La lectura comienza desde la infancia

Los niños que leen y tienen contacto con la literatura a temprana edad, principalmente si son acompañados por los papás, se benefician en diversos sentidos: su aprendizaje se da de manera más fácil, una pronunciación más clara de las palabras, un vocabulario más amplio, se comunican mejor con los de su entorno, entre otras.   […]

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Reglas básicas de la comunicación online

Saber escuchar Sabes escuchar si prestas atención a los demás con seriedad e interés porque consideras que no eres omnisciente, que no lo sabes todo, y que siempre tienes algo que aprender. Sabes escuchar si callas tanto como hablas, porque de ese modo deseas mostrar tu comprensión y consideración hacia alguien. Si obras así, harás … Seguir leyendo Reglas básicas de la comunicación online

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[Reseña] Bienvenido de nuevo a la mazmorra

Este blog tiene un lema: “todo juego de mesa con la palabra Mazmorra en el título, vale la pena”. Somos muy fan de los juegos de explorar mazmorras, y Devir ha lanzado un nuevo juego con esta premisa: Bienvenido de nuevo a la mazmorra. Ya lo hemos probado y aquí va la reseña. En primer… Continue reading →

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Urgencia Pediátrica y Sanidad Pública

Ayer no hubo post nuevo y es porque estuvimos con mi pequeña en el hospital de Cádiz desde las 6 de la madrugada hasta las 14:00 (Todo esto lo narré por Twitter así que sígueme para estar al tanto de la última hora en @papagadesblog). Nosotros vivimos en Chiclana de la Frontera y normalmente acudimos al Hospital de Puerto Real pero allí no hay  urgencias pediátricas y en Cádiz sí. En este post voy a comentar mis últimas experiencias en el hospital y la indignación que causa a veces la sanidad pública.

Todo comienza el viernes de la semana pasada cuando mi niña no para de llorar y tocarse sus partes al preguntarle ¿Qué te duele hija? Cabe mencionar que días antes su pediatra de cabecera nos había mandado la bolsita para recoger la muestra de orinan, la llevamos y estaba contaminada y no volvíamos a tener cita hasta el jueves de la semana siguiente. Viendo que no podíamos tener a la niña así más tiempo fuimos para el hospital de urgencias. Esta primera vez tuvimos bastante suerte porque solo llegar nos atendió una muchachita joven que en todo momento fue muy simpática con la niña y le mandó directamente que la sondaran para no seguir con el lío de bolsitas y pruebas contaminadas. Tras la pertinente espera de los resultados nos llama a la consulta de nuevo y ahí estaba acompañada por su supervisora, una tía con cara agria que nos dijo que la niña tenía la orina perfecta, le miró el totete a la niña y dijo que lo que tenía era una vulvovaginitis muy fuerte y que normal que le doliera. No teníamos ni idea de que era eso así que nos explicó que era una irritación de sus partes y que en bebés era muy difícil saber que lo había causado. Nos mandaron un gel pediátrico para lavarle sus partes y a casa.

Pues eso hicimos, fuimos a la farmacia le compramos el gel y una crema específica para eso que nos recomendaron en la farmacia. La verdad que con el gel bien pero la crema le tenía que escocer mucho y lloraba como si la matáramos, así que decidimos no volvérsela a poner. Pese a ello la niña cada vez que quería hacer pipí seguía llorando muchísimo y no mostraba mejoría. Hasta ayer, que a las 5 de la madrugada comenzó a llorar mucho y no había Dios que la consolara. Nos fuimos todos al salón a tratar de entretenerla pero nada y nuestra primera intención fue cogerle cita para su pediatra esa misma mañana y que la viera. Tras una hora de niña llorando sin parar decidimos vestirnos y llevarla de nuevo a urgencias, no podía seguir así.

Llegaríamos sobre las 6 de la madrugada al hospital y aquello estaba vacío. Pensé que bien, nos atenderán pronto (JAAA pardillo) y la mañana no había hecho más que comenzar. Tardaron como un cuarto de hora o así en llamarnos para comentarle que le pasaba y luego volver a esperar. Lo siguiente fue llamarnos para ponerle la bolsa a ver si hacía pipí y la enfermera un encanto y muy amable. Nuestra sorpresa fue cuando al entrar nos esperaba la misma tía antipática que le diagnosticó la vulvovaginitis. Miró de muy malaganas a la niña con muy poco tacto y movimientos muy bruscos. ¿No has dormido no hija? ¿Estás de mala leche verdad? ¿Piensas qué somos los típicos padres pesados que venimos por gusto cuando tu ya has dado un diagnóstico perfecto? Pues eso es lo que demostraba esta tía y el trato que nos dio. No dijo que siguiéramos esperando a que la niña hiciese pipí para evitar sondarla de nuevo.

Pasaban las horas y la niña no hacía pis, a la hora y media le cambiaron la bolsa porque llevaba mucho tiempo puesta y nada, ni una gota. Mientras tantos ella se retorcía y aguantaba las ganas de hacer pis porque le dolía y lloraba muchísimo. Desde que le cambiaron la bolsa, a las 10 de la mañana nadie salió a preguntar si la niña había hecho pis ni nada.  Estuvimos allí como los que estaban sentados en un parque, es más la niña se echó a dormir. A las 11 y media ya tuvimos que pedir a alguien que le volviera a cambiar la bolsa o algo porque si hacía pis volvería a salir contaminado. Tras esta llamada de atención, nos vuelven a llamar a la consulta. Nuestra alegría fue que la tía antipática había terminado su turno y nos esperaba otra pediatra mucho más amable. La revisó y nos dijo que la iba a sondar porque no hacía pis y al revisarle el toto nos dijo que ella no le veía vulvovaginitis para que la niña estuviera llorando tanto.

Tras extraerle el pis con la sonda y mear a mamá, a la enfermera y toda su ropa y la sala, tuvimos que esperar 2 horas más a los resultados. ¿Conclusión? La niña sí tiene infección de orina, además muy fuerte con bacterias. Se ve que el viernes que la llevamos por los mismos motivos no tenía ni gota y ahora había pasado a tenerla muy fuerte. Nos mandó antibióticos, que eran fuertes pero para atajar en primer momento la infección íbamos a darle dos tomas en vez de una los dos primeros días. Y así fue, ayer ya se tomó sus dos primeras tomas y está muchísimo mejor.

Tras todo uno piensa en frío y le dan ganas de cruzarse con aquella pediatra tan eminente y decirle que la vulvovaginitis la tendrá su padre en el paladar porque mi niña lo que tiene es infección. Que está más que justificado que fuésemos de nuevo a urgencias porque se ve que alguien no había hecho bien su trabajo y habíamos tenido a la niña 3 días con una infección sin tratar. La verdad que no me gusta quejarme de los médicos, es más el viernes que fuimos había una señora muy airada porque pensaba que su hija por fuerzas tenía apendicitis y le habían dicho ya que no, tras eso pensó que la niña tenía otra enfermedad pero algo grave tenía que tener. Pero a veces las cosas claman al cielo y obviamente los recortes hacen mella en la sanidad pero también hay sanitarios que están cansados de su trabajo y lo hacen con desgana.

El caso que con las de adultos en Puerto Real la cosa no va mejor, mi madre el otro día se encontraba mal y mi mujer la llevó por urgencias a las 12 del medio día. Tardaron 6 horas en que la viera un médico, 4 en sacarle sangre y otras 2 en que la volviera a ver el médico. Salió a las 00.00 de la madrugada desde por la mañana que había ido. ¿Indignante? Lo siguiente.

Gracias a Dios la niña ya está bien y el tratamiento le está haciendo efecto. Muchas veces me da apuro ir a urgencias con esta niña y es que aunque esté mala no para quieta y empieza a jugar allí como la que está en el parque. Ayer también, pero en sus momentos de querer hacer pis y que le dolía no había nadie que la consolara y ahí es donde te das cuenta que la chiquituja está mal. Se siente mucha impotencia al ver a esa personita tan pequeña llorar sin consuelo y no poder hacer nada por remediarlo, imagino que a esto se referían cuando dicen la frase de: «Un hijo es lo que más duele en este mundo».

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Urgencia Pediátrica y Sanidad Pública

Ayer no hubo post nuevo y es porque estuvimos con mi pequeña en el hospital de Cádiz desde las 6 de la madrugada hasta las 14:00 (Todo esto lo narré por Twitter así que sígueme para estar al tanto de la última hora en @papagadesblog). Nosotros vivimos en Chiclana de la Frontera y normalmente acudimos al Hospital de Puerto Real pero allí no hay  urgencias pediátricas y en Cádiz sí. En este post voy a comentar mis últimas experiencias en el hospital y la indignación que causa a veces la sanidad pública.

Todo comienza el viernes de la semana pasada cuando mi niña no para de llorar y tocarse sus partes al preguntarle ¿Qué te duele hija? Cabe mencionar que días antes su pediatra de cabecera nos había mandado la bolsita para recoger la muestra de orinan, la llevamos y estaba contaminada y no volvíamos a tener cita hasta el jueves de la semana siguiente. Viendo que no podíamos tener a la niña así más tiempo fuimos para el hospital de urgencias. Esta primera vez tuvimos bastante suerte porque solo llegar nos atendió una muchachita joven que en todo momento fue muy simpática con la niña y le mandó directamente que la sondaran para no seguir con el lío de bolsitas y pruebas contaminadas. Tras la pertinente espera de los resultados nos llama a la consulta de nuevo y ahí estaba acompañada por su supervisora, una tía con cara agria que nos dijo que la niña tenía la orina perfecta, le miró el totete a la niña y dijo que lo que tenía era una vulvovaginitis muy fuerte y que normal que le doliera. No teníamos ni idea de que era eso así que nos explicó que era una irritación de sus partes y que en bebés era muy difícil saber que lo había causado. Nos mandaron un gel pediátrico para lavarle sus partes y a casa.

Pues eso hicimos, fuimos a la farmacia le compramos el gel y una crema específica para eso que nos recomendaron en la farmacia. La verdad que con el gel bien pero la crema le tenía que escocer mucho y lloraba como si la matáramos, así que decidimos no volvérsela a poner. Pese a ello la niña cada vez que quería hacer pipí seguía llorando muchísimo y no mostraba mejoría. Hasta ayer, que a las 5 de la madrugada comenzó a llorar mucho y no había Dios que la consolara. Nos fuimos todos al salón a tratar de entretenerla pero nada y nuestra primera intención fue cogerle cita para su pediatra esa misma mañana y que la viera. Tras una hora de niña llorando sin parar decidimos vestirnos y llevarla de nuevo a urgencias, no podía seguir así.

Llegaríamos sobre las 6 de la madrugada al hospital y aquello estaba vacío. Pensé que bien, nos atenderán pronto (JAAA pardillo) y la mañana no había hecho más que comenzar. Tardaron como un cuarto de hora o así en llamarnos para comentarle que le pasaba y luego volver a esperar. Lo siguiente fue llamarnos para ponerle la bolsa a ver si hacía pipí y la enfermera un encanto y muy amable. Nuestra sorpresa fue cuando al entrar nos esperaba la misma tía antipática que le diagnosticó la vulvovaginitis. Miró de muy malaganas a la niña con muy poco tacto y movimientos muy bruscos. ¿No has dormido no hija? ¿Estás de mala leche verdad? ¿Piensas qué somos los típicos padres pesados que venimos por gusto cuando tu ya has dado un diagnóstico perfecto? Pues eso es lo que demostraba esta tía y el trato que nos dio. No dijo que siguiéramos esperando a que la niña hiciese pipí para evitar sondarla de nuevo.

Pasaban las horas y la niña no hacía pis, a la hora y media le cambiaron la bolsa porque llevaba mucho tiempo puesta y nada, ni una gota. Mientras tantos ella se retorcía y aguantaba las ganas de hacer pis porque le dolía y lloraba muchísimo. Desde que le cambiaron la bolsa, a las 10 de la mañana nadie salió a preguntar si la niña había hecho pis ni nada.  Estuvimos allí como los que estaban sentados en un parque, es más la niña se echó a dormir. A las 11 y media ya tuvimos que pedir a alguien que le volviera a cambiar la bolsa o algo porque si hacía pis volvería a salir contaminado. Tras esta llamada de atención, nos vuelven a llamar a la consulta. Nuestra alegría fue que la tía antipática había terminado su turno y nos esperaba otra pediatra mucho más amable. La revisó y nos dijo que la iba a sondar porque no hacía pis y al revisarle el toto nos dijo que ella no le veía vulvovaginitis para que la niña estuviera llorando tanto.

Tras extraerle el pis con la sonda y mear a mamá, a la enfermera y toda su ropa y la sala, tuvimos que esperar 2 horas más a los resultados. ¿Conclusión? La niña sí tiene infección de orina, además muy fuerte con bacterias. Se ve que el viernes que la llevamos por los mismos motivos no tenía ni gota y ahora había pasado a tenerla muy fuerte. Nos mandó antibióticos, que eran fuertes pero para atajar en primer momento la infección íbamos a darle dos tomas en vez de una los dos primeros días. Y así fue, ayer ya se tomó sus dos primeras tomas y está muchísimo mejor.

Tras todo uno piensa en frío y le dan ganas de cruzarse con aquella pediatra tan eminente y decirle que la vulvovaginitis la tendrá su padre en el paladar porque mi niña lo que tiene es infección. Que está más que justificado que fuésemos de nuevo a urgencias porque se ve que alguien no había hecho bien su trabajo y habíamos tenido a la niña 3 días con una infección sin tratar. La verdad que no me gusta quejarme de los médicos, es más el viernes que fuimos había una señora muy airada porque pensaba que su hija por fuerzas tenía apendicitis y le habían dicho ya que no, tras eso pensó que la niña tenía otra enfermedad pero algo grave tenía que tener. Pero a veces las cosas claman al cielo y obviamente los recortes hacen mella en la sanidad pero también hay sanitarios que están cansados de su trabajo y lo hacen con desgana.

El caso que con las de adultos en Puerto Real la cosa no va mejor, mi madre el otro día se encontraba mal y mi mujer la llevó por urgencias a las 12 del medio día. Tardaron 6 horas en que la viera un médico, 4 en sacarle sangre y otras 2 en que la volviera a ver el médico. Salió a las 00.00 de la madrugada desde por la mañana que había ido. ¿Indignante? Lo siguiente.

Gracias a Dios la niña ya está bien y el tratamiento le está haciendo efecto. Muchas veces me da apuro ir a urgencias con esta niña y es que aunque esté mala no para quieta y empieza a jugar allí como la que está en el parque. Ayer también, pero en sus momentos de querer hacer pis y que le dolía no había nadie que la consolara y ahí es donde te das cuenta que la chiquituja está mal. Se siente mucha impotencia al ver a esa personita tan pequeña llorar sin consuelo y no poder hacer nada por remediarlo, imagino que a esto se referían cuando dicen la frase de: «Un hijo es lo que más duele en este mundo».

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