No puidor, no puidor…

Un día, mientras esperábamos al ascensor en el portal, mi hijo me suelta a bocajarro: “¡Papá, papá…CANDEMOR” Yo, automáticamente, poseído por el espíritu del torpedor de la pradera, empiezo a hacer de Chiquito como si no hubiera mañana: “NO PUIDOR,NO PUIDOR, JAAAAL, VOY A LLAMAR A LA PERETÉRICA, FISTRO, COBARDER, PECADOL, GROMENAUER… GLUUUUUURRR” Todo esto […]

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FESTEN: DESMONTANDO AL PATRIARCA

Aunque poco a poco las cosas van cambiando también en las artes escénicas, todavía hoy continúa siendo poco habitual que una mujer no solo consiga poner en pie montajes teatrales sino que también vaya teniendo una voz propia en un ámbito tan masculinizado. Quienes desde hace un tiempo seguimos y admiramos a Magüi Mira hemos podido comprobar cómo se ha ido convirtiendo justo en una de esas mujeres empoderadas que tienen la capacidad y la sabiduría de llevar a las tablas su compromiso ético con el mundo que le ha tocado vivir. Así se pudo comprobar en obras tan dispares como Kathie y el hipopótamo, El discurso del rey o en su particular recreación de la poderosa Cleopatra. No es solo una mirada de mujer la que urdió todas esas tramas sino que sobre esas historias miraron los ojos violetas y, por tanto, transformadores y cívicos que habitan la cabeza de una mujer radicalmente feminista. Esa que además nos demuestra cada día que los años cumplidos son garantía de lucidez y no un demérito en este mundo que parece atar a las mujeres al mito de la eterna juventud.
En esta época de tablas invadidas por estrellas televisivas y por monólogos que hacen rentable la aventura teatral que la mala gestión pública casi ha convertido en suicida, la directora valenciana vuelve a apostar, con la complicidad del Centro Dramático Nacional, por el riesgo y nos regala su versión de una película que a muchos nos sorprendió en su momento: aquella Celebración alemana con la que empezamos a oír hablar de un movimiento llamado Dogma. Magüi, que tiene el arrojo de una veinteañera en su cuerpo sabio de más de setenta, ha convertido el original en una pieza estremecedora, de esas que remueven las entrañas de cualquier espectador y que provoca que salgamos a la calle, después de verla, con la sensación de haber sido partícipes de una especie de ritual laico, hermoso y al fin liberador.

Magüi, que tiene el arrojo de una veinteañera en su cuerpo sabio de más de setenta, ha convertido el original en una pieza estremecedora, de esas que remueven las entrañas de cualquier espectador y que provoca que salgamos a la calle, después de verla, con la sensación de haber sido partícipes de una especie de ritual laico, hermoso y al fin liberador.

Festen es el relato, a veces tragicómico, siempre hondamente dramático, de cómo la familia ha sido y es el contexto privilegiado para alumbrar y mantener el poder del patriarca que extiende sus dominios sobre sus posesiones, entre las que ocupan un lugar privilegiado la esposa domesticada y los descendientes vulnerables. En la celebración del 60 cumpleaños del señor de la casa estallan todos los silencios, se abren las heridas no cicatrizadas y, al fin, el hijo pisoteado se atreve a liberar todo el dolor que durante siglos lo ha convertido en un ser sin alas. Un dolor que escupe sobre el padre todopoderoso que no dudó en violarlo a él y a su hermana gemela una y otra vez cuando eran niños, con la complicidad de una esposa que, subordinada, siempre miró para otro lado y prefirió mantener intacto el orden familiar.
A través de una bellísima puesta en escena, en la que todo – vestuario, música, iluminación, movimientos – está puesto al servicio de una celebración que acaba siendo emancipadora, Magüi Mira nos coloca frente al espejo y nos muestra, con todo su crudeza, cómo las fauces del patriarca generan víctimas y cuán necesario es que empecemos a rebelarnos contra ellas. Un patriarca que posee a su esposa y a sus hijos e hijas como quien posee tierras y a los que somete a la ceremonia cruel de sus deseos. El siempre sujeto, los demás objetos; él desde el dominio, los demás, incluidos los sirvientes, arrodillados ante su señor. Festen nos muestra, con toda la crudeza que supone ver muy cerca el rostro de los actores y de las actrices, cómo el poder del patriarca se ha erigido durante siglos sobre el control de los cuerpos de las mujeres y de los más débiles sometidos a sus designios. Es la misma regla que hoy en pleno siglo XXI sigue amparando violencias de tipo, desde la de género, que se alimenta del desmesurado amor romántico, a las que de tipo sexual convierten a las mujeres, y a algunos hombres, en esclavos del que tiene la última palabra. Todo ello ahora en alianza con un neoliberalismo que lo legitima todo en nombre de los deseos y la libertad.

Es la misma regla que hoy en pleno siglo XXI sigue amparando violencias de tipo, desde la de género, que se alimenta del desmesurado amor romántico, a las que de tipo sexual convierten a las mujeres, y a algunos hombres, en esclavos del que tiene la última palabra.

Uno de los mayores aciertos del montaje es que, pese a todo ese dolor que vemos expandirse desde la mesa familiar a los corazones de los espectadores, su final acaba siendo luminoso, blanco, esperanzador. Magüi apuesta por el triunfo de los vínculos amorosos de la vida frente a la omnipotencia del pater familias. Este acaba siendo expulsado, y con él la esposa sumisa, de un círculo en el que ya solo caben los besos y los cuerpos sin máscaras. Desnudos frente a la vida. Como recién nacidos a un nuevo orden en el que mujeres como Linda, la que hija que nos soportó no reconocerse como ser autónomo frente al espejo, abandonen las afueras y se alcen, victoriosas, sobre la mesa de unas familias en las que la jerarquía piramidal al fin haya sido sustituida por la horizontalidad de los y las iguales. 
PUBLICADO EN TRIBUNA FEMINISTA, 27-3-17:
http://www.tribunafeminista.org/2017/03/festen-desmontando-al-patriarca/
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FESTEN: DESMONTANDO AL PATRIARCA

Aunque poco a poco las cosas van cambiando también en las artes escénicas, todavía hoy continúa siendo poco habitual que una mujer no solo consiga poner en pie montajes teatrales sino que también vaya teniendo una voz propia en un ámbito tan masculinizado. Quienes desde hace un tiempo seguimos y admiramos a Magüi Mira hemos podido comprobar cómo se ha ido convirtiendo justo en una de esas mujeres empoderadas que tienen la capacidad y la sabiduría de llevar a las tablas su compromiso ético con el mundo que le ha tocado vivir. Así se pudo comprobar en obras tan dispares como Kathie y el hipopótamo, El discurso del rey o en su particular recreación de la poderosa Cleopatra. No es solo una mirada de mujer la que urdió todas esas tramas sino que sobre esas historias miraron los ojos violetas y, por tanto, transformadores y cívicos que habitan la cabeza de una mujer radicalmente feminista. Esa que además nos demuestra cada día que los años cumplidos son garantía de lucidez y no un demérito en este mundo que parece atar a las mujeres al mito de la eterna juventud.
En esta época de tablas invadidas por estrellas televisivas y por monólogos que hacen rentable la aventura teatral que la mala gestión pública casi ha convertido en suicida, la directora valenciana vuelve a apostar, con la complicidad del Centro Dramático Nacional, por el riesgo y nos regala su versión de una película que a muchos nos sorprendió en su momento: aquella Celebración alemana con la que empezamos a oír hablar de un movimiento llamado Dogma. Magüi, que tiene el arrojo de una veinteañera en su cuerpo sabio de más de setenta, ha convertido el original en una pieza estremecedora, de esas que remueven las entrañas de cualquier espectador y que provoca que salgamos a la calle, después de verla, con la sensación de haber sido partícipes de una especie de ritual laico, hermoso y al fin liberador.

Magüi, que tiene el arrojo de una veinteañera en su cuerpo sabio de más de setenta, ha convertido el original en una pieza estremecedora, de esas que remueven las entrañas de cualquier espectador y que provoca que salgamos a la calle, después de verla, con la sensación de haber sido partícipes de una especie de ritual laico, hermoso y al fin liberador.

Festen es el relato, a veces tragicómico, siempre hondamente dramático, de cómo la familia ha sido y es el contexto privilegiado para alumbrar y mantener el poder del patriarca que extiende sus dominios sobre sus posesiones, entre las que ocupan un lugar privilegiado la esposa domesticada y los descendientes vulnerables. En la celebración del 60 cumpleaños del señor de la casa estallan todos los silencios, se abren las heridas no cicatrizadas y, al fin, el hijo pisoteado se atreve a liberar todo el dolor que durante siglos lo ha convertido en un ser sin alas. Un dolor que escupe sobre el padre todopoderoso que no dudó en violarlo a él y a su hermana gemela una y otra vez cuando eran niños, con la complicidad de una esposa que, subordinada, siempre miró para otro lado y prefirió mantener intacto el orden familiar.
A través de una bellísima puesta en escena, en la que todo – vestuario, música, iluminación, movimientos – está puesto al servicio de una celebración que acaba siendo emancipadora, Magüi Mira nos coloca frente al espejo y nos muestra, con todo su crudeza, cómo las fauces del patriarca generan víctimas y cuán necesario es que empecemos a rebelarnos contra ellas. Un patriarca que posee a su esposa y a sus hijos e hijas como quien posee tierras y a los que somete a la ceremonia cruel de sus deseos. El siempre sujeto, los demás objetos; él desde el dominio, los demás, incluidos los sirvientes, arrodillados ante su señor. Festen nos muestra, con toda la crudeza que supone ver muy cerca el rostro de los actores y de las actrices, cómo el poder del patriarca se ha erigido durante siglos sobre el control de los cuerpos de las mujeres y de los más débiles sometidos a sus designios. Es la misma regla que hoy en pleno siglo XXI sigue amparando violencias de tipo, desde la de género, que se alimenta del desmesurado amor romántico, a las que de tipo sexual convierten a las mujeres, y a algunos hombres, en esclavos del que tiene la última palabra. Todo ello ahora en alianza con un neoliberalismo que lo legitima todo en nombre de los deseos y la libertad.

Es la misma regla que hoy en pleno siglo XXI sigue amparando violencias de tipo, desde la de género, que se alimenta del desmesurado amor romántico, a las que de tipo sexual convierten a las mujeres, y a algunos hombres, en esclavos del que tiene la última palabra.

Uno de los mayores aciertos del montaje es que, pese a todo ese dolor que vemos expandirse desde la mesa familiar a los corazones de los espectadores, su final acaba siendo luminoso, blanco, esperanzador. Magüi apuesta por el triunfo de los vínculos amorosos de la vida frente a la omnipotencia del pater familias. Este acaba siendo expulsado, y con él la esposa sumisa, de un círculo en el que ya solo caben los besos y los cuerpos sin máscaras. Desnudos frente a la vida. Como recién nacidos a un nuevo orden en el que mujeres como Linda, la que hija que nos soportó no reconocerse como ser autónomo frente al espejo, abandonen las afueras y se alcen, victoriosas, sobre la mesa de unas familias en las que la jerarquía piramidal al fin haya sido sustituida por la horizontalidad de los y las iguales. 
PUBLICADO EN TRIBUNA FEMINISTA, 27-3-17:
http://www.tribunafeminista.org/2017/03/festen-desmontando-al-patriarca/
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«No tengo ganas de escribir»

Una de las cosas más difíciles de hacer en un blog, por lo menos para mí, es ser constante. Debido a mi trabajo, tiempo, inspiración, necesidad de tener un contenido hace que esto sea un poco complicado pero como se dice, cuando haces lo que te gusta, todo se hace más fácil. Pero los últimos días, con lo sucedido en el país, simplemente no me daba ganas de hacerlo. Tenía publicaciones programadas, un plan que seguir, pero simplemente no tenía ganas de hacerle click. La situación del país me

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Dulce Apocalipsis

Nunca habría imaginado que pasaría el último día de mi vida sola, desayunando chóped, ajo porro y agua del grifo. Asqueada, no puedo evitar pensar que hasta los asesinos más sanguinarios pueden escoger lo que quieren comer el día de su ejecución. Pero bueno, es todo lo que había en la nevera y claro, como […]

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La Chorimorfosis

No creo que pueda pedirse mucho más para ser un lunes por la tarde, pensó Gregorio Samsánez, concejal de Urbanismo, mientras dormitaba en su despacho. Ese día había recibido varios sobres de esos que tanto le gustaban y, en unos minutos, jugaba al pádel con un expresidente del gobierno. No quería llegar tarde, así que […]

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Las dos preguntas clave

Hace unos días que doy vueltas a muchos conceptos que tienen que ver con la búsqueda de El Elemento, nuestra pasión, lo que nos mueve, y se nos da bien, en lo que somos buenos. Buenos de verdad. Buenos que te cagas. Buenos que rebuenos. Hace días que doy vueltas a la gestión del cambio, […]

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Les dues preguntes clau…

Fa dies que dono voltes a molts conceptes que tenen a veure amb la recerca de L’Element, la nostra passió, allò que ens mou, i se’ns dóna bé, en allò que som bons. Bons de veritat. Bons que t’hi cagues. Bons que rebons. Fa dies que dono voltes a la gestió del canvi, i la […]

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¿Nos pasamos de positivos? Los límites del optimismo y el positivismo | Vídeo

Ser positivo y optimista, en principio, es algo que suena muy bien. Al menos, mejor que ser una persona negativa y pesimista, que sólo ve el lado malo de las cosas. Pero sucede como en muchas otras cosas, que si nos pasamos al final puede acabar volviéndose en nuestra contra. La “psicología positiva” es una rama …

El artículo ¿Nos pasamos de positivos? Los límites del optimismo y el positivismo | Vídeo se publicó originalmente en Psicólogo Valencia, Alberto Soler · Consulta y psicoterapia Online.

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CPSN: RAPIDITO

CPSN: RAPIDITO

Ya tocaba empezar a revelar nuestros planes maléficos para el Salón del Cómic de Barcelona, que empieza ESTE JUEVES y en el que tendré stand un año más junto a Joan Tretze. ¡Tenemos 100 BARAJAS del juego “¡LE METO, MÁSTER” preparadas! Podéis echarle un ojo al juego descargando las reglas GRATIS.

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“¡LE METO, MÁSTER!” Un juego de cartas rolero

“¡Todo listo para la partida de rol! El Máster ha preparado a conciencia su campaña de Hechizos&Hostias, y los jugadores están ansiosos por hacerse con los deseados Peequis. ¿Quién conseguirá Peequis suficientes para subir de nivel?” Pues sí, ¡El sistema D13 y Las Crónicas PSN unen fuerzas una vez más para sacaros la pasta durante […]

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Bebés ahumados

Siempre parto de que nadie nace sabiendo ser padre, que es algo que se aprende siendo. También parto de la premisa de que no me gusta decirle a nadie como debe o que debe hacer con sus hijos.

Pero a veces veo cosas, a veces veo cosas que me sorprenden, que me enfadan, que me sorprenden. Y aunque estuve tentado de acercarme a decir algo, opté por no hacerlo, no sé si para bien o para mal…

Es fácil cometer errores, yo soy el primero que se equivoca, pero hay cosas que son de sentido común. No ya de un padre o de una madre, si no de cualquier persona, y aunque hay gente que no se da cuenta o simplemente le da igual, hay cosas que claman al cielo, y no puedes evitar llevarte las manos a la cabeza.

Muchas veces veo padres fumando a la puerta del colegio, cuando debe estar a más de 50 metros de uno para poder fumar, gente que fuma en el ascensor, etc.

Pero lo que vi el otro día me sorprendió, y mucho. Toda la semana pasada han sido las fiestas en Castellón, las calles llenas de gente a todas horas, las terrazas de todos los bares, cafeterías, etc llenas.

En una de las terrazas había una pareja con un bebé. La madre sentada en un taburete fumando, y el padre con el bebé en una mochila (da igual el tipo). En eso la madre exhala la calada de humo que va directa a su bebé. Ni un gesto por intentar apartar el humo, ni un gesto del padre por intentar apartar a su hijo de la trayectoria del humo.

Puede ser un descuido, pero ¿qué es cuando uno sigue fumando sin variar ni un centímetro la posición ni intentar variar la dirección del humo?

Aunque creo que lo que más me sorprendió, es que el bebé no hizo gestos raros, más allá de un parpadeo más rápido, pero ni tos ni nada de nada.

¿Creéis que exagero?

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Bebés ahumados

Siempre parto de que nadie nace sabiendo ser padre, que es algo que se aprende siendo. También parto de la premisa de que no me gusta decirle a nadie como debe o que debe hacer con sus hijos.

Pero a veces veo cosas, a veces veo cosas que me sorprenden, que me enfadan, que me sorprenden. Y aunque estuve tentado de acercarme a decir algo, opté por no hacerlo, no sé si para bien o para mal…

Es fácil cometer errores, yo soy el primero que se equivoca, pero hay cosas que son de sentido común. No ya de un padre o de una madre, si no de cualquier persona, y aunque hay gente que no se da cuenta o simplemente le da igual, hay cosas que claman al cielo, y no puedes evitar llevarte las manos a la cabeza.

Muchas veces veo padres fumando a la puerta del colegio, cuando debe estar a más de 50 metros de uno para poder fumar, gente que fuma en el ascensor, etc.

Pero lo que vi el otro día me sorprendió, y mucho. Toda la semana pasada han sido las fiestas en Castellón, las calles llenas de gente a todas horas, las terrazas de todos los bares, cafeterías, etc llenas.

En una de las terrazas había una pareja con un bebé. La madre sentada en un taburete fumando, y el padre con el bebé en una mochila (da igual el tipo). En ese la medra exhala la calada de humo que va directa a su bebé. Ni un gesto por intentar apartar el humo, ni un gesto del padre por intentar apartar a su hijo de la trayectoria del humo.

Puede ser un descuido, pero ¿qué es cuando uno sigue fumando sin variar ni un centímetro la posición ni intentar variar la dirección del humo?

Aunque creo que lo que más me sorprendió, es que el bebé no hizo gestos raros, más allá de un parpadeo más rápido, pero ni tos no nada de nada.

¿Creéis que exagero?

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Mis canciones compañeras de la vida…ahora en inglés (Parte 2)

Hace algunas semanas se me ocurrió hacer una lista de las canciones compañeras de mi vida, compañeras en español, hoy, luego de haberme trasladado a mi adolescencia/juventud, he decidido presentarles a mis compañeras en inglés (tampoco tienen un orden cronológico, y no todas son lentas, hay muchas que me emocionan por algún momento o circunstancia importante, aún así, todas me ponen los pelos de puuuunta).LOSING MY RELIGION – REM …that’s me in the corner, that’s me in the spotlight losing my

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