CRISTINA, MANUELA Y PACA

En un país como el nuestro en el que tener un trabajo ya no garantiza no ser pobre, y en el que las mujeres continúan siendo las más vulnerables en un mercado laboral que no entiende de dignidad, es más necesario que nunca hacer un ejercicio de memoria que reconozca la lucha de todas esas ciudadanas que siempre tuvieron claro que es imposible la democracia sin la efectiva garantía de los derechos de los trabajadores y las trabajadoras. En un país tan desmemoriado como el nuestro, y en el que la memoria continúa teniendo un marcado sesgo androcéntrico, es urgente que recuperemos el hilo de todas esas mujeres, pioneras en tantos frentes, que continúan ausentes en los libros de texto.
En un día como hoy, en el que deberíamos recordar como las medidas de austeridad adoptadas con el pretexto de la crisis están provocando una imparable feminización de la pobreza, nos podría servir como referente y como impulso la trayectoria de tres mujeres que fueron y son esenciales en la construcción de nuestra imperfecta pero bendita democracia. Tres mujeres tan distintas entre sí pero tan iguales en su compromiso social y político como fueron y son Paca Sauquillo, Manuela Carmena y Cristina Almeida. Justo cuando se acaban de conmemorar los 40 años del atentado de Atocha, se ha publicado un hermoso y necesario libro en el que se nos cuentan sus dilatadas militancias a favor de los derechos laborales, de la igualdad de mujeres y hombres o de la gestión pacífica de los conflictos. El libro, que se lee con la facilidad de un relato periodístico y con la emoción de una novela pegada a la vida, supone un hermoso ejercicio de reconocimiento y memoria que todas y todos deberíamos leer para tener claro de dónde venimos, cuánto costó alcanzar determinadas conquistas y, lo más importante, cómo de frágiles son los derechos que solemos contemplar como irreversibles. Cristina, Manuela y Paca nos muestra el duro camino recorrido por unas mujeres que fueron pioneras en los ámbitos judicial y político, que tuvieron que enfrentarse no solo a las estructuras de poder de la dictadura sino también a las transversales del patriarcado, y que en todo momento fueron fieles, y así continúan siéndolo hoy, a sus convicciones.
Las tres, que como suele pasar en la historia contada por y para los hombres han estado ausentes en la mayor parte de los relatos que hemos construido sobre la transición, representan todo un ejemplo de lucha por la democracia, la libertad y la igualdad. Y, sobre todo, son un claro ejemplo de entendimiento del Derecho como herramienta de protección de las y los más débiles, como instrumento de acción política que permite poner dique a los apetitos de los poderosos, como pasaporte al fin hacia un mundo presidido por la justicia social. Algo que las tres aprendieron en las calles porque, como ha escrito Carmena, “no se puede tener una idea clara de lo que es el derecho si antes las personas no están en contacto con la injusticia”. Las tres son pues un ejemplo ético a reivindicar en estos años de ceguera moral.
Las historias de estas tres mujeres a pie de barrio, que tuvieron que vérselas en muchos casos con compañeros de lucha política tremendamente machistas y hasta misóginos, deberían ser una lección obligatoria de Educación para la Ciudadanía. Justo ahora cuando nuestras certezas son más evanescentes que nunca, y cuando los derechos económicos, sociales y culturales son pisoteados por la sacrosanta libertad. Saberse cómplice de estas “tres vidas cruzadas, entre la justicia y el compromiso” podría ser el punto de partida para tomar conciencia de la responsabilidad de todas y todos frente a las injusticias que genera la suma de patriarcado y capitalismo. Todas y todos de la mano de la voluntariosa Paca, de la comprometida Cristina y de la siempre innovadora Manuela.
Las fronteras indecisas, Diario Córdoba, 1 de mayo de 2017:
http://www.diariocordoba.com/noticias/opinion/cristina-manuela-paca_1143596.html
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DE HOMBRES HERIDOS Y PERDONES QUE SALVAN

Hacía tiempo que no veía una película tan formalmente exquisita y tan equilibrada desde el punto de vista narrativo como la última del siempre interesante François Ozon. Más allá de sus virtudes formales, empezando por un blanco y negro tan poético que solo se vuelve color cuando se evoca al ausente, Frantz es un bellísimo alegato contra los horrores de la guerra. El director francés, inspirándose de lejos en la obra  antibelicista de Rostand titulada Remordimiento, nos regala un cuidadísimo relato sobre la dificultad y la necesidad del perdón. Sobre la complejidad moral que supone cerrar las heridas que en el alma dejan los disparos y la sangre.  

La historia de Adrian, el soldado francés que deja flores en la tumba sin cadáver de un alemán muerto en la primera guerra mundial, el Frantz del título, es también una recreación de cómo el patriarcado y la patria se alían a través de las fratrías viriles creando enemigos y odios, y de cómo las mujeres acaban siendo las más sufrientes. Las que incluso, como en el caso de la protagonista, hacen de la renuncia el sentido de su vida y son capaces de crear una ficción que les duele con tal de no generar más dolor en quienes las rodean. El personaje de Adrián – frágil, sensible, dolorosamente herido – es al fin la viva imagen de una masculinidad disidente, que se rebela contra los mandatos que le hicieron ser un hombre de verdad. En este sentido, las sutiles dudas que plantea Ozon sobre una atracción homoerótica entre él y Frantz contribuyen a dibujarnos un mapa de afectos y emciones que escapan de los binomios.

Con un final que es todo un canto a la vida, Frantz tiene el aroma de un clásico y un pulso cinematográfico que uno echa de menos en las pantallas actuales. Es no solo una bella historia pacifista sino también una honda reflexión sobre cómo la ternura puede ser al fin un arma de construcción masiva. 

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DE HOMBRES HERIDOS Y PERDONES QUE SALVAN

Hacía tiempo que no veía una película tan formalmente exquisita y tan equilibrada desde el punto de vista narrativo como la última del siempre interesante François Ozon. Más allá de sus virtudes formales, empezando por un blanco y negro tan poético que solo se vuelve color cuando se evoca al ausente, Frantz es un bellísimo alegato contra los horrores de la guerra. El director francés, inspirándose de lejos en la obra  antibelicista de Rostand titulada Remordimiento, nos regala un cuidadísimo relato sobre la dificultad y la necesidad del perdón. Sobre la complejidad moral que supone cerrar las heridas que en el alma dejan los disparos y la sangre.  

La historia de Adrian, el soldado francés que deja flores en la tumba sin cadáver de un alemán muerto en la primera guerra mundial, el Frantz del título, es también una recreación de cómo el patriarcado y la patria se alían a través de las fratrías viriles creando enemigos y odios, y de cómo las mujeres acaban siendo las más sufrientes. Las que incluso, como en el caso de la protagonista, hacen de la renuncia el sentido de su vida y son capaces de crear una ficción que les duele con tal de no generar más dolor en quienes las rodean. El personaje de Adrián – frágil, sensible, dolorosamente herido – es al fin la viva imagen de una masculinidad disidente, que se rebela contra los mandatos que le hicieron ser un hombre de verdad. En este sentido, las sutiles dudas que plantea Ozon sobre una atracción homoerótica entre él y Frantz contribuyen a dibujarnos un mapa de afectos y emciones que escapan de los binomios.

Con un final que es todo un canto a la vida, Frantz tiene el aroma de un clásico y un pulso cinematográfico que uno echa de menos en las pantallas actuales. Es no solo una bella historia pacifista sino también una honda reflexión sobre cómo la ternura puede ser al fin un arma de construcción masiva. 

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Ganglios inflamados

ADENOPATIAS Después de unas semanas sin escribir, volvemos a la carga. En esta ocasión vamos a abordar un tema muy frecuente durante la edad pediátrica. ¿Quién no ha oído decir alguna vez que “el niño tiene un ganglio”?. Hoy hablamos de las adenopatías. Los ganglios forman parte del sistema linfático que está constituido por la …leer más

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Opinión de Guardianes de la Galaxia Vol 2.

El viernes hemos visto Guardianes de la Galaxia Vol 2 y, como siempre, me gusta reposar las películas antes de emitir un juicio más o menos serio. Tranquilos, no habrá spoilers de la película. Si bien, quizás deberíais verla antes de leer mi opinión. En vuestro criterio lo dejo. Por empezar por el final diré […]

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FEUD: LAS MUJERES MAYORES TAMBIÉN EXISTEN

En los últimos años, y desde el punto de la construcción de relatos, las series televisivas se están convirtiendo en un espacio mucho más plural y contemporáneo que el cine. No solo estamos disfrutando en la pequeña pantalla de productos excelentemente manufacturados sino que también tenemos la oportunidad de seguir historias que hacen visibles realidades habitualmente ignoradas por el cine comercial. Algo de lo que saben mucho las mujeres, no solo limitadas en cuanto a su papel protagonista en los oficios cinematográficos y en las mismas películas, sino también en cuanto a la presencia de su mirada sobre la vida y, por tanto, tan ausentes en los imaginarios colectivos. Una situación que se agrava cuando las mujeres llegan a una determinada edad que el mercado neoliberal no considera compatible con las expectativas de negocio. Un negocio que sigue marcado por el control sobre el cuerpo femenino, por la constante sexualización de la mitad de la Humanidad y por la cosificación de quienes solo parecen importar en cuanto objetos que son mirados por hombres.

En este sentido, han sido reiteradas en los últimos tiempos las reivindicaciones de las actrices que cuando superan una determinada frontera de años prácticamente desaparecen o son devaluadas a roles muy secundarios. Algo que no sucede con sus colegas varones que pueden continuar siendo maduros interesantes y galanes con canas. Este terrible drama es precisamente el núcleo de la estupenda serie que en estas semanas emite HBO con el acertado título de FEUD (disputa). En ella no solo asistimos al enfrentamiento de dos grandes del Hollywood clásico, Joan Crawford y Bette Davis durante el rodaje de la mítica Qué fue de Baby Jane, sino que lo que me ha resultado más interesante de esta producción televisiva es el acercamiento al drama que viven dos mujeres que cuando cumplen años son ignoradas por la industria, a las que se les niega una voz propia y que acaban siendo sufrientes esclavas de un orden patriarcal, en aquellos años avalado por los grandes estudios, en el que los varones todopoderosos crean productos en los que ellos desean y ellas son las deseadas. Un dualismo jerárquico en el que lógicamente cotizan poco o nada las arrugas y la experiencia de unas mujeres que en su momento cautivaron al público.
Disfrutar además de las enormes interpretaciones de Jessica Lange, en el papel de Joan, y Susan Sarandon, haciendo de Bette, otras dos grandes actrices maduras a las que el cine parece haber dado la espalda, es razón más que suficiente para no perderse esta disputa que nos alerta sobre la que debería ser una cuestión esencial del feminismo: el espacio y la voz que nuestras sociedades ofrecen a las mujeres cuando el mercado masculino y androcéntrico las expulsa a las afueras. Ese lugar en el que acaban todas las que ya no disponen de un cuerpo capaz de generar los deseos que los varones miramos, admiramos y pagamos. Ese, y no la rivalidad entre mujeres que tanto le gusta alimentar al patriarcado, es el tema central de Feud, una de esas series que ninguna persona cinéfila ni feminista debería perderse. Para continuar aprendiendo qué privilegios hay que desmontar y qué revolución queda por hacer.
PUBLICADO EN LA WEB DE CLÁSICAS Y MODERNAS, 28-4-17:
http://www.clasicasymodernas.org/tv-gafas-violetas-feud/
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FEUD: LAS MUJERES MAYORES TAMBIÉN EXISTEN

En los últimos años, y desde el punto de la construcción de relatos, las series televisivas se están convirtiendo en un espacio mucho más plural y contemporáneo que el cine. No solo estamos disfrutando en la pequeña pantalla de productos excelentemente manufacturados sino que también tenemos la oportunidad de seguir historias que hacen visibles realidades habitualmente ignoradas por el cine comercial. Algo de lo que saben mucho las mujeres, no solo limitadas en cuanto a su papel protagonista en los oficios cinematográficos y en las mismas películas, sino también en cuanto a la presencia de su mirada sobre la vida y, por tanto, tan ausentes en los imaginarios colectivos. Una situación que se agrava cuando las mujeres llegan a una determinada edad que el mercado neoliberal no considera compatible con las expectativas de negocio. Un negocio que sigue marcado por el control sobre el cuerpo femenino, por la constante sexualización de la mitad de la Humanidad y por la cosificación de quienes solo parecen importar en cuanto objetos que son mirados por hombres.

En este sentido, han sido reiteradas en los últimos tiempos las reivindicaciones de las actrices que cuando superan una determinada frontera de años prácticamente desaparecen o son devaluadas a roles muy secundarios. Algo que no sucede con sus colegas varones que pueden continuar siendo maduros interesantes y galanes con canas. Este terrible drama es precisamente el núcleo de la estupenda serie que en estas semanas emite HBO con el acertado título de FEUD (disputa). En ella no solo asistimos al enfrentamiento de dos grandes del Hollywood clásico, Joan Crawford y Bette Davis durante el rodaje de la mítica Qué fue de Baby Jane, sino que lo que me ha resultado más interesante de esta producción televisiva es el acercamiento al drama que viven dos mujeres que cuando cumplen años son ignoradas por la industria, a las que se les niega una voz propia y que acaban siendo sufrientes esclavas de un orden patriarcal, en aquellos años avalado por los grandes estudios, en el que los varones todopoderosos crean productos en los que ellos desean y ellas son las deseadas. Un dualismo jerárquico en el que lógicamente cotizan poco o nada las arrugas y la experiencia de unas mujeres que en su momento cautivaron al público.
Disfrutar además de las enormes interpretaciones de Jessica Lange, en el papel de Joan, y Susan Sarandon, haciendo de Bette, otras dos grandes actrices maduras a las que el cine parece haber dado la espalda, es razón más que suficiente para no perderse esta disputa que nos alerta sobre la que debería ser una cuestión esencial del feminismo: el espacio y la voz que nuestras sociedades ofrecen a las mujeres cuando el mercado masculino y androcéntrico las expulsa a las afueras. Ese lugar en el que acaban todas las que ya no disponen de un cuerpo capaz de generar los deseos que los varones miramos, admiramos y pagamos. Ese, y no la rivalidad entre mujeres que tanto le gusta alimentar al patriarcado, es el tema central de Feud, una de esas series que ninguna persona cinéfila ni feminista debería perderse. Para continuar aprendiendo qué privilegios hay que desmontar y qué revolución queda por hacer.
PUBLICADO EN LA WEB DE CLÁSICAS Y MODERNAS, 28-4-17:
http://www.clasicasymodernas.org/tv-gafas-violetas-feud/
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Topher y Rosenberg, una familia adorable

Topher Brophy y su hijo Rosenberg tienen una relación muy estrecha y envidiable. Se visten igual, son atléticos y padre e hijo disfrutan de una buena broma. Documentan su vida juntos en Instagram por sus 131.000 seguidores que aman sus vestidos a juego y personalidades divertidas. Oh, ¿te hemos dicho Rosenberg es un perro?   […]

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Póngame un helado de búho moribundo, por favor…

Ayer, paseando por la bellísima Granada, nos paramos en el escaparate de una heladería bastante pintoresca. Cada sabor venía con su atrezzo correspondiente. Hasta aquí todo relativamente normal, excepto para los muy escrupulosos, que automáticamente se preguntarán si todos los cachivaches instalados directamente encima del helado habrán sido debidamente desinfectados —sé de lo que hablo, […]

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Troleando al enano

Sabes que tienes que mejorar tus conocimientos ornitológicos cuando, circulando por un camino rural, ves un pajarraco de cierta envergadura aterrizar en el arcén,y le dices todo emocionado a tu hijo: ‘¡Mira Diego, un águila!’, y cuando llegas a su altura ves que es una miserable urraca. Si eres un padre como Dios manda le […]

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DIEGO, EL CURIOSO

El ser humano necesita evaluar hasta dónde puede llegar. Ponerse metas, superarlas y volver a cuestionar sus límites. Los niños, más curiosos todavía si cabe, exploran, estudian, interaccionan con su entorno de un modo temerario, enarbolando con vehemencia la bandera del “¿Qué pasaría si…?” Es por eso que meten los dedos en los enchufes, se […]

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Viernes dando la nota #199: The Look

Cambio de look. Mi trabajo consiste básicamente en hacer lo más atractivo posible lo que muchas veces es repulsivo, indignante, o directamente aburrido. Un diario, las noticias del día de ayer. Muchas de mis tareas al cabo del día se resumen en "cuádramelo" o un "haz que quede bonito", a la espera de que la varita mágica funcione, como lo hacen el botón de ‘copy’ de la fotocopiadora o el ‘go’

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Viernes dando la nota #199: The Look

Cambio de look. Mi trabajo consiste básicamente en hacer lo más atractivo posible lo que muchas veces es repulsivo, indignante, o directamente aburrido. Un diario, las noticias del día de ayer. Muchas de mis tareas al cabo del día se resumen en «cuádramelo» o un «haz que quede bonito», a la espera de que la varita mágica funcione, como lo hacen el botón de ‘copy’ de la fotocopiadora o el ‘go’ de la máquina de cafés. Puedes hacerlo con cuatro, cinco, no con treinta y tantos encargos. Hace tiempo que la magia pierde terreno, por desgaste, por hartazgo, o porque simplemente no funciona así. Uno no puede diseñar una revista de estilo o diseño cada tarde, menos aún con los mimbres que te racanean. De vez en cuando la magia –llámalo magia, llámalo la Fuerza, o simplemente restos de talento– le da a uno para hacer un diseño resultón. Sólo de vez en cuando. Hasta las tipografías pasan de moda. Incluso los formatos. Y hasta las frases hechas. Cosas de tendencias y eso que llaman «ponerse al día». La labor de los diseñadores gráficos se pone cada día en un escaparate para que todos juzguen, todos opinen. Y como casi todas las causas, hay un día para reivindicarlos: ayer. Irónico, ¿verdad? Siempre ayer. «Si no puedes hacerlo bonito, hazlo grande. Si no puedes hacerlo grande, hazlo rojo«. Yo nunca renunciaré al rojo. Nunca pasará de moda.

Cuando Suede lanzó su primer single, The Drowners, Nirvana había puesto de moda el grunge. Y el britpop inventó un nuevo mesías, unos nuevos The Smiths. Hacía falta plantar cara al rock alternativo americano. Yo escuchaba los dos, y más cosas. Estos me recordaban al Bowie de Ziggy, o a Echo and The Bunnymen; los de Kobain me los hacían olvidar y me mostraban nuevas formas. Entremezclados se mantenían el metal de Metallica, el rock radical vasco de Kortatu, o el rockabilly de Stray Cats. En esa época yo estrenaba mis primeros ordenadores, y descubría el Photoshop, o el Pagemaker, y hacía mis primeros pinitos como maquetador y diseñador editorial. Ya entonces me tiraba el rojo, pero aprendía a mezclarlo todo, a probar variaciones, equilibrios, contrastes y composiciones imposibles.

Alguien podría haber asociado el título de este post con Roxette. También podría haber valido. En realidad la cuestión era asociar esta entrega 199 de los #VDLN con los retoques del diseño. Ya tenía ganas de sacar tiempo y darle un nuevo look al blog. Seguiré cambiando cosas, aquí, y fuera de aquí. Poco a poco. Espero que os guste la música, y los cambios. La semana que viene, más. Sed libres.

¡Feliz #VDLN! ¡Y que la Fuerza os acompañe!
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¿Importa el tamaño en el portero del fútbol base?

Hacía tiempo que quería escribir sobre este tema pero no encontraba el momento. Hace unos días una madre de un portero «bajito» se quejaba en un grupo de la escuela de porteros que a su hijo en ocasiones los equipos contrarios lo infravaloraban por su estatura. A veces hasta con comentarios tan típicos cómo «al portero chutarle por arriba que no llega». La vivencia de ese chico me hizo volverme a plantear escribir sobre el tema.

Momento de saludo entre Cambrils UCF
y Fenerbahçe. Gran diferencia de estatura
entre Pau y el portero rival

¿Importa el tamaño del portero de fútbol base?. Yo creo que sí y bastante. Me explico. Ser más alto no te hace ser mejor portero, ni mucho menos, pero sí te da cierta ventaja en circunstancias del juego. No soy un técnico entendido y tal vez mi siguiente apreciación sea errónea, pero alguna vez me  ha parecido mejor técnicamente un portero pequeño de un equipo humilde que porteros grandes de equipos importantes. Aunque luego miras el fútbol base de los equipos punteros y la mayoría tienen porteros grandes. 

¿Esto significa que a un chico bajito hay que negarle la ilusión de ser portero? Ni mucho menos. Cualquier chaval debe poder hacer el deporte que desee aunque no tenga el mejor físico para ello. En los pocos años que llevo viendo fútbol base siguiendo a mi hijo, he visto chicos bajitos con grandes condiciones de portero y que disfrutan en esa posición. Y al final lo importante es eso, que disfruten. No llegarán a ser profesionales seguramente, pero es que el portero grandote que ficha por un equipo importante por su tamaño seguramente tampoco. Yo soy de los que piensa que el objetivo final de un pequeño portero es disfrutar del deporte y aprender de sus valores. El objetivo no es crearse un oficio, eso lo deben hacer estudiando.

Resultado de la encuesta que realizamos en Twitter. No hay duda,
3 de cada 4 opinan que el tamaño influye en mayor o menor medida

Hace un tiempo hablamos como influía la fecha de nacimiento en el futbol base, viendo que los equipos de la élite habitualmente fichaban a chicos de los primeros meses del año. En el caso del tamaño pasa lo mismo. A misma calidad como portero, tendrá mayores oportunidad de formarse en un gran club aquel que tiene mayor estatura. Es de lógica aplastante. Por ello el chico que quiere ser portero con una estatura media-baja debe disfrutar de la posición e intentar ayudar a su equipo defendiendo la portería, sabiendo que debe suplir la falta de altura con otras condiciones importantes para parar el balón.

Imagen comparativa de la altura de Casillas, Campos y Neuer
Fuente: Blog «Como ser un arquero profesional«

Y eso no sólo pasa en el fútbol base seguramente. Ante igual calidad seguramente se escogen porteros para equipos amateurs basándose mucho en la estatura. Esto es como en el baloncesto: si no eres alto lo tienes complicado, si eres un poco alto para base o alero y si eres exageradamente alto para pivote. 
Pau con el portero del PSV Eindhoven
tras disputar partido en el Mundialito
Además de ser bastante alto,
técnicamente muy bueno.

Como sabéis todas nuestras reflexiones se originan de las vivencias con nuestro pequeño. Pau es de estatura media. Aunque come mucho, es bastante delgado. Ello le da mucha agilidad y rapidez, pero hace que no tenga tanta fuerza como otros compañeros. Juega bastante bien con los pies y en el juego de posesión de su equipo suele actuar de forma bastante acertada, pero al tener que enviar algún balón largo su potencia de chute es menor que la de otros compañeros. Como siempre digo cuando hablo con algún técnico, a Pau lo que le falta es fuerza, pero eso con los años seguramente lo conseguirá. Diferente sería si lo que le faltara fuera técnica, porque eso es más difícil de conseguir. ¿Con mayor estatura y corpulencia podría parar más? Seguramente sí. Pero es lo que hay. Ahí no podemos hacer nada, simplemente ser consciente de que existen unas limitaciones «físicas». Si fuera alto, rápido, grande, fuerte, jugara perfecto con los pies, tuviera gran capacidad de salto y blocara todos los balones jugaría en un equipo puntero. Pero como es un chico «normal», estamos encantados de que siga disfrutando del fútbol en el Cambrils UCF, el equipo de nuestro pueblo 😉

¿Y vosotros que pensáis, tan importante es el tamaño en el portero del fútbol base?

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¿Importa el tamaño en el portero del fútbol base?

Hacía tiempo que quería escribir sobre este tema pero no encontraba el momento. Hace unos días una madre de un portero «bajito» se quejaba en un grupo de la escuela de porteros que a su hijo en ocasiones los equipos contrarios lo infravaloraban por su estatura. A veces hasta con comentarios tan típicos cómo «al portero chutarle por arriba que no llega». La vivencia de ese chico me hizo volverme a plantear escribir sobre el tema.

Momento de saludo entre Cambrils UCF
y Fenerbahçe. Gran diferencia de estatura
entre Pau y el portero rival

¿Importa el tamaño del portero de fútbol base?. Yo creo que sí y bastante. Me explico. Ser más alto no te hace ser mejor portero, ni mucho menos, pero sí te da cierta ventaja en circunstancias del juego. No soy un técnico entendido y tal vez mi siguiente apreciación sea errónea, pero alguna vez me  ha parecido mejor técnicamente un portero pequeño de un equipo humilde que porteros grandes de equipos importantes. Aunque luego miras el fútbol base de los equipos punteros y la mayoría tienen porteros grandes. 

¿Esto significa que a un chico bajito hay que negarle la ilusión de ser portero? Ni mucho menos. Cualquier chaval debe poder hacer el deporte que desee aunque no tenga el mejor físico para ello. En los pocos años que llevo viendo fútbol base siguiendo a mi hijo, he visto chicos bajitos con grandes condiciones de portero y que disfrutan en esa posición. Y al final lo importante es eso, que disfruten. No llegarán a ser profesionales seguramente, pero es que el portero grandote que ficha por un equipo importante por su tamaño seguramente tampoco. Yo soy de los que piensa que el objetivo final de un pequeño portero es disfrutar del deporte y aprender de sus valores. El objetivo no es crearse un oficio, eso lo deben hacer estudiando.

Resultado de la encuesta que realizamos en Twitter. No hay duda,
3 de cada 4 opinan que el tamaño influye en mayor o menor medida

Hace un tiempo hablamos como influía la fecha de nacimiento en el futbol base, viendo que los equipos de la élite habitualmente fichaban a chicos de los primeros meses del año. En el caso del tamaño pasa lo mismo. A misma calidad como portero, tendrá mayores oportunidad de formarse en un gran club aquel que tiene mayor estatura. Es de lógica aplastante. Por ello el chico que quiere ser portero con una estatura media-baja debe disfrutar de la posición e intentar ayudar a su equipo defendiendo la portería, sabiendo que debe suplir la falta de altura con otras condiciones importantes para parar el balón.

Imagen comparativa de la altura de Casillas, Campos y Neuer
Fuente: Blog «Como ser un arquero profesional«

Y eso no sólo pasa en el fútbol base seguramente. Ante igual calidad seguramente se escogen porteros para equipos amateurs basándose mucho en la estatura. Esto es como en el baloncesto: si no eres alto lo tienes complicado, si eres un poco alto para base o alero y si eres exageradamente alto para pivote. 
Pau con el portero del PSV Eindhoven
tras disputar partido en el Mundialito
Además de ser bastante alto,
técnicamente muy bueno.

Como sabéis todas nuestras reflexiones se originan de las vivencias con nuestro pequeño. Pau es de estatura media. Aunque come mucho, es bastante delgado. Ello le da mucha agilidad y rapidez, pero hace que no tenga tanta fuerza como otros compañeros. Juega bastante bien con los pies y en el juego de posesión de su equipo suele actuar de forma bastante acertada, pero al tener que enviar algún balón largo su potencia de chute es menor que la de otros compañeros. Como siempre digo cuando hablo con algún técnico, a Pau lo que le falta es fuerza, pero eso con los años seguramente lo conseguirá. Diferente sería si lo que le faltara fuera técnica, porque eso es más difícil de conseguir. ¿Con mayor estatura y corpulencia podría parar más? Seguramente sí. Pero es lo que hay. Ahí no podemos hacer nada, simplemente ser consciente de que existen unas limitaciones «físicas». Si fuera alto, rápido, grande, fuerte, jugara perfecto con los pies, tuviera gran capacidad de salto y blocara todos los balones jugaría en un equipo puntero. Pero como es un chico «normal», estamos encantados de que siga disfrutando del fútbol en el Cambrils UCF, el equipo de nuestro pueblo 😉

¿Y vosotros que pensáis, tan importante es el tamaño en el portero del fútbol base?

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