Escribe un pie de foto o video… Acaba de comenzar el verano no hace ni un mes pero las mamis y papis que trabajamos desde casa estamos como si llevásemos ya 8 meses de vacaciones. No hay nada mejor para desconectar que escaparse a la piscina de la comunidad y jugar con los peques de la casa, @paraelbebe me obliga a entrar al agua aunque no tenga ganas, me sirve para dormir más fresco y olvidarme de los problemas interneteros. ¿Cuántos días dijisteis que faltan para que comiencen las clases otra vez? 58? #matamecamion

Escribe un pie de foto o video… Acaba de comenzar el verano no hace ni un mes pero las mamis y papis que trabajamos desde casa estamos como si llevásemos ya 8 meses de vacaciones. No hay nada mejor para desconectar que escaparse a la piscina de la comunidad y […]

Publicado Escribe un pie de foto o video… Acaba de comenzar el verano no hace ni un mes pero las mamis y papis que trabajamos desde casa estamos como si llevásemos ya 8 meses de vacaciones. No hay nada mejor para desconectar que escaparse a la piscina de la comunidad y jugar con los peques de la casa, @paraelbebe me obliga a entrar al agua aunque no tenga ganas, me sirve para dormir más fresco y olvidarme de los problemas interneteros. ¿Cuántos días dijisteis que faltan para que comiencen las clases otra vez? 58? #matamecamion inicialmente en Mr. Roderíc.

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Desayunando en Familia.

Soy bueno comiendo (quizás, demasiado bueno). No siempre como saludable, pero sí como mucho, y en Venezuela eso ya es un gran logro. Teniendo en cuenta estos puntos, es sorprendente que yo sea tan…

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Desayunando en Familia.

Soy bueno comiendo (quizás, demasiado bueno). No siempre como saludable, pero sí como mucho, y en Venezuela eso ya es un gran logro. Teniendo en cuenta estos puntos, es sorprendente que yo sea tan…

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Vídeos de Gatitos

Mi hijo Leo es un fan absoluto de los vídeos de Gatitos, y hoy casi me muero de risa cuando he visto, en mi teléfono móvil, el vídeo que ha grabado con una app de Star Wars y nuestro gato Martín (el famoso “Gato Cabra”) ¡jajaja!

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Son tan monos (pequeño juego visual)…

Tan monos. Tan inocentes. Tan sinceros. Son las Personitas Creativas. Las que me impulsan a escribir desde hace casi 5 años. Tan imprevisibles. Tan creativos. Tan todo. Martí y Nil cantan canciones. Les encantan. Tanto pueden estar cantando “We’re not gonna take it” como “Despacito”. Tan eclécticos. Tan presentes. Tan directos. Y cuando hay alguna […]

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Són tan monus (Petit joc visual)…

Tan monus. Tan innocents. Tan sincers. Són les Personetes Creatives. Les que m’impulsen a escriure des de fa gairebé 5 anys. Tan imprevisibles. Tan creatius. Tan tot. El Martí i el Nil canten cançons. Els encanten. Tan poden estar cantant “We’re not gonna take it” com “Despacito”. Tan eclèctics. Tan presents. Tan directes. I quan […]

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Lugares donde he vivido II (Castellón)

Cómo ya os conté en la primera entrada, que esto venía por JuanRa Diablo (puedes leerlo aquí), pero que yo iba a hacerlo en varias entradas, y esta es la segunda.

Cuando bajamos de Barracas a Castellón, yo tenía cinco años, y para mí, el cambio fue increíble. Pasé de vivir en un pueblo con poco más de 100 habitantes a una capital de provincia, que aún siendo una ciudad pequeña, superaba con creces todo lo que yo conocía.

Para empezar, los edificios eran todos enormes, las calles gigantes y montones de coches por todas partes. La principal diferencia el ruido.

Afortunadamente, nos pusimos a vivir en un edificio en las afueras, un grupo de edificios de cuatro alturas sin ascensor, rodeado de campos de naranjos. No había nada más, lo mas cercano un hospital a unos 300m, pero que para mi en aquella época eran un mundo diferente.

Ese año entré al colegio, empecé primero y mi hermana octavo. Íbamos juntos al colegio Lope de Vega, cruzando por entre los huertos para no dar tanto rodeo. Detrás de nuestros edificios había un reguero que teníamos que saltar para ir al colegio, y a mi me daba un miedo inmenso, porque me parecía enorme.

El segundo curso, mi hermana ya pasó al instituto y yo iba al cole con una vecina que también iba al mismo cole y era más mayor que yo. De esos dos años de cole recuerdo bien poco, bueno nada, pero si que recuerdo jugar en nuestro grupo y los veranos. Uno de los juegos que más me gustaba era aprovechar el agua que recorría los regueros para el riego de los huertos que nos rodeaban. Cogíamos trozos de corcho de algunos árboles, trozos de madera, palos, etc. y construíamos nuestros barcos. Luego los poníamos en el agua que corría por los regueros y hacíamos carreras de barcos, persiguiéndolos como locos entre gritos y risas.

También recuerdo las noches de verano jugando en la calle al escondite en los huertos (yo lo pasaba fatal, me daba muchísimo miedo) y después sentarnos en los portales a contar chistes e historias.

La parte de delante estaba asfaltado porque pasaba una carretera, pero la parte trasera del grupo era todo gravilla, y era nuestro campo de fútbol. Recuerdo un día que caí y al levantarme se me había levantado la piel de las rodillas y se me había llenado de gravilla, mis rodillas eran como dos bolsitas de piedrecitas. En definitiva, me había ido a una ciudad, pero de momento, al estar tan apartado de todo, seguía como en un pueblo.

Pero si hay algo que recuerdo especialmente, es el día que fuimos a visitar a unos amigos de mis padres, dentro de la ciudad en un edificio de  plantas, lo más alto que yo había visto nunca, y que además, tenía una caja mágica. Entrabas por una puerta,y cuando salías, estabas en un lugar distinto. No, no era la puerta mágica de Doraemon, era un ascensor. La primera vez que subí en un ascensor, tenía 6 años y aquello me pareció increíble no, lo siguiente, por eso me encantaba que mis padres fueran a visitar a estas personas, para subir en ascensor. Como era de esperar, los demás niños de mi grupo no compartían conmigo ni la sorpresa, ni la fascinación por los ascensores, pero claro, yo era de pueblo.

En la próxima entrada, nos volvemos a mudar, con 8 años volvíamos a hacer las maletas. 

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Lugares donde he vivido II (Castellón)

Cómo ya os conté en la primera entrada, que esto venía por JuanRa Diablo (puedes leerlo aquí), pero que yo iba a hacerlo en varias entradas, y esta es la segunda.

Cuando bajamos de Barracas a Castellón, yo tenía cinco años, y para mí, el cambio fue increíble. Pasé de vivir en un pueblo con poco más de 100 habitantes a una capital de provincia, que aún siendo una ciudad pequeña, superaba con creces todo lo que yo conocía.

Para empezar, los edificios eran todos enormes, las calles gigantes y montones de coches por todas partes. La principal diferencia el ruido.

Afortunadamente, nos pusimos a vivir en un edificio en las afueras, un grupo de edificios de cuatro alturas sin ascensor, rodeado de campos de naranjos. No había nada más, lo mas cercano un hospital a unos 300m, pero que para mi en aquella época eran un mundo diferente.

Ese año entré al colegio, empecé primero y mi hermana octavo. Íbamos juntos al colegio Lope de Vega, cruzando por entre los huertos para no dar tanto rodeo. Detrás de nuestros edificios había un reguero que teníamos que saltar para ir al colegio, y a mi me daba un miedo inmenso, porque me parecía enorme.

El segundo curso, mi hermana ya pasó al instituto y yo iba al cole con una vecina que también iba al mismo cole y era más mayor que yo. De esos dos años de cole recuerdo bien poco, bueno nada, pero si que recuerdo jugar en nuestro grupo y los veranos. Uno de los juegos que más me gustaba era aprovechar el agua que recorría los regueros para el riego de los huertos que nos rodeaban. Cogíamos trozos de corcho de algunos árboles, trozos de madera, palos, etc. y construíamos nuestros barcos. Luego los poníamos en el agua que corría por los regueros y hacíamos carreras de barcos, persiguiéndolos como locos entre gritos y risas.

También recuerdo las noches de verano jugando en la calle al escondite en los huertos (yo lo pasaba fatal, me daba muchísimo miedo) y después sentarnos en los portales a contar chistes e historias.

La parte de delante estaba asfaltado porque pasaba una carretera, pero la parte trasera del grupo era todo gravilla, y era nuestro campo de fútbol. Recuerdo un día que caí y al levantarme se me había levantado la piel de las rodillas y se me había llenado de gravilla, mis rodillas eran como dos bolsitas de piedrecitas. En definitiva, me había ido a una ciudad, pero de momento, al estar tan apartado de todo, seguía como en un pueblo.

Pero si hay algo que recuerdo especialmente, es el día que fuimos a visitar a unos amigos de mis padres, dentro de la ciudad en un edificio de  plantas, lo más alto que yo había visto nunca, y que además, tenía una caja mágica. Entrabas por una puerta,y cuando salías, estabas en un lugar distinto. No, no era la puerta mágica de Doraemon, era un ascensor. La primera vez que subí en un ascensor, tenía 6 años y aquello me pareció increíble no, lo siguiente, por eso me encantaba que mis padres fueran a visitar a estas personas, para subir en ascensor. Como era de esperar, los demás niños de mi grupo no compartían conmigo ni la sorpresa, ni la fascinación por los ascensores, pero claro, yo era de pueblo.

En la próxima entrada, nos volvemos a mudar, con 8 años volvíamos a hacer las maletas. 

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Recuerdos del primer viaje de Giu

Algo que queremos Grace y yo es, por el momento, que cada viaje que hagamos, hacerlo con Giulia. Es decir, sí, a veces quisiéramos estar los 2 solos en una playa, en el caribe por ejemplo, pero por ahora también queremos pasar el mayor tiempo posible con Giulia es por eso que hace un año, juntamos los 2 deseos y nos fuimos con Giulia de año y cinco meses a buscar el sol a las ricas playas de Punta Cana, escapándonos del frío invierno de Lima. Fue nuestro primer viaje en familia desde que Giu

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