‘Estupendastroso’: término de mi invención que se utiliza cuando, al ir a tomarte tu cortadito con sacarina de después de comer, la panadera te dice que tienen una oferta de minicroissants recién hechos. Tú dices sin pensarlo ni un segundo que adelante, que te los ponga, y mientras vas hacia la mesa te das cuenta […]
Sigue leyendo ->Mamá, quiero ser poeta, pero…
-Mamá de mayor quiero ser poeta y hacer versos alejandrinos monorrimos. -Hijo, te morirás de hambre, eso no tiene salidas laborales. Estudia alemán. -Verás, es que antes de publicar nada tengo la intención de seducir a Marujita Díaz – o a la folcklórica crepuscular que esté viva en ese momento- romper, y después contarlo todo […]
Sigue leyendo ->Aprender a apreciar lo que se es y lo que se tiene
El adolescente prefiere sentirse libre equivocándose más que sentirse esclavo haciendo lo que debe. Esta frase para reflexionar la he sacado del libro “Corazón de padre. El modo masculino de educar” del psicólogo y psicoterapeuta Osvaldo Poli. En el libro se analiza la figura del padre y dice que el padre hace comprender a su … Seguir leyendo Aprender a apreciar lo que se es y lo que se tiene →
Sigue leyendo ->Microfotorrelato. Hoy: Cría cerdos.
Soy una mala persona. Sí, después de darle muchas vueltas, he llegado a la única conclusión posible: mi naturaleza es dañina, depredadora y egoísta. Y es duro reconocerlo, pero mi manera de ser arruinó la vida de mis padres. Durante mi adolescencia me encargué de pisotear sus sueños de juventud, destrocé con mis propias manos […]
Sigue leyendo ->CRISTINA, MANUELA Y PACA
CRISTINA, MANUELA Y PACA
DE HOMBRES HERIDOS Y PERDONES QUE SALVAN
Hacía tiempo que no veía una película tan formalmente exquisita y tan equilibrada desde el punto de vista narrativo como la última del siempre interesante François Ozon. Más allá de sus virtudes formales, empezando por un blanco y negro tan poético que solo se vuelve color cuando se evoca al ausente, Frantz es un bellísimo alegato contra los horrores de la guerra. El director francés, inspirándose de lejos en la obra antibelicista de Rostand titulada Remordimiento, nos regala un cuidadísimo relato sobre la dificultad y la necesidad del perdón. Sobre la complejidad moral que supone cerrar las heridas que en el alma dejan los disparos y la sangre.
Con un final que es todo un canto a la vida, Frantz tiene el aroma de un clásico y un pulso cinematográfico que uno echa de menos en las pantallas actuales. Es no solo una bella historia pacifista sino también una honda reflexión sobre cómo la ternura puede ser al fin un arma de construcción masiva.
DE HOMBRES HERIDOS Y PERDONES QUE SALVAN
Hacía tiempo que no veía una película tan formalmente exquisita y tan equilibrada desde el punto de vista narrativo como la última del siempre interesante François Ozon. Más allá de sus virtudes formales, empezando por un blanco y negro tan poético que solo se vuelve color cuando se evoca al ausente, Frantz es un bellísimo alegato contra los horrores de la guerra. El director francés, inspirándose de lejos en la obra antibelicista de Rostand titulada Remordimiento, nos regala un cuidadísimo relato sobre la dificultad y la necesidad del perdón. Sobre la complejidad moral que supone cerrar las heridas que en el alma dejan los disparos y la sangre.
Con un final que es todo un canto a la vida, Frantz tiene el aroma de un clásico y un pulso cinematográfico que uno echa de menos en las pantallas actuales. Es no solo una bella historia pacifista sino también una honda reflexión sobre cómo la ternura puede ser al fin un arma de construcción masiva.