Como comprenderéis estamos que parecemos pollos sin cabeza. Se nos han juntado muchísimas cosas: situaciones familiares, papeleos con una burocracia «tortuguil», preparativos en la casa, obras…, y claro estamos con cien cosas a la vez.
En estos primeros días han pasado varias cosas:
* Agradecer a todos aquellos que nos han felicitado por el gran acontecimiento. Habéis sido muchos (blog, mail, teléfono, en persona…). Muchos de vosotros no habíais dado señales de vida nunca, y habéis aparecido en este momento tan especial. Muchísimas gracias a todos.
* María José, del blog «Papás por adopcion» nos ha enviado un regalito muy especial: uno de sus ejemplares dedicado. ¡Gracias María José!, ha sido todo un detallazo por tu parte, y además has debido poner las pilas al personal de correos porque ha llegado en un tiempo record (jeje).
* En el proceso de adopción en Hungría, cuando se recibe la asignación, una de las cosas que hay que preparar es una caja en la que se debe incluir una carta para los niños en la que te presentas y de das a conocer; fotos en diferentes situaciones, y unos regalitos para los peques. Es una excelente forma de que los niños vayan asociando ideas, imágenes y se vayan haciendo a la idea de los nuevos acontecimientos. Ahh! Por su puesto que la carta que les escribimos la tradujimos al húngaro con ayuda de la ECAI.
Aunque la idea de enviar una/s cajas parece tarea fácil no lo es del todo. Yo hubiera metido hasta un elefante, pero claro… ¿dónde meto la piscina para que el elefante se bañe dentro de la caja? (jejeje). Hay que hacer una selección y tener en cuenta la edad de los peques. No vale cualquier regalo, tiene que ser algo acorde con su edad y con la normativa de la UE.
¿Qué hago primero, comprar los juguetes o la caja? Nosotros compramos primero la caja, y decidimos amoldarnos a esas dimensiones. Esto tiene ventajas e inconvenientes. Primero, el diseño de la caja es importante porque es lo primero que ven los niños y les tiene que llamar la atención. Por otro lado no puedes meter todo lo que tu quieras. ¿Qué pusimos? Un poco de todo: peluches, pelotas, pistola de agua, pinturas, cuadernos para colorear y de pegatinas, coches, gominolas…
Una vez que ya está todo listo, pusimos una etiqueta en cada una de las dos cajas con el nombre de cada uno de los niños, las envolvimos con papel continuo y lo llevamos a correos.
La caja, bueno en este caso las cajas (2) pesaban bastante y en correos había mucha gente, de manera que tuvimos que esperar en la fila hasta que llegara el turno. Me daba «cosa» dejar las cajas en el suelo a pesar de que pesaban, por si se manchaban. Luego uno piensa y se da cuenta que el personal de correos no va a colocar esas cajas sobre paños. Os lo cuento porque fijaros cuál era mi preocupación (que no se mancharan las cajas, jeje)
Cuando nos llegó el turno, una empleada con cara triste, cansada y con ciertos aires de repollo (probablemente estaría agotada de tanto trabajo) nos preguntó si habíamos rellenado el certificado de envío. No había ninguno en el mostrador así que le dijimos que no. Nos proporcionó uno y seguidamente nos preguntó cuál era el contenido de los paquetes. Al decirle que eran juguetes nos miró cual extraterrestre y le comentamos por encima la situación. Amigos, en qué hora se lo dijimos. Le cambió la cara, una fuerza sobrenatural se apoderó de ella y lo que era tristeza y cansancio con cara «repollil», se convirtió en amabilidad, rapidez y una sonrisa ocupó su rostro. Nos quitó el certificado que teníamos que rellenar y dijo que lo rellenaría ella informáticamente y que se alegraba mucho de nuestra situación.
Nos hizo todo el papeleo en un santiamén. No sé si nuestra situación la relacionó con alguna experiencia suya, pero el caso es que se convirtió en otra persona.
Desde aquí, agradezco a esta persona su labor y ayuda. Significó mucho para mí.
Esperamos que las dos cajas que rellenamos con tanto sentimiento y amor les gusten a nuestros peques.