En estos últimos días, semanas, incluso meses he recibido algunos mails, varios DMs en Twitter, muchos mensajes de whatsapp y telegram (hasta un SMS) preguntándome porque no publico posts.
Si os soy sincero, realmente, solo me lo ha dicho mi Santa, pero tranquilos, no os guardo rencor. Todos sabéis que estás cosas son así. Hay temporadas de sequía de ideas o falta de ganas para escribir. En realidad, mi caso es la falta de tiempo. Sí me apetece publicar, sí tengo ideas, pero no encuentro el momento para hacerlo.
Es más, este post lo he escrito igual que cuando me pongo a ver una película por la noche (me duermo… me despierto y echo para atrás, me vuelvo a dormir… me vuelvo a despertar, la vuelvo a echar para atrás. Y así hasta el infinito y más allá). En varios días.
Un día cualquiera (venga, todos juntos ¡¡¡no sabes que hora es!!!) llegamos a casa del trabajo y tenemos una lista kilométrica de cosas por hacer. Hay que preparar la cena (a lo mejor toca bajar a comprar para hacerla), ver si hay que poner una lavadora (¿no odiáis ese momento en que no hay suficiente ropa y buscas y rebuscas porque tienes que ponerla porque están los polos del colegio?), ver si hay que destender una lavadora (¿no odiáis tener que emparejar calcetines?), ver si hay que poner el lavavajillas (¿no odiáis que no coloquen bien los platos, vasos y cubiertos?), ver si hay que vaciar el lavavajillas (¿no odiáis que porque no se han colocado bien queden restos de comida en los platos, vasos y cubiertos?).
Todo eso suma a que alguna de las peques tenga deberes o examen y claro, ponte a repasar con ellas. O mejor aún, a intentar convencerlas de que te dejen comprobar si es verdad eso que dicen que llevan el examen más que perfecto. Y por supuesto, está la pequeña, que quiere que juguemos con ella. Últimamente le ha dado por maquillarme y hay tardes que me veo tendiendo mientras el esmalte (que es para muñecas) se me va levantando y se va volando.
La verdad es que la mayoría de días no hemos hecho todo antes de cenar y claro, toca terminarlo después. Pero en estos días que anochece más tarde, el terminar de cenar se alarga muuuuuucho. Así que cuando por fin has terminado todo (o por lo menos lo mínimo para no sentirte muy culpable) y te puedes sentar en el sillón para poder teclear un poco o ver una serie o película, lo único que haces es luchar para que no se te cierren los ojos (cosa que no consigues casi nunca).
Y esta, a grandes rasgos, es mi «excusa» por esta ausencia tan larga. Pero ojo, con este post no quiero que penséis «NO HAY NADA MÁS TRISTE QUE LO TUYO» porque como dice esta canción «hay miles de cosas en el mundo que son mucho peor«
Sigue leyendo ->