El 81% de los adolescentes se confiesa preocupado por el Ciberacoso.


Hasta ahora hemos visto algunos de los ciberdelitos con los que se pueden encontrar nuestros hijos en la red. Algunos con consecuencias directas muy graves. Más adelante hablaremos sobre la pornografia y los pederastas (depredadores) en la red, le dedicaremos una atención especial debido a su importancia y el peligro que entrañan. El conjunto de los ciberdelitos puede resultar muy agobiante pero desglosándolos poco a poco, intentaremos entenderlos, prevenirlos y evitarlos. El prohibir el uso del ordenador, el uso de consolas o teléfonos móviles, no sirve de nada. Lo prohibido atrae todavía más. No se puede prohibir la curiosidad. Por este motivo es muchísimo mejor compartir la educación en la web con tu hijos.
Prohibir no funciona.

Pero,como padres/madres, ¿Qué podemos hacer ante esta situación? ¿Cómo podemos controlar todo esto?. Desde mi  experiencia como padre, usuario de la web y debido a mi conexión profesional permanente en la red puedo ofrecer consejos, indicaciones y ayudar a encontrar las herramientas necesarias para poder hacer frente a los ciberdelitos dirigidos a nuestros hijos. En el momento en el que el ciberdelito ya se ha cometido, las competencias pasan a otro tipo de profesionales como son los psicólogos. Por que el “daño” ya está hecho. Y no debemos olvidar que el “daño” puede llegar a ser enorme, en algunos casos irreparable. Por  todo esto, es por lo que apuesto por una educación activa contra los ciberdelitos. No quiero tener la necesidad de recurrir a los servicios de un psicólogo. Voy a trabajar con mi hijo cada dia en la red para educar y prevenir. Por que sus inquietudes en estos temas han de ser también las nuestras. Realmente, ¿Sabes qué hace tu hijo en las redes sociales? ¿Qué tipo de contenidos publica? ¿Qué tipo de páginas visita? ¿Conoces su historial de navegación?
– 81% de los adolescentes se confiesa preocupado por el Ciberacoso.
– 1 de cada 5 niños/as han recibido una proposición sexual en la red.
– Crece alarmantemente el aumento del ciberacoso en los videojuegos a niños cada vez más pequeños.
– 80% de la actividad de los menores se registra en la redes sociales.
– 11% de los adolescentes españoles entre 12 y 18 años han sufrido maltrato psicológico a través de la red.
– El 5’9 de los menores españoles usuarios de teléfono móvil, reconoce haber recibido mensajes o llamadas de otros menores metiéndose con el/ella.
La actual educación pasiva sobre el tema de los ciberdelitos no tiene ningún resultado. Me niego a contemplar cada dia en los informativos como este tipo de delitos telemáticos contra los menores se van sucediendo y ante los cuáles institucionalmente no se adopta ningun tipo de medida.
En casa con nuestros hijos podemos hacer una guerra de guerrillas contra el Ciberacoso. Si adoptamos un tipo de educación clara, directa , sin tabúes y sobre todo compartida; tenemos posibilidades de lograr pequeñas victorias que nos llevaran a nuestro objetivo final. Y, ¿Cuál ha ser nuestro objetivo final? Lograr que nuestros hijos el dia de mañana sean ciudadanos #3.0, respetuosos, educados y competentes en la web y sus redes sociales. Les debemos una educación y una formación para intentar hacer una red más libre y más segura.
Fuentes:  GDT, Estudio «Juventud y Violencia» de la Fundación Pfizer, Jose Romero.
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El 81% de los adolescentes se confiesa preocupado por el Ciberacoso.


Hasta ahora hemos visto algunos de los ciberdelitos con los que se pueden encontrar nuestros hijos en la red. Algunos con consecuencias directas muy graves. Más adelante hablaremos sobre la pornografia y los pederastas (depredadores) en la red, le dedicaremos una atención especial debido a su importancia y el peligro que entrañan. El conjunto de los ciberdelitos puede resultar muy agobiante pero desglosándolos poco a poco, intentaremos entenderlos, prevenirlos y evitarlos. El prohibir el uso del ordenador, el uso de consolas o teléfonos móviles, no sirve de nada. Lo prohibido atrae todavía más. No se puede prohibir la curiosidad. Por este motivo es muchísimo mejor compartir la educación en la web con tu hijos.
Prohibir no funciona.

Pero,como padres/madres, ¿Qué podemos hacer ante esta situación? ¿Cómo podemos controlar todo esto?. Desde mi  experiencia como padre, usuario de la web y debido a mi conexión profesional permanente en la red puedo ofrecer consejos, indicaciones y ayudar a encontrar las herramientas necesarias para poder hacer frente a los ciberdelitos dirigidos a nuestros hijos. En el momento en el que el ciberdelito ya se ha cometido, las competencias pasan a otro tipo de profesionales como son los psicólogos. Por que el “daño” ya está hecho. Y no debemos olvidar que el “daño” puede llegar a ser enorme, en algunos casos irreparable. Por  todo esto, es por lo que apuesto por una educación activa contra los ciberdelitos. No quiero tener la necesidad de recurrir a los servicios de un psicólogo. Voy a trabajar con mi hijo cada dia en la red para educar y prevenir. Por que sus inquietudes en estos temas han de ser también las nuestras. Realmente, ¿Sabes qué hace tu hijo en las redes sociales? ¿Qué tipo de contenidos publica? ¿Qué tipo de páginas visita? ¿Conoces su historial de navegación?
– 81% de los adolescentes se confiesa preocupado por el Ciberacoso.
– 1 de cada 5 niños/as han recibido una proposición sexual en la red.
– Crece alarmantemente el aumento del ciberacoso en los videojuegos a niños cada vez más pequeños.
– 80% de la actividad de los menores se registra en la redes sociales.
– 11% de los adolescentes españoles entre 12 y 18 años han sufrido maltrato psicológico a través de la red.
– El 5’9 de los menores españoles usuarios de teléfono móvil, reconoce haber recibido mensajes o llamadas de otros menores metiéndose con el/ella.
La actual educación pasiva sobre el tema de los ciberdelitos no tiene ningún resultado. Me niego a contemplar cada dia en los informativos como este tipo de delitos telemáticos contra los menores se van sucediendo y ante los cuáles institucionalmente no se adopta ningun tipo de medida.
En casa con nuestros hijos podemos hacer una guerra de guerrillas contra el Ciberacoso. Si adoptamos un tipo de educación clara, directa , sin tabúes y sobre todo compartida; tenemos posibilidades de lograr pequeñas victorias que nos llevaran a nuestro objetivo final. Y, ¿Cuál ha ser nuestro objetivo final? Lograr que nuestros hijos el dia de mañana sean ciudadanos #3.0, respetuosos, educados y competentes en la web y sus redes sociales. Les debemos una educación y una formación para intentar hacer una red más libre y más segura.
Fuentes:  GDT, Estudio «Juventud y Violencia» de la Fundación Pfizer, Jose Romero.
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Pepi, la pipa!

En la falda de la montaña más verde que jamás hayáis imaginado se encontraba el pueblo de Fruts, de cara al mar junto a una gran Bahía. No se podía decir que Fruts fuese muy grande pero tampoco se podía decir que fuese muy pequeño. En la punta Norte de la Bahía de Fruts, se encontraba el hogar de la protagonista de nuestra historia; Pepi la Pipa. La casa dónde vivía Pepi con su familia, los Salads, era de madera blanquísima con unos grandes ventanales, que la señora Salad se encargaba de limpiar meticulosamente cada dia por la mañana. Kiko Salad, el padre de Pepi; era un ciudadano ejemplar y muy respetado en el pueblo de Fruts. Ejemplar y respetado, pero ahora mismo sin trabajo. La maldita crisis de la Sal había llevado a la quiebra a la factoría de anchoas del pueblo y el señor Salad llevaba más de un año buscando fortuna en Fruts y sus alrededores. De momento los Salads vivían de los ahorros acumulados durante toda la vida por la madre de Pepi. Escasos ahorros delante de las oscuras perspectivas.

Pepi era la Pipa más bonita de todo Fruts. Sin lugar a dudas era la más popular y admirada del instituto del pueblo. No era una pipa cualquiera, era una hermosa pipa de calabaza. Había heredado la textura de su madre y la forma de su padre, ni muy larga ni muy corta, ni muy ancha ni  muy estrecha.

A pesar de tener ya 14 años, Pepi no era consciente de la malísima situación económica por la que atravesaban sus padres y durante más de un mes pidió, suplicó, llegó incluso a exigir un Smartphone. Pepi quería uno  como todas sus amigas, eso fue lo que repitió sin cesar a su madre hasta hacerla llegar a sentir culpable.  En el pasado había sorteado la petición de un teléfono móvil regalándole a Pepi el teléfono viejo de su padre, pero ahora el tema del Smartphone le superaba. Esa misma noche después de cenar la señora Salad le comentó a su marido la nueva petición de su hija. Ambos decidieron comprárselo para navidad. “Nuestra hija no puede ser menos que las demás compañeras de su clase”. Esa fue la conclusión a la que llegaron. Y ambos , ignorantes por completo sobre el aparato en cuestión, compraron el Smartphone y se lo regalaron a Pepi esas navidades.

El Smartphone se convirtió en el amigo inseparable de Pepi. Como una extensión de su cuerpo la acompañaba constantemente en todas sus actividades diarias. “Se le pasará. Son cosas de adolescentes”. Pensó la señora Salad.

Esa primavera llegó un nuevo alumno al instituto de Fruts. Desde la cercana ciudad de Habarson se mudaron los Almonds, el benjamín de la familia era Pist Almond. Un pistacho de lo más apuesto y vivaracho. El primer dia ya era el chico más popular del Instituto. Sus graciosas presentaciones a lo largo del dia le habían servido para ser realmente conocido. Todos/as tenían curiosidad por el chico nuevo. Y ¿Cómo no?, Pepi fue una de las primeras en acercarse a presentarse, intrigada por la personalidad tan sofisticada de su nuevo compañero. En seguida conectaron, ese mismo dia se pasaron el número de teléfono quedando para hablar por la noche.
Pepi, la Pipa; estaba emocionada por esta nueva relación con el chico nuevo del pueblo. Pero Pist Almond venía de la ciudad, de otro mundo mucho más conectado y tecnológico. Aventajado en la materia tenía unos planes muy distintos de los que nuestra amiga se imaginaba.
Durante varias semanas aduló a Pepi sobre su belleza hasta que una noche, tarde; a través del whatsaapp le escribió: “Pepi eres la Pipa más bonita que he visto en mi vida. Te amo quiero estar contigo para siempre. Envíame una foto privada tuya. Sin la cáscara”. Pepi dudó, pero por miedo a perder al chico más popular del instituto accedió. Fue al baño, se fotografió sin cáscara frente al espejo y le envió la foto por whatsapp a su “amigo”. Sin ni tan siquiera saberlo estaba produciendo un Sexting que más tarde le haría muchísimo daño.

A partir de ese momento, todo cambió para Pepi. Al dia siguiente al ir a la escuela contempló aterrada como su gran amigo Pist había enviado su foto a todos los alumnos del centro. El pistacho quería ser aún más popular. Pepi regresó corriendo a casa con los ojos inundados en lágrimas. Entró corriendo en casa y se encerró en su habitación. El mundo de Pepi se llenó de sus fotos sin cáscara. El Smartphone no cesaba de sonar, su página de Facebook se llenó de comentarios despectivos. No quería comer, no quería ir al Instituto, no salía de casa. Pepi ya no era la misma. Su brillante y dorada cáscara se secó y se agrietó. El Ciberacoso pudo con ella. Una noche bajó hasta el puerto y se subió a la barca más pequeña que encontró, remó mar adentro y entre la noche y la bruma Pepi,la Pipa; desapareció. Nunca volvieron a ver a la hermosa pipa de cáscara dorada. De vez en cuando llega alguna respuesta a los mensajes de búsqueda publicados en la red. Pero todo queda en eso, ciberrumores.

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Pepi, la pipa!

En la falda de la montaña más verde que jamás hayáis imaginado se encontraba el pueblo de Fruts, de cara al mar junto a una gran Bahía. No se podía decir que Fruts fuese muy grande pero tampoco se podía decir que fuese muy pequeño. En la punta Norte de la Bahía de Fruts, se encontraba el hogar de la protagonista de nuestra historia; Pepi la Pipa. La casa dónde vivía Pepi con su familia, los Salads, era de madera blanquísima con unos grandes ventanales, que la señora Salad se encargaba de limpiar meticulosamente cada dia por la mañana. Kiko Salad, el padre de Pepi; era un ciudadano ejemplar y muy respetado en el pueblo de Fruts. Ejemplar y respetado, pero ahora mismo sin trabajo. La maldita crisis de la Sal había llevado a la quiebra a la factoría de anchoas del pueblo y el señor Salad llevaba más de un año buscando fortuna en Fruts y sus alrededores. De momento los Salads vivían de los ahorros acumulados durante toda la vida por la madre de Pepi. Escasos ahorros delante de las oscuras perspectivas.

Pepi era la Pipa más bonita de todo Fruts. Sin lugar a dudas era la más popular y admirada del instituto del pueblo. No era una pipa cualquiera, era una hermosa pipa de calabaza. Había heredado la textura de su madre y la forma de su padre, ni muy larga ni muy corta, ni muy ancha ni  muy estrecha.

A pesar de tener ya 14 años, Pepi no era consciente de la malísima situación económica por la que atravesaban sus padres y durante más de un mes pidió, suplicó, llegó incluso a exigir un Smartphone. Pepi quería uno  como todas sus amigas, eso fue lo que repitió sin cesar a su madre hasta hacerla llegar a sentir culpable.  En el pasado había sorteado la petición de un teléfono móvil regalándole a Pepi el teléfono viejo de su padre, pero ahora el tema del Smartphone le superaba. Esa misma noche después de cenar la señora Salad le comentó a su marido la nueva petición de su hija. Ambos decidieron comprárselo para navidad. “Nuestra hija no puede ser menos que las demás compañeras de su clase”. Esa fue la conclusión a la que llegaron. Y ambos , ignorantes por completo sobre el aparato en cuestión, compraron el Smartphone y se lo regalaron a Pepi esas navidades.

El Smartphone se convirtió en el amigo inseparable de Pepi. Como una extensión de su cuerpo la acompañaba constantemente en todas sus actividades diarias. “Se le pasará. Son cosas de adolescentes”. Pensó la señora Salad.

Esa primavera llegó un nuevo alumno al instituto de Fruts. Desde la cercana ciudad de Habarson se mudaron los Almonds, el benjamín de la familia era Pist Almond. Un pistacho de lo más apuesto y vivaracho. El primer dia ya era el chico más popular del Instituto. Sus graciosas presentaciones a lo largo del dia le habían servido para ser realmente conocido. Todos/as tenían curiosidad por el chico nuevo. Y ¿Cómo no?, Pepi fue una de las primeras en acercarse a presentarse, intrigada por la personalidad tan sofisticada de su nuevo compañero. En seguida conectaron, ese mismo dia se pasaron el número de teléfono quedando para hablar por la noche.
Pepi, la Pipa; estaba emocionada por esta nueva relación con el chico nuevo del pueblo. Pero Pist Almond venía de la ciudad, de otro mundo mucho más conectado y tecnológico. Aventajado en la materia tenía unos planes muy distintos de los que nuestra amiga se imaginaba.
Durante varias semanas aduló a Pepi sobre su belleza hasta que una noche, tarde; a través del whatsaapp le escribió: “Pepi eres la Pipa más bonita que he visto en mi vida. Te amo quiero estar contigo para siempre. Envíame una foto privada tuya. Sin la cáscara”. Pepi dudó, pero por miedo a perder al chico más popular del instituto accedió. Fue al baño, se fotografió sin cáscara frente al espejo y le envió la foto por whatsapp a su “amigo”. Sin ni tan siquiera saberlo estaba produciendo un Sexting que más tarde le haría muchísimo daño.

A partir de ese momento, todo cambió para Pepi. Al dia siguiente al ir a la escuela contempló aterrada como su gran amigo Pist había enviado su foto a todos los alumnos del centro. El pistacho quería ser aún más popular. Pepi regresó corriendo a casa con los ojos inundados en lágrimas. Entró corriendo en casa y se encerró en su habitación. El mundo de Pepi se llenó de sus fotos sin cáscara. El Smartphone no cesaba de sonar, su página de Facebook se llenó de comentarios despectivos. No quería comer, no quería ir al Instituto, no salía de casa. Pepi ya no era la misma. Su brillante y dorada cáscara se secó y se agrietó. El Ciberacoso pudo con ella. Una noche bajó hasta el puerto y se subió a la barca más pequeña que encontró, remó mar adentro y entre la noche y la bruma Pepi,la Pipa; desapareció. Nunca volvieron a ver a la hermosa pipa de cáscara dorada. De vez en cuando llega alguna respuesta a los mensajes de búsqueda publicados en la red. Pero todo queda en eso, ciberrumores.

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Blas era un dragón.

Blas era un dragón. Pero no os penséis que era un dragón pequeñito, de esos que se enganchan a las paredes en Verano, no, no; Se podía decir que Blas era un dragón gigante. A pesar de su terrible y fiero aspecto, era el dragón más noble y bueno que jamás había existido, pero prefería evitar problemas con los demás viviendo alejado del resto del mundo. Su día a día transcurría en las cumbres de las montañas. Vivía en soledad y esto le había agriado el carácter hasta el punto de no querer ver a nadie. Sin darse cuenta se había convertido en un dragón uraño. Habían pasado ya tres años de la última vez que habló con alguien. Hace tres inviernos conoció a Pandora, un águila que pasó una temporada con él después de tener un pequeño accidente en la puerta de la cueva. Pandora era un poco corta de vista y de vez en cuando tenía algún problemilla de aterrizaje. Pasaron juntos un par de semanas. Una vez estuvo recuperada, antes de marcharse, le dijo a Blas:

– Por favor, guárdame esta caja hasta que pueda venir a recogerla- Y levantó el vuelo desapareciendo entre las nubes.
La cueva de nuestro dragón no era muy grande pero supo hacer un hueco para aquella caja sin problemas. Se olvidó de ella hasta que un día de verano, pintando y arreglando las paredes, sin darse cuenta la golpeó con la cola y la tiró. Al caer al suelo la tapa se abrió, Blas no pudo contener la curiosidad y poquito a poco fue asomando la nariz a su interior. La misteriosa caja que había dejado Pandora estaba llena hasta arriba de libros y cuentos. En el pasado había escuchado hablar acerca de esos “libros” de los humanos, pero Blas no sabía leer, ni tan siquiera había visto un libro antes. Cogió uno al azar. En la portada aparecía el dibujo de una ballena blanca y un barco. Léeme, parecía que susurraba Moby Dick desde el Océano. Lo abrió, pero no entendía nada de nada, únicamente veía símbolos negros sobre páginas blancas. Lo que le gustaban de verdad eran las imágenes de las portadas de los libros y las ilustraciones de los cuentos. Durante mucho tiempo se dedicó a clasificarlos según si eran animales, flores, plantas, juegos o colores. Pero Blas quería saber que significaban esos símbolos. Dia tras dia se concentraba sobre los textos esperando alguna respuesta a su curiosidad, pero nunca llegaba. Pasado un tiempo la frustración y el aburrimiento hicieron desistir de su empeño a nuestro gigante amigo verde. Pero la llama de la curiosidad sobre aquellos libros de los humanos que se acumulaban en su cueva ya no se apagaría nunca jamás. 
Un buen día, Blas se levantó como de costumbre y después de asearse, salió al exterior a respirar aire fresco y a buscar algunas frutas para almorzar (Blas no comía ni princesas ni nada parecido, era una costumbre horrible de algunos dragones que no podía soportar). Se encontraba recogiendo fresas y bayas silvestres cuando de repente, escuchó a lo lejos un rumor de voces de niños y niñas. No se lo podía creer!!! Un grupo de escolares del pueblo estaban de excursión y subían montaña arriba.
– Oh, Oh!- Pensó nuestro amigo verde.

Blas, el Dragón.

Los humanos siempre le habían causado problemas. Se escondió entre la maleza tratando de pasar inadvertido, pero su tremendo volumen era muy difícil de camuflar entre la escasa vegetación de la alta montaña. Aún así, su escondite le permitió, sin ser visto, escuchar la conversación de los niños y su profesora:

– Elena, Elena!- Llamaban los niños a su tutora. Pero la profesora hacía caso omiso a sus voces y continuaba subiendo la pendiente.
– Hasta que no lleguemos al campamento no podemos descansar- Contestó pasado un rato, cuando alcanzó un pequeño llano que hacía de balcón al inmenso paisaje que se divisaba desde aquella altura.
– Nos hemos perdido- Se escuchó entre el grupo de escolares.
– Esto nos pasa por no traernos el móvil!- Vociferó con fuerza Lidia, que lo estaba pasando realmente mal sin su más preciado tesoro.
Pasado un buen rato, cuando todo el grupo se hubo reunido, la profesora no tuvo más remedio que aceptarlo. Se habían perdido.
Entre tanto nuestro gigante amigo, que había sido testigo de toda la escena, continuaba oculto tras la maleza y las rocas. El Sol ya hacía rato que se había escondido y la temperatura comenzaba a bajar a toda velocidad.
– Deberíamos hacer un fuego, comienza a hacer mucho frío – Sugirió uno de los muchachos. Exactamente lo mismo pensó Blas, comenzaba a hacer frío de verdad y no había cogido la chaqueta antes de salir de casa. Sin darse cuenta, acostumbrado a la soledad, un tremendo estornudo de fuego salió de su nariz mientras atónitos, el grupo de niños y niñas contemplaban como se encendía la hoguera delante suyo.
– Hola, Buenas Noches- Carraspeó el dragón.
Al mismo tiempo todos los niños y niñas se levantaron del suelo dónde estaban sentados alrededor de las llamas y comenzaron a gritar y correr de un lado para otro como la pelotita del Pou rebotando contra las paredes.
Blas observó durante un par de minutos hasta que instintivamente lanzó un rugido acompañado de una tremenda llamarada.
– ¿Queréis hacer el favor de parar de correr y gritar un momento?- Les dijo al grupo de escolares que se quedaron quietos como estatuas al escuchar la voz del dragón. 
De repente, el único sonido que se escuchaba era el viento silbando entre las rocas cuando de la mochila de uno de los pequeños se resbaló un libro. El ruido seco que produjo al chocar contra el suelo, llamó la atención de Blas. El dragón recogió el libro y se lo acercó a los ojos. En la portada aparecía la figura de dos serpientes formando un circulo sobre un fondo dorado.
– ¿Te gusta? Te lo puedes quedar. Yo ya me lo he leído- Susurró tímidamente Pedro, dueño de aquella añeja copia de «La Historia Interminable«.
– Muchas gracias.-Y entonces, a Blas, se le encendió una bombilla. – Lo que me gustaría de verdad, es aprender a leer.
– Podemos enseñarte- Contestaron algunas de las niñas más atrevidas del grupo.
– Puedes venir al colegio con nosotros cada día y aprender.- Apuntó la profesora que continuaba escondida detrás de un improvisado camuflaje de ramas y hojas.
– Me gustaría muchísimo- La sonrisa de Blas se extendió rápidamente de oreja a oreja en su gran cara.. Por fín podría leer todos los libros y cuentos de Pandora que tenía en casa bien ordenaditos.
– Pero antes, ¿Nos puedes ayudar a volver al pueblo?- Le preguntó uno de los niños al dragón.
– Eso está hecho!- Contestó muy contento el gigantón.
Sin decir más, Blas extendió sus alas hacía el suelo y los niños y niñas comenzaron a subir a su lomo. En menos de lo que se tarda en decir: “cacahuete”, Blas dejó a los niños delante de la puerta de la escuela. Se despidió hasta el día siguiente y volvió volando a su cueva para preparar la mochila de la que iba a ser su primera clase. A partir de ese día, hubo un alumno más en la escuela del pueblo: Blas, el Dragón. Un dragón que ya nunca dejó de leer. 

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Blas era un dragón.

Blas era un dragón. Pero no os penséis que era un dragón pequeñito, de esos que se enganchan a las paredes en Verano, no, no; Se podía decir que Blas era un dragón gigante. A pesar de su terrible y fiero aspecto, era el dragón más noble y bueno que jamás había existido, pero prefería evitar problemas con los demás viviendo alejado del resto del mundo. Su día a día transcurría en las cumbres de las montañas. Vivía en soledad y esto le había agriado el carácter hasta el punto de no querer ver a nadie. Sin darse cuenta se había convertido en un dragón uraño. Habían pasado ya tres años de la última vez que habló con alguien. Hace tres inviernos conoció a Pandora, un águila que pasó una temporada con él después de tener un pequeño accidente en la puerta de la cueva. Pandora era un poco corta de vista y de vez en cuando tenía algún problemilla de aterrizaje. Pasaron juntos un par de semanas. Una vez estuvo recuperada, antes de marcharse, le dijo a Blas:

– Por favor, guárdame esta caja hasta que pueda venir a recogerla- Y levantó el vuelo desapareciendo entre las nubes.
La cueva de nuestro dragón no era muy grande pero supo hacer un hueco para aquella caja sin problemas. Se olvidó de ella hasta que un día de verano, pintando y arreglando las paredes, sin darse cuenta la golpeó con la cola y la tiró. Al caer al suelo la tapa se abrió, Blas no pudo contener la curiosidad y poquito a poco fue asomando la nariz a su interior. La misteriosa caja que había dejado Pandora estaba llena hasta arriba de libros y cuentos. En el pasado había escuchado hablar acerca de esos “libros” de los humanos, pero Blas no sabía leer, ni tan siquiera había visto un libro antes. Cogió uno al azar. En la portada aparecía el dibujo de una ballena blanca y un barco. Léeme, parecía que susurraba Moby Dick desde el Océano. Lo abrió, pero no entendía nada de nada, únicamente veía símbolos negros sobre páginas blancas. Lo que le gustaban de verdad eran las imágenes de las portadas de los libros y las ilustraciones de los cuentos. Durante mucho tiempo se dedicó a clasificarlos según si eran animales, flores, plantas, juegos o colores. Pero Blas quería saber que significaban esos símbolos. Dia tras dia se concentraba sobre los textos esperando alguna respuesta a su curiosidad, pero nunca llegaba. Pasado un tiempo la frustración y el aburrimiento hicieron desistir de su empeño a nuestro gigante amigo verde. Pero la llama de la curiosidad sobre aquellos libros de los humanos que se acumulaban en su cueva ya no se apagaría nunca jamás. 
Un buen día, Blas se levantó como de costumbre y después de asearse, salió al exterior a respirar aire fresco y a buscar algunas frutas para almorzar (Blas no comía ni princesas ni nada parecido, era una costumbre horrible de algunos dragones que no podía soportar). Se encontraba recogiendo fresas y bayas silvestres cuando de repente, escuchó a lo lejos un rumor de voces de niños y niñas. No se lo podía creer!!! Un grupo de escolares del pueblo estaban de excursión y subían montaña arriba.
– Oh, Oh!- Pensó nuestro amigo verde.

Blas, el Dragón.

Los humanos siempre le habían causado problemas. Se escondió entre la maleza tratando de pasar inadvertido, pero su tremendo volumen era muy difícil de camuflar entre la escasa vegetación de la alta montaña. Aún así, su escondite le permitió, sin ser visto, escuchar la conversación de los niños y su profesora:

– Elena, Elena!- Llamaban los niños a su tutora. Pero la profesora hacía caso omiso a sus voces y continuaba subiendo la pendiente.
– Hasta que no lleguemos al campamento no podemos descansar- Contestó pasado un rato, cuando alcanzó un pequeño llano que hacía de balcón al inmenso paisaje que se divisaba desde aquella altura.
– Nos hemos perdido- Se escuchó entre el grupo de escolares.
– Esto nos pasa por no traernos el móvil!- Vociferó con fuerza Lidia, que lo estaba pasando realmente mal sin su más preciado tesoro.
Pasado un buen rato, cuando todo el grupo se hubo reunido, la profesora no tuvo más remedio que aceptarlo. Se habían perdido.
Entre tanto nuestro gigante amigo, que había sido testigo de toda la escena, continuaba oculto tras la maleza y las rocas. El Sol ya hacía rato que se había escondido y la temperatura comenzaba a bajar a toda velocidad.
– Deberíamos hacer un fuego, comienza a hacer mucho frío – Sugirió uno de los muchachos. Exactamente lo mismo pensó Blas, comenzaba a hacer frío de verdad y no había cogido la chaqueta antes de salir de casa. Sin darse cuenta, acostumbrado a la soledad, un tremendo estornudo de fuego salió de su nariz mientras atónitos, el grupo de niños y niñas contemplaban como se encendía la hoguera delante suyo.
– Hola, Buenas Noches- Carraspeó el dragón.
Al mismo tiempo todos los niños y niñas se levantaron del suelo dónde estaban sentados alrededor de las llamas y comenzaron a gritar y correr de un lado para otro como la pelotita del Pou rebotando contra las paredes.
Blas observó durante un par de minutos hasta que instintivamente lanzó un rugido acompañado de una tremenda llamarada.
– ¿Queréis hacer el favor de parar de correr y gritar un momento?- Les dijo al grupo de escolares que se quedaron quietos como estatuas al escuchar la voz del dragón. 
De repente, el único sonido que se escuchaba era el viento silbando entre las rocas cuando de la mochila de uno de los pequeños se resbaló un libro. El ruido seco que produjo al chocar contra el suelo, llamó la atención de Blas. El dragón recogió el libro y se lo acercó a los ojos. En la portada aparecía la figura de dos serpientes formando un circulo sobre un fondo dorado.
– ¿Te gusta? Te lo puedes quedar. Yo ya me lo he leído- Susurró tímidamente Pedro, dueño de aquella añeja copia de «La Historia Interminable«.
– Muchas gracias.-Y entonces, a Blas, se le encendió una bombilla. – Lo que me gustaría de verdad, es aprender a leer.
– Podemos enseñarte- Contestaron algunas de las niñas más atrevidas del grupo.
– Puedes venir al colegio con nosotros cada día y aprender.- Apuntó la profesora que continuaba escondida detrás de un improvisado camuflaje de ramas y hojas.
– Me gustaría muchísimo- La sonrisa de Blas se extendió rápidamente de oreja a oreja en su gran cara.. Por fín podría leer todos los libros y cuentos de Pandora que tenía en casa bien ordenaditos.
– Pero antes, ¿Nos puedes ayudar a volver al pueblo?- Le preguntó uno de los niños al dragón.
– Eso está hecho!- Contestó muy contento el gigantón.
Sin decir más, Blas extendió sus alas hacía el suelo y los niños y niñas comenzaron a subir a su lomo. En menos de lo que se tarda en decir: “cacahuete”, Blas dejó a los niños delante de la puerta de la escuela. Se despidió hasta el día siguiente y volvió volando a su cueva para preparar la mochila de la que iba a ser su primera clase. A partir de ese día, hubo un alumno más en la escuela del pueblo: Blas, el Dragón. Un dragón que ya nunca dejó de leer. 

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La habitación

El primer día de curso, Carlos entró en clase y vio a un grupo de niños que se amontonaban alrededor de su amigo Marcos. Marcos era el centro de atención de todos los niños porque se encontraba enseñando y presumiendo de su nuevo y flamante teléfono móvil.

– ¡Hola!- Exclamó en voz alta. Pero la presentación de Marcos tenía a todos los niños y niñas completamente embobados. La envidia se apoderó completamente del celoso Carlos.

Carlos volvió  del colegio muy enfadado y de un portazo hizo notar que ya estaba en casa. Desde su habitación mientras lanzaba la mochila con rabia al suelo, gritó a su madre que se encontraba preparando la comida en la cocina:

– ¡Mamá!, ¡Quiero otro teléfono!- Y cerró la puerta de una patada.

Al escuchar el estruendo la madre de Carlos se secó las manos con un trapo y fue a ver que le pasaba a su hijo. Temerosa abrió la puerta de la habitación del niño y le preguntó dulcemente:

– ¿Cómo ha ido el primer día de cole?- Un gesto ansioso se reflejaba en su rostro mientras esperaba la respuesta.

-¡Este teléfono es una porquería, quiero otro teléfono y lo quiero ya!- Exclamó Carlos mirando fijamente a su madre.

La madre de Marcos volvió a la cocina apagó el fuego y salió de casa para comprarle otro teléfono a su hijo. Tenía miedo de él, tenía miedo de sus arrebatos y tenía miedo de que le hiciese daño.

La verdad era que los cuatro o cinco últimos regalos que había recibido el niño habían sido teléfonos móviles. Cada rabieta del niño era otro teléfono estrellado contra la pared. Carlos tenía varios cajones de su escritorio lleno de teléfonos rotos, cables y cargadores. Ahora el niño quería otro teléfono y sabía que su sometida madre se lo iba a comprar. Ahora quería el mismo teléfono que tenía Marcos. El niño no soportaba los celos, no quería sentirse inferior.

El niño cerró la puerta de su habitación y no salió ni para comer. Ya por la tarde, la madre de Carlos tocó débilmente la puerta de la habitación del niño y casi susurrando dijo:

– Carlos ya te he comprado el teléfono.

La puerta de la habitación se abrió, el niño cogió la caja y mirando a su madre con desprecio, volvió a cerrar la puerta.

 La puerta de la habitación de Carlos

La madre de Carlos daba todos los caprichos al niño porque sabía que si no lo hacía así, su hijo se transformaba en un tirano. Fuera de casa se comportaba como un niño dulce y encantador pero dentro sometía a su madre como un verdadero dictador. Toda la vida familiar giraba en torno a él y cuando no era así, se encargaba de transformar en un verdadero infierno la vida en el hogar. Patadas, puñetazos, golpes y gritos eran su estrategia para conseguir todo lo que se proponía. La puerta de su habitación tenía varios agujeros de los arrebatos que había tenido anteriormente. Cada vez que la madre de Carlos los veía, se acordaba de lo desagradable que podía llegar a ser su hijo y se acordaba de los momentos de miedo que había sufrido. El niño no admitía un no a sus reclamaciones, lo único que quería y permitía escuchar era sí.

Todos los antojos que tenía el niño los tenía, todos los caprichos que se le antojaban los conseguía. Había convertido a su madre en una verdadera esclava del terror.

Pasaban los meses y la habitación del niño cada vez estaba más llena de trastos. Aunque su madre había intentado en varias ocasiones hacer limpieza, el niño montaba en cólera y la mujer desistía. El espacio en la habitación de Carlos cada vez era más reducido. Ropa nueva, patinetes nuevos, consolas de videojuegos nuevas y teléfonos nuevos que ocupaban ya casi toda la habitación.

Una mañana, al ver que su hijo no se levantaba, la madre de Carlos tocó a su puerta:

– Carlos, hijo, levántate ya que vas a llegar tarde al colegio- Le dijo a través de los agujeros de la puerta.

Pero no obtuvo ninguna respuesta. La mujer intentó abrir la puerta pero la infinidad de cosas que había en la habitación se lo impidieron. Era imposible, estaba completamente bloqueada.

– ¿Carlos hijo mío, dónde estás?- Le gritó desesperada.

Pero el niño no respondía. La madre de Carlos llamó a la policía y estos se presentaron en la casa acompañados de los bomberos. Ni la policía ni los bomberos pudieron hacer nada por el niño. Había desaparecido, la habitación se lo había tragado.

Con los ojos empapados en lágrimas, la madre de Carlos preguntaba a los bomberos:

– ¿Qué le ha pasado a mi hijo? ¿Dónde está?- Repetía sin cesar.

Uno de los bomberos se acercó a la mujer y le dijo:

– Señora ¿Nunca pensó en decirle a su hijo no?

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La habitación

El primer día de curso, Carlos entró en clase y vio a un grupo de niños que se amontonaban alrededor de su amigo Marcos. Marcos era el centro de atención de todos los niños porque se encontraba enseñando y presumiendo de su nuevo y flamante teléfono móvil.

– ¡Hola!- Exclamó en voz alta. Pero la presentación de Marcos tenía a todos los niños y niñas completamente embobados. La envidia se apoderó completamente del celoso Carlos.

Carlos volvió  del colegio muy enfadado y de un portazo hizo notar que ya estaba en casa. Desde su habitación mientras lanzaba la mochila con rabia al suelo, gritó a su madre que se encontraba preparando la comida en la cocina:

– ¡Mamá!, ¡Quiero otro teléfono!- Y cerró la puerta de una patada.

Al escuchar el estruendo la madre de Carlos se secó las manos con un trapo y fue a ver que le pasaba a su hijo. Temerosa abrió la puerta de la habitación del niño y le preguntó dulcemente:

– ¿Cómo ha ido el primer día de cole?- Un gesto ansioso se reflejaba en su rostro mientras esperaba la respuesta.

-¡Este teléfono es una porquería, quiero otro teléfono y lo quiero ya!- Exclamó Carlos mirando fijamente a su madre.

La madre de Marcos volvió a la cocina apagó el fuego y salió de casa para comprarle otro teléfono a su hijo. Tenía miedo de él, tenía miedo de sus arrebatos y tenía miedo de que le hiciese daño.

La verdad era que los cuatro o cinco últimos regalos que había recibido el niño habían sido teléfonos móviles. Cada rabieta del niño era otro teléfono estrellado contra la pared. Carlos tenía varios cajones de su escritorio lleno de teléfonos rotos, cables y cargadores. Ahora el niño quería otro teléfono y sabía que su sometida madre se lo iba a comprar. Ahora quería el mismo teléfono que tenía Marcos. El niño no soportaba los celos, no quería sentirse inferior.

El niño cerró la puerta de su habitación y no salió ni para comer. Ya por la tarde, la madre de Carlos tocó débilmente la puerta de la habitación del niño y casi susurrando dijo:

– Carlos ya te he comprado el teléfono.

La puerta de la habitación se abrió, el niño cogió la caja y mirando a su madre con desprecio, volvió a cerrar la puerta.

 La puerta de la habitación de Carlos

La madre de Carlos daba todos los caprichos al niño porque sabía que si no lo hacía así, su hijo se transformaba en un tirano. Fuera de casa se comportaba como un niño dulce y encantador pero dentro sometía a su madre como un verdadero dictador. Toda la vida familiar giraba en torno a él y cuando no era así, se encargaba de transformar en un verdadero infierno la vida en el hogar. Patadas, puñetazos, golpes y gritos eran su estrategia para conseguir todo lo que se proponía. La puerta de su habitación tenía varios agujeros de los arrebatos que había tenido anteriormente. Cada vez que la madre de Carlos los veía, se acordaba de lo desagradable que podía llegar a ser su hijo y se acordaba de los momentos de miedo que había sufrido. El niño no admitía un no a sus reclamaciones, lo único que quería y permitía escuchar era sí.

Todos los antojos que tenía el niño los tenía, todos los caprichos que se le antojaban los conseguía. Había convertido a su madre en una verdadera esclava del terror.

Pasaban los meses y la habitación del niño cada vez estaba más llena de trastos. Aunque su madre había intentado en varias ocasiones hacer limpieza, el niño montaba en cólera y la mujer desistía. El espacio en la habitación de Carlos cada vez era más reducido. Ropa nueva, patinetes nuevos, consolas de videojuegos nuevas y teléfonos nuevos que ocupaban ya casi toda la habitación.

Una mañana, al ver que su hijo no se levantaba, la madre de Carlos tocó a su puerta:

– Carlos, hijo, levántate ya que vas a llegar tarde al colegio- Le dijo a través de los agujeros de la puerta.

Pero no obtuvo ninguna respuesta. La mujer intentó abrir la puerta pero la infinidad de cosas que había en la habitación se lo impidieron. Era imposible, estaba completamente bloqueada.

– ¿Carlos hijo mío, dónde estás?- Le gritó desesperada.

Pero el niño no respondía. La madre de Carlos llamó a la policía y estos se presentaron en la casa acompañados de los bomberos. Ni la policía ni los bomberos pudieron hacer nada por el niño. Había desaparecido, la habitación se lo había tragado.

Con los ojos empapados en lágrimas, la madre de Carlos preguntaba a los bomberos:

– ¿Qué le ha pasado a mi hijo? ¿Dónde está?- Repetía sin cesar.

Uno de los bomberos se acercó a la mujer y le dijo:

– Señora ¿Nunca pensó en decirle a su hijo no?

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Said

 Said

Aquella mañana era diferente, la casa estaba fría y vacía. Papá y Mamá habían vendido todo lo que pudieron, los muebles, los electrodomésticos, los recuerdos, todo. Únicamente quedaban dos bolsas de plástico con ropa junto a la puerta en el pasillo. La puerta de mi habitación se abrió y vi la figura de mi madre acercarse a mi cama, me susurró:



– Said, ángel mío, es hora de levantarse.



Ella no había dormido. Lo sabía por qué la escuché llorar durante toda la noche mientras mi padre la consolaba.



El desayuno fue rápido, no nos quedaba nada, ni comida ni nevera. Bebimos un vaso de leche cada uno mientras escuchábamos los estruendos de las explosiones, cada vez más fuertes y cada vez más cerca.  Los aviones se acercaban al centro de la ciudad y dejaban caer sus bombas sobre las casas.  Ya no quedaba casi ningún edificio en pie en la calle donde vivíamos, quizás tres o cuatro. Ya no era una ciudad.



No tenía muy claro que iba ser de nosotros, únicamente recuerdo a mi padre explicándome que debíamos salir de la ciudad y que nos marchábamos de viaje. Debíamos salir de la ciudad antes de que alguna bomba cayese sobre nuestra casa. No tenía claro a qué tipo de viaje se refería mi padre. ¿Nos íbamos al pueblo de la abuela? ¿Nos mudábamos a otra ciudad? No entendía nada de lo que pasaba a mi alrededor. ¿Qué era la guerra¿? ¿Por qué los aviones que antes me gustaban tanto cuando los veía pasar, ahora eran señal de destrucción y muerte?



Papá y mamá cogieron las dos bolsas con nuestra ropa y bajamos hasta la calle. Lo mismo de cada día, personas corriendo de un lado para otro, llantos, gritos y explosiones.



Mi tío Yasar nos esperaba en la esquina de la calle en su coche. Corrimos todo lo que pudimos pegados a las paredes de los edificios hasta que llegamos al coche y nos subimos. A pesar de que el coche tenía las ventanillas subidas, los ruidos de las explosiones y los gritos de la gente se escuchaban con claridad. Esquivando escombros y hombres armados, llegamos al límite de la ciudad, donde bajamos del coche.



– Hasta siempre, Yasar, hermano. Siempre te llevaré en mi corazón- Le dijo mi padre a mi tío con los ojos llenos de lágrimas.



Caminamos hasta las montañas. A medida que avanzábamos otras personas se unían a nuestra marcha. Éramos un grupo bastante grande cuando llegamos a la costa. Nunca había visto el mar, me pareció precioso, enorme y precioso. Por un estrecho camino bajamos hasta la playa. No pude resistir la tentación de correr a tocar el agua pero cuando estaba en la orilla, escuché a mi madre llamándome casi a gritos:



– Said, ven aquí ahora mismo- Me asusté y retrocedí. No acababa de entender por que mi madre se enfadaba tanto.



El día se hizo noche y seguíamos en aquella playa de rocas. Pequeños grupos de personas se reunían alrededor de fuegos improvisados. Hacía frío, mucho frío y me cobijé entre las piernas de mi padre, bajo su abrigo.



-¿Qué estamos esperando, Papá?- Le pregunté a mi padre mientras se me cerraban los ojos.



– Tranquilo, duerme- Me respondió.



Cuando desperté todavía era de noche. Mi padre me llevaba en brazos y me dejó en el suelo. Mis pies ya no notaban las duras rocas de la playa, ahora notaban algo blando, mojado y frío. Era una barca de plástico.



Papá, mamá y yo hicimos un ovillo bajo una manta en un rincón de aquella barca de plástico. Las personas de la playa continuaban subiendo a la barca y nuestro ovillo se hizo más pequeño. Algunos hombres empujaron la barca y notamos como se balanceaba en el agua. Recuerdo a mis padres rezar susurrando bajo la manta que nos cubría a los tres. Se escuchó un motor y notamos un fuerte impulso.

Pero esa noche el mar no quería amigos, embravecido, con mucha fuerza golpeaba la barca una y otra vez. Recuerdo que la barca de plástico llena de gente volcó y ya no recuerdo nada más.

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Said

 Said

Aquella mañana era diferente, la casa estaba fría y vacía. Papá y Mamá habían vendido todo lo que pudieron, los muebles, los electrodomésticos, los recuerdos, todo. Únicamente quedaban dos bolsas de plástico con ropa junto a la puerta en el pasillo. La puerta de mi habitación se abrió y vi la figura de mi madre acercarse a mi cama, me susurró:



– Said, ángel mío, es hora de levantarse.



Ella no había dormido. Lo sabía por qué la escuché llorar durante toda la noche mientras mi padre la consolaba.



El desayuno fue rápido, no nos quedaba nada, ni comida ni nevera. Bebimos un vaso de leche cada uno mientras escuchábamos los estruendos de las explosiones, cada vez más fuertes y cada vez más cerca.  Los aviones se acercaban al centro de la ciudad y dejaban caer sus bombas sobre las casas.  Ya no quedaba casi ningún edificio en pie en la calle donde vivíamos, quizás tres o cuatro. Ya no era una ciudad.



No tenía muy claro que iba ser de nosotros, únicamente recuerdo a mi padre explicándome que debíamos salir de la ciudad y que nos marchábamos de viaje. Debíamos salir de la ciudad antes de que alguna bomba cayese sobre nuestra casa. No tenía claro a qué tipo de viaje se refería mi padre. ¿Nos íbamos al pueblo de la abuela? ¿Nos mudábamos a otra ciudad? No entendía nada de lo que pasaba a mi alrededor. ¿Qué era la guerra¿? ¿Por qué los aviones que antes me gustaban tanto cuando los veía pasar, ahora eran señal de destrucción y muerte?



Papá y mamá cogieron las dos bolsas con nuestra ropa y bajamos hasta la calle. Lo mismo de cada día, personas corriendo de un lado para otro, llantos, gritos y explosiones.



Mi tío Yasar nos esperaba en la esquina de la calle en su coche. Corrimos todo lo que pudimos pegados a las paredes de los edificios hasta que llegamos al coche y nos subimos. A pesar de que el coche tenía las ventanillas subidas, los ruidos de las explosiones y los gritos de la gente se escuchaban con claridad. Esquivando escombros y hombres armados, llegamos al límite de la ciudad, donde bajamos del coche.



– Hasta siempre, Yasar, hermano. Siempre te llevaré en mi corazón- Le dijo mi padre a mi tío con los ojos llenos de lágrimas.



Caminamos hasta las montañas. A medida que avanzábamos otras personas se unían a nuestra marcha. Éramos un grupo bastante grande cuando llegamos a la costa. Nunca había visto el mar, me pareció precioso, enorme y precioso. Por un estrecho camino bajamos hasta la playa. No pude resistir la tentación de correr a tocar el agua pero cuando estaba en la orilla, escuché a mi madre llamándome casi a gritos:



– Said, ven aquí ahora mismo- Me asusté y retrocedí. No acababa de entender por que mi madre se enfadaba tanto.



El día se hizo noche y seguíamos en aquella playa de rocas. Pequeños grupos de personas se reunían alrededor de fuegos improvisados. Hacía frío, mucho frío y me cobijé entre las piernas de mi padre, bajo su abrigo.



-¿Qué estamos esperando, Papá?- Le pregunté a mi padre mientras se me cerraban los ojos.



– Tranquilo, duerme- Me respondió.



Cuando desperté todavía era de noche. Mi padre me llevaba en brazos y me dejó en el suelo. Mis pies ya no notaban las duras rocas de la playa, ahora notaban algo blando, mojado y frío. Era una barca de plástico.



Papá, mamá y yo hicimos un ovillo bajo una manta en un rincón de aquella barca de plástico. Las personas de la playa continuaban subiendo a la barca y nuestro ovillo se hizo más pequeño. Algunos hombres empujaron la barca y notamos como se balanceaba en el agua. Recuerdo a mis padres rezar susurrando bajo la manta que nos cubría a los tres. Se escuchó un motor y notamos un fuerte impulso.

Pero esa noche el mar no quería amigos, embravecido, con mucha fuerza golpeaba la barca una y otra vez. Recuerdo que la barca de plástico llena de gente volcó y ya no recuerdo nada más.

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Un beso, Diego.

El pasado 14 de Octubre, Diego con tan solo 11 años tomó la decisión de quitarse la vida ante la incapacidad de afrontar lo que muy probablemente sea otro caso más de acoso escolar. La carta manuscrita que dejó a sus padres reflejan una madurez que no poseen la mayoría de los niños a su edad. Solo deseo que se investigue hasta el final para que sus padres puedan de alguna forma descansar y para que su terrible final sirva de una vez por todas para atajar los casos de acoso en el ámbito escolar.
Un beso, Diego.
 Un beso, Diego.
«Papá, mamá, estos 11 años que llevo con vosotros han sido muy buenos y nunca los olvidaré como nunca os olvidaré a vosotros.
Papá, tú me has enseñado a ser buena persona y a cumplir las promesas, además, has jugado muchísimo conmigo.
Mamá, tú me has cuidado muchísimo y me has llevado a muchos sitios.
Los dos sois increíbles pero juntos sois los mejores padres del mundo.
Tata, tú has aguantado muchas cosas por mí y por papá, te estoy muy agradecido y te quiero mucho.
Abuelo, tú siempre has sido muy generoso conmigo y te has preocupado por mí. Te quiero mucho.
Lolo, tú me has ayudado mucho con mis deberes y me has tratado bien. Te deseo suerte para que puedas ver a Eli.
Os digo esto porque yo no aguanto ir al colegio y no hay otra manera para no ir. Por favor espero que algún día podáis odiarme un poquito menos.
Os pido que no os separéis papá y mamá, sólo viéndoos juntos y felices yo seré feliz.
Os echaré de menos y espero que un día podamos volver a vernos en el cielo. Bueno, me despido para siempre.
Firmado Diego. Ah, una cosa, espero que encuentres trabajo muy pronto Tata.
Diego González»

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Un beso, Diego.

El pasado 14 de Octubre, Diego con tan solo 11 años tomó la decisión de quitarse la vida ante la incapacidad de afrontar lo que muy probablemente sea otro caso más de acoso escolar. La carta manuscrita que dejó a sus padres reflejan una madurez que no poseen la mayoría de los niños a su edad. Solo deseo que se investigue hasta el final para que sus padres puedan de alguna forma descansar y para que su terrible final sirva de una vez por todas para atajar los casos de acoso en el ámbito escolar.
Un beso, Diego.
 Un beso, Diego.
«Papá, mamá, estos 11 años que llevo con vosotros han sido muy buenos y nunca los olvidaré como nunca os olvidaré a vosotros.
Papá, tú me has enseñado a ser buena persona y a cumplir las promesas, además, has jugado muchísimo conmigo.
Mamá, tú me has cuidado muchísimo y me has llevado a muchos sitios.
Los dos sois increíbles pero juntos sois los mejores padres del mundo.
Tata, tú has aguantado muchas cosas por mí y por papá, te estoy muy agradecido y te quiero mucho.
Abuelo, tú siempre has sido muy generoso conmigo y te has preocupado por mí. Te quiero mucho.
Lolo, tú me has ayudado mucho con mis deberes y me has tratado bien. Te deseo suerte para que puedas ver a Eli.
Os digo esto porque yo no aguanto ir al colegio y no hay otra manera para no ir. Por favor espero que algún día podáis odiarme un poquito menos.
Os pido que no os separéis papá y mamá, sólo viéndoos juntos y felices yo seré feliz.
Os echaré de menos y espero que un día podamos volver a vernos en el cielo. Bueno, me despido para siempre.
Firmado Diego. Ah, una cosa, espero que encuentres trabajo muy pronto Tata.
Diego González»

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Qué hacer en caso de Ciberacoso?

Después de pasar un buen rato navegando por la red y buscando información sobre el Ciberacoso, llegas a una conclusión: No entiendo nada. Las  explicaciones sobre este tema son complicadas y parece que están escritas para un público científico especializado. Incluso la terminología relacionada con este tema llega un momento que parece hasta ridícula, Grooming, Sexting; por eso vamos a intentar simplificar las cosas un poco y acercar este tema a los niños que son los que verdaderamente nos preocupan. No podemos crear más brechas, ya tenemos bastante con la existente entre nosotros y los pequeños nativos digitales. A veces para avanzar hay que retroceder. A partir de ahora vamos a intentar dar una explicación sencilla, clara y directa de estos temas para que ni nuestros hijos ni nosotros perdamos la ilusión y la confianza en algo que es tan genial, Internet y las Redes Sociales. Por eso voy a procurar escribir de forma que estos temas puedan ser entendidos por las dos partes interesadas, los padres y los hijos.

Así que vamos a comenzar por el principio de todo, ¿Qué es el Ciberacoso?. Pues el Ciberacoso es el acoso de los matones por Internet y las Redes sociales, principalmente Facebook y Whatssapp. En el cole hay matones que “se meten” con los más débiles de la clase y en Internet también puedes sufrir su acoso si no sigues unas reglas básicas. En el caso de sufrir algún tipo de Ciberacoso hay que seguir de inmediato cuatro pasos básicos:

 Qué hacer en caso de Ciberacoso?
  1.  Preguntar a Mamá, Papá o a algún adulto en el que confíes. El tutor del cole, el profe de Karate o el monitor de natación. Sin tener miedo ni vergüenza tienes que explicarle a alguien lo que te está pasando.
  2. No contestar a las provocaciones, NUNCA. Si contestas a las provocaciones, los matones pensarán que están haciendo bien su “trabajo”.
  3. No jugar al “Quién es quién”. No intentes descubrir quién se esconde detrás del perfil o de los perfiles que te acosen. Eso es trabajo de la policía.
  4. “Cortar por lo sano” los canales por los que te estén acosando. Debes abrirte otro perfil de Facebook y tienes que pedir a Papá o Mamá que te cambien el número de teléfono.
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Qué hacer en caso de Ciberacoso?

Después de pasar un buen rato navegando por la red y buscando información sobre el Ciberacoso, llegas a una conclusión: No entiendo nada. Las  explicaciones sobre este tema son complicadas y parece que están escritas para un público científico especializado. Incluso la terminología relacionada con este tema llega un momento que parece hasta ridícula, Grooming, Sexting; por eso vamos a intentar simplificar las cosas un poco y acercar este tema a los niños que son los que verdaderamente nos preocupan. No podemos crear más brechas, ya tenemos bastante con la existente entre nosotros y los pequeños nativos digitales. A veces para avanzar hay que retroceder. A partir de ahora vamos a intentar dar una explicación sencilla, clara y directa de estos temas para que ni nuestros hijos ni nosotros perdamos la ilusión y la confianza en algo que es tan genial, Internet y las Redes Sociales. Por eso voy a procurar escribir de forma que estos temas puedan ser entendidos por las dos partes interesadas, los padres y los hijos.

Así que vamos a comenzar por el principio de todo, ¿Qué es el Ciberacoso?. Pues el Ciberacoso es el acoso de los matones por Internet y las Redes sociales, principalmente Facebook y Whatssapp. En el cole hay matones que “se meten” con los más débiles de la clase y en Internet también puedes sufrir su acoso si no sigues unas reglas básicas. En el caso de sufrir algún tipo de Ciberacoso hay que seguir de inmediato cuatro pasos básicos:

 Qué hacer en caso de Ciberacoso?
  1.  Preguntar a Mamá, Papá o a algún adulto en el que confíes. El tutor del cole, el profe de Karate o el monitor de natación. Sin tener miedo ni vergüenza tienes que explicarle a alguien lo que te está pasando.
  2. No contestar a las provocaciones, NUNCA. Si contestas a las provocaciones, los matones pensarán que están haciendo bien su “trabajo”.
  3. No jugar al “Quién es quién”. No intentes descubrir quién se esconde detrás del perfil o de los perfiles que te acosen. Eso es trabajo de la policía.
  4. “Cortar por lo sano” los canales por los que te estén acosando. Debes abrirte otro perfil de Facebook y tienes que pedir a Papá o Mamá que te cambien el número de teléfono.
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Ciberacoso, tres partes implicadas.

El Ciberacoso en Internet es constante. Estamos obligados a ir siempre un paso por delante. Hemos visto cómo reconocer las señales de un posible caso de Ciberacoso, ahora vamos a repasar unas recomendaciones para víctimas de este ciberdelito. Indicaciones que como padres hemos de traspasar a nuestros hijos. Es muy importante remarcar a los menores que la persona que denuncia un caso de Ciberacoso no es un chivato, es un buen compañero. Hemos de hacer entender a nuestros hijos que los casos de Ciberacoso pueden llegar a tener consecuencias muy graves en la vida real. A menudo (Por falta de experiencia en el tema) la comunidad educativa acostumbra a dar el mismo tratamiento al Ciberacoso que al acoso escolar tradicional (Bullying) y esto es un error, porque a pesar de asemejarse son muchos los matices y diferencias que los separan. La rapidez de la intervención en un caso de Ciberacoso es fundamental. A menudo es necesaria la iniciativa en la denuncia de la propia víctima y siempre es necesaria su colaboración.



 Ciberacoso, tres partes implicadas.


Ciberacoso: siempre son tres las partes implicadas, el ciberacosador, la víctima y los testigos. Según la actuación de los testigos, el proceso del Ciberacoso variará de forma considerable y condicionará de forma radical las consecuencias sufridas por la victima. El papel que toca a los testigos en un caso de Ciberacoso no es fácil ni agradable pero en contrapartida va a ser de vital importancia. Los padres debemos concienciar sobre esto a nuestros hijos. Hay que lograr hacerles entender que la persona que denuncia un caso de Ciberacoso no es un chivato, es un buen compañero. Esto aplicado al ámbito escolar, en la vida real; la persona que denuncia un caso de ciberacoso es un buen ciudadano, vecino o amigo.

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Ciberacoso, tres partes implicadas.

El Ciberacoso en Internet es constante. Estamos obligados a ir siempre un paso por delante. Hemos visto cómo reconocer las señales de un posible caso de Ciberacoso, ahora vamos a repasar unas recomendaciones para víctimas de este ciberdelito. Indicaciones que como padres hemos de traspasar a nuestros hijos. Es muy importante remarcar a los menores que la persona que denuncia un caso de Ciberacoso no es un chivato, es un buen compañero. Hemos de hacer entender a nuestros hijos que los casos de Ciberacoso pueden llegar a tener consecuencias muy graves en la vida real. A menudo (Por falta de experiencia en el tema) la comunidad educativa acostumbra a dar el mismo tratamiento al Ciberacoso que al acoso escolar tradicional (Bullying) y esto es un error, porque a pesar de asemejarse son muchos los matices y diferencias que los separan. La rapidez de la intervención en un caso de Ciberacoso es fundamental. A menudo es necesaria la iniciativa en la denuncia de la propia víctima y siempre es necesaria su colaboración.



 Ciberacoso, tres partes implicadas.


Ciberacoso: siempre son tres las partes implicadas, el ciberacosador, la víctima y los testigos. Según la actuación de los testigos, el proceso del Ciberacoso variará de forma considerable y condicionará de forma radical las consecuencias sufridas por la victima. El papel que toca a los testigos en un caso de Ciberacoso no es fácil ni agradable pero en contrapartida va a ser de vital importancia. Los padres debemos concienciar sobre esto a nuestros hijos. Hay que lograr hacerles entender que la persona que denuncia un caso de Ciberacoso no es un chivato, es un buen compañero. Esto aplicado al ámbito escolar, en la vida real; la persona que denuncia un caso de ciberacoso es un buen ciudadano, vecino o amigo.

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«Troll Hunter», el Rey Midas y Youtube

“Troll Hunter” es una genial película noruega perteneciente al género fantástico que fue rodada a modo de falso documental y se estrenó en el 2010. Hace muchísimo tiempo que no escuchaba hablar tanto de Trolls, desde que el entrañable David asomaba la nariz por nuestros televisores. Los Trolls actuales no son de los que van todo el día con el moco colgando (o si), pero si que son igual de peligrosos. Los Trolls del 2015 viven en Youtube, tienen la misma hambre devoradora y van mutando conforme se adaptan a los canales en los que habitan. Autobautizados Trolls siguen el rito de Trollear, que es burlarse de alguien de forma sarcástica y cafre. En muchos casos de forma totalmente salvaje, con una falta de educación total, rozando (y en muchas ocasiones tocando) la apología de la xenofobia,  la vulgaridad, la incultura y  la homofobia. Atacando sin piedad a todo lo que resulta diferente (Como los monos del comienzo de “2001, Una odisea en el espacio”). Personajes que pretenden hacernos creer que escriben libros sin ni tan siquiera haber leído uno en su vida. 

Troll Hunter (2010), dirigida por André Øvredal 
En casa hace unos meses estalló la polémica cuando el mundo digital de mi hijo y el mío colisionaron a raíz de su constante visionado de vídeos protagonizados por “Gamers” en Youtube. Gamers o probadores de juegos existen desde que existe la industria del videojuego, mucho antes incluso de existir Youtube. Al principio lo tomé como un entretenimiento banal y no le presté demasiada atención, pero al ir pasando los días mi punto de vista cuarentón se fue endureciendo y haciéndose más crítico hasta llegar a prohibirle la reproducción de este tipo de videos. Craso error, ya que como todos sabemos, la prohibición genera aun más tentación y deseo. No llego a entender que tipo de satisfacción puedes obtener de ver un vídeo de una persona jugando un juego y comentándolo con voz de pito mientras podrías estar jugando tu mismo. Pero no podemos negar la evidencia de su alucinante poder global de convocatoria por que los números hablan por si solos. No podemos negar que, hablando analíticamente («Mandamiento Marketiniano”), estos señores arrasan. Con más subscriptores que los grandes equipos de fútbol y más aun que los grandes ídolos de la música, se pasean por la actual escena de Internet embolsándose supuestamente unos beneficios que jamás alcanzaría ningún equipo de élite dedicado al marketing profesional.


GOLD

Actualmente los temidos Trolls comienzan su invasión del mundo analógico en formatos de libros, cómics y puestas en escena en teatros (Increíble pero cierto). Evidentemente las rémoras que siguen a este tipo de fenómenos mediáticos han olisqueado el beneficio económico y están guiándolos por el buen camino, el camino del dinero. Personalmente pienso que considerar y difundir este tipo de fenómeno como algo cultural es una aberración y un intento de legitimizar en modo offline el apoteósico éxito que han cosechado en la red. Son los nuevos Reyes Midas en formato #3.0. Las personas de mi generación jamás podrán llegar a entender este fenómeno por completo, ni tan siquiera lo intentéis, os acabaréis haciendo daño. Gracias a la televisión, estábamos acostumbrados al encumbramiento de seres completamente neutros hasta el cielo de los medios de comunicación. Ahora los tiempos han cambiado y le toca el turno a los personajes surgidos de Internet. Comparto totalmente con Humberto Eco (Escritor y filósofo italiano) su opinión de que: «No se puede frenar el avance de Internet» y que el problema de la Red: «No es solo reconocer los riesgos evidentes, sino también decidir cómo acostumbrar y educar a los jóvenes a usarlo de una manera crítica».

He leído diversos artículos sobre el tema de los Youtubers/ Gamers. Ninguno hacía referencia a los segmentos de edad sobre los cuales influencian este tipo de “profesionales” de la red. Lo cierto es que los llamados Gamers de Youtube tienen su público y subscriptores en franjas de edad realmente bajas, entre 10 y 15 años. Gran parte del éxito de los Gamers a parte de los vídeos, son los comentarios que se alojan en ellos. Comentarios subidos por los usuarios y subscriptores que no son regulados de ninguna forma y producen verdadera vergüenza ajena. Y aquí es donde hemos fallado como padres. Deberíamos ser nosotros los que filtrásemos todo el contenido basura antes de que llegue a manos de los pequeños. Es nuestra responsabilidad el educar sobre el manejo de un Smartphone antes de entregárselo. También es responsabilidad de los papás y de las mamás educar inculcando los valores necesarios para que los peques se comporten y actúen en las redes como personas respetuosas.
Antes de entrar en disputas familiares sobre temas que no vamos a llegar a entender y en las que no vamos a sacar nada en claro, mejor eduquemos a nuestros hijos para que sean personas con criterio y no se dejen llevar por modas pasajeras o por influencias impuestas de forma ignorante por las masas. Creo que existe el sentimiento generalizado entre los subscriptores de este tipo de canales, de formar parte de algo grande, importante y conocido de forma global. De esta forma ellos también se sienten grandes, importantes y de alguna forma conocidos globalmente.

No olvidemos que existen más tipos de Youtubers, no sólo existen los Gamers. Existen personas que realizan un trabajo realmente bueno y útil relacionado con otras temáticas. En Youtube podemos encontrar canales de tecnología, deportes, música y humor, moda y belleza o contenidos familiares (Infantiles y consejos para padres). También podemos encontrar canales con Youtubers y contenidos realmante buenos relacionados con la educación. Considerar esto una profesión? Es algo totalmente subjetivo. Faltan muchísimos años para que en este país se alcance el nivel de por ejemplo, Estados Unidos, donde un grupo formado por los Youtubers más importantes han llegado a entrevistar al presidente Obama.
Fuentes: actualidad.rt.com/ El País/ Jose Romero

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«Troll Hunter», el Rey Midas y Youtube

“Troll Hunter” es una genial película noruega perteneciente al género fantástico que fue rodada a modo de falso documental y se estrenó en el 2010. Hace muchísimo tiempo que no escuchaba hablar tanto de Trolls, desde que el entrañable David asomaba la nariz por nuestros televisores. Los Trolls actuales no son de los que van todo el día con el moco colgando (o si), pero si que son igual de peligrosos. Los Trolls del 2015 viven en Youtube, tienen la misma hambre devoradora y van mutando conforme se adaptan a los canales en los que habitan. Autobautizados Trolls siguen el rito de Trollear, que es burlarse de alguien de forma sarcástica y cafre. En muchos casos de forma totalmente salvaje, con una falta de educación total, rozando (y en muchas ocasiones tocando) la apología de la xenofobia,  la vulgaridad, la incultura y  la homofobia. Atacando sin piedad a todo lo que resulta diferente (Como los monos del comienzo de “2001, Una odisea en el espacio”). Personajes que pretenden hacernos creer que escriben libros sin ni tan siquiera haber leído uno en su vida. 

Troll Hunter (2010), dirigida por André Øvredal 
En casa hace unos meses estalló la polémica cuando el mundo digital de mi hijo y el mío colisionaron a raíz de su constante visionado de vídeos protagonizados por “Gamers” en Youtube. Gamers o probadores de juegos existen desde que existe la industria del videojuego, mucho antes incluso de existir Youtube. Al principio lo tomé como un entretenimiento banal y no le presté demasiada atención, pero al ir pasando los días mi punto de vista cuarentón se fue endureciendo y haciéndose más crítico hasta llegar a prohibirle la reproducción de este tipo de videos. Craso error, ya que como todos sabemos, la prohibición genera aun más tentación y deseo. No llego a entender que tipo de satisfacción puedes obtener de ver un vídeo de una persona jugando un juego y comentándolo con voz de pito mientras podrías estar jugando tu mismo. Pero no podemos negar la evidencia de su alucinante poder global de convocatoria por que los números hablan por si solos. No podemos negar que, hablando analíticamente («Mandamiento Marketiniano”), estos señores arrasan. Con más subscriptores que los grandes equipos de fútbol y más aun que los grandes ídolos de la música, se pasean por la actual escena de Internet embolsándose supuestamente unos beneficios que jamás alcanzaría ningún equipo de élite dedicado al marketing profesional.


GOLD

Actualmente los temidos Trolls comienzan su invasión del mundo analógico en formatos de libros, cómics y puestas en escena en teatros (Increíble pero cierto). Evidentemente las rémoras que siguen a este tipo de fenómenos mediáticos han olisqueado el beneficio económico y están guiándolos por el buen camino, el camino del dinero. Personalmente pienso que considerar y difundir este tipo de fenómeno como algo cultural es una aberración y un intento de legitimizar en modo offline el apoteósico éxito que han cosechado en la red. Son los nuevos Reyes Midas en formato #3.0. Las personas de mi generación jamás podrán llegar a entender este fenómeno por completo, ni tan siquiera lo intentéis, os acabaréis haciendo daño. Gracias a la televisión, estábamos acostumbrados al encumbramiento de seres completamente neutros hasta el cielo de los medios de comunicación. Ahora los tiempos han cambiado y le toca el turno a los personajes surgidos de Internet. Comparto totalmente con Humberto Eco (Escritor y filósofo italiano) su opinión de que: «No se puede frenar el avance de Internet» y que el problema de la Red: «No es solo reconocer los riesgos evidentes, sino también decidir cómo acostumbrar y educar a los jóvenes a usarlo de una manera crítica».

He leído diversos artículos sobre el tema de los Youtubers/ Gamers. Ninguno hacía referencia a los segmentos de edad sobre los cuales influencian este tipo de “profesionales” de la red. Lo cierto es que los llamados Gamers de Youtube tienen su público y subscriptores en franjas de edad realmente bajas, entre 10 y 15 años. Gran parte del éxito de los Gamers a parte de los vídeos, son los comentarios que se alojan en ellos. Comentarios subidos por los usuarios y subscriptores que no son regulados de ninguna forma y producen verdadera vergüenza ajena. Y aquí es donde hemos fallado como padres. Deberíamos ser nosotros los que filtrásemos todo el contenido basura antes de que llegue a manos de los pequeños. Es nuestra responsabilidad el educar sobre el manejo de un Smartphone antes de entregárselo. También es responsabilidad de los papás y de las mamás educar inculcando los valores necesarios para que los peques se comporten y actúen en las redes como personas respetuosas.
Antes de entrar en disputas familiares sobre temas que no vamos a llegar a entender y en las que no vamos a sacar nada en claro, mejor eduquemos a nuestros hijos para que sean personas con criterio y no se dejen llevar por modas pasajeras o por influencias impuestas de forma ignorante por las masas. Creo que existe el sentimiento generalizado entre los subscriptores de este tipo de canales, de formar parte de algo grande, importante y conocido de forma global. De esta forma ellos también se sienten grandes, importantes y de alguna forma conocidos globalmente.

No olvidemos que existen más tipos de Youtubers, no sólo existen los Gamers. Existen personas que realizan un trabajo realmente bueno y útil relacionado con otras temáticas. En Youtube podemos encontrar canales de tecnología, deportes, música y humor, moda y belleza o contenidos familiares (Infantiles y consejos para padres). También podemos encontrar canales con Youtubers y contenidos realmante buenos relacionados con la educación. Considerar esto una profesión? Es algo totalmente subjetivo. Faltan muchísimos años para que en este país se alcance el nivel de por ejemplo, Estados Unidos, donde un grupo formado por los Youtubers más importantes han llegado a entrevistar al presidente Obama.
Fuentes: actualidad.rt.com/ El País/ Jose Romero

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Pornografia, Internet y niños. Malísima combinación.


¿Hablas con tus hijos de sexo, o en casa es un tema tabú? ¿Sabes contestar a sus preguntas? ¿Conoces sus inquietudes respecto al tema? ¿Sabes si tus hijos buscan sexo en Internet? ¿Qué conocen sobre el sexo? ¿Cuánto conocen? ¿Dónde lo han visto?
Tengo un hijo de trece años, hace tres, me preguntó muy interesado: – Papá, ¿Sabes que si buscas en Google, “tetas gordas”; salen en la pantalla señoras con las “tetas” gordas?. No debemos cometer el error de subestimar los conocimientos de nuestros hijos. Los niños y niñas de hoy en dia (Nativos digitales) pertenecen a la generación Bob Esponja. Como pequeñas esponjas, nuestros hijos van absorbiendo todo aquello que se les presenta delante, sea adecuado o no. Somos nosotros como padres los que debemos aplicar los filtros necesarios.

El tema de la pornografía  en la red es como un erizo, no sabes por dónde cogerlo para no pincharte. Lo único que tengo muy muy claro, es que no quiero que mi hijo conozca el sexo  a través de Internet. Tenemos que proteger a nuestros hijos de los brutales impactos sexuales de la red. Tenemos que proteger el desarrollo natural de la Sexualidad de los niños, por que queramos verlo o no, los niños tienen sexualidad. Nuestros hijos no son plantas, piedras u objetos inanimados. La Sexualidad en una persona comienza a desarrollarse desde el mismo momento en el que nace y va pasando por diversas etapas hasta llegar a la sexualidad adulta. Este es el desarrollo natural. Es el proceso que tenemos que proteger para educar niños felices y sanos. 
La evolución de la pornografía en la red va igual o más rápido que la evolución de Internet. Una pornografía que cada vez se va haciendo más dura, más freak y más vulgar debido a su constante mutación según las exigencias del público. Un público acostumbrado a todo que cada vez, exige contenidos más fuertes. En la red podemos encontrar todo tipo de pornografía, heterosexual, homosexual y de todas las más diversas parafílias, hasta rozar, y a veces tocar el esperpento.
Pero el tipo de pornografia que como padres nos interesa es especialmente preocupante, la pornografía infantil. La pornografia infantil en Internet es real, existe, no podemos girar la cabeza y mirar hacia otro lado. Sin lugar a dudas una de las cuestiones que más llaman la atención sobre la pornografia infantil es, no ya la producción; sino la bestial demanda que hay sobre este tema. Este es uno de los motivos por los cuáles las redes sociales son un lugar perfecto para la proliferación de este tipo de depredadores sexualesAcosadores que constantemente están buscando información para extorsionar a nuevas victimas.

La pornografía infantil en la red está mucho más extendida de lo que muchos padres/madres llegan a imaginarse. El tráfico de contenidos pedófilos en las redes p2p es freneticamente incesante. El número de páginas, blogs y redes que alojan contenidos que rayan la pedofilia cada vez es mayor. Y todo “en abierto”. Siendo conscientes de esto, es el momento de buscar programas que nos ayuden a  filtrar toda esa pornografía y nos despejen la red para poder trabajar con los más pequeños. En cuanto al acoso constante de depredadores en la redes sociales, foros y chats; pondremos en práctica nuestras lecciones de educación activa y sentándonos junto a nuestros hijos repasaremos las lecciones de: ”No añadir a desconocidos”, “No contestar provocaciones”, “Pedir inmediatamente ayuda en caso de problemas o sospechas de que algo no funciona”, ”No enviar fotografías ni videos nuestros”, “Desconfiar siempre de regalos e invitaciones de extraños”. Indicaciones que a pesar de evidentes, nunca se cumplen al 100%.
Para los padres que aún así no acaben de sentirse seguros, en la actualidad existen programas de monitorización del Pc muy potentes, invisibles y seguros; que envían informes de la navegación de los menores, muy precisos, directamente al teléfono móvil, tablet, portátil o al pc del trabajo.

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Pornografia, Internet y niños. Malísima combinación.


¿Hablas con tus hijos de sexo, o en casa es un tema tabú? ¿Sabes contestar a sus preguntas? ¿Conoces sus inquietudes respecto al tema? ¿Sabes si tus hijos buscan sexo en Internet? ¿Qué conocen sobre el sexo? ¿Cuánto conocen? ¿Dónde lo han visto?
Tengo un hijo de trece años, hace tres, me preguntó muy interesado: – Papá, ¿Sabes que si buscas en Google, “tetas gordas”; salen en la pantalla señoras con las “tetas” gordas?. No debemos cometer el error de subestimar los conocimientos de nuestros hijos. Los niños y niñas de hoy en dia (Nativos digitales) pertenecen a la generación Bob Esponja. Como pequeñas esponjas, nuestros hijos van absorbiendo todo aquello que se les presenta delante, sea adecuado o no. Somos nosotros como padres los que debemos aplicar los filtros necesarios.

El tema de la pornografía  en la red es como un erizo, no sabes por dónde cogerlo para no pincharte. Lo único que tengo muy muy claro, es que no quiero que mi hijo conozca el sexo  a través de Internet. Tenemos que proteger a nuestros hijos de los brutales impactos sexuales de la red. Tenemos que proteger el desarrollo natural de la Sexualidad de los niños, por que queramos verlo o no, los niños tienen sexualidad. Nuestros hijos no son plantas, piedras u objetos inanimados. La Sexualidad en una persona comienza a desarrollarse desde el mismo momento en el que nace y va pasando por diversas etapas hasta llegar a la sexualidad adulta. Este es el desarrollo natural. Es el proceso que tenemos que proteger para educar niños felices y sanos. 
La evolución de la pornografía en la red va igual o más rápido que la evolución de Internet. Una pornografía que cada vez se va haciendo más dura, más freak y más vulgar debido a su constante mutación según las exigencias del público. Un público acostumbrado a todo que cada vez, exige contenidos más fuertes. En la red podemos encontrar todo tipo de pornografía, heterosexual, homosexual y de todas las más diversas parafílias, hasta rozar, y a veces tocar el esperpento.
Pero el tipo de pornografia que como padres nos interesa es especialmente preocupante, la pornografía infantil. La pornografia infantil en Internet es real, existe, no podemos girar la cabeza y mirar hacia otro lado. Sin lugar a dudas una de las cuestiones que más llaman la atención sobre la pornografia infantil es, no ya la producción; sino la bestial demanda que hay sobre este tema. Este es uno de los motivos por los cuáles las redes sociales son un lugar perfecto para la proliferación de este tipo de depredadores sexualesAcosadores que constantemente están buscando información para extorsionar a nuevas victimas.

La pornografía infantil en la red está mucho más extendida de lo que muchos padres/madres llegan a imaginarse. El tráfico de contenidos pedófilos en las redes p2p es freneticamente incesante. El número de páginas, blogs y redes que alojan contenidos que rayan la pedofilia cada vez es mayor. Y todo “en abierto”. Siendo conscientes de esto, es el momento de buscar programas que nos ayuden a  filtrar toda esa pornografía y nos despejen la red para poder trabajar con los más pequeños. En cuanto al acoso constante de depredadores en la redes sociales, foros y chats; pondremos en práctica nuestras lecciones de educación activa y sentándonos junto a nuestros hijos repasaremos las lecciones de: ”No añadir a desconocidos”, “No contestar provocaciones”, “Pedir inmediatamente ayuda en caso de problemas o sospechas de que algo no funciona”, ”No enviar fotografías ni videos nuestros”, “Desconfiar siempre de regalos e invitaciones de extraños”. Indicaciones que a pesar de evidentes, nunca se cumplen al 100%.
Para los padres que aún así no acaben de sentirse seguros, en la actualidad existen programas de monitorización del Pc muy potentes, invisibles y seguros; que envían informes de la navegación de los menores, muy precisos, directamente al teléfono móvil, tablet, portátil o al pc del trabajo.

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Fresco, un chivo con sueños.

Todos los animales de la granja estaban bastante nerviosos. Casi era final de Mayo y sabían lo que significaba. Cada año por estas fechas, todas las hembras de la comunidad daban a luz a sus “retoños”. La actividad era frenética, tanto por parte de los humanos como por parte de los animales. Unas incesantes entradas y salidas de los establos, porquerizas, corrales y gallineros con todo tipo de materiales y utensilios; pronosticaban los cambios que estaban por venir.
La cabra de la granja, a pesar de ser primeriza, fue la más madrugadora. Con los primeros rayos del Sol, de su establo salieron a tropezones cuatro chivos. Tres de color blanco y uno mezclado, de un color gris oscuro y negro. Cegados por la luz del día, los tres chivos blancos dieron media vuelta y regresaron rápidamente junto a su progenitora. Pero el chivo gris, guiado por el sonido del agua del río que delimitaba la granja, avanzó en línea recta buscando el origen de ese murmullo que escuchaba.
Fresco era de color gris oscuro y negro.

Con dificultad llegó a la orilla pero resbaló, cayendo de cabeza al agua. Al principio, chapoteó con energía, pero pasados unos segundos se dejó llevar por la corriente y se sumergió. Lejos de asustarse, el animal comenzó a disfrutar en ese entorno completamente extraño. Bajo el agua el pequeño chivo daba vueltas sobre si mismo, formando espirales. Cuando notaba que le faltaba el aire sacaba la cabeza, respiraba y volvía a sumergirse de inmediato.
Uno de los granjeros que observaba la escena, sacó del agua al chivo y exclamó:
– ¡Vaya susto te has llevado! Te llamaré Fresco, por que así te has quedado, empapado y bien fresquito- Tras observar que el animal se encontraba en perfectas condiciones, lo dejó con cuidado en el suelo.
A la mañana siguiente, Fresco salió de su establo y se dirigió directamente al río. Al llegar a la orilla, sin pensárselo dos veces, se lanzó al agua. A pesar de las burlas de sus hermanos, el chivo pasó un buen rato disfrutando. Esta vez no necesitó la ayuda del granjero y salió por su propio pie.
Las burlas de sus hermanos y del resto de animales de la granja eran continuas, a veces bastante crueles, pero no hacían mella en el pequeño chivo que cada día ejecutaba su ritual. A Fresco le encantaba el agua. En el río, se sentía libre y feliz.
Una mañana los tres hermanos de Fresco le siguieron en su recorrido sin dejar de reírse. El animal no se detuvo ni un momento y tal como hacía cada día, llegó a la orilla del río y se lanzó al agua. Absortos en sus risas, los hermanos de Fresco no se percataron de cómo eran de resbaladizas las hierbas de la orilla. Uno tras otro, como le había ocurrido al pequeño chivo gris el primer día, cayeron sin remedio en el agua.
– ¡Ayúdanos, Fresco, nos ahogamos!- Repetían sin cesar.
Sin dudarlo ni un instante, el experimentado nadador agarró fuertemente con los dientes por las orejas a sus hermanos y los sacó del agua.

 Fresco, un chivo con sueños.
Fresco, un chivo con sueños.

A la mañana siguiente, mientras se dirigía al río, los tres hermanos del chivo le siguieron en silencio. Esta vez sin reírse ni burlarse. Nunca más se burlaron de él. Ni sus hermanos, ni ningún otro animal de la granja. 

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Fresco, un chivo con sueños.

Todos los animales de la granja estaban bastante nerviosos. Casi era final de Mayo y sabían lo que significaba. Cada año por estas fechas, todas las hembras de la comunidad daban a luz a sus “retoños”. La actividad era frenética, tanto por parte de los humanos como por parte de los animales. Unas incesantes entradas y salidas de los establos, porquerizas, corrales y gallineros con todo tipo de materiales y utensilios; pronosticaban los cambios que estaban por venir.
La cabra de la granja, a pesar de ser primeriza, fue la más madrugadora. Con los primeros rayos del Sol, de su establo salieron a tropezones cuatro chivos. Tres de color blanco y uno mezclado, de un color gris oscuro y negro. Cegados por la luz del día, los tres chivos blancos dieron media vuelta y regresaron rápidamente junto a su progenitora. Pero el chivo gris, guiado por el sonido del agua del río que delimitaba la granja, avanzó en línea recta buscando el origen de ese murmullo que escuchaba.
Fresco era de color gris oscuro y negro.

Con dificultad llegó a la orilla pero resbaló, cayendo de cabeza al agua. Al principio, chapoteó con energía, pero pasados unos segundos se dejó llevar por la corriente y se sumergió. Lejos de asustarse, el animal comenzó a disfrutar en ese entorno completamente extraño. Bajo el agua el pequeño chivo daba vueltas sobre si mismo, formando espirales. Cuando notaba que le faltaba el aire sacaba la cabeza, respiraba y volvía a sumergirse de inmediato.
Uno de los granjeros que observaba la escena, sacó del agua al chivo y exclamó:
– ¡Vaya susto te has llevado! Te llamaré Fresco, por que así te has quedado, empapado y bien fresquito- Tras observar que el animal se encontraba en perfectas condiciones, lo dejó con cuidado en el suelo.
A la mañana siguiente, Fresco salió de su establo y se dirigió directamente al río. Al llegar a la orilla, sin pensárselo dos veces, se lanzó al agua. A pesar de las burlas de sus hermanos, el chivo pasó un buen rato disfrutando. Esta vez no necesitó la ayuda del granjero y salió por su propio pie.
Las burlas de sus hermanos y del resto de animales de la granja eran continuas, a veces bastante crueles, pero no hacían mella en el pequeño chivo que cada día ejecutaba su ritual. A Fresco le encantaba el agua. En el río, se sentía libre y feliz.
Una mañana los tres hermanos de Fresco le siguieron en su recorrido sin dejar de reírse. El animal no se detuvo ni un momento y tal como hacía cada día, llegó a la orilla del río y se lanzó al agua. Absortos en sus risas, los hermanos de Fresco no se percataron de cómo eran de resbaladizas las hierbas de la orilla. Uno tras otro, como le había ocurrido al pequeño chivo gris el primer día, cayeron sin remedio en el agua.
– ¡Ayúdanos, Fresco, nos ahogamos!- Repetían sin cesar.
Sin dudarlo ni un instante, el experimentado nadador agarró fuertemente con los dientes por las orejas a sus hermanos y los sacó del agua.

 Fresco, un chivo con sueños.
Fresco, un chivo con sueños.

A la mañana siguiente, mientras se dirigía al río, los tres hermanos del chivo le siguieron en silencio. Esta vez sin reírse ni burlarse. Nunca más se burlaron de él. Ni sus hermanos, ni ningún otro animal de la granja. 

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Ariadna Musa Catra

Ariadna Musa Catra era una niña frágil. Ariadna Musa Catra era una niña con un rostro fino como la más fina porcelana. En su cara brillaban unos enormes ojos, medio azules y medio verdes, con los que observaba y descubría el mundo y las personas. 


En su cara brillaban unos enormes ojos

Desde pequeña fue una niña alegre y amable, sobretodo con los compañeros del clase. Le encantaba el colegio por que le encantaba aprender y compartir cosas nuevas cada día. Otra de sus grandes pasiones era la lectura, era una auténtica devoradora de páginas de libros. No tenía un género favorito en concreto, simplemente se limitaba a leer todo aquello que caía en sus manos. A medida que pasaba el tiempo sus notas escolares comenzaron a destacar sobre las de sus compañeros. En primaria esto no le supuso ningún tipo de problema, quizás por que todos los niños y niñas de su clase se conocían desde el parvulario, habían crecido juntos. Sus problemas escolares, a los que no estaba ni de lejos preparada, comenzaron en el primer curso de la E.S.O. En este ciclo educativo sus compañeros de clase ya no eran sus amigos y amigas de toda la vida. Ya no eran los niños y niñas que habían crecido juntos.

Al finalizar el primer trimestre, debido a sus buenas notas, los no tan compañeros de clase ya le habían puesto todas las etiquetas posibles, friki, empollona, rarita. A medida que avanzaba el curso, estas etiquetas comenzaron a ser mucho más despectivas e hirientes, hasta el punto de que rompieron por completo la ilusión y las ganas de aprender de Ariadna. Las etiquetas se convirtieron en insultos directos y los insultos llegaron a transformarse en agresiones físicas. Ariadna no tenía ni idea de que aquella humillación y aquel maltrato escolar eran conocidos como Bullying, eso lo descubrió más adelante.
Cada mañana, el despertador rompía su sueño y rompía su corazón. Ya no tenía ganas de ir a clase y su ilusión por aprender cosas nuevas cada día se había resquebrajado por completo.

Pero Ariadna Musa Catra aguantó, fue paciente. La niña se refugió en sus libros dónde era completamente libre y podía seguir soñando. Poco a poco los años de martirio pasaron. Sus estupendas notas le llevaron directamente a la Universidad, dónde los parásitos que habían estado atormentándola a diario no llegaron. Quizás ahuyentados por el mejor repelente existente, la cultura. Por los pelos escapó del temible Bullying y del maltrato escolar. Ariadna se prometió a si misma que estudiaría más, todo lo posible, y que dedicaría todos sus esfuerzos a ayudar y a proteger a todas las Ariadnas Musa Catra que encontrase en el camino de su vida. Su fragilidad desapareció y su corazón se endureció.



Ariadna Musa Catra es una mujer fuerte. Ariadna Musa Catra es una mujer fuerte con un rostro fino como la más fina porcelana.



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Ariadna Musa Catra

Ariadna Musa Catra era una niña frágil. Ariadna Musa Catra era una niña con un rostro fino como la más fina porcelana. En su cara brillaban unos enormes ojos, medio azules y medio verdes, con los que observaba y descubría el mundo y las personas. 


En su cara brillaban unos enormes ojos

Desde pequeña fue una niña alegre y amable, sobretodo con los compañeros del clase. Le encantaba el colegio por que le encantaba aprender y compartir cosas nuevas cada día. Otra de sus grandes pasiones era la lectura, era una auténtica devoradora de páginas de libros. No tenía un género favorito en concreto, simplemente se limitaba a leer todo aquello que caía en sus manos. A medida que pasaba el tiempo sus notas escolares comenzaron a destacar sobre las de sus compañeros. En primaria esto no le supuso ningún tipo de problema, quizás por que todos los niños y niñas de su clase se conocían desde el parvulario, habían crecido juntos. Sus problemas escolares, a los que no estaba ni de lejos preparada, comenzaron en el primer curso de la E.S.O. En este ciclo educativo sus compañeros de clase ya no eran sus amigos y amigas de toda la vida. Ya no eran los niños y niñas que habían crecido juntos.

Al finalizar el primer trimestre, debido a sus buenas notas, los no tan compañeros de clase ya le habían puesto todas las etiquetas posibles, friki, empollona, rarita. A medida que avanzaba el curso, estas etiquetas comenzaron a ser mucho más despectivas e hirientes, hasta el punto de que rompieron por completo la ilusión y las ganas de aprender de Ariadna. Las etiquetas se convirtieron en insultos directos y los insultos llegaron a transformarse en agresiones físicas. Ariadna no tenía ni idea de que aquella humillación y aquel maltrato escolar eran conocidos como Bullying, eso lo descubrió más adelante.
Cada mañana, el despertador rompía su sueño y rompía su corazón. Ya no tenía ganas de ir a clase y su ilusión por aprender cosas nuevas cada día se había resquebrajado por completo.

Pero Ariadna Musa Catra aguantó, fue paciente. La niña se refugió en sus libros dónde era completamente libre y podía seguir soñando. Poco a poco los años de martirio pasaron. Sus estupendas notas le llevaron directamente a la Universidad, dónde los parásitos que habían estado atormentándola a diario no llegaron. Quizás ahuyentados por el mejor repelente existente, la cultura. Por los pelos escapó del temible Bullying y del maltrato escolar. Ariadna se prometió a si misma que estudiaría más, todo lo posible, y que dedicaría todos sus esfuerzos a ayudar y a proteger a todas las Ariadnas Musa Catra que encontrase en el camino de su vida. Su fragilidad desapareció y su corazón se endureció.



Ariadna Musa Catra es una mujer fuerte. Ariadna Musa Catra es una mujer fuerte con un rostro fino como la más fina porcelana.



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El viento de los sueños.

Leemos un cuento?

Era una noche como cualquier otra noche de lluvia. Silencio, oscuridad y el sonido del agua viva cayendo y abriendo pequeños ríos en el suelo. No notaba nada especial en el ambiente. Nada me hacía presuponer que iba a ser testigo de un hecho insólito y excepcional.

Alguna vez os habéis fijado en que en las noches de lluvia los caracoles suben al lugar más alto que tienen a su alrededor? No? Fijaos. Queréis que os explique porqué? Pues bien, retomando el punto de inicio de esta historia, esa noche me encontraba en el patio trasero de casa, de madrugada, cuando observé a una gran cantidad de caracoles que poco a poco subían buscando un lugar elevado, en un muro, en los árboles y en los arbustos. En las paredes de casa se daba cita una auténtica maratón en busca de la chimenea.

Noto una sensación extraña en los oídos, un zumbido, un rumor. Acerco la oreja a la pared y esto es lo que escucho:
         Tonto el último!-
         Babo, eres un pesado. Siempre haces la misma broma-
La cena me ha sentado mal, no puede ser. Y acerco de nuevo la oreja a la pared:
         Yo seré pesado, pero llego el primero y cogeré el mejor sitio.
         Guárdame un sitio a tu lado!
         No decías que era muy pesado, jajaj-
La primera intención fue salir corriendo en busca del teléfono móvil para grabar aquello que estaba pasando, fuese lo que fuese. Pero me senté en una de las sillas y me limité a observar y a escuchar:
         Venga, rápido, que ya está aquí!- Anunciaba el primero de los caracoles que alcanzó la cima de la tapia.
¿Qué era lo que estaba aquí? Pues era ni más ni menos, el viento de los sueños. Un aire que los recogió uno por uno y se los llevó envueltos en una espiral de vapor, sonidos muy suaves y colores brillantes. Una espiral que le dio a cada caracol una nueva forma y vida según los sueños que habían acumulado a lo largo de su vida. Hubieron que se transformaron en caballos, otros en gatos, algunos en fieras salvajes. Algunos pocos incluso se transformaron en peces y pájaros, pequeños, medianos y grandes.
Al igual que salen disparadas las chispas de un castillo de fuegos artificiales, cada ser salió disparado en una dirección y la espiral, los caracoles y los animales desaparecieron.

Me levanté de mi silla y me fuí a la cama pensando:

«Cuidado con lo que sueñas por que alguna noche de lluvia quizás te toque el viento de los caracoles».

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El viento de los sueños.

Leemos un cuento?

Era una noche como cualquier otra noche de lluvia. Silencio, oscuridad y el sonido del agua viva cayendo y abriendo pequeños ríos en el suelo. No notaba nada especial en el ambiente. Nada me hacía presuponer que iba a ser testigo de un hecho insólito y excepcional.

Alguna vez os habéis fijado en que en las noches de lluvia los caracoles suben al lugar más alto que tienen a su alrededor? No? Fijaos. Queréis que os explique porqué? Pues bien, retomando el punto de inicio de esta historia, esa noche me encontraba en el patio trasero de casa, de madrugada, cuando observé a una gran cantidad de caracoles que poco a poco subían buscando un lugar elevado, en un muro, en los árboles y en los arbustos. En las paredes de casa se daba cita una auténtica maratón en busca de la chimenea.

Noto una sensación extraña en los oídos, un zumbido, un rumor. Acerco la oreja a la pared y esto es lo que escucho:
         Tonto el último!-
         Babo, eres un pesado. Siempre haces la misma broma-
La cena me ha sentado mal, no puede ser. Y acerco de nuevo la oreja a la pared:
         Yo seré pesado, pero llego el primero y cogeré el mejor sitio.
         Guárdame un sitio a tu lado!
         No decías que era muy pesado, jajaj-
La primera intención fue salir corriendo en busca del teléfono móvil para grabar aquello que estaba pasando, fuese lo que fuese. Pero me senté en una de las sillas y me limité a observar y a escuchar:
         Venga, rápido, que ya está aquí!- Anunciaba el primero de los caracoles que alcanzó la cima de la tapia.
¿Qué era lo que estaba aquí? Pues era ni más ni menos, el viento de los sueños. Un aire que los recogió uno por uno y se los llevó envueltos en una espiral de vapor, sonidos muy suaves y colores brillantes. Una espiral que le dio a cada caracol una nueva forma y vida según los sueños que habían acumulado a lo largo de su vida. Hubieron que se transformaron en caballos, otros en gatos, algunos en fieras salvajes. Algunos pocos incluso se transformaron en peces y pájaros, pequeños, medianos y grandes.
Al igual que salen disparadas las chispas de un castillo de fuegos artificiales, cada ser salió disparado en una dirección y la espiral, los caracoles y los animales desaparecieron.

Me levanté de mi silla y me fuí a la cama pensando:

«Cuidado con lo que sueñas por que alguna noche de lluvia quizás te toque el viento de los caracoles».

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Un ciclón de contenidos. Textos, fotos y videos.

El teatro se evapora y con él, el extraño lobo-presentador. 
Nuestro guía nos tranquiliza y nos informa que a partir de ese momento disponemos de todo el día libre para visitar el planeta de los Smartphones a nuestro aire. No lo acabo de entender, pero sus razones tendrán para dejarnos solos en un paraje aparentemente tan inhóspito.
El planeta de los Smartphones es verdaderamente extraño. Ha desaparecido por completo la vistosidad y la espectacularidad que prometían en la entrada de esta segunda parada de nuestro viaje.
No tenemos nada absolutamente delante de nosotros. El paisaje que se nos presenta es completamente seco, árido y vacio. Inquietantemente vacio. Sigo sin entender el sentido de esta extraña parada y todos los miembros del grupo comienzan a impacientarse y a ponerse progresivamente nerviosos.
Nadie nos lo había explicado, pero la atmósfera del planeta de los Smartphones está cargada de pequeñas partículas de ondas wifi, todo el planeta en sí es una enorme antena de Wi-Fi . Al cabo de muy poco rato la potencia de estas ondas tienen un curioso efecto en cada uno de nosotros. Las ondas que inundan todo el aire tienen el poder de permitir comunicarnos con todo el universo mediante un Smartphone. Tienen el poder de permitirnos recibir información y contenidos de todo tipo y para todas las edades sin ninguna restricción. Y más importante aún si cabe, las ondas del planeta de los Smartphones nos permiten enviar publicaciones propias, textos, fotos y videos a cualquiera de nuestros contactos.

De repente, delante nuestro, se forma un gigantesco ciclón cargado de ruidosa información continua que arrasa lo poco que queda de pie en el horizonte. Delante nuestro desfilaban todo tipo de publicaciones, textos, fotografías y videos. Al principio resultó ser muy interesante y divertido. El problema vino cuando las publicaciones, fotografías y videos no eran para todas las edades. El problema vino cuando tuvimos que salir corriendo ante la infrenable avalancha de contenidos.

A los padres y madres del grupo, me incluyo, no nos daba tiempo a tapar los ojos y oídos de todos los peques que venían con nosotros. Poco a poco comenzaba a ver la verdadera intención de los organizadores del viaje. A pesar de lo dantesco de la situación que se había creado, el objetivo final era simple y claro:
“Los papás y mamás debemos acompañar a nuestros hijos en su entrada al mundo de los teléfonos, al mundo de internet y al mundo de las redes sociales. Debemos acompañarlos en la entrada al mundo de las #TIC de la mejor forma de la que disponemos. Y es simplemente compartiendo con ellos la formación en las nuevas tecnologías”.
La noche cae sobre nosotros y siento una sensación superconfortable al notar de nuevo el asiento del vehículo espacial. Sin darnos cuenta, estamos de vuelta en la nave y salimos disparados hacía el inmenso cielo estrellado.

          Uf, que descanso. Espero que la próxima parada sea un poco más tranquilita.
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Un ciclón de contenidos. Textos, fotos y videos.

El teatro se evapora y con él, el extraño lobo-presentador. 
Nuestro guía nos tranquiliza y nos informa que a partir de ese momento disponemos de todo el día libre para visitar el planeta de los Smartphones a nuestro aire. No lo acabo de entender, pero sus razones tendrán para dejarnos solos en un paraje aparentemente tan inhóspito.
El planeta de los Smartphones es verdaderamente extraño. Ha desaparecido por completo la vistosidad y la espectacularidad que prometían en la entrada de esta segunda parada de nuestro viaje.
No tenemos nada absolutamente delante de nosotros. El paisaje que se nos presenta es completamente seco, árido y vacio. Inquietantemente vacio. Sigo sin entender el sentido de esta extraña parada y todos los miembros del grupo comienzan a impacientarse y a ponerse progresivamente nerviosos.
Nadie nos lo había explicado, pero la atmósfera del planeta de los Smartphones está cargada de pequeñas partículas de ondas wifi, todo el planeta en sí es una enorme antena de Wi-Fi . Al cabo de muy poco rato la potencia de estas ondas tienen un curioso efecto en cada uno de nosotros. Las ondas que inundan todo el aire tienen el poder de permitir comunicarnos con todo el universo mediante un Smartphone. Tienen el poder de permitirnos recibir información y contenidos de todo tipo y para todas las edades sin ninguna restricción. Y más importante aún si cabe, las ondas del planeta de los Smartphones nos permiten enviar publicaciones propias, textos, fotos y videos a cualquiera de nuestros contactos.

De repente, delante nuestro, se forma un gigantesco ciclón cargado de ruidosa información continua que arrasa lo poco que queda de pie en el horizonte. Delante nuestro desfilaban todo tipo de publicaciones, textos, fotografías y videos. Al principio resultó ser muy interesante y divertido. El problema vino cuando las publicaciones, fotografías y videos no eran para todas las edades. El problema vino cuando tuvimos que salir corriendo ante la infrenable avalancha de contenidos.

A los padres y madres del grupo, me incluyo, no nos daba tiempo a tapar los ojos y oídos de todos los peques que venían con nosotros. Poco a poco comenzaba a ver la verdadera intención de los organizadores del viaje. A pesar de lo dantesco de la situación que se había creado, el objetivo final era simple y claro:
“Los papás y mamás debemos acompañar a nuestros hijos en su entrada al mundo de los teléfonos, al mundo de internet y al mundo de las redes sociales. Debemos acompañarlos en la entrada al mundo de las #TIC de la mejor forma de la que disponemos. Y es simplemente compartiendo con ellos la formación en las nuevas tecnologías”.
La noche cae sobre nosotros y siento una sensación superconfortable al notar de nuevo el asiento del vehículo espacial. Sin darnos cuenta, estamos de vuelta en la nave y salimos disparados hacía el inmenso cielo estrellado.

          Uf, que descanso. Espero que la próxima parada sea un poco más tranquilita.
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El primitivo mundo de los Teléfonos Móviles.

El vestíbulo-recepción de Móvilandia es espectacular. El suelo es de cristal transparente y se ven pasar las nubes y los pájaros volando por debajo de nuestros pies. La decoración futurista nos traslada a un universo de ciencia-ficción. Después de bebernos el estupendo refresco que nos han servido y tras comprobar que está todo el grupo reunido, una cinta transportadora nos sumerge, a través de un puente colgante, en el primer mundo de Móvilandia. El primitivo mundo de los Teléfonos Móviles.
Los aparatos que encontramos en el primer planeta de la Galaxia de Móvilandia son sencillos teléfonos móviles con las únicas funciones de realizar y recibir llamadas. Nos explican que también tienen una pequeña agenda integrada por 10 números considerados importantes para el menor. Este gadget es sin duda el mejor para iniciar a los más pequeños en el mundo de las #TIC. No necesitan más. Deberíamos seguir las indicaciones y fijar la edad de esa entrada en el mundo de la telefonía móvil entre los 12 y los 15 años.
         Me aburro ,Mamá!- Se escucha decir a una niña pelirroja mientras estira la falda de su madre.
Los menores de hoy día están acostumbrados a recibir una gran cantidad de impactos relacionados con el mundo tecnológico y evidentemente esta primitiva muestra de tecnología se les queda rápidamente corta. Es en este momento, cuando los papás y las mamás debemos hacer fuerza, buscar alternativas o mentalizarnos en la necesidad de una implicación directa en la educación en Internet y las redes sociales de nuestros hijos antes de pasar al segundo planeta de Móvilandia, habitado íntegramente por Smartphones.
Aquí la cosa ya cambia. Un torrente de colores y símbolos nos envuelve en un torbellino de nombres, iconos, símbolos, números, y sobretodo fotografías, muchísimas fotografías y vídeos que se comparten instantáneamente con multitud de usuarios. Algunos conocidos y muchísimos desconocidos.
Complicado mundo para los menores, complicado mundo para los adultos? Necesitamos unas mínimas indicaciones antes de poner los pies en Smartphone World. El guía del grupo nos acompaña hasta un anfiteatro de aspecto griego y ocupamos los asientos frente al escenario.
Aparece un actor caracterizado de lobo:
   Bienvenidos al maravilloso mundo de los Smartphones!!! Bienvenidos y bienvenidas! Grandes, pequeños, adultos y niños! Olvidaos de todo lo que habéis conocido hasta ahora. Aquí encontraréis un mundo de diversión y entretenimiento sin fin.
De repente un inmenso castillo de fuegos artificiales  se dispara desde atrás del escenario:

– Wow!! Nos quedamos con la boca abierta.
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El primitivo mundo de los Teléfonos Móviles.

El vestíbulo-recepción de Móvilandia es espectacular. El suelo es de cristal transparente y se ven pasar las nubes y los pájaros volando por debajo de nuestros pies. La decoración futurista nos traslada a un universo de ciencia-ficción. Después de bebernos el estupendo refresco que nos han servido y tras comprobar que está todo el grupo reunido, una cinta transportadora nos sumerge, a través de un puente colgante, en el primer mundo de Móvilandia. El primitivo mundo de los Teléfonos Móviles.
Los aparatos que encontramos en el primer planeta de la Galaxia de Móvilandia son sencillos teléfonos móviles con las únicas funciones de realizar y recibir llamadas. Nos explican que también tienen una pequeña agenda integrada por 10 números considerados importantes para el menor. Este gadget es sin duda el mejor para iniciar a los más pequeños en el mundo de las #TIC. No necesitan más. Deberíamos seguir las indicaciones y fijar la edad de esa entrada en el mundo de la telefonía móvil entre los 12 y los 15 años.
         Me aburro ,Mamá!- Se escucha decir a una niña pelirroja mientras estira la falda de su madre.
Los menores de hoy día están acostumbrados a recibir una gran cantidad de impactos relacionados con el mundo tecnológico y evidentemente esta primitiva muestra de tecnología se les queda rápidamente corta. Es en este momento, cuando los papás y las mamás debemos hacer fuerza, buscar alternativas o mentalizarnos en la necesidad de una implicación directa en la educación en Internet y las redes sociales de nuestros hijos antes de pasar al segundo planeta de Móvilandia, habitado íntegramente por Smartphones.
Aquí la cosa ya cambia. Un torrente de colores y símbolos nos envuelve en un torbellino de nombres, iconos, símbolos, números, y sobretodo fotografías, muchísimas fotografías y vídeos que se comparten instantáneamente con multitud de usuarios. Algunos conocidos y muchísimos desconocidos.
Complicado mundo para los menores, complicado mundo para los adultos? Necesitamos unas mínimas indicaciones antes de poner los pies en Smartphone World. El guía del grupo nos acompaña hasta un anfiteatro de aspecto griego y ocupamos los asientos frente al escenario.
Aparece un actor caracterizado de lobo:
   Bienvenidos al maravilloso mundo de los Smartphones!!! Bienvenidos y bienvenidas! Grandes, pequeños, adultos y niños! Olvidaos de todo lo que habéis conocido hasta ahora. Aquí encontraréis un mundo de diversión y entretenimiento sin fin.
De repente un inmenso castillo de fuegos artificiales  se dispara desde atrás del escenario:

– Wow!! Nos quedamos con la boca abierta.
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