dieron de alta a mi madre, me he podido poner un poco al día en el despacho y he encontrado un hueco para esta entrada que, por otra parte, era obligada porque el calendario no perdona.


El día 3 de este mes, S. cumplió 8 años y -topicazo va- por mucho que vaya cumpliendo años, sigue siendo el pequeño. Como el «problema» tenía difícil solución, decidimos ser drásticos y … ¡ahora espera una hermanita!, con lo cual se acabaron las tonterías de niño pequeño 😉 Seguramente se le acabarán de golpe y, dentro de unos años, será la hermanita la de las tonterías. Sí, es cierto, pero cuando llegue el momento -si todavía no estoy ingresado en un geriátrico- ya me ocuparé del problema.

Pues eso, S. cumplió sus 8 añazos y su madrina ya se encargó de regalarle algo del Barça … Sí, siempre le regala cosas del Barça (hasta ahora compaginaba esa característica con que fuera útil, ya sabéis, la típica mochila del cole, el estuche, una toalla, etc ¡del Barça!) y en esta ocasión ha prescindido de uno de los elementos del regalo: la utilidad. Ahora, sin rubor alguno, le ha regalado una bandera del Barça (por orden de su madre ya luce colgada en la pared de su cuarto al lado de la del centenario del Sevilla) y una bufanda. No sé, debe existir un temor -más que fundado- de que un niño que vive rodeado de sevillistas está en permanente peligro acerca de la fidelidad a sus colores. ¡Y el niño es del Barça para que su madre no estuviera sola! Es verdad, eso dice mucho del gran corazón que tiene … hacia su madre, no hacia ese equipo.

Bueno, dejando ya ese tema del jodío niño, creo que pasó un día muy agradable. En casa tenemos la costumbre de que ese día se coma lo que el homenajeado elija (suerte que no han probado nunca el caviar y el jamón, aunque les gusta mucho, no lo consideran un manjar propio de dioses) y S. quiso que hiciéramos una raclette. Pues nada, todos contentos (imaginaos por un momento que el niño tuviera una absoluta y desenfrenada pasión por las acelgas) y disfrutando del ágape que, ¡cómo no!, incluyó el típico pastel.

Y llegó el día 10 y P. se nos hizo mayor de edad (¡¿ya tengo dos hijos mayores de edad y en la Universidad?!) Todavía estamos intentando digerir eso de tener hijos mayores y estar esperando un bebé. Sí, ya sé, tanto A. como yo somos dos portentos de la naturaleza, pero seguimos pensando cómo se compaginan esos, por ejemplo, permisos para salir por la noche, con los cambios de pañales. Siendo optimista, será más fácil ver a qué hora ha llegado el noctámbulo porque es posible que nos pille dando de comer al retoño, ¿no?

P. eligió comer algo que a los que ya tenemos una edad, independientemente de que nos guste o no, su ingesta nos provoca una serie de consecuencias. Quiso huevos fritos con bacon y toneladas de patatas fritas con ketchup y salsa brava. Vamos, un frenesí de grasas saturadas y el colesterol campando a sus anchas en nuestro interior. Pero bueno, ¿él es feliz así? Pues eso, sus padres «encantados»

Durante la semana, su madre y M., su novia, le prepararon una fiesta sorpresa en casa de M, grande y con jardín. Creo que fueron unos 30 amigos. A. y yo estuvimos un rato ayudando a montarlo todo (¡qué menos podíamos hacer encima que ellos ponían la casa!). Después, de forma improvisada, salió una cena con los padres de la novia (no es el título de una película) y lo pasamos muy bien.

M., la novia, le preparó un vídeo con las imágenes que Ma y yo le enviamos, junto con otras actuales de amigos y familia. No lo cuelgo porque no tengo la autorización de los que participan (por no tener, no tengo ni la mía)

Para acabar, y a modo de moraleja, decir que sí, que nos hacemos mayores, pero desde hace un tiempo esta verdad universal la veo de otra forma desde que mi amigo D., el irlandés, me lo explicó. A medida que nuestros hijos se hacen mayores (y, a la vez, nosotros también) en sus rostros se refleja cada vez esa belleza que nosotros les entregamos. Es una forma gráfica de explicar ese amor que pasa de padres a hijos. En las madres, se ve de forma mucho más clara: Mientras las madres maduran, las hijas se van haciendo cada vez más y más guapas … porque sus madres les van transmitiendo su belleza. ¡Ea!, pues ya está
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La primera vez

El drama de querer sorprenderla y no saber bien cómo hacerlo. Un poco por incapacidad y falta de ideas, y otro poco por dificultades inertes a la paternidad. Por ejemplo, encargar un desayuno especial es un tanto complicado cuando tenés un bebé de 4 meses que elige aleatoriamente y sin avisar a qué hora te […]

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