[Reseña] ¡Cobardes!

Volvemos con las reseñas de los juegos de mesa. En esta ocasión, no es un juego específicamente infantil. La edad mínima recomendada es de 10 años, así que técnicamente sí pueden jugar niños, pero ya «mayores». De esta manera nos salimos un poco de nuestra línea de hablar de juegos para niños muy pequeños. Pero …continúa leyendo «[Reseña] ¡Cobardes!»

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Aprendiendo un poco de Historia a través de “Lunnis de Leyenda”

Aún, ni por asomo, ha llegado el momento de que #Bichillo le toque estudiar Historia. En casa somos dos licenciados en Historia y bueno, sabemos cómo se las gasta la materia. Ahora cuando le toque, espero que sigan existiendo recursos para niños como los que he descubierto con Clan TV y sus “Lunnis de Leyenda“. … Sigue leyendo Aprendiendo un poco de Historia a través de “Lunnis de Leyenda”

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Rebelión alimenticia

Hace un tiempo empecé a oír sobre los “terribles 2”. Sobre como los niñ@s se vuelven terribles al llegar a esa edad. Yo lo entiendo como que quieren ser independientes, explorar y hasta cierto punto ver el aguante de los padres.  En realidad, Giulia no es TAN terrible, más bien diría que es dócil porque entiende, hace caso y cuando empieza a hacer sus travesuras como treparse a las sillas o a los bancos, no le digo que no lo haga, sino que estoy a su lado para cogerla si es que se cae o se

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Fomentar la verdadera autonomía en nuestros hijos

Los padres podemos y debemos fomentar la autonomía en nuestros hijos desde que son capaces de ir alcanzando retos evolutivos. Resulta obvio pensar que el recién nacido no tiene autonomía salvo para respirar, ni siquiera controla sus propios movimientos. Es extremadamente vulnerable y dependiente. Poco a poco irá madurando su cerebro y será capaz de ir manejando su cuerpo y su voluntad. La autonomía se expresa por dos caminos que confluyen: uno más físico, donde debemos permitir que el niño haga aquello que puede hacer o cree que puede hacer y otro más psicológico que tiene que ver con desarrollar la independencia de criterio, la toma de decisiones y asumir sus consecuencias.

Cuando los padres permitimos que un niño haga algo que puede hacer, necesitamos trabajarnos la tolerancia al error, a la imperfección y al fracaso.También a la paciencia. Muchas veces hacemos cosas por ellos porque las hacemos más rápido y no les permitimos ensayar, practicar, experimentar y en definitiva poner a prueba sus herramientas. Priorizamos el resultado y no el aprendizaje que solo se produce durante el proceso
El día a día ofrece muchas oportunidades para favorecer que los niños habiliten estrategias y habilidades, que de otro modo, no aprenderán.
En cuanto a favorecer la autonomía en el ámbito más emocional y psicológico, también debemos hacer un ejercicio de soltar un poco el control y permitir que el niño elija todo aquello que pueda elegir (y que suele ser más de lo que creemos), y que tome decisiones.
Cuando un niño es capaz de hacer cosas por sí mismo estamos fortaleciendo su autoestima, su percepción de competencia, reforzando una autoimagen de seguridad, enseñándole a manejar la tolerancia a la frustración, desarrollando la perseverancia, entre otras cosas.
Por otra parte, educar hijos implica sobre todo que sean capaces de devenir en adultos competentes y seguros sin nosotros. Educar es una tarea a largo plazo, donde nuestra labor fundamental es facilitar que nuestros hijos desarrollen herramientas por sí mismos, porque eso es lo que les servirá para enfrentar la vida y para tomar decisiones encaminadas a la construcción de una existencia significativa y feliz.
En mi opinión la sobreprotección es perjudicial porque coarta la posibilidad de desarrollar estrategias de aprendizaje y les deja desprotegidos e ineptos para enfrentar los reveses vitales. Además, cuando llega la adolescencia, los padres perdemos influencia y autoridad y si no han desarrollado un criterio sólido, serán vulnerables a las exigencias del grupo de iguales. Y esta es una labor “hormiga” que se hace día a día y desde el principio.

¿Por qué nos cuesta favorecer su autonomía?

En general, a los padres nos cuesta favorecer su autonomía por varias razones. Las más básicas tienen que ver con las exigencias de tiempo actuales: siempre vamos con prisa, con horarios muy exigentes para todo. Eso hace que muchas veces no podamos esperar a que hagan ellos las cosas. Nos impacientamos y lo hacemos nosotros.
Pero también creo que hay otras más profundas, como la necesidad de que sigan dependiendo de nosotros o la falta de confianza en que pueden hacerlo por sí mismos. También nos cuesta tolerar el error y el fracaso. Es difícil dejar fracasar a un hijo, aunque imprescindible.
Tenemos también una gran necesidad de controlarlo todo, porque ello nos da seguridad y además estamos terriblemente condicionados a las presiones externas. Si yo dejo que mi hijo o hija elija lo que se quiere poner, me expongo a la crítica externa. Nos han enseñado que educar es igual a controlar y el juicio externo aún nos pesa mucho.
Para tratar de contrarrestar esta tendencia hay que tener presente de forma muy consciente que los beneficios de favorecer autonomía en los niños, son esenciales en la formación de una personalidad sana y sólida. Que merece la pena invertir un poco de tiempo y de paciencia permitiendo que hagan los aprendizajes necesarios para su edad. Que la responsabilidad debe ser compartida así como respetado el criterio. Pero que no fuercen las cosas.
Tan negativo es dar a nuestros hijos responsabilidades cuando aún no pueden asumirlas como no dárselas cuando aún están listos para ello y la única forma de saberlo es probar puesto que cada niño evoluciona de forma diferente.
Olga Carmona
Publicado en «El País» el 27 de abril de 2017
http://elpais.com/elpais/2017/04/24/mamas_papas/1493021002_268544.htmlhttp://elpais.com/elpais/2017/04/24/mamas_papas/1493021002_268544.html
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Fomentar la verdadera autonomía en nuestros hijos

Los padres podemos y debemos fomentar la autonomía en nuestros hijos desde que son capaces de ir alcanzando retos evolutivos. Resulta obvio pensar que el recién nacido no tiene autonomía salvo para respirar, ni siquiera controla sus propios movimientos. Es extremadamente vulnerable y dependiente. Poco a poco irá madurando su cerebro y será capaz de ir manejando su cuerpo y su voluntad. La autonomía se expresa por dos caminos que confluyen: uno más físico, donde debemos permitir que el niño haga aquello que puede hacer o cree que puede hacer y otro más psicológico que tiene que ver con desarrollar la independencia de criterio, la toma de decisiones y asumir sus consecuencias.

Cuando los padres permitimos que un niño haga algo que puede hacer, necesitamos trabajarnos la tolerancia al error, a la imperfección y al fracaso.También a la paciencia. Muchas veces hacemos cosas por ellos porque las hacemos más rápido y no les permitimos ensayar, practicar, experimentar y en definitiva poner a prueba sus herramientas. Priorizamos el resultado y no el aprendizaje que solo se produce durante el proceso
El día a día ofrece muchas oportunidades para favorecer que los niños habiliten estrategias y habilidades, que de otro modo, no aprenderán.
En cuanto a favorecer la autonomía en el ámbito más emocional y psicológico, también debemos hacer un ejercicio de soltar un poco el control y permitir que el niño elija todo aquello que pueda elegir (y que suele ser más de lo que creemos), y que tome decisiones.
Cuando un niño es capaz de hacer cosas por sí mismo estamos fortaleciendo su autoestima, su percepción de competencia, reforzando una autoimagen de seguridad, enseñándole a manejar la tolerancia a la frustración, desarrollando la perseverancia, entre otras cosas.
Por otra parte, educar hijos implica sobre todo que sean capaces de devenir en adultos competentes y seguros sin nosotros. Educar es una tarea a largo plazo, donde nuestra labor fundamental es facilitar que nuestros hijos desarrollen herramientas por sí mismos, porque eso es lo que les servirá para enfrentar la vida y para tomar decisiones encaminadas a la construcción de una existencia significativa y feliz.
En mi opinión la sobreprotección es perjudicial porque coarta la posibilidad de desarrollar estrategias de aprendizaje y les deja desprotegidos e ineptos para enfrentar los reveses vitales. Además, cuando llega la adolescencia, los padres perdemos influencia y autoridad y si no han desarrollado un criterio sólido, serán vulnerables a las exigencias del grupo de iguales. Y esta es una labor “hormiga” que se hace día a día y desde el principio.

¿Por qué nos cuesta favorecer su autonomía?

En general, a los padres nos cuesta favorecer su autonomía por varias razones. Las más básicas tienen que ver con las exigencias de tiempo actuales: siempre vamos con prisa, con horarios muy exigentes para todo. Eso hace que muchas veces no podamos esperar a que hagan ellos las cosas. Nos impacientamos y lo hacemos nosotros.
Pero también creo que hay otras más profundas, como la necesidad de que sigan dependiendo de nosotros o la falta de confianza en que pueden hacerlo por sí mismos. También nos cuesta tolerar el error y el fracaso. Es difícil dejar fracasar a un hijo, aunque imprescindible.
Tenemos también una gran necesidad de controlarlo todo, porque ello nos da seguridad y además estamos terriblemente condicionados a las presiones externas. Si yo dejo que mi hijo o hija elija lo que se quiere poner, me expongo a la crítica externa. Nos han enseñado que educar es igual a controlar y el juicio externo aún nos pesa mucho.
Para tratar de contrarrestar esta tendencia hay que tener presente de forma muy consciente que los beneficios de favorecer autonomía en los niños, son esenciales en la formación de una personalidad sana y sólida. Que merece la pena invertir un poco de tiempo y de paciencia permitiendo que hagan los aprendizajes necesarios para su edad. Que la responsabilidad debe ser compartida así como respetado el criterio. Pero que no fuercen las cosas.
Tan negativo es dar a nuestros hijos responsabilidades cuando aún no pueden asumirlas como no dárselas cuando aún están listos para ello y la única forma de saberlo es probar puesto que cada niño evoluciona de forma diferente.
Olga Carmona
Publicado en «El País» el 27 de abril de 2017
http://elpais.com/elpais/2017/04/24/mamas_papas/1493021002_268544.htmlhttp://elpais.com/elpais/2017/04/24/mamas_papas/1493021002_268544.html
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50 sombras de López

-Alguien ha empezado a tirar del hilo y nuestra misión peligra. Espero que tú no hayas tenido nada que ver Chin-Hwa. Lamentaría tener que matarte después de haberte amado tanto -dijo ella. –Oh, Grey, cómo me pones. Me he portado mal y merezco una azotaina con el látigo de tiras. Dámela. Ahora -dijo él. El […]

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El hombre invisible

Todas las noches me duermo pensando en como, de niño, soñaba con ser como los superhéroes de los tebeos. Entonces no podía saber que, de mayor, me convertiría en el hombre invisible. Que lucharía a diario contra otros como yo por conseguir un lugar a cubierto en el que dormir. Y que, cada noche, sería […]

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Vestuarios y niños: Combinación explosiva

Visitamos habitualmente el vestuario del club natación del que somos socios durante todo el año; ya sea para acompañar a los peques a hacer cursillos, para ir a hacer deporte o para ir a darnos un chapuzón en cualquier momento.
Cada vez que vamos, pasamos demasiado un rato en ellos… al llegar y al salir. No os lo voy a negar, muchas veces me he visto tentado de salir corriendo -incluso desnudo- porque hubiera pasado menos vergüenza de la que he tenido que vivir con determinados comentarios y/o situaciones; hoy os voy a comentar algunas de ellas:
Las comparaciones son odiosas… o no
La HermanaMayor varias veces ha comparado los miembros reproductores de algunos hombres y/o niños; por supuesto, sin el menor disimulo:

Situación 1: Papá, mira qué pene más grande tiene ese señor!
Situación 2: Papá… ese niño de ahí tiene el pene muy pequeñito, casi ni se le ve!
Comentarios y miradas indiscretas
Situación 1: Un hombre, sentado a nuestro lado, con una verruga enorme en la espalda… Papá! Qué es eso que tiene ese señor en la espalda? (faltando milímetros para que lo tocara…). Tras una pequeña explicación por mi parte, puede fácilmente llegar otro comentario del estilo a: – Puaj, qué asco!
Situación 2: Ponerse delante de una persona que se está duchando y quedarse fijamente mirando cómo lo hace. Y no importa que la persona que se está duchando mire o no… ellos se quedan tan frescos ahí plantados (parecen clavados al suelo!). 
Momentos escatológicos (podéis saltarlo si sois un poco escrupulosos).
Situación 1: Llegar a la ducha, quitarle el pañal acuático al peque y ver que lleva -un mojón como un piano- sorpresa. A ver cómo limpia uno los tropezones cuando la ducha está clavada a la pared.
Situación 2: Después de una -discusión- negociación el HermanoMenor me convence de no ponerle pañal para ir a la piscina. Parecía muy decidido… hasta que, 10 segundos después, cuando había bajado del banco (menos mal!) me mira y me dice: Papá, pipi! Instantáneamente ver un chorrillo que baja de la pierna…
Carreras
No sé por qué, pero es muy divertido correr por el vestuario, dando vueltas a los bancos, a las taquillas y por los pasillos. Por supuesto, estas carreras muchas veces llevan asociados resbalones, caídas, golpes y choques con otros usuarios. 
Peleas
No es lo más habitual, pero sí se ha dado alguna vez… los hermanos se quieren mucho, pero también se pelean bastante. Cuando esto pasa, todo el mundo sabe dónde están mis hijos; es muy posible que alguno de los dos acabe gritando, pegándose, molestándose…
Cuando pasan cosas como la que os he explicado se pasa mal en el momento. Sin embargo, es tremendamente divertido revivirlo luego explicándoselo a cuánta más gente mejor 😛
Por supuesto no siempre pasan este tipo de cosas: Muchas veces (la mayoría) nos cambiamos de forma razonablemente tranquila y descontrolada y nos vamos a casa sin más… 
¿Vosotros tenéis experiencias de este estilo?
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Vestuarios y niños: Combinación explosiva

Visitamos habitualmente el vestuario del club natación del que somos socios durante todo el año; ya sea para acompañar a los peques a hacer cursillos, para ir a hacer deporte o para ir a darnos un chapuzón en cualquier momento.
Cada vez que vamos, pasamos demasiado un rato en ellos… al llegar y al salir. No os lo voy a negar, muchas veces me he visto tentado de salir corriendo -incluso desnudo- porque hubiera pasado menos vergüenza de la que he tenido que vivir con determinados comentarios y/o situaciones; hoy os voy a comentar algunas de ellas:
Las comparaciones son odiosas… o no
La HermanaMayor varias veces ha comparado los miembros reproductores de algunos hombres y/o niños; por supuesto, sin el menor disimulo:

Situación 1: Papá, mira qué pene más grande tiene ese señor!
Situación 2: Papá… ese niño de ahí tiene el pene muy pequeñito, casi ni se le ve!
Comentarios y miradas indiscretas
Situación 1: Un hombre, sentado a nuestro lado, con una verruga enorme en la espalda… Papá! Qué es eso que tiene ese señor en la espalda? (faltando milímetros para que lo tocara…). Tras una pequeña explicación por mi parte, puede fácilmente llegar otro comentario del estilo a: – Puaj, qué asco!
Situación 2: Ponerse delante de una persona que se está duchando y quedarse fijamente mirando cómo lo hace. Y no importa que la persona que se está duchando mire o no… ellos se quedan tan frescos ahí plantados (parecen clavados al suelo!). 
Momentos escatológicos (podéis saltarlo si sois un poco escrupulosos).
Situación 1: Llegar a la ducha, quitarle el pañal acuático al peque y ver que lleva -un mojón como un piano- sorpresa. A ver cómo limpia uno los tropezones cuando la ducha está clavada a la pared.
Situación 2: Después de una -discusión- negociación el HermanoMenor me convence de no ponerle pañal para ir a la piscina. Parecía muy decidido… hasta que, 10 segundos después, cuando había bajado del banco (menos mal!) me mira y me dice: Papá, pipi! Instantáneamente ver un chorrillo que baja de la pierna…
Carreras
No sé por qué, pero es muy divertido correr por el vestuario, dando vueltas a los bancos, a las taquillas y por los pasillos. Por supuesto, estas carreras muchas veces llevan asociados resbalones, caídas, golpes y choques con otros usuarios. 
Peleas
No es lo más habitual, pero sí se ha dado alguna vez… los hermanos se quieren mucho, pero también se pelean bastante. Cuando esto pasa, todo el mundo sabe dónde están mis hijos; es muy posible que alguno de los dos acabe gritando, pegándose, molestándose…
Cuando pasan cosas como la que os he explicado se pasa mal en el momento. Sin embargo, es tremendamente divertido revivirlo luego explicándoselo a cuánta más gente mejor 😛
Por supuesto no siempre pasan este tipo de cosas: Muchas veces (la mayoría) nos cambiamos de forma razonablemente tranquila y descontrolada y nos vamos a casa sin más… 
¿Vosotros tenéis experiencias de este estilo?
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cinco

  Llevo tiempo sin escribir. Y no precisamente porque no tenga nada que contar. Han sido semanas muy intensas. Las últimas, sin ir más lejos, nos han hecho pasar por quirófano y todo. Ha sido… Más

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